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domingo, 31 de mayo de 2015

El reparto alegre, perverso y corrupto del Estado por el gobernante PLD

Otra vez venció el Estado, con reparto antidemocrático
 Escrito por: Juan Bolivar Díaz

República Dominicana.- El pacto que salvó la unidad del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) no tiene precedente en cuanto a reparto del Estado por una cúpula directiva al implicar no solo la repostulación del presidente Danilo Medina.

Aunque desde el principio se vaticinaba que los peledeístas no se dividirían y predominaría el poder presidencial, fue sorprendente la forma en que Leonel Fernández fue humillado y obligado a capitular, al tercer día de haber plantado pelea con un discurso de confrontación, pero los danilistas lograron derribarlo como se habían propuesto.

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Un dramático desenlace

Aunque siempre se esperó que el poder presidencial y el “camino más seguro” de la repostulación del presidente Danilo Medina predominarían sobre los afanes del expresidente Leonel Fernández por volver al Gobierno, fue dramático el desenlace de la confrontación, después que el gran líder de las últimas dos décadas plantara pelea frontal con su discurso del lunes 25 de mayo, transmitido por casi toda la televisión y la radio.


Leonel cantó como un gallo, proclamándose guardián de la Constitución, que a su juicio no podía reformarse para posibilitar la repostulación y posible reelección de Medina, sin que la convocatoria fuera aprobada por los dos tercios de las leyes orgánicas y sin un referendo aprobatorio, para huir como gallina antes que transcurrieran tres días, forzado hasta por muchos de sus más cercanos seguidores.

El discurso del lunes auguraba una prolongación de la confrontación, que no es solo por la candidatura presidencial, sino también por el liderazgo definitivo entre los dos peledeístas que han ejercido el poder en ya casi 15 de los últimos 19 años. Se presentó un Leonel furibundo, en actitud de pelea, denunciando a Danilo como un hipócrita que no se atreve a decir lo que piensa.

Tras analizar el proyecto de reforma constitucional ya en manos del Congreso, Leonel lo calificó de “sumamente peligroso para el porvenir de nuestro pueblo” y que sería “nefasto y catastrófico”, llegando a advertir la posibilidad de que abriera las puertas para la reelección indefinida, al extremo de que “Así tendríamos el Trujillo del siglo XXI, que vendría a cercenar nuestras libertades, a mutilar nuestra dignidad y a truncar nuestro porvenir como pueblo”.

El desplome del león

El radical discurso de Leonel marcó su abrupto desplome, pues acabó de convencer a la mayoría peledeísta de que corrían el riesgo de la división y la pérdida de los privilegios de que han disfrutado con un sistema de reparto y corrupción sin precedente.


Figuras del leonelismo fueron clave para la capitulación del líder, algunos con razones muy convincentes para no correr riesgos, como el senador Félix Bautista, símbolo perseguido de la corrupción del PLD, a quien se atribuye la iniciativa de la transacción convenciendo a su jefe político de que no había alternativa.

En la opinión pública no hubo piedad con los planteamientos de quien se pintó sin ambiciones, cuando intentaba un cuarto período de Gobierno zarandeado por graves acusaciones de corrupción, y hasta de financiamiento del narcotráfico, con obvio rechazo de los poderes fácticos más cómodos ahora con Danilo.


Ya su multitud de voceríos y escribidores habían dado el salto al danilismo para preservar sus privilegios, y varios de los principales llegaron a acosarlo. La publicación de una encuesta Penn/Schoen realizada dos semanas antes disparó al máximo las alarmas cuando indicó que Luis Abinader, el candidato del Partido Revolucionario Moderno, ganaría a Leonel en una segunda vuelta en el 2016.


Ya en minoría en los organismos directivos, sobre todo en el poderoso Comité Político, y en el Senado, le quedaba una proporción de los diputados que impedían la reforma constitucional, los que empezaron a ser atraídos por el poder del Estado.

El martes trascendió entre los legisladores que se ofrecían de 7 a 10 millones de pesos y respaldo para repostulaciones y financiamiento de campañas.

Leonel quedó casi solo, refugiado en el extremismo de “Los Vincho”, vencido por el Estado, por el que ahora reparte los sobrecitos, que en el sistema en que fundó su liderazgo, es el que predomina.

Los danilistas se propusieron derribarlo, y lo lograron. Le arrebataron la antorcha al Leonidas y al Moisés del Siglo XXI, que llegó a compararse con Buda y Jesucristo.

Desastre institucional

El pacto implicó la sepultura de los mecanismos democráticos en el principal partido del país, que mantiene una precaria unidad, con agravios y malquerencias entre los dos grupos del reparto, lo que determina mutua desconfianza y peligros.

 Los líderes no se juntaron y muy simbólicamente cada grupo lo firmó por separado, uno en el Palacio Nacional y el otro en la costosa Fundación Global.

 Falta precisar si incluye la composición de las altas cortes en manos de Leonel, de las que seguirá dependiendo que no le caiga un proceso judicial y que condenen o absuelvan a sus alcancías Félix Bautista y Víctor Díaz Rúa, pendientes de decisiones en la Suprema Corte. Pronto se podrá saber si el pacto es también de impunidad. Que prosiga el aplastamiento de Leonel, en aras del nuevo líder, debe descartarse hasta que pasen las próximas elecciones, porque implicaría al presidente, al secretario de Organización y al Tesorero del PLD. Alguna promesa de garantía de impunidad habrá merecido el papel protagónico del multimillonario Félix Bautista en el acuerdo.

El costo económico, democrático e institucional de la reelección apenas comienza y de inmediato cobrará en los partidos de oposición para obtener la veintena de votos que faltan para aprobar la reforma constitucional. Se da por hecho que los lograrán entre los 9 diputados reformistas, ya sus dos senadores la aprobaron, y entre unos 44 que son la fortaleza de ese extraordinario empresario de la política que es Miguel Vargas. Se adelanta que, para no vaciarse, dejará en libertad de votar a sus partidarios, aunque lo único que él reivindica de su pacto personal con Leonel Fernández para viabilizar la Constitución del 2010, aparte de representación minoritaria en las altas cortes, es haber reivindicado la prohibición de la reelección presidencial consecutiva.

Desafío para la oposición

La colaboración de los legisladores para una reforma constitucional se puede obtener mediante el voto positivo y con la ausencia, y en último caso con la abstención. No se descarta que incluya algunos de los diputados del PRM, como advertencia de que no son inmunes al poder del Estado, los cuales serían expulsados, según se ratificó el viernes.

Mientras se consuma la reforma constitucional, el presidente Medina sigue el patrón del silencio que caracterizó a Balaguer y a Leonel en coyunturas similares, sin explicar propósitos ni objetivos, lo que podría afectar su alto nivel de aprobación tras ratificar lo que siempre se ha hecho desde la presidencia de la República. Cuenta con la adolescencia democrática nacional, aunque hay quienes se aferran a los sacudimientos políticos que se vienen produciendo en la democracia hispanoamericana.

El desafío es para lo que quede de oposición, particularmente para el PRM y su candidato Abinader, que han emergido como principal alternativa y plantean una Convergencia opositora, para el ascendente Guillermo Moreno y el liderazgo de partidos y de grupos sociales alternativos, que confrontan la corporación que monopoliza el poder.

Un impúdico reparto

Los peledeístas pueden, una vez más, celebrar su capacidad para defender su poder, pero esta vez no solo a costa de quien encarnó sus éxitos y prosperidad colectiva, sino también sepultando los principios democráticos y constitucionales básicos, la Ley Electoral y sus propios estatutos, cuando 35 personas deciden y pactan la repostulación no solo del Presidente (se dice que también de la vicepresidenta y esposa de Leonel), sino también de los senadores y diputados, y sus respectivos bufetes directivos, de los alcaldes y directores de los municipios y distritos municipales de todo el país.

Los actuales miembros del Comité Central, que ya se autoprolongaron en el 2012 y que el año próximo debían someterse al escrutinio de sus bases, reciben una nueva prórroga hasta el 2020, ya que se pactó aplazar el Congreso del PLD para finales de ese año.

El sanedrín peledeísta no solo dispuso modificar ahora la Constitución para posibilitar la repostulación de Danilo Medina, sino que se comprometió a “iniciar oportunamente” otra reforma para “blindar la Constitución”.

El pacto sepulta las aspiraciones de miles de peledeístas que ya habían iniciado campañas buscando las 4,200 candidaturas a disputarse el año próximo, muchos de los cuales han derrochado millones de pesos.


Por la unidad partidaria tendrán que resignarse a una promesa o al mantenimiento de cargos gubernamentales, si no quieren terminar como regidores y vocales municipales, que son más de dos tercios de los cargos electivos.na, sino también de los legisladores, alcaldes y dirigentes partidistas, dejando atrás principios democráticos y constitucionales.

martes, 5 de mayo de 2015

Cocos cocolos cocales. Escrito por: Federico Henríquez Gratereaux

La diferencia entre cocolos y haitianos es cultural; incluye hábitos, costumbres, vestidos, comidas, música, manifestaciones religiosas.

Escrito por:   Federico Henríquez Gratereaux. henriquezcaolo[@]hotmail.com

República Dominicana.- Manuel del Cabral escribió: “Cantan los cocolos bajo los cocales”. Es el primer verso del poema “Aire negro”. En la tercera estrofa dice: “Las cocolas cantan cánticos calientes,/ cantos que retuercen vientres de alquitrán,/ y entre sus corpiños tiemblan cocos negros/ que a los cocolitos vida blanca dan/”. ¿Cuál es la causa de que los cocolos hayan sido tan bien recibidos en la República Dominicana? Estos emigrantes de las Antillas inglesas vinieron a trabajar en ingenios propiedad de extranjeros de habla inglesa. Muchos de ellos no eran trabajadores agrícolas, no laboraban en campos de caña, sino en las factorías; eran trabajadores fabriles, algunos especializados en artes mecánicas.

Tenían, pues, un rango superior al de los trabajadores haitianos contratados para el corte y tiro de la caña. Estos cocolos edificaban iglesias y organizaban coros para cantar música sacra cristiana evangélica, esto es, lo que llaman canciones de “góspel”, música religiosa afroamericana. El vocablo “góspel”, deriva de la voz anglosajona “godspell”, que significa palabra buena. El contraste entre un haitiano animista y un cocolo cristianizado resultó demasiado visible en las zonas cañeras de nuestro país. El dominicano común consideraba a los cocolos más disciplinados laboralmente y de un trato mucho más amable. Los cocolos introdujeron comidas afroinglesas de las Antillas menores.

El famoso grupo folclórico de San Pedro de Macorís, llamado los “Guloyas”, procede de emigrantes negros de islas inglesas. Conocí personalmente a quien fuera cabeza de los “moomíes” durante muchos años. Su nombre era Teophilus Chilverton, alias “El Primo”. El argumento del baile descansa en un pasaje del Antiguo Testamento: la lucha de David y Goliat. En algún momento del baile, uno de los actores exclama en inglés: “Goliath is dead”, Goliat ha muerto. De la palabra Goliat viene el apelativo guloya.

Estos bailes no tienen nada que ver con “voudu”, ni magia, como es el caso de algunas danzas rituales de Haití. Los sacerdotes de los diversos cultos del panteón haitiano no tienen conexión con el enfrentamiento del joven David con el gigante filisteo. La diferencia entre cocolos y haitianos es cultural; incluye hábitos, costumbres, vestidos, comidas, música, manifestaciones religiosas. Unos y otros ligados al corte de la caña, ambas comunidades negras se distinguen netamente.

Federico Henríquez Gratereaux, autor del presente trabajo es un reconocido intelectual,  periodista y ensayista. Fue galardonado con el Premio Nacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña en 1979. Es miembro de la Academia Dominicana de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española; ha desempeñado los cargos de director de relaciones públicas de la Presidencia y Secretario de Estado sin Cartera. Fue director general del Periódico El Siglo desde 1997 hasta el cierre de ese diario en el año 2002. Ha publicado los siguientes libros:

La feria de las ideas (1984); Peña Batlle y la dominicanidad (1990). Un antillano en Israel (1995); Negros de mentira y blancos de verdad (1988); Cuando un gran estadista envejece (1995); La globalización avanza hacia el pasado (1995); La guerra civil en el corazón (1993); Un ciclón en una botella (1996); Empollar huevos históricos (2001); Disparatario (2002); Pecho y espalda (2003); Ubres de Novelastra, 2008.

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