Washington, (EFE).- Más de 26 millones de personas podrían caer en la extrema pobreza en América Latina si no se toman medidas para paliar los altos precios de los alimentos, alertó hoy el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Según un estudio del BID, que ha analizado el impacto de la crisis en 19 países, las familias de bajos ingresos pueden descender a la extrema pobreza si los altos precios de productos agrícolas como el trigo, el arroz y la soja permanecen tan altos, y los países no logran aumentar su producción.
La extrema pobreza está definida como la supervivencia con menos de un dólar al día.
El BID advirtió además a los países de América Latina y el Caribe que deben fortalecer sus programas sociales para aliviar el impacto de estos altos precios entre los 71 millones de pobres que hay en la región.
De no hacerlo la situación podría recrudecerse en países como Chile, donde la pobreza podría aumentar del 12,3 por ciento del total de la población al 17,2 por ciento, o en México, donde podría aumentar un tercio y pasar del 20,6 al 27,5 por ciento.
Según el BID, las familias pobres gastan la mayor parte de sus ingresos en alimentos y no tienen el ahorro suficiente como para enfrentar el costo creciente de los artículos de primera necesidad.
Por ello advierte de que si no están disponibles otras opciones, el incremento de los precios puede obligar a las familias a reducir la ingestión de alimentos.
"Los avances recientes en nutrición y educación pueden ponerse en peligro si los precios de los alimentos permanecen altos", indicó Suzanne Duryea, directora del estudio.
El precio mundial de los alimentos en la región creció un promedio del 68 por ciento entre enero de 2006 y marzo de este año. El alza ha sido especialmente aguda en algunos productos básicos como el maíz y el trigo, cuyos precios se duplicaron, recuerda el BID.
Para enfrentar la crisis, los Gobiernos están tomando medidas que incluyen el control de precios, subsidios, restricciones a las exportaciones y distribución de alimentos.
Pero según Duryea, esas políticas han sido poco efectivas en otras ocasiones porque benefician a los hogares que no las necesitan y limitan los incentivos para incrementar el abastecimiento de alimentos.
La mejor política, según el BID, sería aumentar la transferencia de dinero en efectivo a los pobres para permitir a los hogares ajustar su dieta a los precios relativos y no limitar el ingreso de aquellos que proveen alimentos a los más necesitados.
Además, "a largo plazo, estas transferencias ofrecen los incentivos correctos a los productores de alimentos para aumentar su producción", dijo.
Según los cálculos de la institución, para cumplir este objetivo el país que mayor esfuerzo tendría que hacer sería Haití, que necesitaría transferir a los pobres el 12 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB) para que puedan mantener los mismos niveles de consumo anteriores a la crisis.
Perú necesitaría transferir el 4,4 por ciento de su PIB y Nicaragua el 3,7 por ciento. El resto de países tendrían que destinar una cantidad cercana al dos por ciento del PIB.
Algunos países como México, Honduras y Jamaica ya comenzaron a trabajar con el BID para desarrollar planes de producción y mejora en la logística de la distribución de alimentos para abaratar costes.