Prólogo de Rafael Peralta
Romero
Freddy Gatón Arce: ante
todo, escritor
Cuando hablan o
escriben acerca de la
personalidad literaria de Freddy Gatón Arce, muchos se empeñan, hasta la ofuscación,
en llamarlo poeta, periodista, novelista, ensayista y abogado. Es cierto que obtuvo
título de doctor en derecho, pero yo
nunca lo llamaría abogado. Que haya sido
poeta –y de los buenos-, novelista y periodista dificulta, y resulta injusto,
por demás, citarlo por alguno de estos
roles.
No solo poeta,
no solo novelista, no solo ensayista, no solo periodista, Freddy Gatón Arce ha
sido un maestro de la palabra. Maestro de la palabra hay que llamarlo para
diferenciarlo del montón de quienes han
escrito o escribimos en cualquiera de los cuatro géneros mencionados. Prócer de
la palabra hay que denominarlo para
marcar su firmeza en la defensa de las ideas democráticas y la crítica
ante los abusos de los poderosos.
El nombre de
Gatón Arce no anda requerido de títulos
(doctor, profesor, director…) ni de oficios en demasía, a mí me basta con
mencionarlo con la palabra escritor, que representa una suma de aptitudes que
permiten a una persona un adecuado
desempeño - profesional, no
aficionado- en la composición de textos de la índole que fueren.
(Foto de Rafael Peralta Romero, periodista, novelista, cuentista,
recientemente juramentado como miembro de número de la Academia de la Lengua,
autor del presente prólogo del libro Freddy Gatón Arce vuela en arcoíris de
palabras.
Hay una vieja
polémica sobre la relación periodismo-literatura. Los autores literarios miran
con cierto menosprecio al periodista, considerado un escritor menor y temporal.
Pero los periodistas hacen mofas de los poetas y pretenden descalificarlos para
el ejercicio en las salas de redacción.
Ni una situación ni la otra podía darse con FGA, pues supo desempeñar
ambos roles, ya separando una función de otra, ya combinando ambos ingredientes en el mismo
recipiente.
El origen del periodismo está en la literatura, y en consecuencia, el periodismo
primitivo se escribió con criterio literario. ¿Qué es lo común entre periodismo
y literatura? Ambos son formas de comunicación que tienen como instrumento
expresivo el idioma. La comunicación es un tronco. El periodismo es una gran rama y la literatura otra inmensa rama.
Freddy Gatón
Arce puso un poco de poesía, en adición a los ingredientes comunes del periodismo, que son los hechos. Disolvió en medida justa y oportuna ese ingrediente, como se le coloca vainilla a ciertos
dulces o nuez moscada al café.
(Foto del
periodista, ensayista, poeta, historiador,
conferencista, panegirista y filósofo, Enrique Cabrera Vásquez
(Mellizo), autor del presente libro.
De ahí que
Enrique A. Cabrera Vásquez, poeta y periodista, por demás petromacorisano como
FGA, haya emprendido la valiosa tarea de
escribir el ensayo “Freddy Gatón Arce vuela en arcoíris de palabras”, con el
que se ha propuesto contribuir al conocimiento
de la calidad de este gran
escritor, de cuya obra, sobre todo la periodística, considera no ha sido justamente valorada.
“Freddy Gatón
Arce fue multifacético en su activismo social y cultural y la entrega a causa
noble y altruista. No desmayó en ese
ejercicio, lo asumió como un sacerdocio sin sopesar las consecuencias. Fue un
ciudadano transparente y un periodista limpio y ejemplar. Es más, considero que
su obra periodística no ha sido bien valorada y estimada, pues su afán en esa
dirección fue altamente significativo”. (pág. 78).
Gatón fue
director de la revista Poesía Sorprendida, en torno a la cual se
aglutinaron importantes poetas dominicanos en la primera mitad del siglo XX, pero la máxima expresión de su labor como periodista
ocurrió en su período de ocho años como primer director del diario El Nacional,
fundado en 1966, en los albores de la fatídica era de los doce años que
presidiera el doctor Joaquín Balaguer.
FGA es fiel a su pensamiento, a su perenne
apego hacia la luz y a diferencia de la Poseía Sorprendida, la revista poética
que él dirigió en la década de los 40, donde se decía en forma simbólica lo que
no convenía expresarse explícitamente, en sus editoriales de El Nacional
hizo una poesía directa, llana y más temporal, pero fiel al buen uso de la
palabra y a sus sentimientos.
La fidelidad es un requisito para el
periodista y también para un literato, lo contrario es la falsedad, la cual es inadmisible cuando se trata de hechos
reales, en el periodismo, y también cuando se manejan situaciones ficticias
para crear bellezas, como en el arte literario.
Un buen periodista no puede ser indiferente a la literatura ni a la historia. Al fin y al cabo, periodismo es historia, historia inmediata, claro. Ambos entroncan
con la literatura en cuanto al uso de la lengua para informar o convencer.
Se entiende que
el periodismo no es para la producción consuetudinaria de poesía, pero los
escritos periodísticos de FGA revelan que el oficio de poeta lo acompañó para aderezar
mejor sus textos, teniendo como
características las palabras precisas,
el juicio certero y el argumento oportuno.
Me resulta
difícil hablar de Gatón Arce sin inmiscuirme con deliberada parsimonia en los
artículos y ensayos que publicara como opinión editorial de El Nacional. Por
fortuna, Cabrera Vásquez, en el presente
libro, traza una visión total de la personalidad literaria del autor de Vlía.
Para internarse en el cosmos poético de FGA, Mellizo Cabrera Vásquez hurga en el amplio espectro de las
múltiples corrientes y filosofías de la creación, expresadas a través de
movimientos y tendencias y se permite ubicar el gran poema gatoniano como
surrealista, aunque apunta que luego nuestro autor emigró hacia otras
corrientes poéticas.
“Vlía es un
texto alegórico de acentuada marca surrealista que lo situaría dentro de un
reducido círculo de autores…Quizá su timidez conocida lo llevó a expresarse con
acento interpretativo. No obstante, cabe apuntar, que para esa época llegaron
al país cientos de refugiados políticos españoles entre los cuales hubo hombres
vinculados a las letras, intelectuales, profesores universitarios y reconocidos
militantes culturales”. (pág.83).
Cabrera Vásquez destaca en Vlía un hecho revolucionario
trascendente, vista la mixtura de elementos sociales, locales y universales que
confluyen en el poema. Apunta que FGA
“Apoyaba su trabajo en la libertad métrica sin abandonar lo clásico, creando el
verso libre, no sujeto a medida ni rima, el verso blanco sujeto a medida, pero
no a rima y el versículo, sin número fijo de rima o de sílabas”.
La tercera
dimensión en torno a Gatón Arce (además de periodismo y poesía) que aborda
Cabrera es la novelística, fundamentado en las obras “La guerrillera Sila
Cuásar” y “La canción de la Hetera”: ”Una muestra de su capacidad para
incursionar en diferentes géneros”, sentencia Cabrera. A seguidas ofrece la
sinopsis de cada una.
“La primera novela –dice- fue publicada en
1991, narra la peripecia de una mujer que
desde su infancia enseñó cuál sería su camino, el de andar con rapidez
oliendo pólvora y sudando trajines de sangre”. Respecto a “La canción de la
“hetera”, publicada en 1992, afirma que “…robustece esa iniciación en el campo
novelesco. Sigue el mismo lineamiento epífano de la primera: concisión. No hay
desperdicio de espacio, todo está estructura dentro de un esquema escueto”.
(pág.57).
El libro de Cabrera Vásquez constituye un
justo homenaje a un preclaro escritor, quien amó la democracia y las libertades públicas con similar intensidad de su dedicación al
buen decir.
Constante en sus
editoriales: fue la persistente denuncia a la violación a la ley por parte de
funcionarios, exigencia para respeto a los derechos individuales, fue firme en la crítica, sereno en los
conflictos.
Hablaba de
muertes y atropellos locales, sin marginar la poesía ni el pensamiento de
hondura y trascendencia. FGA citaba
frases de poetas, refranes y proverbios y
en sus escritos editoriales destacaba los acontecimientos relativos al
arte y artistas: muerte de Walt Disney, lo mejor de los Estados Unidos para el
mundo; de Agustín Lara, “Los poetas, no
mueren, se ausentan, pero los buenos poetas ni siquiera se ausentan”, “Un
lacónico suceso”, cita a César Vallejo para comentar la muerte de Manolo
Tavárez.
Hay que ver la pieza
ensayística publicada el 18 de enero
de 1967 a propósito del centenario de la muerte de Rubén Darío.
“Darío
revitaliza la poesía española. En sus manos, los metros en desuso, las formas
tradicionales y nuevas calidades y combinaciones de la versificación adquieren
vida, resonancia y variedad singulares”. “Así de universal es Darío, y así de
universal quiere ser este homenaje”.
Cabrera ha
demostrado con este interesante ensayo que
Freddy Gatón Arce profesó fidelidad a las palabras y por igual a los buenos sentimientos. “Freddy Gatón Arce
vuela en arcoíris de palabras” es una
obra bien concebida y bien desarrollada y contribuirá a posicionar
en su justa dimensión a un escritor cabal que ejerció el arte de
escribir con los más elevados fines. Saludemos con razonable alborozo este
magnífico aporte de Enrique Cabrera Vásquez. ¡Enhorabuena!
Santo Domingo, 19
de agosto de 2019
Escrito por: Enrique Cabrera
Vásquez
“La nobleza del
oficio de escritor está en la resistencia a la opresión, y por lo tanto en
decir que sí a la soledad”. Albert Camus.
" Un
escritor busca una
manera de eternidad
no sólo para
sus palabras, lo
busca además para
lo que ha
escrito, para lo
que ha sentido,
siente y sentirá". José S. Revueltas Valle.
Lectura preliminar
(Preámbulo inductivo: la lectura de este
introito constituye una antesala
necesaria para valorar la
hondura de este ensayo biográfico
y su comprensión histórica en su aspecto literario, cultural, social y
humano. Quizás un antídoto contra cualquier trivialización resultante del egoísmo y
la mezquindad competitiva. En la introducción que sigue a esta nota abordamos
a vuelo de pájaro la crisis
cultural que actualmente afecta los escenarios
públicos así como la apropiación o apropiacionismo literario en la
influencia creativa de los autores; tema que nos proponemos ahondar con mayor amplitud en un próximo trabajo intelectual sobre este particular.
Introducción.- Crisis cultural y apropiación literaria.
San Pedro de
Macorís, 24-Sep-2018.- De manera intencional vengo introduciendo en cada ensayo o texto libresco que escribo elementos
atinentes que conduzca al lector a indagaciones reflexivas más allá de las
páginas en proceso de lectura. Mis escritos convertidos en libros tienen referencias externas por encima del tema
expuesto, por cuanto su contenido pretendo ilustrar y fortalecer lo abordado. Es un hecho ex
profeso.
Históricamente
ningún hecho particular puede desvincularse de una generalidad ambiental cuyo
recorrido y trayectoria social y cultural vincula o influye en actitudes y
comportamientos que sobrepasen el entorno del protagonista en cuestión, y que por
consiguientes, pudiesen constituir algún estilo educativo novedoso, además, pone de manifiesto las relaciones de influencias de determinados
autores y géneros literarios en la creación artístico cultural que se va
articulando en el proceso de construcción: casos de la poesía, la literatura o cualquier obra de
arte.
Cuando abordamos
cualquier recorrido biográfico de algún
personaje de la historia; esos hombres y mujeres cuyas sobresalientes
presencia social lo sitúa en un
escalafón relevante antes sus congéneres, considero oportuno fortalecer su
evaluación y juicio con algún pasaje interesante de hechos históricos cuya
mención o inclusión en el texto procesado pueda aportar algún valor agregado de
importancia al estudio o ponderación
dentro del análisis evolutivo del tema,
(ya lo hicimos en los libros
titulados Pedro Mir y René del Risco Bermúdez en la literatura dominicana, Jarvis levantado en la memoria y José Hazim
Azar, un emprendedor coronado en la
historia de San Pedro de Macorís).
(Fotos de portadas de los últimos libros de la autoría
del periodista Enrique Cabrera Vásquez y que menciona en esta texto alusivo
a Freddy Gaton Arce, para
documentar sus argumentos en relación a su estilo referencial que hace en cada
una de su obra).
Es el caso del presente trabajo de crítica literaria titulado, Freddy Gatón Arce vuela en arcoíris de palabras, quien fuera periodista, abogado, poeta e intelectual dominicano nacido en San Pedro de Macorís, figura que traspasó su entorno social y ejercicio profesional hasta descollar en un pluralizado ente público de sonada repercusión cultural y emocional; también hacemos este ilustrativo trayecto.
Todo personaje
de la historia camina por encima de su
ámbito, por cuanto hechos y situaciones que se le anteceden en algún momento
pudo haber tenido algún influjo intelectual, cultural,
literario, político e ideológico, en su forma de ver y entender el cuerpo de lo
ocurrido en la incubación de su creatividad cultural, como es el caso que
tratamos.
La acumulación
del conocimiento cultural e intelectual
está estrechamente conectada con la asiduidad en la lectura y la búsqueda
inquietante de la verdad, de conseguir las
respuestas más aproximadas en torno a la problemática planteada.
¿Acaso puede alguien al que se le presupone
cierto nivel de conocimiento cultural desdeñar la
ascendencia cultural y emocional que tuvo la obra de Homero más allá de su
época, escrita en el siglo VIII a. C.
en la constelaciones de escritores y poetas que le sucedieron?
La fuerza
penetrante del pensamiento cultural y literario griego tuvo un fuerte
magnetismo atrayente que a pesar de ser conquistado por el adversario romano supo
transmitir sus valores humanitarios al
grado de helenizar la civilización de
aquella poderosa nación imperial. Grecia se convirtió en el pilar histórico de la cultura occidental y referencia del
desarrollo de las artes, la filosofía,
la política y la ciencia en contraposición a creencias
fundamentadas en mitos y percepciones misteriosas. “Los romanos estuvieron fuertemente influidos
por la cultura, la religión y la filosofía griega que asumieron como propias y
expandieron por toda Europa”.
Hasta los Juegos Olímpicos iniciados por ellos
fue asumido por occidente con paternidad deportiva seguida. Bajo su modelo la poesía ha tenido una función de motivación
emocional, humana y social donde el
dolor, la angustia, el despotismo, los anhelos y frustraciones humanas y la lucha por causas redentoras de los oprimidos ha tenido
el más potente sonido de sensibilidad en la conciencia de los hombres.
¿Qué hubiese sido de la poesía, la filosofía,
la ética y hasta los deportes si Grecia
no hubiese tenido esa caterva de ilustrados y forjadores del pensamiento
humano?
¿Qué hubiese
sido de las artes plásticas y la arquitectura si Roma
no nos hubiese dado la fantasía creativa de Miguel Ángel Buonarroti, Leonardo
da Vinci y Sandro Botticelli?.
¿Qué hubiese
sido del nacimiento, desarrollo e inspiración en la creatividad
de la américa hispánica si la
Madre Patria no hubiese tenido su Siglo de Oro productor de un "boom literario de irrepetible
calidad" en el que surgió la magia y el ingenio artístico de Diego Velázquez, Francisco de Goya, Murillo, Zurbarán, Valdés Leal; época
que sirvió de base, inspiración e
influencia de lo que sería el descollo del talento en la literatura dominicana?
¿Qué hubiese
sido del mundo de hoy sin los cambios cualitativos que produjo ese movimiento cultural,
económico y político iniciado en Italia
y que se extendió por toda Europa durante los siglos XV y XV1 conocido como el
nombre conceptual del Renacimiento?.
Jamás podemos
sacar de nuestra memoria cultural aquellas obras de la antigüedad. Clásicos como La divina comedia, del italiano Dante
Alighieri, "obra clave del Renacimiento"; ni la Ilíada y la Odisea,
de Homero, considerado el más grande
poeta de la literatura griega; ni la
Eneida, del romano Virgilio, quien
en su agonía de muerte pidió
fuera destruida al entender que no había
logrado en esa obra la perfección como era su deseo.
Toda la
grandeza de Sócrates, Platón,
Aristóteles, Eurípides, Sófocles, Esquilo, Aristófanes, Petrarca, Alfonso X el Sabio, Carcilaso de la Vega,
Góngora, Petronio, Boccaccio, Quevedo,
Cervantes, Lope de Vega, se inspiró en la apropiación del conocimiento que le
precedió.
Las renombradas
figuras de la intelectualidad griega y romana
tuvieron en las civilizaciones que se
desarrollaron a orillas de los ríos Tigris,
Éufrates, y Nilo, en Asia y África,
fuentes de inspiración nutricionales de
su saber. Egipto se convirtió en la concurrencia de
civilización y cultura que ambos pueblos supieron adoptar, modificar,
agregar y actualizar al acervo de su profunda sabiduría y cultura social. Cuando el
historiador griego Heródoto llegó a esa
civilización milenaria buscando datos e información para la compilación
histórica de las guerras médicas se encontró con una cultural social que superaba ampliamente la de Grecia.
Egipto
hipnotizaba a todos el que llegaba a sus tierras por sus monumentos faraónicos,
su devoción religiosa y sapiencias de sus hombres cultos. Los griegos
maravillados recurrieron a imitar su mitología, divinidades y rituales
creencias politeístas, que también influyó en la romana.
Los egipcios a
su vez se apropiaron del aporte de la civilización sumeria (3.000-2.350 a.C.), -del
periodo neolítico-, considerada la primera civilización urbana de la humanidad,
así como la de acadio y semita. De los primeros reprodujeron su panteón
religioso. “La humanidad le debe a los sumerios un enorme conjunto de avances
que significaron una gran transformación en todos los aspectos de la vida. Quizá
los más importantes fueron la invención de la rueda en torno al año 3,500 a.C.
y la escritura cuneiforme en torno al
año 3,300 a.C. pero no debemos olvidar que fueron los precursores de las
primeras ciudades (Umma, Uruk, Ur, Eridu, Nipur, Kish y Lagash entre otras).
Los sumerios nos dejaron las primeras leyes escritas; inventaron el sistema sexagesimal, pioneros
de la medicina; de las construcciones con ladrillos de adobe y los arcos
arquitectónicos." Además.
"Las ciudades Sumerias eran ciudades estado, tenían un Rey, que a
su vez era sumo sacerdote, hablaban en un idioma llamado: ENKI. Desde muy
temprano poseían leyes y las comenzaron a escribir. Tenían una economía fuerte y organizada
en agricultura, ganadería: Domesticación
de animales (camellos, caprios, vacunos, aves) Bancos: Préstamos, depósitos
(Zigurats)."
El poema sumerio de Gilgamesh sirvió de base cultural
en la posterior confección de “La Ilíada” y “La Eneida”, y en las obras famosas que aparecieron en la Edad Media, verbigracia: “La Divina Comedia”
de Dante, “ La Summa Teológica” de Tomás de Aquino, “El Cantar de los
Nibelungos”, de Richard Wagner “Los
viajes de Marco Polo”, “El Cantar de Mío Cid”, atribuido a Per Abbat, “El
Libro del Buen Amor” conocido también como del Arcipreste o libro de los
cantares, de Juan Ruiz; “Las Coplas” de Jorge Manrique o “La Celestina”, de Fernando
de Rojas. Todo ese arsenal literario tuvo su desarrollo en la apropiación o
apropiacionismo con la singularidad de que sus
autores tuvieron la capacidad de adaptar, innovar, actualizar,
enriquecer, y revolucionar su contenido desde su peculiaridad particular brindándole a la humanidad obras de una
originalidad sin igual.
"Las
tendencias literarias, derivadas del pensamiento renacentista, que se
difundieron en España durante la primera mitad del siglo de oro, no tuvieron
realmente cohesión y fuerza ideológicas hasta finales del siglo XV1, cuando fueron
asimilándose a la psicología nacional y aparecieron los grandes renovadores de
los géneros literarios: Cervantes, Lope de Vega, Quevedo y Góngora, a los
cuales no es difícil asignar los restantes valores de la literatura española
durante los reinados de los tres Felipes de Austria, cuyo centro de esplendor
es próximamente el año 1600", tomado del libro versión pdf: Una Guerra
Literaria del Siglo de Oro, de Joaquín de Entrambasaguas Peña.
Ha sido
desde esa continuidad de apropiación o apropiacionismo asimilativo
cultivando el contenido artístico de la escritura cuneiforme y pictográfica, y las creaciones culturales de semitas, sumerios,
acadios, asirios, caldeos, persas, que
egipcios, griegos y romanos, produjeron en su interior innovaciones
revolucionarias que lo situaron en una
admirable altura cultural y literaria histórica. Incluso hasta de China y La India recogieron y heredaron valiosos
aportes de su cultura y variada civilización milenaria.
Los chinos que escribieron sobre la seda y bambú, el “Tao Te Ching”, de Lao Tse, escrito en el
siglo IV a. C. que Inventaron el papel
hacia el año 205 después de C, y se
afirma que hasta inventaron la imprenta
entre los años de 1041 y 1048.
Mientras que en La India se produjeron los
extensos poemas sánscritos de características épico-mitológico conocidos como “Mahabarata”, “Ramayana”, y “Baideheesha
Bilasha”, escritos sobre hojas de palma.
Todo ese talento
inmenso entregado en creaciones sensacionales se ha transmitido como sinergia en la visión de los que desde el pináculo de
su propia originalidad le han dado continuidad a la cultura escrita y al arte pictórico, de los genios artísticos ya
mencionado.
El escritor y
poeta estadounidense Henry Charles
Bukowski, nacido en Alemania, tuvo en Tolstoi, Gorki, Dostoievski, y Hemingway, las fuentes
primarias de su inspiración. Se apropió de sus lecturas para trascender como un
escritor con signo original.
Esa tendencia cultural adherente hacia el apropiacionismo
se percibe en la segunda carta del
escritor y poeta checo Rainer María
Rilke, señalado como uno de los poetas más importantes en lengua alemán y de la literatura universal, al
joven cadete Franz Xaver Kappus,
quien aspiraba convertirse en
poeta. El carismático autor de Historias
del buen Dios (1904), Libro de horas (1905), el Libro de las imágenes
(1902-1906), Los cuadernos de Malte Laurids Brigge (1910), La canción de amor y muerte) (1912), Las
Elegías de Duino (1923), los Sonetos a Orfeo (1923), y Carta a un joven poeta (
1929), que recoge las epístola que respondía al mencionado cadete; le
recomienda sin egoísmo a su admirador y aspirante a poeta que se recluyese en la lectura de La Biblia, los libros del
escritor danés Jens Peter Jacobsen y las esculturas de Auguste Rodin, por el
cual Rilke sentía una simpatía fascinante.
Es necesario
apreciar la influencia que tuvo la lectura apasionada de novelas de caballería
en el período medieval en el español Miguel de Cervantes Saavedra, novelista,
poeta, dramaturgo y soldado, de cuya inspiración partió su apropiacionismo literario para la construcción
de su famosa obra “Don Quijote de la Mancha”. "La literatura, por otra parte, exige por
tradición un respaldo sustentable: "El Ingenioso Caballero de la Figura
Hidalga" no habría podido escribirse si no hubieran existido antes los
Libros de Caballerías. Un texto literario no puede estimarse de forma inmanente
y autónoma, sino como consecuencia de otros textos: intertextualidad".
En la Gesta de
Beowulf, un poema anónimo épico anglosajón, encontramos en medio de su
estructura intercalo de versos de la
Eneida de Virgilio, notándose la influencia de ese autor en la composición de Finnsburh. El
apropiacionismo literario se da continuamente, es resultado del vasto acopio de
la lectura intelectual.
(Foto del escritor
Jimmy Sierra, autor del
libro Idolatría, referenciado en este
trabajo como ejemplo de la apropiación o apropiacionismo literaria y cultural).
Ese apropiacionismo o apropiación en la
literatura en el pensamiento intelectual
lo encontramos en el libro del
amigo Jimmy Sierra, titulado Idolatría,
con una extensión de 392 páginas, en el mismo
encontramos retrospecciones que nos refrescan y retroalimentan al aludir
obras de Pitaco, del brasileño
Guilherme, anécdota bíblica de Salomón,
alusiones fragmentaria de Bertolt Brecht, del Éxodo del pueblo judío, del
recorrido del hebreo Moisés, del
“Quijote” de Cervantes, el poema “Compadre Mon” de Manuel del Cabral, citas de los siete
sabios de Grecia, referencias de una
novela de Voltaire, de Heráclito, de
Nietzsche, Sófocles, Lope de Vega, poema de Walt Whitman, el dramaturgo español
Alejandro Casona, y de obras de los escritores
criollo Lipe Collado, Santiago Estrella Veloz; Juan Bosch, Pablo Neruda, Carlos Dobal Márquez. Nos menciona al clásico
francés Honorato de Balzac, al
mexicano Juan Rulfo, a la
dominicana Aida Cartagena Portalatín, al poeta húngaro Imre Madach, a los
historiadores criollos Emilio Cordero
Michel y Emilio Rodríguez Demorizi,
entre otros varios autores, con lo cual
tiende a refrescar su obra y a llevar al ánimo del lector por rutas
superior al texto en lectura.
Otro
indicio de apropiación o apropiacionismo literario lo podemos ver
en el escritor de fuste Tulio Manuel Cestero (1877--1935) conocido
por su obra cumbre "La
Sangre”. Su base intelectual partió del
arraigó de su lectura devota del
italiano D' Annunzio y la novelística
del francés Émile Zola. Una de su
obra, Hombres y piedras (1915), le fue
prologada por el famoso poeta
nicaragüense Rubén Darío.
A lo largo
de su rica producción este inquieto y
rebelde autor de sobresaltado activismo político desarrolló formas y estilos que contemporizaran con los géneros literarios proclives a su temperamento cultural. Su
condición de crítico literario mordaz lo
llevó a desarrollar un instinto
intelectual perspicaz destacado.
La influencia
que determinado autor o autores ejercen sobre un escritor tiende a convertirse en pieza enriquecedora
de su creación. El norteamericano Edgar Allan Poe y el novelista,
cuentista, y músico, alemán Eta Hoffman
tuvieron una presencia rutilante en la ironía poética del francés Charles Baudelaire
Esa apropiación
o apropiacionismo literario se palpa con amplitud en el pensamiento humanista representado en
el francés Montaigne, el inglés Tomás Moro y
el italiano Maquiavelo, entre
otros, cuyas premisas se
convirtieron en el preludio de las ideas ilustrativas y progresistas en
que se sustentó el desarrollo progresivo de la democracia.
Siempre hay un
antes que ejemplariza y traza las pautas, es la dialéctica de la continuidad
del conocimiento que mejora, eleva,
amplía y profundiza su calidad. Shakespeare,
Moliere y Corneille, transformaron la
dramaturgia dotándola de un mayor
colorido y alcance contrastante.
El Siglo de las
Luces (XV111) conmocionó la literatura. Quedó impreso en la historia por la honda
lucidez de sus autores. Desde la
contestación rebelde de sus propiciadores el espacio de las letras, la plástica
y la filosofía emergieron con desafío ruidoso. Su aparición revolucionaria
tuvo en la Iglesia su más férreo opositor.
Con temeridad resuelta se
dedicaron a transmitir en su producción cimera las preocupaciones sociales y
políticas de su tiempo. Sus voces denunciaron y enfrentaron el absolutismo imperante en Europa. Abrió la puerta de la conciencia que hizo posible la Revolución Francesa, (1789), La Comuna de París, (1871), la revolución mexicana, (1910), y la
Revolución Bolchevique, (1917). Con
estos acontecimientos históricos vinieron
postulados de principios universales
basados en el respeto a la condición humana.
La humanidad
patentizó en las lides políticas los Derechos Humanos como una conquista
universal de cardinales principios
innegociables. Bajo su influjo y motivación las palabras Libertad, Igualdad, Justicia, y
Democracia, resonaron con fuerza popular en el sentimiento de los expoliados y oprimidos. Se amplió el horizonte intelectual
y el mundo se interesó en la justicia
como reparación moral. La poesía actualizó su sonido musical para recoger la angustia de las víctimas del
sufrimiento. Todo ese contexto histórico influyó en la personalidad sensible de los
indignados.
Sobre el peso en
la conciencia literaria y cultural de
los abanderados de la poesía, el teatro, y toda manifestación
artística-literaria, se construyó un nuevo mundo intelectual cultivado en su
apropiación, en su lectura. Enriqueciendo con innovaciones y espíritu crítico
todo ese pasado esplendoroso cuyos moldes legamos con orgullo.
El mundo hispano
si bien fue influenciado por la intelectualidad europea, en especial la
procedente de España, Francia e Italia, tuvo en sus hombres y mujeres de letras
una iniciación genuina y vernácula de competencia calificada.
Nuestro
sensacional Pedro Henríquez Ureña, el
intelectual más alto que ha producido el país, nos enseña que en
el siglo XV111 se destacaron los
escritores "Tomás Rodríguez de
Sosa, Luis Jerónimo de Alcocer, fray Diego Martínez, Baltasar Fernández de
Castro, Tomasina de Leiva y Mosquera. Según
el bibliógrafo norteamericano Isaiah Thomas, entonces se introdujo la imprenta;
pero sólo se conocen impresos dominicanos posteriores".
Agrega el
filólogo dominicano. "En el siglo XV11 se distinguen Pedro Agustín Morell
de Santa Cruz (1694-1768), autor del primer bosquejo, escrito en rica prosa,
de Historia de la isla y Catedral de Cuba, donde fue obispo y tuvo valerosa
actitud, bien recordada ante los
ingleses que invadieron La Habana en 1762; el P. Antonio Sánchez Valverde
(1729-1790) que, en su tratado El predicador (Madrid, 1782) intenta corregir
los entonces frecuentes abusos de la oratoria sagrada (eran los tiempos de fray
Gerundio), y que en su Idea del valor de la isla Española (Madrid, 1785) aboga
en favor de su tierra, descuidada por la metrópolis; Jacobo de Villaurrutia
(1757-1833), polígrafo a quien interesaron
muchas de las grandes y de las pequeñas cuestiones humanas y la
situación de los obreros hasta el
progreso del teatro y de la prensa; sus
variadas publicaciones abarcan desde una selección de una novela inglesa de Frances Sheridan (Alcalá de
Henares, 1792); con Carlos María de Bustamante fundó el primer Diario de México
(1805)". Y que conste, que en el siglo XVI se comenzó a perfilar lo que sería la incursión del género poético
en la isla. Como lo fueron:
"Elegías de varones ilustres de Indias (1589), de Juan de Castellanos
(1522-1607); Discursos medicinales (obra inédita cuyo manuscrito se encuentra
en la Universidad de Salamanca), de Juan Méndez Nieto (1531-1616) y Silva de
poesía (obra también inédita depositada en la Biblioteca de la Real Academia de
Historia de Madrid), de Eugenio Salazar y Alarcón (1530-1602)".
De lo publicado
por Pedro Henríquez Ureña y los señalamientos al respecto expuesto por investigadores
en la materia, podemos colegir con
conocimiento literario e intelectual, que los
siglos XVI, XV11, y XV111
tuvieron una repercusión asombrosa en la
tendencia hacia las letras y el accionar culto en los hombres y mujeres de vocación libresca en nuestro país. La iniciativa, apertura y aporte en esos periodos históricos sirvieron de antesala y motivación continua en la vasta
producción que le siguieron en los distintos géneros literarios sucedidos.
Estudiarlos, escudriñarlos, valorarlos y entenderlos en su profundidad cultural
constituyó una pauta posterior en la
consecución de los objetivos y metas trazadas en la impronta de las letras
dominicana.
Sobre sus
pilares florecieron y se desarrollaron nuevas ideas más acorde y revolucionaria.
Moderna y de cambio que se han ido transformando a la par del ritmo del mundo
humano. Toda la historia de la humanidad está llena de saltos cualitativos en
procura del bien común. Del progreso de la sociedad. Las ideas innovadoras tienen un ingrediente
revolucionario mayormente si la misma se
identifica con los anhelos de los que padecen desigualdades y abusos.
El curso seguido
por la literatura dominicana ha sido zigzagueante. Su potencialidad
muestra algún prototipo de retrasos
venido del desenlace repetido de los gobiernos dictatoriales que hemos tenidos.
Superar la dependencia emocional del
largo tiempo de colonia y dominio español y europeo implicó un gran desprendimiento cultural y
emocional.
El entremés
del autodidacta Cristóbal de Llerena cuya
escenificación teatral contenía una sátira
irónica en torno al desenvolvimiento de la vida de la isla provocó la ira de
los poderes españoles que raudo lo deportaron hacía, Nueva Granada, hoy Colombia; su obra marcó el camino emprendido
desde entonces. Por su creación literaria se le considera, junto a Leonor de Ovando y la
poetisa Elvira de Mendoza, como los pioneros
en el que quehacer literario de la colonizada isla La Española.
Fue a partir de la creación del grupo socio
cultural Los Amantes de las Letras surgido
en los años 1853 y 1854 y con la motivación directa del
consagrado intelectual puertorriqueño
Eugenio María de Hostos que se acentuó la inclinación de una literatura con
ribetes independiente acompañado de un auge en su producción en la parte este de
nuestra isla.
Dentro de esa
asociación se encontraban Manuel de Jesús Galván, Francisco Javier Angulo Guridi, Manuel de
Jesús Heredia, Manuel Rodríguez Objío, José Gabriel García, y la
activa presencia de los exiliados españoles Javier Malagón, Vicente Llorens, Antonio Bernard, el
linotipista Fernando Toba y el pintor surrealista Eugenio Fernández Granell, entre otros.
En 1873 surgió la Sociedad Literaria La Juventud,
constituida jóvenes con vocación cultural, al igual que la Sociedad Amigos del
país, con el propósito de unificar a los
hombres cultos alrededor de un proyecto
con tendencia patriótica. Los años de 1868 a 1874 se caracterizaron por
una constante tensión política por los enfrentamientos entre los caudillos Pedro Santana, Manuel Jiménez, y Buenaventura Báez.
Nuevos aires
desconocido en el ambiente intelectual comenzaron a flotar. Sus obras recogían
esa mezcla de sincretismo cultural
proveniente de lo español, francés,
holandés, africanos, indígena y judío, que caracterizó el proceso de
conquista, ocupación y guerras tanto de nuestro territorio como del Caribe atlántico.
La poesía, la
novela y la línea editorial del ejercicio periodístico y la vida pública de Freddy Gaton Arce refleja
su gran preocupación social y humana universal. Se incubó
en esos postulados y transformaciones estremecedoras. El talento de su
obra se desarrolló partiendo de esos pilares heredados; de su identificación
con el pensamiento crítico de aquellos movimientos que traspasaron la frontera
de su tiempo y que hoy influyen en el pensamiento cultural, literario e intelectual.
A través de los
mismos pudo catalizar su descontento y rebeldía cualitativa sin ambages. Su obra intelectual es un
aporte certero a la calidad literaria y
un rechazo a lo trivial y frívolo que
surge en contraposición a lo
conceptual, profundo, diáfano y autentico.
Su coraza era su
propia personalidad libre de sospecha y dudas interesadas. En él habló la
conciencia de lo justo, la esperanza de los afligidos y se visualizó el horizonte de los confundidos, y apareció luz en el camino de los desesperados
e incrédulos de posibilidades. Porque como dijera el maestro Borges: “Somos nuestra memoria,
somos ese museo quimérico de formas cambiantes, ese montón de espejos
rotos". "Todo lo que nos sucede, incluso nuestras humillaciones,
nuestras desgracias, nuestras vergüenzas, todo nos es dado como materia prima,
como barro, para que podamos dar forma a nuestro arte".
Le herencia
culta de las letras ha entrado a un caos angustioso por el rumbo que en los últimos
tiempos ha tomado el acontecer cultural dentro y fuera del país. La disonancia e incoherencia con el legado
encontrado es ampliamente contradictorio y contratante. Los medios de comunicación radial, escrito y
televisado que fueron promotores de la
buena producción cultural y literaria se han distanciado de esa tarea educativa
e instructiva.
Hoy, con
honrosas excepciones, esos espacios se
han puesto en manos de la improvisación inculta e iletrada. Una rápida mirada
de su producción así lo demuestra. Por eso, al hablar o escribir un ensayo
biográfico de Freddy Gaton Arce, como de cualquier otro intelectual nativo o
extranjero de su categoría, podría ser hasta riesgoso y exponerse a recibir la
burla ante el predominio actual de
actitudes de mofa e indiferencia
hacia las personas de estudios.
Vivimos en medio
de la banalización de los atributos y el culto a los espectáculos ruidosos y
comunes. Lo estridente ha sustituido la calidad
del hecho cultural. Desde el
común del ciudadano se mira de manera
insignificante y peyorativa a los dotados de algún talento o conocimiento
culto. Se prefiere lo simple, lo
impreciso, lo sutil. Lo que no requiere
de preparación ni dedicación. El
ambiente de la diversión pura y simple acapara mayor atención que la puesta en
circulación de un libro, la escenificación de una obra de teatro, la
exhibición de pinturas artísticas de la
plástica, la conferencia de un hombre o mujer erudito, entre otras. La rapidez del inmediatismo, del modernismo
contagiante de las redes sociales ha ido
deshumanizando las relaciones sociales. Todo fluye en un aparataje contaminante
e irrespetuoso; no hay reparos ni principios en ese automatismo
farandulero y consumista. Hay una
decadencia de las ideas y un abandono de
los moldes paradigmático en que se sustentó éticamente la sociedad en su largo
trayecto de desarrollo cultural y
científico. Hoy, en República Dominicana, vemos las librerías, bibliotecas,
salas de lecturas y Ferias del Libro,
con una presencia reducida.
El hecho cultural ha ido perdiendo su carga
emocional, ha descendido a una permeabilidad y promiscuidad
aberrante e insustancial, alejándose de su originalidad estilista y
metódica. Estamos siendo contaminados por
un utilitarismo comercial ruidoso, reduccionista e insubstancial.
El
empobrecimiento es tan evidente que va marcando rituales espacios
acumulativos. El montón que se le aglomera lo disfruta con diversión
cadenciosa. El concepto real de lo que es y significa la cultura y el valor del
arte en la actualidad representa
tantas cosas comunes que
escasamente expresa un contenido
importante.
Lo estrepitoso y
populachero predomina con estupor. La
cualquierización llena de estupidez carnavalesca traza las líneas
culturales rompiendo el aura de la excelencia, de la solemnidad, para dar paso al espectáculo de los
embaucadores y farsantes endiosados por
los medios audiovisuales.
Los medios de comunicación
dedicados mayormente a su negocio publicitario no vacilan en masificar y
promover esa frivolidad energúmena que
envilece, enajena y rebaja la capacidad
de entendimiento cultural y la autoestima personal. Lo importante es hacer negocio a expensa de la seriedad y de la producción de un arte, una
literatura y una cultura decente, fresca
y de calidad.
No somos elitistas a ultranza sino defensores del valor
de la cultura literaria en sus distintas
manifestaciones. Apreciando en su magnitud la necesidad de respetar su jerarquización histórica en la civilización
humana, pues, su producción, ejercicio y
dedicación, representa esfuerzo,
consagración, creatividad, entrega y amor en una brega de actitud personalizada
cuyo resultado valoriza y prestigia a su hacedor.
Por estas
razones, debemos ser exigentes con la cultura;
su producción autentica y genuina
dependerá siempre de las manos de los
dotados, de los leídos, de los artistas
como tales; por los sacrificados por la
humanidad; por los de conciencia
sensible y con vocación de solidaridad encarnada. Y esa condición, esa particularidad,
no se encuentra en las personas
ordinarias sino en los que se dedican con entusiasmo y ahínco a acopiar
inteligencia y entendimiento intelectual
mediante el estudio, la investigación y el trabajo específico constante.
Esta facultad no puede ser remplazada
por la improvisación alegre y desmeritante.
El escritor
mexicano jalisciense Juan José Arreola Zúñiga (21-9- 1918, al
3-12- 2001) establece que “la cultura
es una acción que debe ocurrir entre las cuatros paredes de la personas que antes de dormirse se
entrega a ese otro sueño portentoso del poblado de miles de sueños que es la
lectura, de su lectura, que es el libros, los libros”. “Hay una sola cultura
que es lo que circula en un ser humano
como su propia sangre tomando de esa lectura lo que me pertenece, el
conocimiento, la intuición y el conjunto
de intuiciones creadora y reproductora
a través de unos cuantos mediato o inmediatos
de la conciencia acumulada", nos indica el autor de Sueño de
Navidad, Confabulario, Bestiario, La Migala, Varia invención, Estas páginas mías. La Feria, No hay dos sin tres. Historias de
adulterio, Punta de plata,
El sapo, Tres días y un cenicero y otros
cuentos, entre otros temas, que le
dieron notoriedad.
La contaminación
y deterioro del cauce cultural nos lleva
a pensar que al parecer ya no hay espacio para los Freddy Gaton Arce, Pedro
Mir, Manuel del Cabral, Salomé Ureña,
Pedro Henríquez Ureña, Fabio
Federico Fiallo, Aída Cartagena
Portalatín, Virgilio Díaz Gullón,
Franklin Mieses Burgos, Gastón
Fernando Deligne, José Joaquín Pérez, Hilma Contreras, Manuel Rueda, Héctor Inchaustegui Cabral, Flérida García de Nolasco, Julia Álvarez, Máximo Avilés Blonda, Emilio
Morel Peguero, Miguel Alfonseca, Cayo Claudio Espinal, Jeannette Miller, Domingo Moreno Jiménez, Mariano Lebrón Saviñón, Federico Jóvines Bermúdez, René del Risco Bermúdez, Norberto James Rawlings, Mateo Morrison, Tony Raful, Francisco
Domínguez Charro, Víctor Villegas, Carmen Natalia Martínez, Rafael González
Tirado, Diógenes Céspedes, Miguel Solano, Ana Teresa Martínez, Aurelia
Castillo, Enrique Cabrera Vásquez, entre
otros, y que su idónea espacialidad trascendente,
"un sitio electivo que representa una especie de paradigma poética", ha sido ocupado por charlatanes encofrados de
patrañas y sonoridad vacua tenido en la
actualidad como "fenómenos" en
esta era de post-modernidad que deshumaniza todo lo que toca, convirtiendo el mundo humano, animal y la naturaleza en un gigantesco negocio
corporativo de obtención de riqueza por
la riqueza sin aprensión ni arrepentimiento autocrítico.
(Foto del
escritor Premio Nobel de Literatura 2010 Mario Vargas Llosa, mencionado
en la argumentación que hace Enrique Cabrera Vásquez sobre apropiación o
apropiacionismo literaria y cultural).
El trayecto de
este fenómeno ha alarmado al escritor Premio Nobel de Literatura 2010 Mario Vargas
Llosa quien con ardor literario,
cultural e intelectual produjo el clarividente ensayo titulado "La
Civilización del Espectáculo", en
el que sostiene con la autoridad de su
prestigio literario, cultural e intelectual,
"que la cultura ha devenido en puro espectáculo". Indica, "la época actual puede ser definida como
la era pos cultural. Un momento histórico en el que la filosofía y las bellas
artes han sido desplazadas por el deporte, la gastronomía y la música popular;
y donde la palabra escrita ha sido condenada a la desaparición total debido al
surgimiento de medios electrónicos como el ipad o el ebook que favorecen la
cultura audiovisual".
Expresa en su enjundioso libro que vivimos "la
banalización de la cultura que ha tenido lugar desde el final de la Segunda
Guerra Mundial y que ya fue anunciado por prestigiosos autores como T. S.
Elliot en su obra Notes Towards the Definition of Culture (1948), George
Steiner en In Bluebird Castle. Towards the Redefinition of Culture (1971) y,
sobre todo, en La Société du Spectacle de Guy Debord (1967)".
Señala con
energía teórica: "En la civilización del espectáculo es normal y casi
obligatorio que la cocina y la moda ocupen buena parte de las secciones
dedicadas a la cultura y que los “chefs” y los “modistos” y “modistas” tengan
en nuestros días el protagonismo que antes tenían los científicos, los
compositores y los filósofos. Los hornillos y los fogones y las pasarelas se
confunden dentro de las coordenadas culturales de la época con los libros, los
conciertos, los laboratorios y las óperas, así como las estrellas de la
televisión ejercen una influencia sobre las costumbres, los gustos y las modas
que antes tenían los profesores, los pensadores y (antes todavía) los teólogos.
Hace medio siglo, probablemente en Estados Unidos era un Edmund Wilson, en sus
artículos de The New Yorker o The New Republic, quien decidía el fracaso o el
éxito de un libro de poemas, una novela o un ensayo. Hoy son los programas
televisivos de Oprah Winfrey. No digo que esté mal que sea así. Digo
simplemente que es así"
Manifiesta con
brillantez intelectual. "El vacío dejado por la desaparición de la crítica
ha permitido que, insensiblemente, lo haya llenado la publicidad,
convirtiéndose esta en nuestros días no sólo en parte constitutiva de la vida
cultural sino en su vector determinante. La publicidad ejerce una influencia
decisiva en los gustos, la sensibilidad, la imaginación y las costumbres y de
este modo la función que antes tenían, en este campo, los sistemas filosóficos,
las creencias religiosas, las ideologías y doctrinas y aquellos mentores que en
Francia se conocía como los mandarines de una época, hoy la cumplen los
anónimos “creativos” de las agencias publicitarias. Era en cierta forma obligatoria
que así ocurriera a partir del momento en que la obra literaria y artística
pasó a ser considerada un producto comercial que jugaba su supervivencia o su
extinción nada más y nada menos que en los vaivenes del mercado. Cuando una
cultura ha relegado al desván de las cosas pasadas de moda el ejercicio de
pensar y sustituido las ideas por las imágenes, los productos literarios y
artísticos pasan a ser promovidos, y aceptados o rechazados, por las técnicas
publicitarias y los reflejos condicionados en un público que carece de defensas
intelectuales y sensibles para detectar los contrabandos y las extorsiones de
que es víctima. Por ese camino, los esperpentos indumentarios que un John
Galliano hace desfilar en las pasarelas de París o los experimentos de la
nouvelle cuisine alcanzan el estatuto de ciudadanos honorarios de la alta
cultura".
Cuestiona con
preocupación cultural. "La masificación es otro dato, junto con la
frivolidad, de la cultura de nuestro tiempo. En este los deportes han alcanzado
una importancia que en el pasado sólo tuvieron en la antigua Grecia. Para
Platón, Sócrates, Aristóteles y demás frecuentadores de la Academia, el cultivo
del cuerpo era simultáneo y complementario del cultivo del espíritu, pues se
creía que ambos se enriquecían mutuamente. La diferencia con nuestra época es
que ahora, por lo general, la práctica de los deportes se hace a expensas y en
lugar del trabajo intelectual. Entre los deportes, ninguno descuella tanto como
el futbol, fenómeno de masas que, al igual que los conciertos de música
moderna, congrega muchedumbres y las enardece más que ninguna otra movilización
ciudadana: mítines políticos, procesiones religiosas o convocatorias cívicas.
Un partido de futbol puede ser desde luego para los aficionados –y yo soy uno de
ellos– un espectáculo estupendo, de destreza y armonía del conjunto y de
lucimiento individual que entusiasma y subyuga al espectador. Pero, en nuestros
días, los grandes partidos de futbol sirven sobre todo, como los circos
romanos, de pretexto y desahogo de lo irracional, de regresión del individuo a
la condición de parte de la tribu, de pieza gregaria, en la que, amparado en el
anonimato cálido e impersonal de la tribuna, da rienda suelta a sus instintos
agresivos de rechazo del otro, de conquista y aniquilación simbólica (y a veces
real) del adversario. Las famosas “barras bravas” de ciertos clubes y los
estragos que han provocado con sus entreveros homicidas, incendios de tribunas
y decenas de víctimas muestra cómo en muchos casos no es la práctica de un
deporte lo que imanta a tantos hinchas –casi siempre varones aunque cada vez
haya más mujeres que frecuenten los estadios– a las canchas, sino un
espectáculo que desencadena en el individuo instintos y pulsiones irracionales
que le permiten renunciar a su condición civilizada y conducirse, a lo largo de
un partido, como miembro de la horda primitiva".
Nos dice con
acento de enojo. "Tampoco es casual que, así como en el pasado los
políticos en campaña querían fotografiarse y aparecer del brazo de eminentes
científicos y dramaturgos, hoy busquen la adhesión y el patrocinio de los
cantantes de rock y de los actores de cine. Estos han reemplazado a los
intelectuales como directores de conciencia política de los sectores medios y
populares y ellos encabezan los manifiestos, los leen en las tribunas y salen a
la televisión a predicar sobre lo que es bueno y es malo en el campo económico,
político y social. En la civilización del espectáculo el cómico es el rey. Por
lo demás, la presencia de actores y cantantes no sólo es importante en esa
periferia de la vida política que es la opinión pública. Algunos de ellos han
participado en elecciones y, como Ronald Reagan y Arnold Schwarzenegger,
llegado a tener cargos tan importantes como la presidencia de Estados Unidos y
la gobernación de California. Desde luego, no excluyo la posibilidad de que
actores de cine y cantantes de rock o de rap puedan hacer estimables
sugerencias en el campo de las ideas, pero sí rechazo que el protagonismo
político de que hoy día gozan tenga algo que ver con su lucidez o inteligencia.
En absoluto: se debe exclusivamente a su presencia mediática y a sus aptitudes
histriónicas".
Explica con aire
culto. "Porque un hecho singular de la civilización del espectáculo es el
eclipse de un personaje que desde hace siglos y hasta hace relativamente pocos
años desempeñaba un papel importante en la vida de las naciones: el
intelectual. Se dice que la denominación de “intelectual” nace durante el caso
Dreyfus, en Francia, y las polémicas que desató Émile Zola con su célebre “Yo
acuso”, escrito en defensa de aquel oficial judío falsamente acusado de
traición a la patria por una conjura de altos mandos antisemitas del Ejército
francés. Pero, aunque el término “intelectual” sólo se popularizara a partir de
entonces, lo cierto es que la participación de hombres de pensamiento y
creación en la vida pública, en los debates políticos, religiosos y de ideas,
se remonta a los albores mismos del Occidente. Estuvo presente en la Grecia de
Platón y en la Roma de Cicerón, en el Renacimiento de Montaigne y de
Maquiavelo, en la Ilustración de Voltaire y Diderot, en el Romanticismo de
Lamartine y Víctor Hugo y en todos los periodos históricos que condujeron a la
modernidad. Paralelamente a su trabajo de investigación, académico o creativo,
buen número de escritores y pensadores destacados influyeron con sus escritos,
pronunciamientos y tomas de posición en el acontecer político y social, como
ocurría cuando yo era joven, en Inglaterra con Bertrand Russell, en Francia con
Sartre y Camus, en Italia con Moravia y Vittorini, en Alemania con Günter Grass
y Enzensberger, y lo mismo en casi todas las democracias europeas. Basta
pensar, en España, en las intervenciones en la vida pública de don José Ortega
y Gasset. En nuestros días, el intelectual se ha esfumado de los debates
públicos, por lo menos de los que importan. Es verdad que algunos de ellos
todavía firman manifiestos, envían cartas a los diarios y se enzarzan en
polémicas, pero nada de ello tiene seria repercusión en la marcha de la
sociedad, cuyos asuntos económicos, institucionales e incluso culturales se
deciden por el poder político y administrativo y los llamados poderes fácticos,
entre los cuales los intelectuales sólo brillan por su ausencia. Conscientes de
la desairada situación a que han sido reducidos por la sociedad en la que
viven, la mayoría de los intelectuales han optado por la discreción o la
abstención en el debate público. Confinados en su disciplina o quehacer
particular, dan la espalda a lo que hace medio siglo se llamaba el “compromiso”
cívico o moral del escritor y el pensador con la sociedad. Es verdad que hay
algunas excepciones, pero, entre ellas, las que suelen contar –porque llegan a
los medios– son las encaminadas más a la autopromoción y el exhibicionismo que
a la defensa de un principio o un valor”.
Estos atinados
convenientes del laureado escritor peruano-español y del universo robustecen nuestro planteamiento de
preocupación ante esa ausencia de
contenido depurado, crítico, y de voluminoso peso cultural y literario, que
siempre adornó el mundo de los sabios.
En mi libro
titulado, Conceptualización Científica
del Arte. Emociones Humanas y Literarias,
cuya primera parte fue publicado en el número 7 del periódico digital Opinión,
Madrid, España, incluido entre sus principales titulares de primera página del
viernes 30 de noviembre del año 2001, portadilla No. 7, sección Cultura,
Ciencia y Sociedad, indicó oportunamente:
"La sociedad demandará siempre un arte renovado, fresco, limpio,
lleno de creatividad, substancial, ameno, con cierto marco ético, que inspire
respeto; que llame la atención critica; que contribuya a elevar el nivel de
comprensión del mundo al tiempo que proyecta ideas y valores nuevos que
posibiliten un sistema de convivencia social más decente, humano y armonioso,
bases fundamentales para construir los peldaños y andamios sostenedores del
proceso de la dura brega en la lucha por la redención y la emancipación de la
humanidad".
El
apropiacionismo o apropiación intelectual, literario, cultural, científico, tecnológico,
y demás etc., etc., se diferencia del plagio; esa vulgaridad de calcar, raptar,
robar, e indisponer de ideas ajenas, de
otros, y presentarla como propia. El apropiacionismo o apropiación galvaniza, enriquece y actualiza el
pensamiento expuesto. Garantiza su libre
albedrío. Le asigna libertad de movimiento y actuación a la creatividad
expuesta que al salir a flote se convierte en propiedad general de toda la
humanidad. Evita el estancamiento, la atrofia, el deterioro, el anquilosamiento,
y la oxidación intelectual por el
envejecimiento de una práctica rutinaria cerrada a todo aporte y renovación de
sus raíces ancestrales. Su utilización demuestra que el mundo del individuo no
es aislado ni solitario por más que insista desde un encierro paranoico. Enseña
que mediante la participación
social y colectividad del producto cultural la humanidad participa de
ello; la hace suya, la defiende, la difunde y le da continuidad desde la secuencia
de su apropiación. Toda acción cultural sucede en una dinámica de intercambio de conocimientos. La vigencia
de la pluralidad del YO sobresale
como ribete en función de las
necesidades humanas y la vida social; de la trascendencia individual hacia la participación comunitaria, social y
organizacional que permite y posibilita dar a conocer y participar públicamente las ideas, el pensamiento,
los razonamientos; única vía adecuada
para situarse en un espacio de connotación, respeto, admiración y
jerarquización en la sociedad global.
Más allá de nuestras
humanas posibilidades; de nuestro aporte y esfuerzos denodado, de los sueños
alojado en nuestro interior; de las múltiples preguntas acumuladas
y sin respuestas ciertas; de las dudas y temores que nos limitaron en
nuestro intento de andar con pasos más seguro; de las traiciones e ingratitudes
padecidas; de los proyectos de vida inconcluso, de los amores frustrados y las
ilusiones bordadas en lúdicos ensueños y
fantasías alterado con la realidad de la limitación del tiempo en nuestra existencia. Muy a pesar
de los sinsabores, desdén y vejámenes sufrido; de los anhelos y lucha por
mejorar nuestra condición existencial, hay algo que pervive como evidencia de lo que fuimos y somos: la
comprensión del legado encontrado, huellas
que enseñan con plenitud que en definitiva somos memoria de nosotros
mismo plasmada en el accionar de nuestra cotidianidad en la lucha por la vida.
La consagración
que revistió la vida de Freddy Gaton
Arce tuvo esa tintura de sensibilidad que lo llevó a solidarizarse con el dolor y la desgracia
de los desvalidos. Por eso hoy ocupa un punto atractivo y luminoso entre los poetas, escritores, periodistas e
intelectuales de República Dominicana. Este libro quizás no abarque todo lo que
él encarnó, significó y significa. No obstante es nuestro modesto y humilde aporte que viene a sumarse a los muchos ensayos, artículos, y opiniones ya
producidos en torno a su persona. Un reconocimiento desde la crítica
literaria a su obra estética, al valor
de su consagración de periodista ético, a su condición de ciudadano de bien; a
su ejercicio profesional transparente y
vocación de solidaridad y entrega a causas nobles y a su amor denodado por la
humanidad.
Este ensayo
biográfico camina sobre un retorico discurso ciceroniano donde afloran ideas filosóficas, éticas y morales y cuyos valores constituyeron el estandarte
durante todo el trayecto de la vida de Freddy Gaton Arce. Cimientes de
sus prendas emocionales y de sus
cultivadas palabras de arcoíris;
liquen de su proverbial sabiduría y que lo distinguió
durante todo el proscenio de su esculpida vida de decencia y dignidad.
Y después de
esta retorica antesala entramos, pues, en materia.
Presencia poética
de Freddy Gatón Arce.
“¿Dónde está la memoria de los días
que fueron tuyos en la tierra, y tejieron
dicha y dolor y fueron para ti el universo?”.
(Jorge Luis Borges).
San Pedro de Macorís, lunes, 24 de septiembre de
2018.-
Y aquí pongo mis palabras satinadas para que
compitan con las añejadas y endulcen las heredadas y sostengan en la memoria el
nombre de este poeta nuestro. Proceden del
apropiacionismo de tantos libros leídos
avivando gozoso los años del tiempo de su
destello. Querrán decir muchas
cosas bellas las merecidas por su fama buena y viajarán entre las lluvias para encontrarse con las estrellas. Son palabras de su arcilla
buscada a la luz del día revestida de su
compañía y afanadas en ser
poesía. Tienen los sentidos de su tiempo, esa generación de eruditos que
revivió en su creación los signos plateados
de la excelsitud literaria y que
hoy aquilato al reverenciar su nombre, majestuoso en el crepúsculo, reinando
con sus prosas excelsas como Vlia, Sila,
Hetera y su pensamiento humanista, saga de su fecundidad probada. Todos admiran
la precisión de grafema y fonema de su
ponencia editorializada singlar epocál del
portal de la decencia. Estrofas sin
arietes danzando en su castidad bordadas por el poeta en su vida de
eternidad. Llevan los hábitos de la
lengua de Cicerón música de cigarras en
veranos y los pájaros en su canción. Aretes de porcelanas destacan sus frases
ornamentales para que nadie les iguales sus acentos indoblegables. Nunca van solitaria llevan
intrínseco la musa del poeta alabado, las pronuncian los trovadores y los artistas
en su epifanía. Se incrustan la piel del
ajuglaro secando el sudor en su
jornada que repite en cada temporada de
lira cantada en velada. Las apropiaréis los lectores con rapidez y entusiasmo para
tenerlas en sus bucles de espigos y sonarán cariñosas en sus corazones al tejer sus sueños de amores. Y desde ellas y con ellas y desde la
apropiación de los vates leídos tengo a bien, por este medio, exaltar el nombre de Freddy Gaton Arce,
relevante hombre de letras insertado en
la cúpula graneada de la respetable intelectualidad nacional y cuyo valor se
acrecienta en estos tiempos de ignorancia santiguada y desechos glorificados
donde toda poesía es aborrecida y la cultura y las letras desdeñadas.
Con los trazos
de estas atrevidas líneas mías
subrayadas con el acopio del fluir de mis razones filosóficas y la
nutrición del repertorio de los autores
magistrales que he podido asimilar y que
me permiten caminar con estas palabras
ideas y criterios con la esperanza
personal de que subsistan en medio
del amplio bosquejo
de cuartillas, artículos de
opinión, reportajes de prensa, pinceladas y glorificadas páginas, surgidas de la inspiración histórica de su fecunda laboriosidad intelectual. Quizás
otros con mayor tiempo, información, documentación, capacidad y talento,
puedan detectar y catalogar con mayor propiedad cultural la simbiosis
del decir y el vivir del pensamiento poético y la actividad poética y literaria
en su expresión cultural representado en la textura homogénea, articulación e enunciación que
significó un Freddy Gaton Arce hablando,
razonando, escribiendo, actuando, asumiendo postura específica, con una prosa inalterable en su sentido y
propósito humano; sin manierismo, fraguado desde una individualidad
transformada y pluralizada en su vuelo de integración humana y social.
Freddy Gaton
Arce es el pretexto de este instante de disfrute, deleite y goce dentro de mi esparcimiento intelectual
y que neciamente conjugo con palabras
apropiadas de mis lecturas
consumidas y que me permiten
reforzar la divulgación de su estelar vida intelectual y periodística
admirable para que se conozca mucho más de su persona en el sentimiento de los hombres y mujeres
del ámbito cultural. Creemos que a
través de esta amalgama de resonancia
literaria contribuimos con este ensayo a reafirmar su obra
para que la misma continúe
elevándose más allá del cielo de la patria.
La poesía y el
cuerpo literario que integra la obra de Freddy Gaton Arce están signados
por una intertextualidad interactiva subyacente cuya floración destaca su honda sabiduría cultural. La
moldeó con una delicadeza estilística consubstancial
cuya particularidad prosística lo
diferenciaba y distinguía
cualitativamente ante sus colegas en el
quehacer literario al grado de ser
considerado en ese complicado y competitivo menester maestro de maestros, en el ámbito sociocultural
dominicano.
El contenido de
su versificación poética transita con una eufonía fonética cuya placentera sonoridad
lo proyectó con una cualitativa presencia diamantina dentro de los variados géneros literarios en que abrazó. Su prosa, su poesía, su
novelística y demás manifestaciones filológica que trabajó, tienen un ropaje
especial acompañado de un colorido
armonioso, intenso y sustancioso. Con vestimentas culturales frondosas, agradables, deliciosas
y cuyas facundias particularidad la distancia de cualquier frivolidad o alabastro lisonjero acomodaticio.
Toda su obra se caracterizó por una limpieza lingüística impecable. Libre de
cualquier enclaustramiento ideológico contaminante.
Su poesía llevó el único compromiso de la solidaridad y la exaltación de la
memoria como necesidad afectiva en el respeto a la condición humana. Es lo que
le da validez y legitimidad para viajar
entre ánforas trepidantes invocadas en el palor fluido del sentimiento humano. Es
un prisma de colores abierto en la sensación de la vida en su cruzada de
sobrevivencia. Por ello nunca ha competido
porque no tienes iguales. Es peculiar en sus elementos oníricos y aroma
de belleza. Trepas horizontes de atardeceres buscando la ciudad dormida en su
gloria mermelada. Paseando sobre verdores de primaveras y veranos reverenciados para que el pasado
quede en el futuro y no se disperse en la distancia desmemoriada dándole
continuidad al tiempo en su rapsoda de arcoíris y no perezca entre agreste
incuria del individualismo y la
inacción algodonada del descanso y ocio.
Es de razón y
justicia situarla en la cúspide inmarcesible exhibiéndola frente a la
mezquindad egoísta de la miseria humana para que viaje junto a la longitud de
la Naturaleza memorizando la civilización de la conciencia sobre el ego
desgarrado de los hombres cuya vanidad le cierra su horizonte empantanado en
ese SOY que lo empequeñece, despreciando la solemnidad de las mariposas en su
volar ondulante de vida. Ausencia de palmeras y nidos de ruiseñores en estos
tiempos de claudicación y negocios religiosos, cercenando anhelos enarbolados;
profanando ideas bajo mentiras y poses calculadas.
Sus palabras
musicalizadas alimentan nuestras neuronas cerebrales, electrodos que excitan
nuestra potencialidad emocional regando el olor de los sudores en la crispación
de nuestra rebeldía y enseñanza histórica del pasado de pólvora y machetes
legado por valientes cuando los hombres se devoraban en la irracionalidad de
sus ambiciones. “Y el hombre devorándose Solo, pero jamás solitario”. “Y no me
quedó más remedio que contestar el fuego y me mataron el caballo y seguí
disparando a pie…”. El sentido metafórico de sus palabras de colores hace un
reconocimiento al coraje y el valor personal. Acicala la virtuosidad de las
edades vertiendo optimismo en los solsticios amaneceres avivado por la luz
solar, maravilla y encanto que nos deslumbra en el recuerdo agradecido de
nuestra fidedigna procedencia evocada.
La recopilación
de sus escritos es amplia y multifacética, con sabiduría abarcó distintos
géneros literarios. Destacándose
en ello una autenticidad fresca que lo distancia de cualquier indicio de transculturación tóxica que pudiese distorsionar o alterar su poética y su narrativa.
” Las palabras no son
semovientes,
Sino rebeldes.
Hay que empujarlas con la lengua
Y los labios,
sacarlas de atrás de la garganta,
Pulirlas con los dientes y los ojos.
Hasta que el rostro entero, y las manos y los pies
Y los sexos legítimos
las dan por terminadas
Y completas,
llenas de belleza o demonio
En los límites inmaculados,
Con el ánimo a pájaros,
A mares, a tierras por ver,
la poesía permanece
En lo verdadero
y allí se descubre viva,
Y el poema es una de las muchas cosas
Que el impostor no sabe decir cómo se hace,
la poesía,
como la libertad,
no es gregaria,
y el poema
De tan incoercible,
quebranta la pluma
La escritura,
Médula sin armazón
Hueso que levanta estrellas
De cualquier fuego y peso,
Historia de los asentamientos
Y de milagros que no se averiguan,
Ala y raíz deseosa
En romería”.
La brillantez de
su poesía proscribe el sufrimiento y revitaliza la memoria lacerada por la
palabra como mercancía, tapizadas de herejías ruidosas y adornadas de
traiciones. Silos de herencia plateada, aquiescencia empapelada de una
generación sustanciosa cuya impronta se memoriza en la continuidad de la
historia. Desde el acopio de su palabra heredada levantamos el honor y la dignidad
para que la procelosa cotidianidad no la embarre de inmundicia y vergüenza; y
el hombre prosiga su caminar emprendedor imponiéndose a lo absurdo desde la
realidad de la vida. Ya lo dijo Píndaro, “No te afanes, alma mía, por una vida
inmortal, pero agota el ámbito de lo posible”. Esta frase filosófica nos motiva
a luchar por alcanzar una existencia decorosa abrazada de postulados ético cuya
repercusión histórica nos conferirá un sitial de honra más allá de la vida.
“Hubieran sido los tiempos
si no otros amorres
Los blasfemos, los endemoniados que cercan bohíos,
Y cuando la confusión y el caos comparecen a juicios
Luminoso o entenebrecido
y cuando otra vez
Mercenarios y piratas
trafican en predios y poderes
Y progenies y muertes en las islas del Caribe
hasta
La Creación quiérenla botín de réprobos.
Hubieran sido otros tiempos y otros odios
Mareando palabras extrañas y silencios macabros,
Eligiendo cielos y cabos de agiotaje y exterminio…”
La poesía de
Freddy Gatón Arce importantiza el valor de la memoria como fuente de
continuidad social y cultural de la vida
para que prosiga su curso envuelta en esperanza, retroalimentando nuestras
emociones en aras de sustituir la impotencia y la frustración presente en los
avatares de la existencia humana desde nuestra procedencia biológica; para que
avancemos por rutas de optimismo, soporte en la lucha por la preservación de la
existencia humana y el respeto de toda vida posible. Con razón poética Joseph
Brodsky, Premio Nobel de literatura 1987,
dijo: "La literatura no significa
el sofocamiento de la memoria”. Sobre este tema Karl
Kohut investigador y académico checo,
profesor titular de Filología románica, con profundos trabajos de
investigación sobre el humanismo español y portugués de los siglos XV y XV1, la
cultura iberoamericana virreinal y la literatura latinoamericana actual; nos dice en su ensayo Literatura y memoria: “En el campo de la literatura, asociamos la
memoria con formas literarias que evocan el pasado: la novela, el teatro y la
poesía históricas, al igual que la biografía y la autobiografía. En todos estos
géneros o subgéneros, la literatura linda con su hermana gemela, es decir, la
historiografía. “La noción de la memoria
esta intrínsecamente ligada a la del tiempo. “ Memoria y recuerdo están, en
primer lugar, arraigados en La dimensión del tiempo”, escribe el psicólogo
alemán Hans- Joachim Markowitsch, citado por el prestigioso académico
checo.
Para el
escritor con sentido crítico la memoria tiene un valor cohesivo de identidad cultural por lo
que resonarla en la producción literarios
multiplica su valor mimético y presencia histórica. A través de sus
trabajos sean estos ensayos, novelas,
cuentos, obra de teatro, etc., la rescatamos del olvido, la mantenemos fresca y
viva en la conciencia del hombre con todas sus propiedades, y mucho más,
la descontaminamos; la impulsamos en su autenticidad para que mantenga
su originalidad, de aquí la conocida
frase “el pueblo que no conoce su
historia está condenado a repetirla”. Para que evoque realmente lo que es la
Memoria Histórica". “El pueblo que
no conoce su historia no comprende su presente y, por lo tanto, no lo domina,
por lo que son otros los que lo hacen por él”.
El mantener la memoria como valor histórico dificulta que los pueblos sean idiotizados,
embrutecidos, enajenados, manipulados y sometido a los intereses de la clase
dominante. La memoria es el grande archivo de todos y por lo tanto debemos
cuidarla y protegerla. Esa es la función
de los verdaderos historiadores, de los auténticos hombres y mujeres que la
transmiten con sus obras literarias. Y
eso fue lo que hizo nuestro Freddy Gaton Arce, activarla, refrescarla,
dibujándola con coloridos simbólicos y amenos en sus novelas y poesías estampándoles y proporcionándoles aliento a
la existencia humana sobre pliegos de
palabras multifacéticas difundiendo sentimientos, ideales, anhelos,
costumbres, sueños, y esperanzas.
Levantando su pensamiento preclaro para
llamar la atención contra los maltrato a la patria, ignorada, irrespetada, por la
acometida de mediocres
enganchados al ejercicio político imbuidos por ambiciones escabrosas. “El
vínculo humano, social y cultural, entre otras acciones, se logra cuando
encontramos un lenguaje que se atreva a contar lo que nos ha ocurrido, en medio
del miedo, la irritación y la zozobra que deja la muerte, el destierro, la
desaparición, el secuestro o la amenaza. Porque son nuestras voces, nuestras
biografías, nuestros signos y símbolos los que han sido arrebatados en medio de
la destrucción y la hecatombe. Narrarnos es reconstruirnos y, al mismo tiempo,
dignificarnos. La pérdida de
la dignidad es
el mayor costo
para quienes han
padecido tratos crueles e inhumanos, y esta se intensifica
cuando la moral de la propia sociedad nos condena al olvido y a la
indiferencia. La exclusión comienza en los imaginarios de los pueblos, unas
veces en nombre de aquel postulado que afirma que no estamos preparados para
oír nuestro propio horror, y otras, acudiendo a la cómoda convicción de que es
mejor seguir adelante sin mirar hacia atrás.
Aunque el olvido sea un mecanismo necesario para afrontar cualquier trauma, así
sea complejo, tarde o temprano requerimos
volver a recorrer
nuestras propias sombras
con la vela
encendida que nos da la
experiencia de los
años". Para el escritor mexicano Carlos Monsiváis el ejercicio de la
memoria se asocia indiscutiblemente con la poesía, señalando que los poetas son
“los más formidables ordenadores de la experiencia cotidiana”. Y eso ha hecho
Freddy Gatón Arce multiplicar desde el perifoneo de su corazón la hibrida
estirpe de nuestras raíces profanadas alterada y modificada por las voraces
huestes cubiertos de espadas “sagradas” y arrogancia religiosa, que masacraron
a pacíficos habitantes embobados. Freddy Gatón Arce la levanta, la ensalza con
pasión poética, lo hace desde su devoción por el pasado como fuente de inspiración,
de referente histórico y continuidad de las obras de los hombres.
“Oh fervor, en un país de sueños
El otoño es la estación de oro
Y los hombres alzan las manos
Para quitarle un poco de su muerte a la tierra”
“-Guarda tu canto para la tierra, guarda tu embriaguez
Y los dogmas, sombríos como limos o claros como ferias
de campo
son los rastros de los antepasados
que expían por los huesos del coro
Y las voces, salto del agua, hoguera
magia del estremecimiento y el reposo
Y ya no memorizo
Nada memorizo sino la danza, sino
los vientos…”
“De tanto en tanto, memorias,
Llegas como parche de tambor
Batido a toda prisa por un niño
Que también hace otra guerra
En la cual los caballos
Son de escoba
Arrancados de las manos de las brujas.
Y nunca llegas tarde a ninguna cita,
Buceadora que tocas las piedras del techo
Y al mismo tiempo ves sus musgos
Y tus nubes que estallan cielo arriba.
Y tan pronto eres objeto y magia,
Lo desconocido apartas y vas a otra vida,
Esa vida de que no te desprende jamás”.
Nuestro venerado poeta petromacorisano y de todo el
país cincelaba sus palabras con parsimonia razonada, la
escribía y colocaba con elegancia artística. Ello queda demostrado con creces
en el menú de su rica producción literaria y poética: “Retiro hacia la luz”, “La guerrillera
Sila Cuásar”, “La Canción de la Hetera”,
“Celebraciones de Cuatro Vientos”, “Los ríos hacen boca”, “Son de guerras y
amores”, “Y con ayer tanto tiempo”, “De paso y otros poemas”, “Estos días de
Tíbar”, “El poniente”, “Cantos comunes”, “Andanzas y memorias”, “Mirando el
lagarto verde”, “La moneda del príncipe”, y “Eras como entonces”… Son palabras
fosforescentes surgidas de la belleza del arcoíris de sus sentimientos.
Persuasivas, orientadoras. No se percibe ningún arrebato emocional, ni flujo de
amargura, ni angustia somática. Son en ocasiones, epigramas filosóficos
asumidos con la responsabilidad propia de un maestro. ¿Acaso no lo fue?
Freddy Gatón
Arce supo dedicarles espacio a los anhelos amorosos venidos de la mocedad y lo
imberbe frecuente en el transcurso fantasioso del crecimiento y desarrollo de
la vida, sentimientos cuajados en la evolución cronológica de nuestros pasos y
que quedan como lucido recuerdo de intenciones dormidas.
“Te he dicho muchas veces: Yo te he amado
Con voz jamás escuchada hasta entonces en sueños.
En sueños que buscan la pureza de la forma apetecida.
Yo he amado con sangres como nubes, como pradera
Todos llenos de llamas y animales antiguos.
Más un amo de carne lleva su hueco frio…
Ahora soy una ardiente suavidad de huesos hechos flor
y aire”.
Buscó la luz del
pasado entre cantar de gallos amanecidos, arenas bañadas por oleajes de aguas
saladas, olor de sexo de algas, vistos peces enredados en redes y chinchorros
por manos y brazos fornidos y sudorosos y
oleajes picantes y ojos amanecidos; vuelos de aves avispadas cruzándose
bajo el Sol, y lluvias de las nubes, y buhoneros
sonriéndoles al día en su primera vista. Y al último viaje emprendido por los
vivos al reino del descanso absoluto y cuyo velatorio y plegarias de deudos se
evapora en el ir y venir de la continua cotidianidad de la sobrevivencia humana;
a los anónimos irreverentes hacinados en su miseria envejecida desahogada en su
histeria desenfrenada; cruces de la
resignación incompactada en el desaforo ruidoso de su dolor amplificado en la
carga muda de su luto prolongado. Desde el sudor de su existencia genuina
orquestó sus palabras de aliento y esperanza con marcialidad escrupulosa. Los
cimientos de su bardo existir consolidan los atributos colores de arcoíris
incrustados en sus perfiles cristalinos. Su voz poética y de hombre conmovibles
ante la tragedia de los golpeados por la marginada social producto de la
corrupción y el robo cometido por los privilegiados del Poder se extiende como
crecida de río y se eleva sobre las alturas hasta situarse entre estrellas
esculpidas en la imaginación de los sentidos. Bucles de azucenas y margaritas
acicalando las manos tiernas de enamorados entregados. Vaya, pues, el honor y
gratitud desafiante a su aporte indudable frente al protagonismo inescrupuloso
e insensible de los gobernantes malvados, sostenidos por claques parasitarias.
“Además, son muchos los humildes de mi pueblo.
Yo escribí sus nombres sobre los muros, pero no lo
recuerdo.
Yo rescaté su corazón de la carcoma y el olvido, pero
no sé dónde.
Quedó la sangre coagulada, ni si vino familia alguna.
A limpiar la mancha que había sobre el duro tapiz de
la noche
Yo los besé, y mi ósculo fue como tilde sonora impar
Sobre su frente. Porque aun después del amor
Ellos estaban solos sobre la tierra”.
Con el descorche
de su propensión juglar se encaminó a limpiar los caminos obstaculizados por
turbios lodazales apócales convirtiendo sus palabras en vibraciones de las
necesidades amontonadas, ignoradas y ridiculizadas por fanfarrias y
parafernalias de enceguecidas autoridades sordas y mudas a las peticiones
populares y justos reclamos sociales. En el hirsuto proscenio de endurecidos y
ensoberbecidos corazones sobresalía su vocablo centelleante ubicado con
consistencia conceptual en el atril incierto de los nubarrones que en ocasiones
reiteradas ha puesto en peligro letal la joven democracia dominicana, así como
el trajín en la subsistencia en la desigual contienda por llegar a un oasis de
vida plena; dotándola de un loción literaria y cultural reproductiva. Desde su
excepcional magisterio instructivo se esforzaba en crear algún recato
encaminado a humanizar la arrogancia y la prepotencia de las autoridades
estatales y gubernamentales con el propósito de que rectificaran
actitudes, formas y estilos conductual, recordándoles con frases del alma que
todos somos humanos, que nos necesitamos y que procedemos de la profundidad de
la tierra.
“Te llevas la sal en el corazón
Como el océano.
Cuando abres los ojos
Cesan las lágrimas en todo el mundo,
porque eres el pez y el agua.
Y en tu piel acaban las mareas
Con dulzura”.
Es Freddy Gatón
Arce más que hombre poeta y más que poeta humano, abrazado a la tarde que huye
del crespúsculo, inhalando pretéritos versos de allende tierras que alimentaron
la imaginación de aquella Razón Sorprendida
cual nardo florecido más allá del fulgor que estremece la mirada,
activando el sonido mélico de sus palabras para que fluctúen en palpitaciones
de libertad, y sean levantadas en las cruciales jornadas emancipadoras de los
que padecen la crujía enraizada en su herencia de pobreza. Reconforta y enseña vías de esperanza cultivar
su alado mensaje cuyos rayos de
atemporalidad filarmónico se alzan copioso cual mástil mimbrero
mostrando la robustez de su temple moralista, acoplando toda voz de insatisfacción para que oídos sensibles la
escuchen, la hagan suyas y abran sus sentidos de solidaridad a cualquier exigencia de justicia circular. Sus palabras
de decencia y ecuanimidad palpitaban con
sonoro deleite mostrada en
la fragancia de sus
años, timbrándola cual vetusto oboe, perfeccionadora, moldeándola, con su aliento
poético y entonándolas con las anchas
canas de un juglar consumado.
Desde su poltrona de descanso introspectivo su
inteligencia accionada distinguía esa extremización irreverente que ofuscó a los iniciados en la militancia de la rebeldía sin más criterio que su emoción
entregada con un fervor devoto y resuelto espíritu de sacrificio. Ahí estaba
él, poeta, pensador, periodista, intelectual, ciudadano responsable, conjugando
su palpitar de amor y justicia, y
que hoy exhibimos como lumbre guía en los anhelos de su ciudad
marina. ¡Honra y gloria de su origen petromacorisano! ¡Qué gran
privilegio!
Para los contaminados
por la incerteza su ejercicio poético pudiese sonarle travieso, necio, añejo y
extemporáneo; su aliterario limitante cultural no le permite ver y valorar que el
salitre que barniza su poesía la dimensiona, que habita en la movilidad
indetenible del conocimiento, en la lucidez de cada tarde donde ondea radiante
en su recorrido hacia el mañana, tintineando la feble placidez de los proyectos
fecundado en la perezosa inacción del agotamiento impidiendo que la memoria se
oxide en su desuso opacado.
Sus versos
caminan trepados en los mágicos colores del firmamento avanzando sobre peldaños
de rúnica musicalidad alfabética mostrando su imagen curtida en la
transparencia de su insignia poética, rindiéndole culto a la palabra en su mixtura versificada desde la
transpiración de su instinto, raíz de su
personalidad perpendicular donde crece el legados de aquellas alcurnias de
improntas específicas que asidos en su aedo semblante de ceño fruncidos, alude su aporte generacional enaltecido por las letras
hispana, chispa de sus atardeceres de inspiración volcánicas en su plateado quehacer de palabras perladas para todos los tiempos.
La resonancia de
su creación desveló períodos incontratables e inaprensibles contrastantes y cuya importancia catapultó con signos de admiración
y respeto su generación cristalina en sus pasos
innovadores dotando la poesía de un
nuevo sonido epocál y flamantes aromas atractivos, exhibiendo en su vuelo la
irrepetibilidad de las humanas estaciones precedidas, alterando en su bella
creatividad la atemperación subyacentes
de la ortodoxas métricas y reglas de la ortodoxia convencional y cuya rigidez
sombrías imposibilitaba abrir caminos lozanos de preciosidad en la sonoridad del
lenguaje poético. Su calidad
transformadora obligó el interés de los ojos críticos que fascinados ante su
compositiva revelación estética ponderaron con elogios aquella vendimia sin
igual en todos sus ángulos
periféricos. Convencido en sí mismo llenó columnas periodísticas donde
ponderaba y exaltaba la majestad de la generación que representaba.
El
deslumbramiento producido alcanzó un vigor ascendente al grado que el literato
Ramón Francisco en el epilogo del prólogo de 27 páginas que le escribió al
libro “Son Guerras y Amores”, de Freddy Gaton Arce, maravillado del contenido
de su poesía, tuvo a bien proponerlo para el codiciado privilegio histórico de
Poeta Nacional de República Dominicana. Su atrevida sugerencia no tuvo la
receptividad esperada. No obstante, el orden numérico signado por la crítica al
valor cultural y literario de los poetas como tales lo incluyó entre los cinco
primeros poetas del país. Un merecido reconocimiento a sus dotes intelectuales;
a la profundidad, calidad, estilo y talento prosódico expuesto a todo lo largo
de su obra. Méritos que lo situó en un merecido sitial connotado. Más adelante el
reconocido analista y crítico literario Miguel Ángel Fornerín, también lo
colocó en el quinto lugar de los poetas dominicanos. Fornerín hacía la recomendación en su calidad de estar
varios años investigando y hurgando las
biografías de los señeros y eximios del parnaso nacional. El orden establecido
es el siguiente: 1.- Pedro Mir, 2.- Franklin Mieses Burgos, 3.- Héctor
Inchaustegui Cabral, 4.- Manuel del Cabral y 5.- Freddy Gatón Arce. En este
quinteto no hay desperdicio.
Estar entre los
primeros preferidos dice por si solo lo que encarnó la belleza de su creación
artística-poética, y el sentido
metafórico de la misma. Valora la afectividad lograda gracia a su esfuerzo,
dedicación y aporte literario sustancial. Y que conste que su nombre sobresale
entre una pléyade de hombres y mujeres de probado talento, erudición consagrada
y alto calibre cultural, verbigracia de ello, Salomé Ureña Díaz, José Joaquín
Pérez, Gastón Fernando Deligne, Fabio Fiallo, Domingo Moreno Jiménez, Federico
Bermúdez, Aída Cartagena Portalatín, Vigil Díaz, Máximo Avilés Blonda, Carmen
Natalia, Víctor Villegas, Cayo Claudio Espinal, Tomás Hernández Franco, Rafael
Abréu Mejía, René del Risco Bermúdez, Norberto James Rawlings, Tony Raful,
Mateo Morrison, Manuel Rueda, León David, Soledad Álvarez, y Jóvines Bermúdez,
entre otros. Su lauro es resultado de su dedicación, persistencia, estudio y
consagración sistemática.
José Alcántara
Almánzar dijo al ponderar su obra en una conferencia pronunciada en abril del
2010, donde se homenajeó a Freddy Gatón
Arce de manera póstuma; “que éste representa un caso único desde la perspectiva
de haber sido uno de los más prolíferos creadores que con mayor consistencia
aportó a las letras nacionales y con poemas que se resisten a la lectura fácil
y que mostraba un respeto absoluto por el manejo del lenguaje, el cuidado casi
de orfebre de las ideas escritas y la profundidad de sus temas, ya reflexivos,
sociales, amorosos y de producción automática”.
En otro
admirable trabajo critico de fecha 14 de
enero del 2013, dedicado a Freddy Gaton Arce, lo describe como “gran poeta
dominicano de todos los tiempos, cuya labor conjunta constituye una de las
obras capitales de nuestras letras y paradigma de la literatura
hispanoamericana contemporánea”. “Añadiendo, Incluso en etapas de silencio,
cuando se dedicó al periodismo (1966-1974), con la fiereza y la integridad que
le caracterizaran, la poesía fue para él nutriente indispensable, un río
subterráneo que irrigaba su imaginación y lo mantenía actualizado de cuanto se
escribía aquí y en el resto del mundo, preparándolo para la reanudación tan
esperada, acontecimiento que ocurrió en 1980 con la publicación de Son guerras
y amores, libro galardonado con el Premio Anual de Poesía”.
"La
ensayista Eli Quezada nos dice acerca de Freddy Gatón Arce que “Fue un gran
lector, de allí su prolífica carrera. Decía: “…y de que ese vicio por adquirir
libros me conducían a hurtar efectos en la botica de mi padre, para canjearlos
por pequeños volúmenes que narraban aventuras o para obtener que me los
prestasen por muy corto tiempo. Así transcurrieron mi última niñez y mi
adolescencia, al mismo tiempo que daba inequívocas muestras de anarquía,
indisciplina y belicosidad.”… su primeros años en Pimentel y Santiago. Ese
vicio por los libros lo comparto con ese eminente escritor dominicano, que como
muchos otros, nos llena de orgullo.”
"Por su
parte el poeta y escritor Federico Jóvines Bermúdez agrega que “Con su voz
restallante Freddy Gatón Arce anunciaba que el amor brotaría después que el
incendio de su palabra cumpliera el renuevo del árbol que naciera desde su
frente amplia, de lo que se perdieron aquellos que no alcanzaron a comprender
que bajo su imagen de gavilán volaba una paloma dulce como su alma, en la
amplia sala de las Richiez Acevedo donde
la mesa era siempre un sencillo homenaje a su presencia, o en la ardiente
tertulia frente al muro de la Pan American donde todos lloraron en silencio
cuando Dempsey hizo caer al Toro de Las Pampas, y ahora que está ausente
hacemos memoria de su nombre porque recordamos su vital enseñanza de que para
vivir como un justo ha de existirse primero en la palabra, y evocamos su imagen
porque sabemos que alguien vendrá otra vez a intentar pulsar las notas de su
voz con la cadencia de una guitarra de dulces cuerdas graves, para salir a
caminar con el corazón de Freddy Gatón Arce por las calles más dulces y
sencillas del mundo.”
"La poeta
dominicana residente en España Rosa Silverio apunta que “Freddy Gatón Arce es
un poeta que me gusta muchísimo y me emociona. En los días en que se celebraba
la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo realicé en Madrid un recital
de poesía dominicana en el que participaron los poetas de nuestra tierra que
están afincados en esta ciudad y además leímos fragmentos de los poemas más
emblemáticos de autores nuestros como Manuel del Cabral, Franklin Mieses
Burgos, Aída Cartagena Portalatín, Domingo Moreno Jiménez, entre otros… Y por
supuesto que estaba Freddy Gatón Arce.
"Finalmente
el poeta y narrador César Zapata señala con firmeza que “Otra de las voces que
se pierde en la isla. La lengua tendría a un poeta de altos registros si Vlia
se divulgara. Freddy Gatón Arce, explorador de temas, desde lo social hasta sus
experimentos surreales, poeta antes que todo lo demás”.
Nuestro
apreciado POETA, periodista, abogado, ensayista, narrador, profesor universitario,
oriundo de San Pedro de Macorís, dijo en una entrevista periodísticas que se le
hiciera en torno a él lo siguiente: “Los poemas son, para mí, expresiones
vitales antes que vehículos de normas de gramática y lexicografía; por lo menos
expresiones vitales de la intimidad de los poetas y su manera de ver el mundo,
al punto de que la vida de los poetas dejaría de ser plena y se deterioraría si
se apartan de su decir, del decir que sus vidas les dictan”. Y agregó:
“Considero que la lectura, la meditación, la inquietud y un travieso afán
competitivo continuamente norman mis tareas, que son tareas de amor”. No hay
ínfulas ni jactancias algunas en sus palabras solo sinceridad y humildad; una auto
consideración oportuna y necesaria antepuesta como valladar a prejuicios y
calificaciones arbitrarias y antojadizas. Más que ello la autoridad de su voz
encarna aquella Generación Sorprendida cuyos trazos siguen “creciendo en la humedad
como el llanto o la lluvia”. Solo el asombro y la sorpresa es capaz de emanar
ideas tan lucidas y brillantes concebidas por garridos soñadoras afanadas en el
rigor de su peregrinación de nobleza.
“Si uno se
esfuerza en ver más allá de las palabras y analiza el mensaje de lo escrito, se
dará cuenta de que la poesía también es un reflejo de tres cosas: lo que somos,
lo que vivimos y lo que observamos. Partiendo de esta premisa, los poemas nos
facilitan la tarea a la hora de descubrir los rasgos más característicos de la
generación que los escribe y de la sociedad que la incluye”. (Elvira Sastre).
“Los peces
azules, verdes, rojos como labios
como lechos de hojas frescas donde tú eres sustento
La patria, hermana, el ritmo y los corazones
el corazón de los enamorados
limpio más que el ojo brillante del día
Y las bailarinas y tú duran más en vuestra intensidad
que el mundo visible
Y yo voy hacia él continuamente
pero también estoy a tu lado, sobre mares
Estoy en tu abrazo
como tierra que gira alrededor de su eje
o como túnica húmeda que se pega a tu cuerpo
Cuando venga la muerte
unos seres ocultos nos darán su entusiasmo”.
La impuesta
distancia obligada de subsistencia no pudo separarlo de sus raíces añoradas, la
cultivaba en cada reto asumido, en el aire de vida que inhalaba, en los ramales
de sus versos, en la hondura de sus sentimientos. Todo lo verde de su infancia
lo llevó en su ropaje biológico, en la compostura de su catedra, en el esfuerzo
de sus enseñanzas. Se mantuvo entero; jamás se fragmentó. ¡He aquí la trascendencia mágica de su poesía!
“Pasan los hombres hacia el cañaveral. Pasan con sus
mochas y con su ayuno. Chencho tiene pocos años, pero él y el perro
enflaquecido conocen el significado del cotidiano desfile: ellos habrán de
quedarse solo, en la casa, en la mitad del camino, en la bodega. Los que se van
y represan cuando ya el sol ha caído, no tienen tiempo de pensar durante el
corte en la soledad y el abandono que se apoderan de ambos, porque la finca no
concede treguas”.
“Los recuerdos comparan unos con otros sin anularse;
los olvidos también. Pero aquellos y éstos guardan independencia, y se
complementan sinembargo. ¿Cuándo? ¡Ya!
Freddy Gatón
Arce engalanaba con su experiencia y veteranía vivencial y sobria actitud la
amalgama de su prosa; encajaba sus palabras con mesura y seguridad cultural,
eludía la estridencia pedante y fanfarrona, exponía desde una postura meramente
estética. El eco de sus palabras convoca a la reflexión, al contraste
comparativo; a la atención pública. Su versatilidad literaria y entrega al
conocimiento placentero inspiraba respeto y admiración. Pertenecía a un
selectivo grupo profesional y de periodistas cuya impronta marcó diferencia y
referencia en el trato de los problemas medulares que afectaban al país desde
una visión crítica constructiva y
propositiva, consciente de su responsabilidad social. Los matices metafóricos
de su poesía llevan una elegancia original, camina y se extiende en la medida
que desentraña la atmosfera motivante de su producción. Acuña una solidez magistral llevada con solemnidad y respeto. Obliga una lectura
reposada, meditada lejos de cualquier carnavalismo
literario ruidoso. Es una
poesía sin adornos estridentes ni
sonoridad escandalosa. Más que la suma
de un canto del sentimiento es un retrato
patético de realidades sociales; del dolor y la angustia humana, de los
padecimientos y desafueros infringidos por la sinrazón. Su prosa periodística
habla con claridad humana denunciando situaciones de atropello inaceptable.
“Cuando volvamos a encontrarnos,
“por favor” no hables demasiado
De lo que dicen prensa, radio y TV
Sobre el hambre, el desempleo,
Sobre políticos corruptos y la revolución.
Tampoco critiques todo el tiempo
Los males de la paz nuclear y el FMI.
“por favor”, no aumentes mi incredulidad
Y pídeme otra vez que pase entre tus muslos
-No quiero convertirme en un ícono”.
Jardines de
sueños adornan las vestiduras de la especie humana cuyas desgarraduras
transitan en su laya existencial. Es la conciencia de su efimeridad convertida
en poesía mirando la inmensa e incógnita vastedad del firmamento sideral,
buscando eternizarse en la constelación de las estrellas, maravillado de la
gravitación cósmicas y la conjunción de átomos
y moléculas cuya energía motoriza la
vida humana, y cuya dimensión importantiza el valor de la vida por la que
transitamos y logramos la conciencia personal que nos lleva hacia un éxtasis de rebeldía intimista
preguntándonos angustiados el porqué de la creciente desigualdad social, fuente
de amarguras seculares, sufrimientos
extremos que tienden a motivar la indignación de los oprimidos y explotados del
mundo, cuya desgracia es recogida por la sensibilidad de los poetas y
humanistas quienes desnudan a través de su tetragrama lingüísticos la iniquidad
de la plutocracia dominante. Pero
también configura una comprensión filosófica de la realidad patética del
destino final de la existencia humana, aceptándola como verdad inapelable,
convirtiendo el instante último en aliento de continuidad reproductiva,
luchando contra la oscuridad desde la claridad del pensamiento. La resignación
ante el final tiende a imprimirle fuerza, optimismo y fe al votivo regreso
hacia nuestra procedencia histórica. La primavera del invierno está en el
oleaje que mueve la memoria para que perdure más allá de nosotros. Este es el
esfuerzo humano, la continuidad de nuestros pasos luminoso en el encuentro con
la Naturaleza.
Freddy Gaton
Arce nació en San Pedro de Macorís, ciudad
tenida por la crítica como cuna y hospedaje de pléyades
escritores, poetas e intelectuales de la
república, esta característica muy particular
e histórica le ha granjeado una mención constante que la
distingue a nivel nacional. La fama alcanzada en este sentido presupone
en cada autor que sale a la luz un nivel
de calidad y altura a veces muy por encima de su autenticidad productiva.
Los estudiosos e investigadores de esta condición dada al suelo oriental situada a la orilla del Mar Caribe compiten en destacar el rico
crisol de su amplia generación de hombres y mujeres doctos hacedores
de una literatura de alta calidad y limpieza fónica. El ejemplo más significativo lo tenemos en Pedro Mir elevado a la condición de Poeta Nacional. Desde
que las letras y la cultura se
convirtieron en un referente para medir la capacidad intelectual y la inteligencia pública de los
dominicanos como figura de relieve
social y personal el suelo de Macorix ha
estado en un lugar de preferencia recurrente
en este renglón; el listado de su preclaro es ampliamente numeroso. La pujanza
erudita surgida de su aroma de caña, azúcar, salitre y factorías encendidas ha
sido de una proporción lúdica y radiante y cuya medición lirica ha marchado a
la par de su evolución socio-económica, social y cultural, traspasando sus
litorales proporcionándole al país una
gama de poetas, escritores e intelectuales
de tersa belleza encantadora como el protagonista del presente ensayo crítico y cuyo ejercicio lo sitúa en el quinto lugar
en la escala sucesiva al respecto. Pero todavía más, es un profesional del
derecho y periodista de depurado estilo y abierta sensibilidad humana cuyos
teclados enfrentaron el horror emanado
de fuerzas y sectores despótico a riesgo de su vida. Este pormenor le dio más brillo y autoridad a su imagen.
Su trascendencia robustece el arcoíris circundante de sus florecidos pasos poéticos exhibidos como signo de
continuidad emblemática en el perifoneo de su
rapsoda.
Con orgullo petromacorisano
su ciudad natal se luce en su gala algodonada mostrando el
lauro de estos dos poetas maravillosos y también otros poeta magnifico como
fue Federico Bermúdez Ortega y que
fuera calificado por el laureado intelectual Joaquín Balaguer como "el
único poeta dominicano que ha dado cabida en su poesía a los temas de carácter
social, pero no para deducir de los cuadros patéticos que describe conclusiones
tendenciosas, sino para exaltar a las clases sin fortuna, en versos de profunda
resonancia humana”.
A los nombres encumbrados de Pedro Mir Valentín,
Freddy Gaton Arce y Federico Bermúdez Ortega, tenemos
necesariamente que sumarle con derecho,
justicia y crece a Francisco Domínguez
Charro, Francisco Javier Angulo Guridi, Gastón Fernando Deligne, Virgilio Díaz
Ordóñez, Carmen Natalia Martínez, Freddy
Prestol Castillo, Luis Arturo Bermúdez, Víctor Villegas, Antonio Frías
Gálvez, René del Risco Bermúdez,
Norberto James Rawlings, Federico
Jóvines Bermúdez, América Bermúdez, Avelino
Stanley, Ludín Lugo, Ana Teresa Martínez, Aurelia Castillo, Joel Rivera, Félix
Ramírez Sepúlveda, Ramón Perdomo y Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo), entre otros, cuyo talento y obra obliga a
incluirlo en la competencia nacional. En
cada época primorosa de las letras y la
cultura los bardos del terruño petromacorisano han
sabido ocupar un espacio preponderante
en el ejercicio y oficio de la
cultura y la literatura. ¡Cuánta grandeza acumulada en tan poco kilómetros de
espacio cuadrado‼
“Idolatra,
adorante. Todo cuanto sigilan
Dios y el hombre, el lugar y el tiempo,
Y elevarse y caer del sol.
Tú, tú amas, ruptura, Incógnita y anuncio y partida,
país poderoso mío.
Cuando la cresta de la ola vaciante abdica
En la revesa, y el río descubre su sal
Que es otro amor
Que es otra oblación
Que es otro decir
Que es otra gracia
Que es otro andar
Los umbrales fosforescentes invitan al atardecer
A otros espacios desconocidos, y en donde
No obstante, espero,
te espero siempre,
Yo estuve allí cuando la iglesia
Abatió su espíritu
para que el diablo refulgiera
Y bailará al son de los carillones,
Y no hubo huracán, ni tromba
Ni temblor de tierra memorable.
Y todo sigue igual,
Mismo que el malvado,
Mismo que la rectitud,
Mismo que la libertad,
Mismo que comer y vestir y sanar,
Porque todavía
Los vientres sombrosos son también los saciados,
Mientras los hambrientos tragan abanicos de polvo
Que llegan con el verano, en prueba de sacrificio
De los penantes que crecen en la bondad.
E idolarra, y adorando, qué apremia para que se sepa
De la vida y la muerte
sino el tiempo, el espacio.
Cierto que los huesos y los músculos,
Los pensamientos y pulsaciones nunca abominan
De su condición, armonía o tumulto cotidiano
O habla oracular.
Oh pérdida, todo lo que acontece
Es lujuria de tesoro efímero”.
No hay artificios
en la prosa de Freddy Gaton Arce. Todo
sale a flote sin ánimo ni interés de estigmatizar. Son palabras ideas activando
y apuntalando la cronología para anteponerla a lo sutil y difuso que la
cotidianidad caótica impone. Demuestra la autenticidad real del autor emanada
de la condición de que un escritor verdadero debe estar “comprometido con su
tiempo y la literatura que produzca ha de ser comprometida por él”, así lo
definió en 1948 Jean Paul Sartre en su famoso ensayo titulado ¿Qué es la
literatura? Para el famoso filósofo francés escribir es una acción de
desnudamiento. “No basta al escritor haber escrito ciertas cosas, es preciso
haber elegido escribirlas de un determinado modo, exponiendo su mundo, con
elementos estéticos”. “El hombre que
escribe tiene la consciencia de revelar las cosas, los acontecimientos; de
constituir el medio a través del cual los hechos se manifiestan y adquieren
significado. Aun sabiendo que, como escritor, puede detectar la realidad, no
puede producirla; sin su presencia, la realidad continuará existiendo. Al
escribir, el escritor transfiere a la obra cierta realidad, volviéndose
esencial a ella, que no existiría sin su acto creador”.
El escritor e
intelectual mexicano Carlos Fuentes
indicó que “escribir es un acto solitario y a veces aterrador, es como entrar
en un túnel sin saber que habrás luz a la salida”. El también mexicano José
Emilio Pacheco manifestó que la Literatura es la más solitaria y la más
colectiva de las artes, agregando que ser un escritor es un tesoro por la
abundancia de temas incitaciones y desafíos que ofrece. Maurice Blanchot con la
calidad que le asiste señaló en El espacio literario, publicado en junio 2002, "La
escritura, es una experiencia fugitiva, aunque inmediata. No es la fuerza de
una prohibición; es mediante el juego y el sentido de las palabras, la
afirmación insistente, ruda e incisiva de que eso que está allí –en la
presencia global de un texto definitivo– se niega”. “De este modo, el escritor
no escribe más que comunicando su soledad. Pero no se trata de escribir para no
estar solos, se trata de escribir para invocar las potencias múltiples que nos
exceden y de las que formamos parte.”. (Michel Foucault), citado por Anna María Iglesia Pagnotta. “El escritor escribe
solo, sin más intimidad que sus palabras y aquello que leyó (que son siempre
palabras) y aquello que escribirá (más palabras), y claro: aquello que lo
obliga a pensar: el afuera. El afuera del pensamiento o el flujo de fuerzas que
afectan una y otra vez al escritor, que se doblan, que lo doblan, haciendo del
escritor y su escritura un lugar de experimentación, una región de intensidades”.
(Julián Fava).
La estrechez y
limitaciones del subdesarrollo intelectual y cultural de la época unido al
ambiente de opresión tiránica del régimen trujillista contribuyó a opacar
en parte la producción poética y
literaria de Freddy Gatón Arce, para algunos constituía un peligro entablar
vínculos personales o sociales con su persona, y menos reconocerles públicamente su connotación
deslumbrante. El culto a lo de su estirpe se hacía con discreción y temor.
Empero, su formación profesional,
rectilínea conducta de bien, unido a su nutricia erudición y agudeza
intelectual obligaba concitarle cierta distinción de todo hombre ilustre; la
admiración y el respeto de los contertulios del ambiente de las letras en el
proceso de intercambio y socialización de ideas públicas y culturales lo
convertía en una figura de respeto.
Su dominio gramatical e idiomático; su talento y capacidad lingüística expresada en la majeza de sus
versos, le permitió imprimirle un formato impecable a su quehacer literario.
Era un maestro de maestros en el sentido más elocuente del término.
La sistemática e
implacable presión trujillista para que
los hombres cultos se le adhirieran de manera sumisa, recurriendo en ocasiones a una actitud persecutoria agresiva y criminal, empujó a muchos de ellos a cobijarse mediante
un comportamiento reservado, indiferente, alejado de los círculos opinantes. Contrario
a ello los de tendencias irónicas, como Freddy Gaton Arce, asumieron el surrealismo y el positivismo; que a los
ojos de la dictadura no constituían peligro alguno de desestabilización. Erróneamente eran visto como filósofos y
soñadores inofensivos. El psicoanálisis de Sigmund Freud estaba en su apogeo y quienes simpatizaban
por esta corriente no eran vilipendiados bajo sospecha política; y en cuanto al
Positivismo de Auguste Comte, se le veía
más como una corriente cultural, intelectual y ética aceptable. El culto a
estas doctrinas atraía a la juventud
inquieta y con espíritu rebelde. En el país
prevalecía un atmosfera tensa de hostigamiento y acoso. La necesidad de
sobrevivir por encima de la desgracia de la dictadura puso a muchos a producir
una literatura circunspecta y favorable a los intereses del régimen que la utilizó
con fines propagandístico, de manipulación al tiempo de imprimirles alguna sustancia ideológica a su dominio criminal. Ese
tramo del siglo XX constituyó un dilema de definición riesgosa. La duda en sí
mismo y en su oferta de pensamiento, quizás una herencia reproducida de
aquellos de los "afrancesados y los "filorios, la rivalidad entre el
pragmatismo oportunista y los
ideológico, expresión que identificada
por Pedro Henríquez Ureña como la ganancias y pérdidas dentro la crispación
política que estremecía el país.
Hostos y su
pensamiento contribuyó a enderezar
equívocos de entrega y humillación. Constituyó un ingrediente educativo y
cultural impactante. La tiranía tuvo el valor de respetar su presencia y
desarrollo. Su corriente ética y moral vino a llenar el vacío ideológico
diezmado por las apetencias personales del caudillismo en boga. El acercamiento
del Positivismo con las ideas del pensamiento
hostoniano fue descollante, produjo una
unidad en el debate intelectual y una clarinada en el enfoque crítico hacia el
autoritarismo dominante. Además, el insigne educador puertorriqueño era
considerado una de las figuras más simbólicas de la
intelectualidad americana del siglo XIX. Aunque hubo pocos planteamientos con cargas explosivas asomaron actitudes de
cuestionamientos cimentados en preguntas asociadas al liberalismo que se sentía
con fuerza en las naciones del continente hispano-americano. La legitimación del
reinado trujillista de parte de conocidos intelectuales de la época no contagió a Freddy Gaton Arce. Con
inteligencia, astucia y estrategia de
vida, evadió cualquier compromiso de facto. Esta virtud lo engrandece. Fue un ciudadano
valiente y coherente consigo mismo.
Su inclusión en
el campo de las letras partió de su pasión por las mismas, las que cultivaba como lector asiduo,
ciudadano amante del mundo cultural, periodista crítico y formador de opinión
editorial de medios de prensa. Su talento siempre estuvo al servicio de la
patria con denuedo y dedicación consagrada. En ese fluir de platonismo,
temores, ilusiones, erotismo de juventud, anhelos escarchados, dicotomía del
pensamiento, dudas y preguntas, peregrinajes y aventuras, rayos y truenos de
lluvias, apareció su prosa mostrando realmente su persona. Diciendo con acento
literario la existencia de un poeta. Porque, además. ¿”Quien puede, en fin,
digo yo, ¿explicar por qué y predecir como comienza la obra artística que se
llama poema?”.
Escribir poesía constituye un acto de intimidad. Un contrato
consigo mismo y con la sociedad. Es
asumir una responsabilidad social sagrada. Importante por cuanto recoge, expresa, y
comunica una interior manifestación
artística, literaria y cultural mediante un lenguaje construido con
ingredientes filosóficos, ético,
estético, critico, prescriptivo y
preceptivo que le confiere un valor social e histórico por encima de su autor. "La
poesía no puede encontrarse sino en la
obras de los poetas, y sólo cuando éstas se
ajustan a ciertas normas imprevisibles y exclusivas de cada una de ellas:
la poesía sólo existe en el poema hecho
y es inseparable de él”. (Juan o Joan
Ferraté.
Al trabajar cualquier texto literario en su función
poética debemos tener en cuenta la particularidad de su sonido expresivo cuya finalidad es producir una sugestiva sensación atractiva. En este
aspecto la articulación de fonemas y
morfemas en la articulación del lenguaje
transitan en una tornasolada dicotomía
cuya sincronía y diacronía le
confiere una categoría diferenciada frente a las demás manifestaciones
y formas de verbalización del lenguaje. Lo
que Vilém Mathesius denominó "perspectiva funcional de la oración". La literatura en todas
sus expresiones parte de fundamentos
culturales amplios. Saber recoger y expresar ese amasijo de costumbres producida
por la humanidad en su trayecto histórico. Enseña sus formas,
actitudes y pensamiento cultural a través de un contexto formal expuesto con elegancia
verbal y escrita con limpieza pre-concebida. Desde su origen sumerio en tablillas de arcilla y estructurada de
manera cuneiforme, así como el sistema
jeroglíficos egipcios. Su curso se ha
desarrollado, elevado y trascendido por canales cualitativos con características novedosas; una subjetividad variabilidad; entonaciones artísticas especiales, y un manejo profiláctico del idioma utilizado,
acompaña su hechura cultural. Su ejecución transcurre en una singularidad
sinérgica que potencia su creación en
sus diferentes géneros, dotándola de un
vocabulario retórico cuya profundidad estilística le asigna una categoría prosista y poética de sonoridad
atractiva y una acentuada vitalidad noética.
Desde su comienzo histórico se ha
venido transmitiendo de manera oral y
escrita trapazando etapas y períodos
sobre un carril epistemológico heterogéneo.
De aquí la importancia de difundir la producción literaria. Mostrarla, Exhibirla y promoverla es un acto de responsabilidad pública situándola en un contexto transparente para el debate intelectual, cultural y social, confiriéndole un espacio jerárquico en la afectividad cultural. El producto realizado, creado, traspasa el ámbito del autor y se convierte en un bien público y social. En este sentido vale el esfuerzo de los escritores en dar a conocer su trabajo y dedicación personal, entendiendo que escribir y publicar implica un estar de auténtica libertad consigo mismo. Un éxtasis de emoción consumado. Manifiesta los alti-bajos del sentimiento desde una soledad colectiva distante donde el pensamiento se desliza con sutileza reflexiva, con entusiasmo preconcebido y desde un lenguaje auto construido y conferido de manera meticulosa y artística. Freddy Gastón Alce se sumó a los que cumplen con este cometido. Sin aspaviento ni vanidad presumida nuestro personaje exhibió la aromática sustancia de su retórica magnética partiendo del respeto a sí mismo; cultivando sus formas y detalles. Importantizando a sus lectores, y a través de ellos, le daba a conocer sus ideas hecha palabra, depurando el lenguaje, procurando jamás ofender, herir sentimientos ni reputaciones sociales. Su único interés era que el vuelo de su apotegma cumpliese una misión refrescante de sensibilidad humana, estimulo de vida; de encuentro con la cultura y el conocimiento. Se empeñaba porque sus palabras convertidas en versos poéticos, en opinión pública, en crónica y descripción periodista, tuviesen un rol de enseñanzas, exponiéndola desarropada de cualquier pedantería de clase ni soberbia de encumbrado. Encaminándola sobre líneas traslúcidas para que todo ojo humano la viera y la hiciera suya frente a las alternativas de las interrelaciones económicas, sociales, culturales, política que se dan en el intrincado desarrollo dialectico propio de toda sociedad.
Importantizando
a sus lectores, y a través de ellos, le daba a conocer sus ideas
hecha palabra, depurando el lenguaje, procurando jamás ofender, herir sentimientos
ni reputaciones sociales. Su único interés era que el vuelo de su apotegma cumpliese
una misión refrescante de sensibilidad humana, estimulo de vida; de encuentro
con la cultura y el conocimiento. Se empeñaba porque sus palabras convertidas
en versos poéticos, en opinión pública, en crónica y descripción periodista,
tuviesen un rol de enseñanzas, exponiéndola desarropada de cualquier pedantería
de clase ni soberbia de encumbrado. Encaminándola sobre líneas traslúcidas para
que todo ojo humano la viera y la hiciera suya frente a las alternativas de las
interrelaciones económicas, sociales, culturales, política que se dan en el
intrincado desarrollo dialectico propio de toda sociedad.
La poesía de
Freddy Gatón Arce se inició dentro del género literario del surrealismo pasando
más adelante al modernismo. En su recorrido poético encontramos la presencia de
estos dos elementos.
Vlia, escrito en 1944 cuando apenas tenía 23 años,
y que se tiene como su producción más conocida, es enteramente surrealista. Al
ir acumulando mayor conocimiento libresco y cultura vivencial su continuidad
productiva adquirió ribetes cromóforos en consonancia con el desarrollo de su madures biológica y cultural.
Su confrontación con la realidad social y política lo llevó a identificarse
claramente con la problemática social acercando su poesía con los postulados de
libertad, justicia, democracia social, y autodeterminación de los pueblos. Esta
visión lo involucró con el modernismo, corriente literaria que se inició en los
últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, abarcando el periodo de 1888
al 1920, manifestada como cuestionamiento a la defección moral y artística de
la época, cuyos protagonistas buscan la belleza a través de la palabra al unísono
de evocar lo clásicos y lo mitológicos desde una perspectiva poética y social sin precedentes. Veían el mundo de
manera más directa, su ser social determinaba su conciencia social.
Los más
conocidos exponentes de esta tendencia han sido el nicaragüense Rubén Darío,
autor de “Prosas profanas” o “Cantos de vida y esperanza”, el mexicano Amado
Nervo, con “Perlas negras”, “Místicas” y “La amada inmóvil», el argentino
Leopoldo Lugones, con “Las montañas del oro”, el estadounidense Walt Whitman
con “Me celebro y me canto a mí mismo”, “¡Oh yo, vida!”, Hojas de hierba, “¡Oh
yo, vida!”, “Cosmos”, “Una araña paciente y silenciosa”, “Mira el mar
infinito”, “Con estrépitos de músicas vengo”, “No te detengas”, el cubano José
Martí: “Cultivo una Rosa Blanca”, “Versos Libres”, “Versos Sencillos”,
“Homomagno”, “Canto de Otoño”, “Penachos Vívidos”, “Yugo y Estrella”, “Musa
Traviesa”, “Príncipe Enano”, “Amor de Ciudad Grande”, el mexicano Manuel
Gutiérrez Nájera: “La duquesa Job”, “Hamlet a Ofelia”, “Non omnis moriar” , la
uruguaya Delmira Agustini: “El libro blanco”, “Cantos de la mañana”, “Los
cálices vacíos”, el colombiano José Asunción Silva: “El libro fiel”, “Las horas
doradas”, “Odas seculares”, “Las montañas de oro”, el también cubano Julián del
Casal: “Nieve”, el peruano Manuel González Prada, con “Minúsculas” “Exóticas”,
“El verso polirritmo”, y el dominicano Fabio Fiallo: “El silencio de unos
ojos”, “Gólgota rosa”, “En tierra de Quisqueya”, “Astro muerto”, “Plenilunio”,
“Era una tarde”.
Si bien al chileno
Pablo Neruda no aparece incluido oficialmente como parte de este grupo vale significar que, “Veinte poemas de amor y una
canción desesperada”, “Tentativa del hombre infinito”, y «Crepusculario”,
evidencian de manera notoria una influencia del Modernismo.
Aunque se dice
que el modernismo llegó a República Dominicana un tanto tarde hay que destacar
que los poetas dominicano más preclaros fueron atraídos por esta manifestación
artística, cultural y literaria. Hay quienes sostienen que Pedro Henríquez Ureña
produjo y difundió el primer poema auténticamente modernista en 1910, sin
embargo, anteriormente, Gastón Fernando Deligne con Ave única (1898), José
Joaquín Pérez y Tulio Manuel Cestero, escribían montado en este estilo. La
crítica analítica señala que, “las tres voces más representativas del
modernismo dominicano son Valentín Giró, Osvaldo Bazil y Ricardo Pérez
Alfonseca”; a lo que habría que agregar a Osvaldo Bazil Leyba (1884–1946), con
el poemario Rosales en flor (1906), “, y Arcos votivos (1907)”, producciones
que lo proyectaron como modernista, incluso su soneto “Virginia” fue premiado
por la Sociedad Casino de la Juventud en los Juegos flores celebrados en San
Pedro de Macorís, del 1907.
Aunque el
modernismo ocupó el espacio del romanticismo con fuerza desplazante no se puede
negar que nadie en su juventud con inclinación cultural asidua que haya leído y
lea a William Shakespeare, Víctor Hugo, León Tolstoi, Gustave Flaubert, Fiódor
Dostoyevski, Honoré de Balzac, Iván
Turguénev, Gustavo Adolfo Bécquer, Johann Wolfgang von Goethe, Oscar Wild,
Edgar Allan Poe, José de Espronceda, Lord Bryron, entre otros reconocidos
autores de esa expresión, posiblemente les
daría dificultad actualizarse.
La profundidad
de sus obras posee un magnetismo atrayente por lo que su influencia tiende a
sentirse en algún momento inesperado, tal fue la grandeza de la impronta
literaria de estos genios. Siempre habrá alguna apropiación de sus obras ya que
su creatividad fue desmesurada. Pero la
vida trascurre en un ciclo dialectico indetenible y lo nuevo siempre se impone
a lo viejo.
En sentido
general, la valoración crítica de la retórica poética no está signada por el
género que se adopte sino por el despliegue de las imágenes utilizadas sin
importar si su tinte simboliza el romanticismo, surrealismo, lo dramático,
épico, lirico, epístola, o novela, más que los detalles importa el contenido,
su trascendencia y alcance histórico.
El auge y debate
alrededor del Modernismo como corriente literaria influyó en la realización
poética de Freddy Gaton Arce, quien vivía en carne propia la falta de libertad
expresiva del régimen de terror y sangre de la dictadura trujillista. Desde el
instinto rebelde característico en toda juventud pensante concibió su exterior
composición lírica.
Vlía, el inicio
deslumbrante de Freddy Gatón Arce.
Freddy Gatón
Arce inició sus pasos dentro del surrealismo cuya característica encuadraba en
su juvenil imaginación, llena de desafíos competitivos. Lo hizo con Vlia una
obra lanzada a las interpretaciones, conjeturas y debates y sacudidos por interrogantes, con
característica de un neologismo. La misma lo proyectó, y más que eso, llamó
poderosamente la atención de los dotados culturales quienes la recibieron con
esmerado asombro.
“Nosotros. Ya no sucede nada. La mar no tiene
remordimientos y la brisa no la despeina. Un saludo queda suspenso en las
miradas, en las búsquedas íntimas, y no hay más que nosotros. Nosotros: Vlia,
tú y yo, que nada sabemos, ni siquiera sonreímos de una vida a otra, y pensamos
como si fuéramos uno, uno solo que se desvive en el cielo, de todos los días
nublados por azules. Nosotros ya no queremos ni siquiera mirarnos a través de
las pupilas azules. Estamos como si fuéramos dos ojos, cuatro y cien corazones desplegados.
Ya no podemos más, y Vlía y tú lo comprenden perfectamente. No nos encontramos
ni en el cáliz de la redoma de la bruja cargada de lavandas. Creo que nuestros
ojos están fatigados de las distancias recorridas, y que no podemos vindicamos
en los sueños cargados de rocío febril. Iremos navegando en el mar de todos los
sinsabores cuajados de dulzuras y de todas las sagradas mentiras. La vela que
asoma a lo lejos Vlía y tú y yo, gaviota de horizonte se ha engrandecido de
vientos para adentrarse en la ría de canalados sentires. Nosotros, ¿qué
esperamos de nosotros? ¿Y de ti? ¿Y debía? Estamos situados en la infinita
distancia de la cercanía y ni siquiera sollozas. Las lágrimas se hicieron para
la fuerza. Tendremos que inventar una nueva telepatía de las almas para
encontrarnos extraterrenos, o subrosa como quieran los hados de todos nuestros
deseos, de los deseos tuyos, de los deseos de Vlía. Ya no podemos cargarnos más
de mentiras inclinadas de ojos y dedos de frentes cuidados de cabelleras
invisibles. Debemos irnos viendo en ese mapa que carece de posición
fisiológica: corazón. Quiero queremos tú y yo y Vlía lo sabemos bien: siempre
lo hemos querido en todos los anhelos borrados de sueños que nos vayamos adonde
tengamos lo que nadie sabe, lo que todos hemos sabido desde antes de
conocernos. Porque ni tus ojos, ni los ojos de Vlía, ni los míos, están
espejando nada, ni siquiera a nosotros, Vila. Yo quiero que lo sepas que lo
sepamos ya nada acelera mi corazón”.
Vlía es un texto
alegórico de acentuada marca surrealista que lo situaría dentro de un reducido
círculo de autores circunspectos. Quizás su timidez conocida lo llevó a
expresarse con acento interpretativo. No obstante, cabe apuntar, que para esa
época llegaron al país cientos de refugiados políticos españoles entre los
cuales hubo hombres vinculados a las letras, intelectuales, profesores
universitarios, y reconocidos militantes culturales. Fueron los años de la
guerra civil en España (1936-1939) que culminó con el triunfo del franquismo
fascista. (Francisco Franco Bahamonde, (4 de diciembre de 1892, 20 de noviembre
de 1975).
También llegaron
de otras nacionalidades como el conocido periodista, poeta y escritor chileno
Alberto Baeza Flores, (1914-1998). La presencia magnética de éste fue
trascendente bajo su liderazgo se conformó el grupo de pensante literario
conocido como la Generación del 48 de la que Freddy Gastón Arce fue una de sus
principales figuras de vanguardia. Este grupo
liderado por el poeta Lupo
Hernández Rueda, surgió con la idea de
renovar la creación artística literaria partiendo de una base estética. Esta nueva corriente del pensamiento poético
dominicano surgió con la idea de renovar
la creación artística literaria partiendo de una base estética. "El primero en publicar fue Máximo
Avilés Blonda; luego, Rafael Lara Cintrón, Alberto Peña Lebrón, Abel Fernández
Mejía, Abelardo Vicioso y Lupo Hernández Rueda. El nombre de Generación del 48
dado a estos poetas surgió cuando el escritor español Leopoldo Panero,
interesado por lo que él bautizó como "uno de los brotes poéticos más
prometedores con que cuenta hoy la poesía general de habla española”, cuestionó
a Máximo Avilés Blonda acerca del nombre del grupo y de la producción de éste.
Generación del 48 fue la respuesta de Avilés Blonda, quien al no encontrar una
salida apropiada a la inesperada pregunta de Panero, rememoró la fecha de la
primera publicación de la Sección Escolar del periódico El Caribe, dirigida por
María Ugarte". Sobre el tema
el conocido crítico literario Odalís
Pérez apunta, "para la generación del 48 la poesía es
ser, lenguaje, mundo, libertad y arrojo"
Añadiendo, "para la
Generación del 48, el poema traslimita su metaforización, logo, ruptura,
misturas, confluencias. Es transgresión de la lengua, eufonía y compromiso,
desde el discurso poético del sujeto creador. Freddy Gastón Arce se unió al
grupo y sobresalió como una de sus
principales figuras de vanguardia. Este conglomerado poético constituyó un prisma revolucionario trascendente al dedicarse a mezclar la
tradición clásica referente en sus composiciones poéticas, así como un arte que
fuera solidario y se identificara con el dolor humano, con el amor, la
naturaleza, y la preocupación religiosa. Esto lo llevó a involucrarse en los
problemas sociales y políticos que les rodeaban. Apoyaban su trabajo en la
libertad métrica sin abandonar lo clásico creando el verso libre, no sujeto a
medida ni rima, el verso blanco sujeto a medida, pero no a rima y el versículo,
sin número fijo de rima o de sílabas.
"Los
espacios aquietados, azules de enclavados astros, dan su violeta a la torre
invertida del cielo. La torre, extática, muda, salta nerviosa en sus risas y
gemidos, como mama tallada de virginidad. Cantar de los gallos espada la
vigilia y el mundo noche de todos los donceles", nos dice Freddy Gaton
Arce en uno de los pasajes de Vlia..
"La vida ha
perdido un inconsciente de por qué la vida. El traje color rubor de timidez
quedó destrozado en el valladar de los ojos. Clavada torre en el mar de los
sueños remolino de sangre de la sensitiva, blancor de olas altas llagadas como
la incertidumbre, o dos pavores y cinco pétalos caídos traéis a Vlía".
“Vlía anda como
el viento ¡es el viento! que sopla hacia el mar. Vlía: mar de angustia. Se
azulan sus pasos. Anochecen sus cabellos de tanto ser la noche. ¡Y el gato
negro acecha! (Vlía, todo un gato de Noche)”.
Vlía es su
conjunto de estrofas versificadas más conocida y comentada por la crítica
literaria alrededor de la integridad de
la obra de Freddy Gatón Arce. La particularidad metafórica y subjetiva de los párrafos textos nos obliga
subrayar que un parto único en la literatura dominicana. Su análisis y estudio
trasciende espacio histórico en razón de que, “es la criatura verbal que navega entre dos
aguas como en un infierno inevitable de indecisiones y de búsquedas, debiendo
considerársela, por ello, la primera gran obra de vanguardia escrita en el
país”. Rebasa la conformación de un mero cuerpo ficticio para convertirse en una
mezcla alegórica de encabalgada amplitud silabica y cuya exégesis
literaria sobrepasa su tiempo de construcción.
Si nos apoyamos
en la crítica literaria que sostiene que
en la novelística dominicana se
tiene al hombre como un sujeto protagónico que simboliza al pueblo, a los de abajo
y la mujer representando la patria, y en vista de que Vlia es un término femenino, podríamos
colegir que esta figura literaria en la voz y la palabra de Freddy Gaton Arce,
representa a la patria dominicana, entonces sometida a una despiadada dictadura
unipersonal y familiar encarnada por el oprobioso régimen de Trujillo.
Vlia puede suponer una poesía de protesta y denuncia en un
escenario donde existía una vigilancia casi absoluta sobre todos los ciudadanos
y donde todo vestigio de inquietud social o política era cruelmente castigado.
Ante la
imposibilidad de asumir una postura directa contra el régimen algunos intelectuales y profesionales
contestatarios se vieron forzados a
recurrir a figuras simbólicas frente al cuadro de escarnio y sangre que le rodeaba.
El ejemplo más
sobresaliente de lo ante señalado lo
tenemos en la narrativa dominicana
cuando en los años de 1936, 39 y 40 el tema de la explotación inhumana en la
industria azucarera fue tomado como
argumento en la novelística del médico capitaleño Francisco Moscoso Puello, con
Cañas y bueyes (1936), del novelista, periodista e historiador, nacido en San
Rafael del Yuma, provincia La Altagracia, Ramón Marrero Aristy, con Over
(1939) y la del petromacorisano Pedro Andrés Pérez Cabral (Corpito) con
Jengibre (1940), conocido narrador, abogado, político, periodista, educador. Son novelas con un trasfondo político implícito y
con argumentos humanos valederos donde se
denuncia la arbitrariedad, abusos e injusticia que padecían los trabajadores en los ingenios azucareros.
Esa
producción se contrapuso a las novelas de alabanza y loa al dictador
como fueron las obras de Enrique Aguiar, Rafael Damirón, Miguel Ángel Monclús,
entre otros.
El reconocido
periodista, crítico literario, ensayista y poeta hatomayorense Diógenes Céspedes Mercedes señala que Vlia trabaja una teoría de la poesía
simbólicamente.
Y así es. ¿Acaso
podríamos ignorar la influencia en el
sentimiento patriótico, político y nacional de los acontecimientos que se sucedían
en la arena internacional de 1944 cuando Vlia fue concebido y presentado al
público lector?
Lo simbólico, la
verdad expresada de forma figurada, abstracta, subjetiva, era una forma discreta, apropiada posible para poder manifestar por esa vía, una especie
de metamensaje, cualquier opinión disidente contra el tirano y su familia.
Según la
ponderación del crítico literario y escritor dominicano Franklin Gutiérrez, en
su estudio Escritores Dominicanos, el poema Vlía sitúa a Freddy Gatón Arce entre los mejores cultivadores de la
prosa poética dominicana, indicando con autoridad “que el resto de su poesía,
profundamente filosófica y religiosa, trasciende la materialidad del ser humano
para desvelar sus zonas existenciales más profundas”.
Vlía es parte
sustancial de su agrupación poética, se eleva en la apreciación crítica de su
producción literaria y en la valorización de su personalidad intelectual.
En la misma
encontramos metáforas alusivas a aquel desarrollo de progreso impactante que se detuvo y que produjo una inercia traumática
que descontinuó el tórrido progreso material de su ciudad amada.
Sin tener el revivir fénix de aquellos súper escritores
cuya autoría desmesurada pone a vibrar
sus páginas en las manos de sus lectores Vlía contiene llamaradas poéticas sugerentes difíciles de
evadir.
La fuente
vibrante del contenido de su onda prosa, base de su apropiación creativa, alas mágicas que lo elevó muy por encima del
círculo de hombres y mujeres leídos y productivos del quehacer cultural, literario
e intelectual que le acompañaba en su regular excursión hacia el conocimiento libresco provino inicialmente del francés
Andrés Gide, (1869,1951, Premio Nobel de Literatura en 1947, constituyó su modelo de referencia y herramienta vinculante en el impulso de su
creatividad personalizada.
La primera
escaramuza de todo joven despierto es identificarse, simpatizar, acercarse a lo
prohibido. Es el inicio de su madurez en acenso, el ahondamiento de sus pasos
por líneas colmadas de desafíos. Y Freddy Gaton Arce se sumó con entusiasmo por
esa ruta de imprevisto temerario.
Recordemos que
Vlia fue su parto principal de juventud, y quien tuviese en el citado y
laureado escritor un referente de inspiración necesariamente se ve compelido a
hacerse preguntas en torno a los cánones establecido por la vida en sociedad, y
cavilar de manera crítica sobre cualquier constreñimiento de libertad
individual o social, procediendo a
desahogar fantasías retenidas.
La figura
literaria de Vlia cuya originalidad es irrepetible, presume una elaboración
artística singular y una capacidad de exornación del autor que en su momento y
más allá, trastocó la
rutina en que se desenvolvía el ejercicio literario en República
Dominicana. La receptividad de la crítica confirma lo dicho, y por ello nos
atreveríamos a sumarla en la categoría de obras magnificas y deslumbrante como la de Don
Quijote de la Mancha, del español Miguel de Cervantes Saavedra, Hamlet, del dramaturgo inglés William Shakespeare, Ulises, del escritor irlandés James Joyce,
Fausto, del poeta, novelista, dramaturgo alemán, Johann
Wolfgang von Goethe, Oliver, de Charles
Dickens; o, el libro negro, del italiano
Geovanny Patini. Y no exageramos. Su lectura nos atrapa y seduce como las obras
de los autores arriba indicados. La aparición de Vlia marcó espacio de atrevimiento, de desafío, en un
ambiente cultural y literario conservador, frío, temeroso y vacilante en romper el cerco de lo tradicional. De esa literatura de manual
impuesta por normativas convencionales. El autor nos dio en esta obra una
alta capacidad de innovación y creatividad sorprendente.
Vlia, al igual
que los partos literarios de los grandes y magníficos autores mencionados, es
un alumbramiento poético novedoso cuyo
contenido transfigurara el lenguaje
sumiso de los cansados, dándonos un nombre para que se pregunte por él
incansablemente. Es una revelación surrealista estremecedora. Una pieza
artística llena de osadía e interrogantes continúo. Una especie de crisálida que sirvió de base para el
desarrollo integral del poeta, el escritor y el intelectual que desde esa
publicación airosa se sembró con
profundidad extrema en la conciencia
literaria y poética de Republica Dominicana.
Manuel Mora
Serrano explica que Vlía es un enredo surrealista, “las letras mismas que
forman el título de este extraño poema: V L Í A, notamos la ausencia de
significado de algo existente, aunque se trata de un sustantivo, que por
definición es sustancia: ser. Es “algo”. De golpe y porrazo con el solo
enunciado de cuatro dígitos estamos en medio de un enredo surrealista”.
Su condición de
abogado, una profesión liberal, y el ejercicio del periodismo como vocación
orientadora y de conciencia pública en cuyo quehacer se destacó con signo
reverente contribuyó a moldear su carácter intelectual y con ello su producción
relativa. Más su abstracción retrospectiva lo reencontraba con episodios
fantasiosos que significaron ilusiones pretéritas común en toda mocedad
repitiendo añoros ansiados en la pausa meditación del frescor de la vida.
El surrealismo
automatiza ese espejismo cual relampagueo introspectivo dado en el esfuerzo por
entender el mundo desde codificaciones
emocionales, significándolo desde instancias poéticas. La soledad de la
producción literaria posibilita espontaneo estadio intimista sobre cualquier
construcción pensada y labrada. El escritor, el poeta, camina sobre espacio
abierto, ilimitado, en la motivación e inspiración de los sentidos refulgentes.
La ingravidez de
las pasiones tornase multicolor en las interrogantes atormentadas de lo
desconocido. La percepción infecunda de la profanidad incuba la burla y la
insensatez ruidosa despreciando el valor de la palabra como arte, esa que expresa
amor, belleza, encanto, dulzura, solidaridad, sueños, ideales, y entrega a causas nobles; que se colorea y
agiganta cuando se expresa en versos para transformarse en Poesía de zaetas
maravillosos.
El fundamento de
la cosecha cultural de Freddy Gastón Alce está en la cerciorada certificación
de la conciencia, fundamento de su inspiración cristalina, con un estilo
depurado y estilístico propio de un maestro en la materia. En su poesía no hay
estremecimiento de resentido ni desahogos estentóreos de frustrado, ni resaca
social. Todo lo contrario, hay amor por la patria y fe en los hombres. Está
sustentada en la ética y la honestidad; exhibe sin dobleces ni poses de
conveniencia su reciedumbre majestuosa. Lleva la musicalidad de la llovizna. Es
suma de virtudes excelsas y copiosidad de decencia conferida por su prosapia y
sublime donaire. Su naturaleza personal contribuyó a crear en su entorno un
aura de respeto y credibilidad alrededor de sus opiniones públicas enarbolada como bandera de gratitud
emocional para memorizar la grandeza humana.
La potencialidad biográfica de Freddy Gastón Arce.
Freddy Gastón
Arce desarrolló su potencialidad prolifera desde su experiencia peculiar y una
filosofía personal que valoraba los valores de credibilidad, honestidad,
responsabilidad y sinceridad. Era un profesional virtuoso y de alta conciencia
pública. Sus escritos se caracterizaron por su fisicidad en el lenguaje
demostrando con ello sus condiciones pedagógicas y capacidad en los diferentes aspectos en que
trabajó la literatura. Descolló como un verdadero maestro en ese sentido.
Durante toda su vida literaria puso a
prueba sus conocimientos culturales.
De acuerdo con
los datos biográficos publicados, “nació el 27 de marzo de 1920, en San Pedro
de Macorís. Hijo de Manuel Ascensión Gatón Richiez y de la puertorriqueña María
Teresa Arce Arenas. Entre 1944 y 1947 dirigió la revista La Poesía Sorprendida
auspiciada por el grupo del mismo nombre, (surgido entre 1943 y
1944, un grupo de poetas integrados por Franklin Mieses Burgos, Aída
Cartagena Porta latín y Antonio Fernández) -paréntesis nuestro-. En 1946 se
doctoró en Derecho en la Universidad de Santo Domingo donde luego fue profesor. En 1962 fue director de la Escuela de
Ciencias de la Información Pública y en 1966 Vicedecano de la Facultad de
Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. De 1966 a 1974 dirigió
el periódico El Nacional de Ahora. Su poema “Vlía” lo sitúa entre los
introductores de las técnicas de la escritura automática en República
Dominicana”.
“En 1966 fundó
el periódico El Nacional de Ahora, el cual dirigió hasta 1974, siendo el único
diario vespertino que ha perdurado en el país. Esto nos acercó más, porque fui
uno de sus colaboradores más asiduos. Durante su gestión escribió los
editoriales y mantuvo un suplemento literario semanal. Sus editoriales
constituyeron una escuela para las generaciones posteriores, a veces mezclando
expresiones poéticas y tropos literarios para atacar las atrocidades que se
cometieron durante los doce años de Joaquín Balaguer. Hoy se consideran
clásicos. Por ellos fue perseguido y encarcelado”.
“Fue un
estudiante como el promedio de sus compañeros. Amo el estudio con intensidad,
cultivo la lectura mientras sus amiguitos en San Pedro estaban en las
fiestecitas de 15 años. Cursó su educación primaria y secundaria en su pueblo
natal y se doctoró en Derecho en la Universidad de Santo Domingo (1946),
institución donde luego fue profesor de leyes, director de la Escuela de
Ciencias de la Información Pública (1962) y vicedecano de la Facultad de
Humanidades (1966)”.
“En 1974 y 1988
dirigió a iniciativa suya las reediciones de la colección La Poesía
Sorprendida. Fue colaborador en el suplemento sabatino A suerte y verdad de El
Caribe. Formó parte de la Comisión Editorial de la Universidad Central del
Este, que le otorgó en 1984 el título de Catedrático Honorario de la Facultad
de Ciencias Jurídicas. En 1980 obtuvo el Premio Nacional de Poesía con Son
guerras y amores. Fue miembro permanente de los Premios Siboney de Literatura
para el género de poesía”.
“Desde el periódico
El Nacional, fue un editorialista que combatió la violación de los derechos
humanos. Dio cabida a los jóvenes escritores en el suplemento cultural de este
diario, donde permitió espacios de orden grupal a los nacientes movimientos
intelectuales encabezados por los grupos El Puño, La Antorcha y La Máscara”.
“En 1991 la
Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña le otorgó el título de Profesor
Honorífico de la Facultad de Humanidades y Educación. En este mismo año,
recibió una placa de reconocimiento de la Asociación de Periodistas
Profesionales, y en 1992 le otorgaron el Premio Caonabo de Oro de la Asociación
Dominicana de Periodistas y Escritores. Participó en reuniones culturales y
periodísticas celebradas en Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Venezuela”.
“En 1980 obtuvo
el Premio Nacional de Poesía con Son guerras y amores. En 1994 fue admitido
como miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, pero falleció antes de
pronunciar el discurso de ingreso a la misma”.
“En 1991 recibió
una placa de reconocimiento de la Asociación de Periodistas Profesionales, y en
1992 le otorgaron el “Premio Caonabo de Oro” de la Asociación Dominicana de
Periodistas y Escritores”.
“En 1990, con
motivo de cumplir 70 años, varias instituciones le hicieron reconocimientos,
entre ellas las Universidad Autónoma de Santo Domingo, Universidad
Iberoamericana y Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña; ésta última
también le otorgó, en 1991, ¿el título de? ¿Profesor Honorífico? de la Facultad
de Humanidades y Educación”.
"Entre los
múltiples reconocimientos que recibió en vida podemos señalar que la
Universidad Central del Este le otorgó el título de Catedrático Honorario de la
Facultad de Ciencias Jurídicas. Al igual que la Universidad Nacional Pedro
Henríquez Ureña le confirió el título de Profesor Honorífico de la Facultad de
Humanidades y Educación. Participó en reuniones culturales y periodísticas
celebradas en Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Venezuela, además de
haber sido miembro fundador de la Comunidad Latinoamericana de Escritores, con
sede en México. Fue admitido como miembro de la Academia Dominicana de la
Lengua, pero lamentablemente murió antes de pronunciar el discurso de ingreso a
la misma. Tanto la crítica argentina María del Carmen Prosdocimi de Rivera como
la cubana Mercedes de Moray publicaron extensos estudios sobre su poesía. Ha
sido miembro de los jurados de los principales concursos literarios y
periodísticos del país. Recibió una placa de reconocimiento de la Asociación de
Periodistas Profesionales. En 1980 obtuvo el Premio Nacional de Poesía con Son
Guerras y Amores, siendo la única vez que compitió en un concurso de esta
naturaleza y en el 1992 obtuvo el Premio Caonabo de Oro de la Asociación
Dominicana de Periodistas y Escritores".
“Fue miembro fundador
de la Comunidad Latinoamericana de Escritores, con sede en Ciudad de México. Su
obra, que abrió el camino hacia el surrealismo, pasó a una visión social con su
poema Además son, en el cual desarrolló la temática iniciada muchos años antes
por el poeta Federico Bermúdez. También escribió relatos en la línea de
temática social. En 1994 fue admitido como miembro de la Academia Dominicana de
la Lengua, pero murió antes de pronunciar su discurso de ingreso a la misma. La
Feria Internacional del libro de 2010 fue dedicada a su figura”.
Su biografía
indica su respetabilidad pública. Un hombre de letras, un intelectual de luces
propias. Sus dotes personales sobresalen como elementos éticos ejemplar.
El compendio de
su biografía habla por sí solo de su
señera personalidad, sin
embargo, su condición de poeta y de
intelectual ducho no ha sido valorada en
su dimensión exacta por lo que consideramos
atinente que la misma sea tomada en cuanta de manera más amplia y
profunda como figura de las letras dominicana. Y muy en particular en su lar San Pedro de Macorís orgullo de su
conciencia vivencial. Tierra que también sirvió de alojamiento, hogar y cuna de
las más prestigiosas y resonadas plumas poética de República Dominicana, y en
cuya cobija tuvieron sus inspiraciones desbordadas hombres y mujeres de
trascendencia nacional. La poética, intelectual y vida periodista de Freddy
Gastón Arce son dignos de un tratamiento
muy particular. Hay que situarla en un lugar de mayor concernencia. Reiteramos,
de manera especial en nuestro terruño,
tenido por la crítica pública como lugar de asiento de grandes figuras del ámbito intelectual y
cultural, y hasta de destacados deportistas. Freddy Gastón Alce trilló su
propio camino hacia las letras y el conocimiento.
Su brega de
poeta no fue circunstancial fue el resultado de su choque con la realidad en
que se desarrolló y desenvolvió, de sus meditaciones de juventud, de la
vivencia acumulada en el proceso de crecimiento de su conocimiento y del mundo; de sus inquietudes personales, de
su vocación por la cultura y de su amor por la humanidad. Estas fueron las
fuentes primorosas de su incursión del protagonismo de sus sentimientos, fraguándolo con persistencia
artística para que brotaran como idea de liberación espiritual, como halito de
vida; para que los hombres lo abrazaran con respeto, para que nuevos colores de
cultura fuesen enarbolados, para que memorias convertidas en cenizas renacieran
en la conciencia de los justos, para que se viera la posibilidad de un mundo
nuevo distanciado del escarnio, los abusos y atropellos de grupos opulentes.
Su accionar
constituyó un resplandor
acreciente cuyo avance luminoso sirvió de estímulo en la disposición de elevar la calidad y el contenido humano de
la poesía en todas sus manifestaciones genérica.
No olvidemos que
Vlia fue un lucero sorprendente, una instantánea subyacente, que sorprendió y
asombró, que dejó el ambiente anonadado levitando con majestad y belleza de
arcoíris.
¿Qué quiso decir?
¿Habla como de que perdió algo?
¿Dice que es feliz como una flor?
¡¡Yo no entiendo la poesía!!
¡¡A los hombres no, nos gusta la poesía!!
Que significa” naufrago en el mar de mi pensar”
El humano es animal curioso por naturaleza,
por eso hay poetas.
Las palabras son de aire que se escapa en pensamiento
por debajo de puertas y ventanas,
por eso el poeta, sus ideas en el aire la compone.
La palabra hablada encuentra replica a la vuelta de la
esquina,
por eso el poeta las escribe.
Los senderos del alma son escapados para un mundo
ciego,
por eso cuando el poeta habla de ellos,
matiza las palabras.
La tristeza aleja el hambre y hace dormir al
deprimido,
El poeta vive en desvelo, Y así escribiría su sentir
“me siento como un animal herido, acorralado, que no
que no sé qué será de mi”
hace alusiones, comparaciones, plasmar una postura
clara,
acercando mi pensar, al tuyo,
tu maldad, a la mía,
tu cinismo, al mío,
tu punto muerto, al mío,
tu mitad combativa, a la mía
Porque quizás al estar tan cerca,
pudiéramos ver tu belleza y la mía
tus virtudes y quizás las mías,
y oír fundida tu carcajada con la mía
provocadas por la misma ironía o pesar.
Un poema es confesión, mentira,
arrepentimiento, petición, reproche,
suplica, narcisismo, nihilismo,
delirio, confusión, o simpleza
el poeta no codifica ideas,
descifra ideologías, no se
envuelve, se desenrolla.
un poema siempre dice lo,
crees que dice, eso hace el
poeta; ahora tu dime
¿Qué es lo que no entiendes?
Era profiláctico
en su construcción poética, se dedicaba a ello con devoción, dedicación y
ahínco enfebrecido, entendía que lo que daría a la luz pública merecía un trato
especial debido a que los lectores merecían consideración; asumía esta labor
con criterio autocritico y pedagógico. En un artículo periodístico publicado en
el medio digital Acento.Com de fecha 13 de junio de 2016, con el título La
geografía poética de Freddy Gatón Arce, José Enrique García, dijo al respecto:
“Esa conciencia del hecho poético hace que el crítico que lleva consigo se
acreciente de tal manera que se convierte en obsesión extrema. En este sentido,
me detengo en estos rasgos biográficos. Su método de trabajo, en forma sumaria
es este: colocaba un rollo de papel periódico en el rollo de la maquina e iba
sacando versiones y versiones de cada poema, y como tirillas las iba colocando
una a lado de la otra. Leía y leía, tachaba, subraya, añadía, un ritual, con el
diccionario bien cerca. Este procedimiento de autocorrección que marcó su
práctica, excepto en Vlía, poema escrito de un tirón de inconsciencia
consiente, que conducía a la serenidad expresiva deseada: el poema”. (José
Enrique García).
Así era de
autoexigente este literato inconmensurable y extraordinario que incursionó en
los géneros del ensayo y la poesía con elegancia esmerada divulgando ideas con
una limpia redacción didáctica comunicativa de definida profesionalidad libre
de contaminación ideológica. Sus versos poéticos lo armonizaban con sentidas
prosas estructuradas con sapiencia y seriedad.
La novelística de Freddy
Gaton Arce
La guerrillera Sila Cuásar
y La Canción de la Hetera
Pero así como Vlía lo identificó y proyectó poéticamente la guerrillera Sila Cuásar y La
Canción de la Hetera se convirtieron en dos instrumentos de letras y
párrafos que en caminos distantes y cercanos dieron a conocer a un Freddy Gaton
Arce empinado sobre imágenes como novelista. Una muestra de su capacidad
para incursionar en diferentes géneros de la literatura. La primera novela fue publicada en 1991, narra la peripecia de una
mujer que desde su infancia enseñó cuál sería su camino, la de andar con
rapidez oliendo pólvora y sudando trajines de sangre.
La guerrillera Sila Cuásar es una novela
corta y con escenas bien conformadas y cuyas
caminatas podría convertirla en un corto cinematográfico. La Canción de la Hetera, publicada en 1992, robustece esa
iniciación en el campo novelesco. Sigue
el mismo lineamento epífano de la primera:
concisión. No hay
desperdicio de espacio, todo está estructurado dentro de un esquema escueto.
La guerrillera Sila Cuásar amplía su hilera
productiva. Su contentivo resalta la errabunda de una sicalíptica mujer de
rustico modales que por deseo de venganza
se convierte en parte de la historia al enrolarse con los coludos de Horacio Vásquez. Porque el día que asesinaron a su padre “fue
tiempo de juicio en casa y en su ingenio. Y cuando era una jovencita y mi
marido estaba fuera, una primanoche, un
hombre me arrinconó preguntándome mi nombre y me tumbó de una galleta. Yo juré
vengarme, volverme macho, revolucionar, lo que fuera, con tal de vengar la
ofensa, y la vengué. Pero luego, rezando en su tumba lo perdoné, aunque ya le
había cogido el gusto a los tiros y a la política”.
Así se hizo guerrillera Sila Cuásar. Así se
hizo famosa y celebre hasta la
obscuración de sus años llevados de fatiga en fatiga, de emociones en
emociones, hasta el languidecer de su sentir de dos sexos. “Y
que fue varias veces mujeres y varias veces
hombres, según pasión, crianza y
coyuntura. Y dicen que fue leída como su abuelo y guapa como su padre, pero que
como que reencarna y juzga cómo marcha lo que hizo y cómo hablan
lo que dijo y lo que en tinta y
papel. De estos misterios no sobra ni falta
para su figura embrumada y rica en aconteceres…”.
“Sila regresa
cada vez distinto personaje, diferente aura. Nadie sabe de cual allá, en cual
acá, en todas partes y en ninguna. Quizás Bernabé, intrigante y labioso, lo
supo uno que otro día, pero esto no se puede asegurar ni en altar de brujo”.
“Así que esta Sila que ustedes ven nació en el 74 del siglo pasado, en Azua”.
“Cuando ella se
oye decir sin abrir los labios: Soy de los Cuásar de Venezuela, de Azua, de no
se sabe dónde. Hembra de llano y de subida. Me crié en Guayaban, el abuelo
revolucionando, escribiendo, y papá, matado tan joven, el general Gavino. Ese
muerto es de Benito Mención. Esas son
las cosas que hacen que uno apueste a la
vida y se juegue con la muerte
comoquiera”.
Sila como
guerrillera, como combatiente; la que creció en
Guayabín, la que dejó su tiempo
en los espejos, la que nunca olvidó sus razones para el combate y el
desafío; abrazada a su tozudez,
agradecida de su procedencia biológica, caminó sobre lodo de sangre, entre aullidos de dolor y
rabia y juramentos de venganza. Enseñando
odio y amor, desprecio y gratitud. La
que clavó sus uñas en la carne de los hombres y acarició excitada vientres de mujeres. Y cuyo galopar guerrero y lleno de coraje personal motivó e inspiró la imaginación creciente de Freddy Gaton Arce. Su epifanía
que encajó en el remanso literario
haciéndola renacer en esas
páginas de peligro, asechanzas,
supersticiones, confesiones inauditas, maldiciones, conversaciones de disparates, bravura,
respeto a la hidalguía, la llegada de
los cocolos por Puerto Plata, el dialogo
de voces en el cafetín de Ezequiel, bostezo de melancolía, conjuras para asesinar, y la revelación de los espejos. Es una obra pimentosa y divertida.
Sila Cuásar ahora es letras y es historia, y su nombre se
da a conocer contada en prosas y en bellezas etiquetas de aceites de cártamo, canola, nuez,
aguacate, onagra,
chía,
coco y
maní. Porque ella no tuvo fragancia de juventud ni adultos olores de dinero, su vida fue sudor de fuego, gotas saladas
surgidas de su esotro, mujer de combate y de estrella, abierta a la posteridad.
La novela nos
describe los sucesos históricos de
la batalla del 30 de marzo de 1844; la
batalla de Sabana Larga, en 1856, la lucha
heroica de Juana Saltitopa; la batalla en la Línea Noroeste, la actitud
valiente y digna de la esposa del general Antonio Duvergé, cobardemente
fusilado por el anexionista Pedro Santana, en el Seibo, las escaramuzas del gobierno de Mon Cáceres, los pleitos del
general Alfredo Victoria, la presidencia de
Bordas, los enfrentamientos armados entre Bolos y Coludos, el gobierno de Cesáreo
Guillermo, la hazaña del poeta general
Fabio Fiallo, las torturas padecidas por el general Ciprián Bencosme, de manos de los
interventores del “norte revuelto y brutal “; el coraje de los alzados de Mon
Natera y Vicentico Evangelista, contra los yanquis, en la región este, durante la intervención armada de 1916 al 28, el asesinato
de Enrique Blanco, y otros acontecimientos luctuosos y lúgubre de nuestro
pasado histórico.
A través de La guerrillera Sila Cuásar nuestra memoria viaja y repasa una cronología de crónicas de las luchas fratricidas de principio del
siglo XX, teniendo “características de lances personales colectivos, pues los
contendientes se enfrentaron por lo general cara a cara, a pocos metros de
distancia unos de otros, o parapetados en templos, azoteas, arboles
cercano”.
La novela
muestra de manera patética aquel tiempo de nuestra historia, cruda, cuando los
hombres se devoraban en la irracionalidad de sus ambiciones.
La segunda
novela: La Canción de la Hetera,
publicada en 1992, nos presenta un
anagnórisis de imágenes cantaradas entregándose su pasión, su deseo carnal, sus
sentimientos y entrega hetairas e imprudente, disfrutando el fuego de sus
cuerpos en noches prolongadas y abrazados jadeos, estremecidos,
absorbiendo la insatisfacción de
no conseguir en sus mojadas sacudidas la
concretización de la imaginación fantaseada en sus descanso, visiones iridiscentes venidas del ocio y el pensar que
las ansias de placer anida.
Esta novela hace
un recorrido, el de una mujer devota con su responsabilidad y la de un hombre
atormentado en su afán de superar el ambiente de pobreza y necesidades
imperante en su hábitat marginal.
De entrada llama
poderosamente la atención el término hetera
incluido en el título del libro. Esto nos obliga a indagar, a auxiliarnos
del diccionario para entender correctamente su definición y significado que nos dice que
viene del griego, un nombre femenino que simboliza una cortesana, una
prostituta; "una gastada hetera de
lujo que vivió como las cigarras y no guardó para la vejez", según el
diccionario Wikipedia y enciclopedia
digital que se encuentra disponible a través de Internet.
"Heteras o
hetairas o hetairai era el nombre que recibían en la antigua Grecia las
cortesanas. Se sostiene que, según las distintas fuentes, tenían diversas
funciones, como Aspasia, maestra de retórica y logógrafo, y otras eran damas de
compañía (o prostituta refinada). Gema oval griega antigua con escena erótica,
periodo Clásico tardío, finales del 5to - principios del 4to siglo a. C."
"Eran
mujeres independientes y, en ciertos casos, de gran prestigio social; estaban
obligadas a pagar impuestos. El colectivo estaba formado principalmente por
antiguas esclavas y extranjeras, y eran célebres por su preparación para la
danza y la música, así como por su aspecto físico. Existen evidencias de que,
al contrario que la mayoría de las mujeres de la época, recibían educación. Hay
que resaltar también que eran las únicas que podían participar en los
simposios, siendo sus opiniones y creencias muy respetadas por los
hombres" .
"Mientras
que las mujeres decorosas se ponían prendas de lino o lana, las hetairas
utilizaban prendas transparentes, generalmente de color azafranado, si bien
solían desenvolverse completamente desnudas. Se maquillaban con polvo de
albayalde, lo que daba a entender que no tenían necesidad de trabajar expuestas
al sol. Sus peinados, como los de las mujeres de clase alta, eran enrevesados y
llenos de postizos. Para la eliminación del vello púbico utilizaban una especie
de pasta depilatoria, denominada dropa, compuesta a base de vinagre y tierra de
Chipre". Explica Wikipedia.
Y aquí viene la
duda e interrogantes cáustica, pues, Nieves,
aunque era la amante pública y conocida de Miguel y dormía todas las
noches junto a él en la misma cama y bajo el mismo techo, disfrutaba con
emoción la fidelidad que le profesaba hasta el más alto sacrificio y cansancio.
Privona no le coqueteaba a ningún otro
hombre. Lo respetaba con orgullo y vanidad de mujer enamorada.
Nieves vivía de
su trabajo como costurera o modista dándole pedal hasta el agotamiento a una
máquina de coser. Les trabajaba a personas pudientes. Se ganó el respeto y la
consideración de los lugareños. Se le distinguía. Entonces, a ella, Nieves la de Mao que llegó a Santiago
y luego se trasladó a la Capital, no le cabe este título deshonroso. Pero esta novela tiene un caminar variopinto. Es la fructífera
imaginación de un autor capaz. Mezcla de recuerdos y transe de la historia
conocida por autor. Una historia que
anduvo entre curvas, recovecos y acentos indescifrables. Nieves, la Nieves
incluida como principal personaje de
este relato y narrativa elegante del extraordinario poeta Freddy Gaton
Arce, no le pega lo de heteras o
hetairas o hetairai. Ella era una
mujer de pueblo, de Mao, de origen
humilde, de gente de bien, incapaz de cometer
dolo o agravio alguno. Era una mujer honesta. Incuestionable. Su gran
pecado, enamorarse perdidamente de su Miguel.
"Estaba en la Normal de Santiago cuando lo vi y me gustó. Y papá
murió sin que él pidiera mi mano y empecé a coser para buscarlo y mantenerme. Y
aquí estoy de modista, es verdad. Y ya nadie me dice Nidia sino Nieves, doña
Nieves. Esto no es pecado". Fabuloso.
Nieves,
presurosa, se inclinó ante el primer palpitar sentimental de su corazón. Se
enamoró angustiosamente de Miguel. Buscó su aliento, sus brazos y su calor. Entregada asumió aquello como un
designio imperturbable.
El afán y
afectividad de los amantes provocó miradas egoístas; la morbosidad
circundante le imprimió cierto ruido a aquel romance desbordado. Contaminaron
sus pasos con envidiosa chismografía lesiva. La razón, ella, Nidia. Nieves. Paloma,
era nítidamente bella. Los machos las deseaban. La soñaban en la cama abierta,
entera. Sus pasos y caminar, su molde de hembra levantaba instintivamente la
antena de sus entrepiernas.
Esta historia
comienza en el Santiago de 1938 y la Capital de ese mismo año y mundo. Y he aquí contada como canción para que el
que la lea o escuche la tenga presente. Sepa de Nieves y de Miguel y el mundo
social en que se desenvolvieron, los hombres y mujeres con lo que intimaron, y
cayeron en infidencia; como hicieron
alguna amistad. Porque cada persona que
se le cruzó en el camino tenía su propia
historia y su propio sueño y sus decires y confabulación e interés particular
sobre lo que se decía y especulaba
en torno al amor de estos dos amantes criollos, seguidos por incontables comentarios.
"Los recuerdos comparan unos con
otros sin anularse; los olvidos también. Pero aquellos y éstos guardan independencia, y se complementan
sinembargo. ¿Cuándo?"
Con coraje
ejecutó lo planeado. "Iba por las quimbambas de su hogar cuando en la
soledad de su aposento temprano hizo un atado con sus mejores ropas y enseguida
se fue como quien no quiere las cosas como si las llevara a planchar y prontamente volvió el rumbo hacia las calles céntricas de Santiago de los
Caballeros y después de kilómetros y kilómetros de viaje una guagua de Palé la
deja frente al mercado de la Capital". Así inició su estadía y su andar
amoroso la Nieves que sería de Miguel y
de nadie más.
Freddy Gaton
Arce enlaza y desenlaza en un ir y venir los tropiezos, promesas, anhelos,
búsqueda de mejor suerte y del hombre ya visto, escogido, que un día se marchó
inesperadamente, se extravió entre gentíos, bisagras, caminos polvorientos y carreteras
añadidas; así como, provocaciones y tentaciones
de nalgas sexis floreteándole a
la vista, incitándolo, convocándolo, ofreciéndosele; nalgas voluptuosas presta
y dispuesta a recular hacia su bragueta flamante y caprichosa, pegársele de
espalda enseñada nalga vistosa, mostrada intencionalmente, para llegar hasta él
y conseguir y sentir la penetración
maravillosa del animal andante que al final es doblegado por su instinto de
caza. Es la lujuria enfebrecida de los
sentidos levitando en el éxtasis de los genitales poseídos y entrecogidos;
locura de dos cuerpos atraído automáticamente
por ese impulso de sangre que nubla la
razón y desafía consecuencias.
"Y esto fue
lo que ella sabe. Y lo que enseña todavía. No conservo otra impresión de
destino; en el hadar y el cálculo se
anda siempre al desnudo, en tierra y
aire intransferibles, o en el enigma y la certidumbre. Ella quizás vino desde
edades y lugares remotos o de improviso, o a lo mejor por etapas y entrega como
los folletines".
"Son los
desenfrenos que no acabo ni debería buscar comprender. Porque ciertamente que
ningún macho nunca, en la desesperación o el decaimiento o la entereza, nunca,
espero, nunca digo, acepte que tal solicitud va, intima, para él; o si no hacia
algún dios confuso en el reino y el
paroxismo de los ayuntamientos y los desafíos, o en la memoria".
La narrativa va describiendo situaciones
significativas de un pasado cuyos recuerdos proyecta la nostalgia. "La
zona cercana a la desembocadura del Ozama era en 1938 campo de marineros,
portuarios, nocherniegos, mujerzuelas, sarasa, viragos, tahúres, donde ésos y
otros seres de carne y viento y mar y
tierra negociaron, discernían, apasionábanse, vivieron junto a familias
modestas y honorables de ambas orillas". Aquel que vivió esa época, que lo
oyó y oye contar, que la escucha como
historia de un pasado de hazaña, gloria y miedo, se ve forzado a respirar
hondo, a buscar en la imaginación aquellos hechos que siempre se cuentan con la
piel erizada.
En La Canción de la Hetera hay pinceladas
sobre la paranoia de una dictadura enloquecida, que, temerosa, les prohibió a
los jóvenes estudiantes de la universidad estatal, la única que exista, que
estudiaran de noche en los pasillos bien iluminados después de pasadas las
horas de clase. De cómo los pueblos del Este se congregaron en el trayecto de
Higüey a la Capital para vitorear a viva
voz a la Virgen Madre de los creyentes
católicos como respuesta a los letreros ofensivos "Dios y Trujillo",
y las encerronas y emboscadas a una
juventud que comenzaba a despertar del letargo entumecido de la postración y el
temor; y a reaccionar con fervor a
riesgo de su vida.
La Canción de la Hetera es más que el
relato fresco del sentimiento de una mujer profundamente enamorada, cerrada a
una sola banda hacia su Miguel insustituible, es también formas enmarañadas de normas impuestas por la
gobernabilidad absoluta cuyas ejecuciones limitaban la libertad de sentir la
plena cobija de un amor de protección, de solidaridad, confidencia y
acompañamiento en las buenas y en las malas, como demanda, exige e indica el amor autentico y resuelto a afrontar padecimientos e incurias
resultantes de la precariedad del orden desordenado por la férrea disciplina
nefasta de un régimen prolongado
en su delirio de megalomanía.
Porque si bien
Nieves "fue criada en el respeto a la ley, pero no en su terror ni en su
aparato, debilidad e injusticia. Ni sus padres ni ella la conocieron
textualmente; en cambio, amaron vivir en
armonía con ellos mismos, con sus conciencias, y con los demás".
"Y así la
epopeya, como en otros casos, sigana vuelo de corta ala pierde época. Y por
esto de La Atarrazana ya pocos mencionan
su esplendores primigenios, ni presumen hablando de recientes agravios como el
pretencioso cabaret París, el burdel de Chea Cabo Prieto, el Manhattan Dancing
Club, El Dorado, de los ventorrillos, las vorágines, los remansos, los
ciclones, las pleamares, de cuando arrástrase por los bajos fondos; tampoco de
las hidalguías y solidaridades de las pobrezas limpias, de cuando ya no enredan
en lonas de goleta y veleros los navegantes y carpinteros de los
astilleros del Ozama, así como las almas de los audaces y aventureros que se
esforzaron e imaginaron durante siglos por ésas y otras aguas antillanas.
Porque son los pasados, como con los
presentes, acontece que todo será dicho y puede decirse otra vez decenio, pero
quizás se rehaga y narre de otro modo lo que estuvo y ya no está, lo que
ha de venir y no se aproxima ni presume todavía".
Freddy Gaton
Arce con dominio de los personajes y del ambiente novelesco de la obra nos cita
al recuerdo y las remembranzas; a
revivir episodios para que se mantengan frescos y sean cruzadas en la
reconstrucción de los sueños.
"...Parece que ignoran que
hoy no es ayer, ni la memoria y la
experiencia ajena merecen crédito y
premio de copia. Pero los deambulantes creen que si y vibran. Al conjuro de sus palabras, de sus acentos perentorios,
en sus anhelos avistan que el pasado laberintos tórnase revelación, promesas,
actualidad. Y digo quien escribo que los
enamorados tienen razón en iniciar su
propia conquista".
Con destreza
constructiva indica. "Ráfaga o sombra, cara nueva subrayada por su atractivo porte, sin
proponérselo Nieves rebasa la fábrica de hielo La Marina, los tugurios, la
puerta de Las Atarazanas, el muelle hasta la entrada por Don Diego, las ruinas
del Alcázar, y aunparada ante La Bodega retiene pegados a su cuerpo los ojos de
los que moran y afanan por esos rincones".
Destaca el
atrevido pensar de un hombre decaído por su avanzada existencia de años sumados cuando apareció
ante sus ojos esta Nieves mujer y hembra a la vez, con torva rapidez,
y que lo hizo suspirar perturbado
y recordar automáticamente su pasado tiempo de energía juvenil y disfrute de su obscena cultura, por lo que exclamó con
aire de resignación, vencido, "cuándo fue que esta muchacha dejó de venir
por aquí que no me había dado cuenta. Y algún memorista habría registrado que a
diario ella desaparece en cualquier bocacalle con su rastro, y se la considera por eso una desolación cotidianamente
repuesta".
"Cuando
ella muda y trasmuta lugares y criaturas, contornos, sin dejar de ser tal y
como es, probablemente el lector se cuestione si esas relaciones crean
nostalgias o no, si tales pasajes
arraigan en lo huido o no, si esa figura
que pisa tierra y actúa como quien busca negocios y ofrece su nombre y
dirección a fámulas y otras féminas, se
cuestione el lector si Nieves, con
su cabeza alteada y la sonrisa inminente
y la oferta de géneros y modas recientes
y vistosas, con sus humores primarios de hembra; si el lector ve en ella una
rastrera reliquia ardorosa o una marca y visión de espíritu transportador que
aliña al mundo y la vuelve
saludable y digna de criptografía".
Así acaramelada
en su oficio de sastra. Cautiva. Sin producir prodigios algunos "en su
trayecto mañanero", se da a conocer
meticulosamente y en detalle. "Aumentan sus visitantes, y la señora de la
casa le cede una habitación más amplia para sus trapos y clientas, y la presenta en la agencia en donde le venden a
plazos una máquina de coser que hace de
todo. Y he aquí, en tres jueves, Nieves
convertida en modista y confidente de una y otra y la de más allá. A las
mujeres les toma las medidas, las lenguas y los dineros, pero calla, sonríe, y
su mirada brilla, negra, en el fondo de
su discreción y su elegancia. Imanta".
"Atenta y
recogida en su halago, Nieves espera a Miguel
cada primanoche para abrazarlo y
entregarle la magia de su reposo y su
bondad, para él más reparadores que el baño y la cena. Pero hoy ha tardado y lo
recibe con mimos que disimulan su
tensión; estruja sus mejillas contra su pecho y las manos por lo alto y lo bajo
de la espalda del amado".
"La firmeza
y el ánimo de Nieves exceden las puntillosas normas puritanas. Nada más austero
y erguido para ella que la conciencia y
el amor. Lo ingenuo y guapo de su ir hacia
Miguel sin otro miramiento que la entrega y la fidelidad".
"A partir
de esa mañana la llaman doña Nieves,
tratamiento que recibe con afable dignidad. Para Miguel no. La nombra Paloma,
por el zureo y la conmoción de ella al estrecharla. Ahora más, porque abre los
brazos y la arranca de sus labores; _Nidia Y hacen el amor hasta quejarse de amor".
"Este fuego
puede durar mucho o poco, y no quiero, cuando se prolongue, sea en recuerdos y olvidos. Todavía insaciados de
besarnos y estrujarnos, y una anguila
cayó sobre la corriente y dijo
que el himen puede consagrarse, y yo, quemada como un infierno en la
transparencia tejida de sombras del
pubis, y una reventazón me henchía los pezones como una noche antigua y se
mojaron mis muslos como con un río oculto codicioso y codiciado, y mi pétalo,
oh, yo quería entonces que entrara en mi por la primera vez, y ajustarlo, a todos él, como si mi
naturaleza fuera un guante para su mano,
y yo estaba remota, pero no perdida, y me sequé como con esas securas que azotan a La Línea cuando se ansía
la cosecha".
La construcción
de este texto novela coincide con la definición que hace Ricardo
Garibay al señalar: “La
literatura no es
ficción de mundo, como
creen personas de
poca fe y obligadamente inocentes
y académicas. Es mundo vivo, que
se ve, se oye y se tienta”. “…Hacer del
periodismo literatura es un reto esencial que han ejercido ya varios
escritores de renombre
y que de
alguna manera es
necesario seguir haciendo". Y así es. La composición de La
Canción de la Hetera viaja en ese
sentido. Nieves representa una situación
real. La situación social y premuras económicas padecidas por Miguel, Nieves y
sus hermanas, la vida de los prostíbulos en la Capital, la misas en el templo
de Santa Bárbara, los callejoncitos de piedras, Chencho hablando con el Diablo,
Maquibrá, La Foca, Lilón, el viejo Acosta, Luisito sufriendo frío en Nueva York,
los pensionistas en la casa pensión de la señora, la zona colonial, la calle El Conde, la
inscripción obligatoria en el Partido Dominicano de Trujillo, la crónica en el
Listín Diario de Diódoro Danilo, "sobre las mañanas frías de
noviembre", el sepelio de Chencho y Vinicia, convertidos en pastos de los
recuerdos y los olvidos, la amistad entre los ancianos y Nieves, la reseña del
canónigo criollo Luis Jerónimo Alcocer en su "Relación sumaria del estado
presente de la Isla Española en las Yndias Occidentales hasta el año
1650", constituyen narraciones formidables . Son veintinueve capítulos breves condensados en
78 páginas.
Esa
historia que marca destino y traza
futuro; que altera el pensamiento y produce insomnio. Que se mezcla
entre el tránsito y se pasma en
la intención. Vuelo y remolino a la vez, viento tibio y frio, laderas de humos
tiñendo la visión del horizonte; la
historia repetida y contada en letras dibujadas en el pisé de los pies
descalzo, en la sonrisa que surge de la espontaneidad. La vida avanzando,
caminando entre abrazos y besos, caricias y ternuras. Sometida al vaivén de los intrusos, a la
obligación de la subsistencia. Escrita y contada para que todos las cuenten,
para que todos la oigan. Condimentada según la emoción de la vivencia; según la
mitomanía del hablante. Ahora
transformada en la belleza de un
lenguaje cincelado en parsimonia ceremonial, con sus ingredientes picarescos, edulcorado, para que no se
olvide la Hetera. Esa narrativa de
aposento cantada en silbido de jilguero
para que todos las sepan. Envuelta
en sudores extraños de hombres y mujeres
que descifran las miradas que lo bañan
y la candidez que lo embriaga en la inocencia de una cultura de bien, amor y solidaridad
con el prójimo.
La Nieves de
Freddy Gaton Arce no perece se prolonga en la imaginación del deseo de todo hombres apetitoso de carne
hembra. Pero más. La Canción de la
Hetera es un parto literario brilloso, breve, sabroso, cuyas páginas
muestran una narrativa del sentir de una
generación que se sobrepuso a las razones de obediencias automáticas para
encontrar caminos propio, limpios
insospechado, luchando de manera
denodada por subsistir y vencer y alcanzar el anhelado futuro
luminoso. Una generación amante de la humanidad, con deseo de libertad, sensible, solidaria, sincera, forjada en el
mérito del trabajo y la honradez
cultivada.
La Guerrillera Sila Cuásar y La Canción de la Hetera son dos
novelas cortas cuyas páginas tienen una intensidad vibrante. Dos obras de menos de cien páginas cada una pero cargada de una grandeza literaria atractiva; su presencia cultural tienden
a subrayar en las letras dominicana como referentes epífanos. Epífanos
que lo asemejan a las producciones inigualables de Joyce,
Hemingway, Kafka, Dickens, Wilde, Borges,
y Cortázar: la adrede limitación circular de los diálogos. Difunden un
multifacético escenario de emociones sugestiva. Su brevedad y estilo discursivo
situado dentro de un orden preciso les confieren estas categorías. No hay duda.
Contrario a Hemingway que sentía desprecio y era
indiferente ante la crítica literaria,
Freddy Gaton Arce la estimaba, respetaba
y le ponía atención reflexiva, quizás esta fuera una de sus principales
razones y motivos para escribir con esa pulcritud envidiable.
La calidad y el nivel literario exhibido por
Freddy Gaton Arce en estas dos novelas breves lo llevan a que se le compare con
los renombrados autores indicados en el párrafo anterior. Les confiere el honor de situarse en el listado de esa
artística creación de Joyce, y que desarrollarían exitosamente los
escritores que han caminados sobre sus huellas.
Lo epífano está en la captura genial de esos instantes
que se suceden en las dos novelas, el transcurso corto de la ficción en espacio
tiempo. Más que los personajes se
destacan los detalles, los diálogos, las situaciones que rodean a los personajes.
No hay instantes especiales sino un correr de imágenes que se sitúan por encima
de los presuntos personajes centrales, llevando al lector por sendas abigarradas;
presentándoles momentos exclusivos. Ese pensamiento dubitativo, esa esperanza en
duda, esas señales enigmáticas, esa devoción y ese culto a lo desconocido. La fidelidad religiosa y la dependencia de
estereotipos culturales dominantes. Todo transcurre dentro de una argumentación
carente de adornos sobrepuestos, expuesto de manera precisa y sin tinte
agotador. Hay en ellas una prosa limpia,
magnética y majestuosa. ¡He aquí su grandeza imperturbable!
El Freddy Gaton Arce periodista y editorialista.
En su oficio de
periodista Freddy Gaton Arce introdujo una nueva característica literaria. La misma se destacaba en los editoriales que manufacturaba en su
condición de Director del diario vespertino El Nacional. Lo trabajaba
asemejándolo a una prosa poética. Con una elegancia en el lenguaje empleando frases ceñidas a una
correcta estructura gramatical; evadiendo cualquier asomo de asonancias y consonancias innecesarias. Evitando dequeísmo
y catacresis distractivo y complejos. Sintácticos y elegantes en su
composición silábica. Con una prosa musical
solemne cuya contextualización constituía implícitas imágenes poéticas. Llevaban esa alteridad que siempre lo acercaba
con el agobio de sus congéneres. Palpitaciones
de solidaridad sin miramiento excluyente abriendo los oídos para escuchar a
tiempo el dolor y el sufrimiento de los victimados por la fuerza del poder
aplastante enceguecido en su ruin despropósito Dada su
novedad pedagógica se convirtió en una
lección a seguir en la realización de
editoriales en la prensa dominicana.
El rico lenguaje
poético de Freddy Gaton Arce traspasó la frontera instantánea de la redacción periodística
utilizando representaciones prosistas de
un sonido agradable en su lectura comprensiva. Introdujo belleza,
limpieza, en el abordaje resonante de temas público e histórico. Ya dijimos que
era estilista en su escritura, y, en consecuencia, extendía su peculiar estilo
en sus distintas composiciones morfológica. Desarrolló formas profilácticas en
los componentes de su estructura lingüística. Un recorrido por algunas de sus
notas editoriales más resaltantes que hiciera en su condición de director del periódico El
Nacional (1966-1970), ilustra los enunciados arriba establecidos, son notas
claramente con una identificación de solidaridad con víctimas de
injusticias, arbitrariedades y
atropellos, con tintes patrióticos. Una actitud que en su momento
implicaba grandes riesgos y asechanzas.
En una nota
editorial de fecha 24 de abril de 1967, al reseñar el cuarto aniversario del
inicio de la insurrección popular que derrocó al gobierno de facto del
Triunvirato que presidía Donal Read Cabral en 1965, escribió:” Por las
víctimas, por los sobrevivientes, por los que aún han de venir, los dominicanos
de hoy están en la alternativa apremiante de avenirse o peligrar el presente y
el futuro de esta nación afligida y esperanzada al mismo tiempo”.
El segundo
párrafo indica: “Todas las pugnas, los
intereses encontrados, las actitudes radicales, las incomprensiones, los
egoísmos, los asesinatos, los abusos, las injusticias, mantienen a esta
sociedad en vilo de muerte y destrucción”.
El cuarto párrafo de la mencionada nota indicaba:
“Existe, pues, en termino generales, un estado de cosas semejante al
prevaleciente cuando Duarte proclamó la independencia; se han prolongado,
también en termino generales, las mismas dos corrientes principales de
pensamiento y acción que prevalecían en los años que siguieron a aquel gesto
heroico y que motivaron los eclipses de la anexión a España y de las dos
intervenciones armadas norteamericanas, y que luego, en su oportunidad,
produjeron los rescate del suelo mancillado y de la autodeterminación
mediatizada.”
Más adelante
indicaba con amplia elocuencia: “Si la
historia es reiterativa y de ella hay que tomar enseñanza, entonces cabe
esperar que las fuerza que otrora contribuyeron a emancipar y reivindicar a la
Republica serán las que pautarán una política doméstica sana y las que se
impondrán a la postre por consenso y con el beneplácito mayoritario”.
“Sin embargo, según se difiere radicalmente en los
conceptos de Patria, Libertad, Igualdad, Fraternidad, Democracia, se distinguen
procedimientos, para materializarlos, métodos que van desde la violencia al
civismo. Grupos hay que se creen en posesión de panaceas únicas, y se llega al;
extremo de pretender que sólo determinados hombres sean los llamados a
aplicarlas, en abyecta sujeción al providencialismo y con olvido del albedrío
general”, escribió seguidamente.
“Pero también esos factores negativos hallan una
contrapartida y un contrapeso en la voluntad y en la fe creadoras, en la
firmeza y la prudencia de quienes aman y luchan por la soberanía nacional y por
las libertades públicas y por un nivel de vida decoroso para todos “, agregó.
El quinto
párrafo de la nota editorial escrita por Gaton Arce indicaba: “Existe, pues, en términos generales, un
estado de cosas semejante al prevaleciente cuando Duarte proclamó la
Independencia; se han prolongado, también en términos generales, las mismas dos
corrientes principales de pensamiento y acción que prevalecían en los años que
siguieron a aquel gesto heroico y que motivaron los eclipses de la anexión a
España y de las dos intervenciones armadas norteamericanas, y que luego, en su
oportunidad, produjeron los rescates del suelo mancillado y de la autodeterminación
mediatizada”.
El sexto párrafo
señalaba con voz altamente sensible: “Si
la historia es reiterativa y de ella hay que tomar enseñanza, entonces cabe
esperar que las fuerzas que otrora contribuyeron a emancipar y a reivindicar a
la República serán las que pautarán una política doméstica sana y las que
impondrán a la postre por consenso y con el beneplácito mayoritario”.
El siguiente
párrafo decía: “Sin embargo, según se
difiere radicalmente en los conceptos de Patria, Libertad, Igualdad,
Fraternidad, Democracia, se distinguen procedimientos para materializarlos,
métodos que van desde la violencia al civismo. Grupos hay que se creen en
posesión de panaceas únicas, y se llega al extremo de pretender que sólo
determinados hombres sean los llamados a aplicarlas, en abyecta sujeción al provincialismo
y con olvido del albedrío general”.
Y agrega
seguidamente:” Estas actitudes conllevan
infortunio y ensombrecen el momento y el destino del país. Pero los
enceguecidos de poder y riqueza y los enceguecidos por la esclavitud y por el
hambre están llamados a hacer un alto, a discernir, a ver claro, so pena de
continuar cavando sus tumbas y las de los demás”.
Advirtiendo que: “Las lecciones que encierra este cuarto
aniversario de la Revolución de Abril conducen, por gravitación histórica, a
buscar el entendimiento y la unión de todos los dominicanos, al respeto de las
divergencias de criterios y la vida, a satisfacer la necesidad de que cada uno
tenga trabajo, alimento, techo, ropa, salud y educación y ejercite sus derechos
y cumpla sus deberes”…
Con un vocablo
preciso y distante de la rigurosidad obsesiva de un Flaubert
evidenciaba en cada palabra empleada la intencionalidad mordaz de su opinión
frente a acciones execrable y repugnante
producida por la intolerancia macabra que no cejaba en su tropelía acompañada de
crueldad, represión, sangre y
exterminio contra la juventud rebelde y la militancia desafiante y aguerrida.
Puntualizaba con inequívoca firmeza
moral su punto de vista periodista y de ciudadano preocupado en torno a los
hechos desgarrarte que conmovían al país.
Los criterios
expuestos en esta nota editorial constituyen un monumento de razonamiento
equilibrado, y más aún, una portentosa demostración de dignidad patriótica; de
la visión de un hombre del país que en ese momento necesitábamos: la
reconciliación y el entendimiento fundamentado en principios cívicos, de
convivencia equilibrada sobre las bases de respetar los espacios de cada uno en
un estado de derecho y pluralismo democrático.
Exponer estas
ideas en medio de un ambiente de tensión, de antagonismo impulsivos y de
resonancia vengativa, constituía un reto y un desafío frente a fuerzas que,
sobresaltadas en su dolor y su apetencia sectaria de poder, estaban cerradas a
cualquier mediación u opinión que para ellos podía menguar su ímpetu de lucha y
ofensa ante su contrario. Pero Freddy Gaton Arce, más que pensar en los
intereses de los grupos en pugnas por el poder de entonces, pensaba en la
suerte de los millones de dominicanos víctimas de la tragedia fratricida y
expuesta de manera impotente al designio de los caprichos de los intereses
enfrentados.
El periodo
comprendido entre los años de 1966 hasta 1978 es conocido históricamente como
el régimen de los 12 años del presidente Joaquín Balaguer, época donde fue
notorio el predominio de ominosas claques de militares y policías cometiendo
toda clase de desmanes con absoluta impunidad. En 1971 se formó una fuerza
para-policial integrada por civiles, policías y militares cuyo accionar
terrorífico llenó de dolor, luto y miedo a la sociedad nacional. Centenares de
jóvenes fueron brutalmente asesinados.
(Fotos del asesinato del periodista y Director
del diario vespertino Ultima Hora,
Gregorio García Castro, (Goyito), “mártir de la libertad de prensa y fiel
defensor de los intereses del ciudadano ordinario”. emboscado y atacado a
balazos por una unidad criminal de la Policía Nacional comandada por el
teniente policial Juan María Arias
Sánchez, e integrada además por
los cabos Milton de la Cruz Lemus y Rafael Pérez Pereyra, quienes fueron formalmente
acusados ante la justicia. El espantoso hecho sucedió la noche del 28 de marzo
de 1973, en la calle Mercedes casi esquina José Reyes, en Santo Domingo.
La intolerancia
represiva de parte de las fuerzas criminales al servicio y defensa del gobierno
se sentía por todas partes. Con frecuencia impávida se cometían crímenes,
asesinatos, detenciones, deportaciones y desapariciones execrables. Era
habitual la comisión de toda clase de excesos fratricida contra cualquier
ciudadano tenido como sospechoso de no simpatizar con el Balaguerato corrupto e
inmoral. Frente a ese estado de cosas atroz la voz cerril del periodista Freddy
Gaton Arce sobresalía con ímpetu indignante, enardecía el panorama periodístico
demandando, reclamando, justicia y castigo a los vándalos desenfrenados. Su
actitud conllevaba un desafío temerario y de alto riesgo personal. Empero
acometía con fruición definida contra las huestes neutrujillistas y
balagueristas que sintiéndose dueños y amos del país pisoteaban amparado en la
protección de la impunidad gubernamental y estatal, llevaban a cabo su
canallesca conducta despreciable.
(Fotos del joven dirigente del Movimiento Popular
Dominicano (MPD), de 24 años,
asesinado por la policía, luego
de ser detenido, en plena vía pública y en presencia de decenas de personas.
Este crimen causó gran repercusión política).
El año de 1969
fue un año pavoroso para la República, el definido camino hacia la primera
reelección presidencial del presidente Balaguer había oscurecido el panorama
político una serie de asesinatos, desapariciones y crímenes de carácter
político sacudían al país. Además del mayor médico del Ejercito Nacional
Edmundo Cuello Serra, también fueron víctimas del TERRORISMO DE ESTADO el joven
estudiante de medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD),
Salomón Nicolás Lama Beras, el teniente Sureñas, el teniente Lázaro Abadd
Valoy, PN, la desaparición del dirigente del Movimiento Popular Dominicano
(MPD), Henrry Segara Santos, así como un amplio cuadro de represión,
intimidación, arrestos, allanamientos, deportaciones de sacerdotes, y actos
terroristas cubrieron la antesala del año 1970, fecha de la primera reelección
que legalizaría electoralmente el conocido período de los famosos e
inolvidables 12 años balaguerista y
cuyo ejercicio llenó de sangre y muerte el territorio nacional. Jamás podrá
excluirse de la historia dominicana aquella época de sangre y muerte cometidos
por las llamadas “Fuerzas Incontrolables” dirigidas e integradas
mayoritariamente por elites militares y policiales de espeluznante recordación,
y que cargaron con la vida de Tito Montes, Juan Castro Arias, David Naut, Otto
Morales, Amín Abel Hasbún, y la muerte de la joven estudiante Sagrario Ercira
Díaz Santiago, entre otros miles de casos. Obliga recordar que esos 12 años se
iniciaron con el asesinato de Ramón Emilio Mejía (Pichirilo) quien jugó un
papel de alto honor durante la Revolución Constitucionalista de abril de 1965
donde alcanzó la distinción de comandante, seguido con la desaparición del
periodista y abogado Guido Gil Díaz, quien en ese momento ejercía como asesor
legal del Sindicato Unido de los Trabajadores del Central Romana, así como el
asesinato de Miguel Fortuna. A estos crímenes del gobierno balaguerista
continuaron el sobresaliente caso del asesinato de cinco jóvenes clubisticos
cuyos cuerpos acribillados fueron fríamente distribuidos por lugares públicos
de la capital, también el de cinco indefensos ciudadanos asesinados en una
playa de la sureña ciudad de Barahona y la desaparición de tres estudiantes en
la ciudad de Hato Mayor. Para comprender en gran medida la situación reinante
en ese momento démosles un vistazo al primer párrafo de la segunda nota
editorial que escribiera el 4 de marzo de 1969, el mismo dice: “Los asesinatos
y atentados continúan siendo las noticias normales en este país, y
aparentemente el Gobierno no toma una acción eficaz para evitar la repetición de los hechos de sangre”. Es decir, que
la cotidianidad de los hechos arriba descrito se veía como algo regular. Nunca
habrá ni excusa ni justificación para adornar ese ciclo odioso y repugnante en
nuestra memoria.
(Fotos del joven dirigente del Movimiento Popular
Dominicano (MPD) Amín Abel Hasbún, asesinado en la mañana del 24 de septiembre de 1970 en presencia de su
esposa, luego de ser detenido por la policía. Este crimen produjo fuertes
protestas populares.
Esos 12 años
(1966-1978), fue un período de angustia, torrentes de lágrimas de madres,
esposas e hijos de los miles de víctimas
trágicas de la represión gubernamental y
del terrorismo utilizado como forma de resistencia armada ante los desmanes y
tropelías del oficialismo criminal. Ese cuadro de horror y muerte, de miedo y
dolor generalizado lo podríamos describir con estos versos del poeta y político
mexicano Jaime Sabines:
“El aire denso,
inmóvil,
el terror, la
ignominia.
Alrededor las
voces, el tránsito, la vida.
Y el crimen está
allí”.
Para reconocer
el coraje y la valentía de los escritos editoriales de Freddy Gaton Arce en su
condición de director del vespertino El Nacional necesariamente hay que
situarse en espacio y tiempo de los hechos. De la ensangrentada realidad que
afligía al país en esa etapa de intolerancia, represión, crímenes,
desapariciones y asesinatos políticos. Era la continuidad sangrienta del
trujillismo y la prevalencia de fuerzas oscuras, retrogradas y perversa y cuyo
accionar se sostenían en el despotismo y más descabellado.
A raíz del
asesinato del doctor Edmundo Cuello Serra cuyo hecho provocó un masivo
sentimiento de repulsa y dolor, la pluma vigorosa de Freddy Gaton Arce se alzó
en esta ocasión no solo para condenar el terrorífico acontecimiento sino para
advertir, llamar la atención y reflexionar con índice desafiante a las fuerzas
criminales que desde la protección del poder cometían toda clase de desmanes y
tropelías. Ante el crimen cometido escribió dos editoriales seguidos el 20 y el
21 de noviembre de 1969, decían: “Edmundo
Cuello Serra cayó abatido a balazos esta mañana en la puerta de su hogar y en
presencia de sus familiares”.
“Mayor medico en el momento que lo victimaron, el
doctor Cuello Serra se distinguió siempre por su afabilidad”.
“Durante su vida de estudiante universitario bajo la
tiranía trujillista, su discreta, pero preocupada atención a las causas nobles
del pueblo dominicano le granjearon el afecto de sus compañeros de entonces”.
“Quienes cometieron este nuevo crimen aparentemente
político tal vez ignoren las fuerzas que ese hecho horrendo puede desatar, ni
hacia donde ellas podrían dirigir a esta sociedad tantas veces ensangrentada y
enlutada impunemente durante los últimos años”.
“Pero sin lugar a duda la tragedia que consterna ahora
a la población capitaleña, unida a los innumerables atentados y atropellos que
se suceden con iniquidad insoportable, aumentan la indignación colectiva, que
inútilmente ha podido castigo para los miserables que masacran a esta
República”.
Nota Editorial del 21 de noviembre
“¿Cuántos dominicanos más deben morir a manos de las
llamas “fuerzas incontrolables” para que el orden y el sosiego sociales sean
una realidad vivida en esta nación?”
“¿Acaso, lector, se ha hecho esta pregunta? Y sí se la
ha planteado, ¿pensó que sería la próxima o una de las victimas del plomo
homicida? ¿O su padre? ¿O su madre? ¿O su hermano? ¿O su amigo íntimo? ¿O su
vecino afectuoso y bueno? ¿O su compañero de ideología o de ocio?
“De todos modos, de ahora en adelante medítelo, por
primera vez o de nuevo, pero siempre”.
“Medítelo, no importa que su posición lo haga sentirse
que no le pasará nada y que los suyos también están protegidos”.
“Medítelo, no importa que se sepa en constante peligro
y objeto de agresiones constante y diversas”.
“Medítelo, no importa que viva en una mansión o un
bohío, en la ciudad o en el campo”.
“Medítelo, no importa que tenga dinero en banco de
aquí y el exterior y el pasaporte listo para poder para poder abandonar el país
en cualquier momento”.
“Medítelo, no importa que cada día se levante con la
angustia de que la noche anterior no cenó y que tampoco desayuda temprano, o no
haya comido la última semana”.
“Medítelo, no importa que, siendo autoridad, haya
abusado de su poder y atropellado a indefensos, en violación a la Constitución
y las leyes”.
“Medítelo, no importa lo hayan humillado, golpeado y despojado
de sus derechos”.
“Medítelo, no importa sean fervorosos de tal de tal o
cual religión o un ateo a rajatablas”.
“Medítelo, no importa que la riqueza excesiva lo haga
sentirse un privilegiado o que la pobreza extrema lo haya vuelto un resentido y
amargado”.
“Medítelo, porque las llamadas “fuerzas
incontrolables» están al acecho de usted y de los suyos, y de todos”.
“Medítelo, porque de ahora en adelante debe aplicar su
inteligencia, su energía y su voluntad a descubrir, señalar y hacer que vayan
al banquillo de los acusados los autores de los desmanes que azotan a la
Republica y exponen sus instituciones a la desaparición”.
“Medítelo, porque por cada atentado le están
arrancando la oportunidad de vivir, y de vivir civilizadamente”.
“Medítelo, y decida que una abstención suya en
contribuir a que haya paz social significa una cobardía que, en su momento lo
golpearía sin piedad, directa o indirectamente”.
Los centenares
de notas de sus opiniones editoriales; las cuantiosas cuartillas periodísticas
que redactó y sus aseveraciones emanadas del pensamiento humanista de este
coloso del periodismo dominicano merecen ser proyectada como aporte en la
búsqueda de las vías para solucionar las distancias que nos separan entre unos
y otros en la competencia democrática. Máxime
si los mismos estaban confeccionado con una textualidad
depurada del más mínimo ápice de
apóstrofe, odio y rencor preconcebido.
Sagrario,
Sagrario Díaz
Pero la nota editorial más emblemática de su
sentimiento público, estrépito de su altavoz
moral, fue la que produjo el 15 de abril de 1972 para condenar con
fuerza cívica y ética y
desde un periodismo acendrado la
muerte de la estudiante universitaria Sagrario Ercía Díaz.
Conmovido reaccionó con una actitud trepida ante el crimen contra
la estudiante, luego que tropas policiales irrumpieran y ocuparan el campus de
la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la mañana del cuatro (4) de abril de 1972, en búsqueda del
entonces dirigente de la organización política de izquierda Movimiento Popular Dominicano (MPD),
Tácito Perdomo. Ese desmán
espeluznante convirtió a Sagrario en la principal víctima de la perfidia
ejecutada; gravemente herida, fue
referida a la Clínica Gómez Patiño, donde falleció diez días después. Fueron
días de incertidumbres y vigilias públicas de la población estudiantil y del
pueblo pendiente del desenlace de la
joven cuya gravedad puso al país en estado expectante. El crimen fue en suelo
académico. Esa dulce y tierna
muchacha recibió en su frágil anatomía
la acometida siniestra, cobarde, y bestial, de aquel ametrallamiento policiaco-militar espantoso. Decenas de
estudiantes resultaron heridos, otros detenidos. Los criminales, asustados,
temblorosos, huyeron, corrieron, hacia sus andróginos, hipogrifo, e inicuos jefes de horcas y
cuchillos, quienes les ordenaron lanzar
aquel fuego de muerte, abominable y
estúpido. Acudieron a las oficinas de
Palacio para su protección e impunidad.
Era el precio acordado. La acción con rasgo punitivo
sacudió los nervios de la patria. El régimen de terror del presidente Balaguer
enseñaba sus garras tenebrosas. La estola y el incienso que siempre encubría su proterva conducta
despiadada no pudo apaciguar los ánimos caldeados. La indignación se extendía
por todos los corazones sensibles. El crimen concitó un repudio de honda
crispación nacional. Y allí, en esa
atmósfera de profundo dolor, apareció
la voz
augusta de Freddy Gatón Arce. Sitibundo de justicia. Su palabra limpia y
firme. Valiosa y justa. Sobre un lienzo
de piedra calizas, esculpida con sangre y jirones de dolor enlutado. Una Marsellesa
centellante que mostraba la conmoción ante aquella plasma derramada. Fue un
editorial breve, una prosa luctuosa, solemne; escalofriante, ordalíco, opalescente,
desnudo, en carne viva, elevando el nombre de la nueva mártir del
terror por estrelladas cumbres
majestuosas. Un miserere invertido y
puntual que exteriorizaba todo el sentir humano de un pueblo afligido y hastiado de la ferocidad del neotrujillismo
balaguerista. Un editorial en pos de que cesara ese actuar típico de un
gobierno endemoniado. He aquí el conmovedor escrito.
"Sagrario, Sagrario
Díaz:
Ahora que
esplendeces junto
a las estrellas
y disputas a las
raices la
ternura de la tierra, vuelve y
di a los
policías
y los guardias
que
el miedo contra los jóvenes que les enseñan en
los cuarteles es
criminal, y trata de que Dios los rectifique y
haga justicia al Gobierno del presidente Balaguer".
Trataba los problemas con seriedad hierática. Por
encima de las diferencias, de la visión de enfoque, sobresale una verdad de
compromiso, y es que nadie puede erigirse en panacea. Los problemas que nos afectan nos atañen a todos y entre todos
está la responsabilidad de buscarles soluciones. Esta tarea significa
desprendimiento, sacrificio, ceder espacio, compartir el poder, tener criterio
de unidad en medio de la diversidad, porque, en definitiva, el país nos
pertenece a todos. Y todos proclamamos con orgullo y en alta voz que somos heredero legítimo de
Duarte, Sánchez, Mella y Luperón. Freddy Gaton Arce no lo enseñó con atinados
juicios conceptuales; nos legó junto a
su conducta intachable que la patria nos
pertenece a todos por igual, y que en nuestras manos está su destino.
Juan Pablo Duarte
El juicioso y
carismático consagrado comunicador era además un devoto Duartiano. Un Patriota íntegro y comprometido. En su nota editorial del 26 de
enero de 1969 destacó la grandeza del Padre de la Patria. Escribió:
(Foto.- esta es, según historiadores, la única imagen real del fundador de la
República Dominicana, Juan Pablo Duarte).
“General y apóstol, hombre y santo,
paradigma de las más nobles virtudes, de fe inconmovible en la permanente causa
de la libertad, mártir y gloria de la patria ¿Cabe suponer en hombre alguno, en
dominicano alguno, esa enorme síntesis de valores?”
“Sí. En Juan Pablo Duarte”.
“Inclinada la frente, con suma reverencia, ante el
pórtico sacro de su memoria ilustre, se pronuncia despacio este nombre. Y se
medita”.
Sus palabras
hecha editoriales se sostenían en su
vitalidad moral y confiada credibilidad
periodista. No ofendía. No lesionaba interese alguno de manera personal; la escribía
comprometido consigo mismo y con el sentir del dolor de la patria golpeada por
el cumulo de tantos desmanes y
canalladas emanado de un Poder autoritario y mesiánico. Eran escritos
vigoroso con el propósito de corregir irregularidades pero también para
orientar y educar a la sociedad a fin de
que su representativa más ilustre y expresiva asumiera un rol acorde con los
postulados de la institucionalidad y el respeto a los cañones pre
establecido, concebido con una potencialidad cívica que se antepusiera ante
cualquier asomo de intenciones levantisca devenida de posiciones radicales, desesperadas, desbordadas o
alocada. Tenían un componente ético y moral contrastante. No desafiaban el
Poder ni el Peligro lo asimilaba como una realidad crucial que debía
evitarse transitando por veredas
escalofriantes consciente de su monstruosidad enervante esquivando cualquier asomo
de emoción delatante. Su voz escrita era la un periodista diáfano, responsable, objetivo y sereno en su ejercicio
profesional. Y esta condición obligaba al respeto.
Ya lo dijimos
con frescor acento poético, sus palabras son multicolores, un aluvión de
arcoíris fosforescentes emitiendo ideas de bien, predicando la concordia, la
reconciliación, la hermandad. Resaltando el amor patrio, memorizando a nuestros
mártires y héroes cuyo sacrificio ha hecho posible el país que tenemos. Porque como dijera el mexicano. Ricardo
Garibay "Un periodista que
es escritor, es muchas veces más esto último que lo primero, y sus
escritos y la
manera en como
los presenta son
la mejor prueba”.
Freddy Gaton
Arce fue multifacético en su activismo social y cultural y la entrega a causa
noble y altruista. No desmayó en ese ejercicio, lo asumió como un sacerdocio
sin sopesar las consecuencias. Fue un ciudadano transparente y un periodista
limpio y ejemplar. Es más, considero que su obra periodística no ha sido bien
valorada y estimada, pues, su afán en esa dirección fue altamente significativo.
El estar por más cuatro años dirigiendo un medio de prensa como el periódico El
Nacional, en un periodo de tensión recurrente, con el fresco olor a pólvora de
una contienda bélica cuyos protagonistas se negaban a bajar las armas, con
constantes hechos criminales, asesinatos premeditados, atentados, terrorismo, y
un radicalismo punitivo, es un acto de valor y valentía merecedor de respeto y
abierto reconocimiento. Los primeros dos párrafos de su primera nota editorial
fechada el 11 de septiembre de 1966, es bien explicita al respecto, establecía
meridianamente el rumbo que acometía la empresa encabezada por su limpio
liderazgo periodista.
“El Nacional
comienza a publicarse cuando la República se encuentra intervenida por tropas
extranjeras y, en consecuencia, bajo una servidumbre que vuelve precaria la
vida política del país. Estos hechos, no obstante, las explicaciones que
algunos se empecinan en ofrecer”. “Además, sectores minoritarios, civiles y militares,
criollos y extranjeros, actúan solapada o abiertamente para, de una u otra
forma, continuar en el disfrute de privilegios inconfesables. Y estos pasos
también son hechos, a pesar de cuanto se diga para disfrutarlo”.
Como se ve, en
ese momento angustiante que asechaba al país, no había ninguna duda del riesgo
que significaba levantar ese tipo de criterio, existía el predominio de grupos
agresivos y fundamentalistas, y tales planteamientos conllevaba un peligro
latente.
La fuerza moral de su línea editorial y su
ejercicio del periodismo puso en juego su integridad física en más de una
oportunidad. Empero, los hombres de su estirpe no se amilanan, no reculan, no
importa las asechanzas, amenazas, intrigas y provocaciones cobardes.
Su condición de
periodista profesional vino a reforzar su visión del mundo, su amor por la
humanidad y su entrega sin reparos al bienestar de todos los hombres y mujeres
de estas tierras llamada Republica Dominicana.
Su voz crítica
adquiere en la actualidad una importancia moralizadora en medio de este torbellino de
podredumbre, predominio de la
perversidad y la prevaricación en el escenario público personalizado por la presencia ofensiva de
ápteros fangosos, fatídicos y despreciables cuyas actuaciones lesivas a
los intereses de la nación lo convierte en granujas merecedores del repudio
ciudadano, señalarlos como figuras
proscritas de todo respeto humano. Son hombres y mujeres con su cerebros descompuesto por la gula,
dedicados exclusivamente al robo
y al saqueo de los bienes del pueblo; siempre preocupados en amasar fortunas y riquezas mal habidas en
aras de satisfacer su codicia al tiempo
de entregarse a placeres licenciosos, al
adulterio con jovencitas irracionales, desesperadas, a las que deslumbran con las canonjías que les entregan
a cambio de sus cuerpos; esos pésimos y
malos funcionarios actúan sin pensar las consecuencias de su inconducta canicular, deshonran su familias, amigos y
allegados. A estos bandidos y
sinvergüenzas encorbatados no les importa ni dignidad ni vergüenza ni decoro están
obsesionados con el disfrute del poder, su poder, vía que les permite obtener
sobreabundancias económicas mediante el manejo y manipulación de los
fondos públicos, protegidos, amparados bajo el manto de su autoridad
transitoria. Su objetivo y tarea desde el Poder
es reproducir y ampliar los capitales usurpados desde sus privilegiadas
posiciones dominantes. A estos nuevos Nerones solo lo mueve consagrar
y proteger lo que han obtenidos mediante el pillaje. Para su defensa y
justificación disponen de una claque de
cinocéfalos pagados con el dinero del pueblo, parásitos sociales, lumpenes
carentes de honradez y honor, dedicados a la
tarea maldita de emprenderla con
odio, saña y fanatismo inculcado, contra los que de manera responsables enfrentamos su latrocinio.
Los funcionarios corruptos y delincuentes están
uncidos por la inmoralidad y los anti valores. Frente a ellos,
denunciando sus fechorías, estamos los nuevos Peto Trasea, Sénecas, Petronio, Lucano, y
Bertrand Russell. Los que nos enorgullecemos de imitar, y copiar la limpia trayectoria de servicio ante los
demás del inolvidable y siempre presente
Freddy Gaton Arce.
El flagelo de la
corrupción en la administración pública ha tomado espacios desbordante
de una magnitud telúrica cuyo efecto estrepitoso motivó al connotado médico coreano
nacionalizado estadounidense Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial hasta
el pasado 31 de enero de 2019, quien pronunció
un enérgico discurso en la Cumbre contra la Corrupción, en
Londres, Reino Unido, en Mayo del
2012 con el título, Luchar contra la
corrupción para crear un mundo más justo y próspero. Algunas de aquellas
palabras merecen ser refrescadas. "La corrupción equivale, simplemente, a
robar a los pobres. Constituye un doble menoscabo del crecimiento y la
prosperidad, en lo que se refiere no solo al desvío de recursos de sus fines
previstos sino también a los efectos a largo plazo de los servicios que no se
prestan: falta de vacunación, falta de suministro de útiles escolares, falta de
construcción de caminos. En mis viajes por el mundo he visto el efecto
corrosivo de la corrupción en la vida de los pobres, y el consiguiente
deterioro pronunciado de la confianza de los ciudadanos en sus Gobiernos".
Que estas palabras provengan del presidente de un organismo financiador de las
deudas externas estatales y
gubernamentales, tienen un mérito resaltante.
Freddy Gaton
Arce nunca se valió de la diatriba
ponzoñosa para exponer sus criterios censurantes de las cosas malas o
negativas. Empleó muy acertadamente los términos más apropiados para denunciar y condenar aquellos hechos tormentosos que flagelaron el
ambiente político del momento. No hubo
ni vacilación ni contemporización con
el presidencialismo de turno a quienes las
victimas señalaban como principal responsable de sus afectaciones; las desapariciones y los crimines políticos
que llenaba de luto la república. Y lo
más importante, caminó sin que se le
conociera militancia partidaria o algún compromiso político definido.
Su potente voz rebelde se crispaba con energía
secular frente a todo anacronismo dogmático y abuso de todo poder dictatorial y
de toda violación constitucional; del atropello
a las leyes y del desconocimiento consciente que hace con frecuencia el dominio
gubernamental de los cánones establecidos por la sociedad. Era un contestatario
integro defendiendo con intransigencia riesgosa el valor de la vida y la
dignidad humana.
El pensamiento
crítico de Freddy Gaton Arce al igual que su obra literaria y cultural adquiere
mayor importancia social y humana en este periodo del llamado nuevo mundo
milenario enturbiado en su rapidez sórdida, transitando en la podredumbre de
sus heces sin miramientos conmovibles y pendiente de la codicia y la
acumulación de capital. Es la premura de lo indigno. “Todo cambia día a día,
todo se corrompe, todo se destruye”. Más la vida se transforma, se reproduce y
continua dentro de un ciclo dialectico de negación, aceptación, lucha de
contrarios, conjunción de cantidad y calidad, depuración y profilaxis social.
Desarrolló su trabajo con serenidad sacerdotal
interpelaba la arrogancia, la prepotencia y la injusticia decimonónica impuesta por dictadores, tiranos, caudillos mesiánicos,
y elites xenófobos. No había reparos ni
limitaciones sociales, ideológicas, ni personal, su ética simétrica lo medía a
todos con la misma vara.
Sin erigirse
superior a los demás, ni dotado de algún privilegio fastuoso o providencial realizaba
su labor periodística, su ejercicio poético y su tránsito por los horizontes
públicos valorando de manera incondicional el respeto por la condición humana,
lo consideraba fundamental y garante de un clima apropiado de convivencia
civilizada del sistema democrático. Su posición hacía honor a aquella
inolvidable frase del mejicano Benito Juárez quien el 15 de julio de 1867
exclamó con viva pasión humana. “Entre los individuos, como entre las Naciones,
el respeto al derecho ajeno es la paz”. Quien, sino él, que se mantuvo incólume
frete a las tentaciones mercenarias del poder. Quien, sino él, que ejerció el
periodismo y la abogacía como un sacerdocio de entrega denodada al servicio de
los demás con altura y principio de nobleza. Quien, sino él, que se perfiló
como un ciudadano de honra alejado de los conciliábulos aristocráticos, y que
nunca se prestó a ser manipulado por el chantaje de los incultos que hacen de
su menesterosa existencia un modo vivendi permanente incapaz de hacer
conciencia de su destino y organizarse y luchar por superar su patético
ambiente lastimero.
Se opuso
resueltamente a los fastuosos y pedantes que a cambio de canonjías irritantes
defendían y justificaban el nepotismo y los antivalores que afrenta la democracia.
Hoy el legado de
su voz opinante adquiere mayor vigencia y connotación ante el desgarrador
cuadro de voracidad insaciable del neoliberalismo que arrasa con las riquezas
de las naciones y cuyos rapaz tentáculos socavan las posibilidades de bienestar
de las poblaciones marginadas. Tiene fuerza de conciencia para contraponerla a
la patraña monstruosa empleadas por las potencias occidentales para justificar
su vileza, saqueo y robo, bajo el disfraz de “salvadores y “buenos”. Como
periodista de alto quilate público Freddy Gaton Arce actuó acorde con los
reclamos y necesidades sociales de la sociedad; identificándose sin titubeo
alguno con los anhelos de redención humana, sin prejuicios político
condicionante y definida responsabilidad profesional. La emotividad del
populismo no pudo manipularlo ni sacarlo de sus razonamientos equilibrados y
sensatez riesgosa.
El peso ético de
su pluma lo situó es un lugar de respeto y admiración ciudadana. Condenaba con
la misma fuerza las tropelías del poder como el bandolerismo de vándalos y
lumpenes, y el terrorismo ejecutado por radicales militantes ideológicos
sectarizados.
La elocuencia de su cromática prosa es deslumbrante. Se diferenciaba de cualquier entelequia cursa en boga. Su inspirado tesón literario trazó líneas sucesivas de graciosa modulación impecable. Nunca perdió su acento poético propio. Sus acentuaciones eran lúdicas; se fundamentaba en la máxima del poeta francés Paul Valery quien consideraba que, “un poema debe ser una fiesta del intelecto”. Escribía y componía acorde con esta norma, viendo la poesía como una rica diversión del espíritu creador del artista en su composición multifacética.
Desde su óptica
desarrolló un conocimiento
epistemológico crítico del entorno público que le permitió percibir con
objetividad el curso de los
acontecimientos. Sus razones de índole filosófica, morales, éticos y cristiano,
partieron de apreciaciones analítica
bien ponderada. Tuvo un olfato prismático
para desentrañar los signos e intereses que matizaban los antagonismos
políticos, económicos, sociales e ideológicos enfrentados, en la mayoría de las
situaciones influenciados por los acontecimientos internacionales de la llamada
guerra fría caracterizado por la rivalidad radical entre las dos principales superpotencias en lucha por la hegemonía mundial: Los
Estados Unidos y el bloque socialista liderado por la Unión Soviética.
La sustancia de
sus trabajos literarios tuvo cierta coincidencia
con aquel pensamiento externado por el prolijo escritor ruso Iván
Turguénev quien sentenció: "Uno de los principios más básicos de la vida
es el enlace entre los tiempos, la transmisión patrimonial de valores. Un mundo
sin tradición crea huérfanos". En efecto, Freddy Gaton Arce
importantizó las tradiciones, le dio
continuidad como herencia valiosísima y valor cultural. Su pensamiento
intelectual le dio vida a ese legado. Y desde su primera revelación como escritor y poeta en ciernes lo hizo a
través de su emblemático canto Vlia.
"Todos ignoran que los sueños son yerbas florecidas de hielos despiertos
en la encontrada realidad, obscura sombra que se refugia bajo el pez de aguas
cristalinas". Y añade. "Creo que nuestros ojos están fatigados de las
distancias recorridas, y que no podemos vindicamos en los sueños cargados de
rocío febril. Iremos navegando en el mar de todos los sinsabores cuajados de
dulzuras y de todas las sagrados mentiras".
Hizo de la
poesía y la prosa combinadas aseveraciones versificadas, una litografía de emociones y los interiores del
poeta, explayando su sentimiento en
fulgurosa pinceladas y acopio
de su existencia luminosa con una
artística ritualidad única. Como
poeta evitó la rigidez de la ortodoxia y la exactitud exigente que acompañó la generación que le
precedió; se mantuvo invariable en su autenticidad. Sus versos, prosas y poesía recorrían su trayecto trasmitiendo sensaciones
seráficas No existe el poeta puro y
perfecto; más la altura de su vuelo lo connota de manera relevante por espacios
inmensos.
Nuestro hombre
de letra y cultura supo aplicar en su
función poética esa bella
definición de la literatura que hiciera
el sevillano José Callejón y Asme quien calificó la labor poética como "una artística manifestación del
pensamiento humano, por medio de la palabra escrita o hablada”. El sello
personal de su obra hace honor a este
postulado.
"Aquí donde se habla de espacios
hubo largas,
anchas, altos primordiales, violencias,
y los tiempos
comenzaron por las palabras.
Amor, las
dimensiones poseen a los cuerpos todavía
después, como a los barcos que levan y disipan sus líneas en los horizontes.
Las magnitudes
transportan las formas;
ellas infinitan,
distancian las horas, templan
las delicias, y
las
repiten
para el misterio
y los oficios;
ellas
hondean en el techo de los
amantes
y llaman con
voces évocas.
Y cada año
estremecedoramente el
otoño, las
salves,
Oh, ya las
superficies alimentan
la fidelidad de
los cuerpos
y exaltan los
corazones y los
pensamientos"
"Se han de
trazar suertes a fuego y
mar, a piedra y
viento,
tras las huellas
que marcaron los
padres, los
abuelos.
Y en la puerta
de Pedro golpean himnos,
bailan guloyas,
los compases del
alma, los vértigos
del cuerpo.
Y esta la
sustancia, la vida y la
muerte hondas.
Y esa luz
tomando siempre de las esferas.
Y en las
asambleas los días, al pasar, redimen.
Y la red y el
machete valen
lo que raya en
plantillas de balanza.
Y comienzan los
números hermosos de
la historia,
las cifras que
cuentan en la visión de la justicia.
¿Quien, quiénes
celebran la paga de
los salarios con
lágrimas?
¿Cuántos marchan
a paso de piedad contra
los opresores?
Transcurren
millones de años con nosotros
ahora...
Entre fábulas,
silabeos de la tierra,
los perfumes de los enigmas
y esta orgía de
la carcoma y la destrucción,
de la
esperanza".
"Esta mi
patria límpida, mi muy querida,
y no hay más río
que el río de
existir, un
existir...
Esas muertes
efímeras que forman los recuerdos
y las alegrías,
las epopeyas del
corazón;
las alegrías de
las cosas medidas,
las
alegrías de las cosas inmensas.
las alegría de
las pruebas, las
alegrías de las
visiones,
las alegrías de
las razas y los credos,
las alegría de
las paridades y las
discrepancias.
Las alegría de
las obediencias, las
alegría de las
rebeliones.
Las
alegrías de las flaquezas, las
alegrías de las
potencias.
Las alegrías de
las entrañas, las alegrías
de los
conceptos.
Las alegrías de
las vanidades, las
alegrías de las
justicias.
Las alegrías de
las palabras cuando
los labios...
Porque vas con
mi sombra como yo por tu
olvido.
Porque la
retórica canta y calla durante
el otoño, y
también substantiva los
atavíos de la
libertad".
El sonido de
este contenido patriótico destaca que
todo comienza con la palabra, verbo de vida, como instrumento de movilidad de la conciencia
para que a través de su acopio subvirtamos la nostalgia el sopor
y la ingravidez de la pasividad.
De la resignación y el conformismo. Le da vigencia a los recuerdos musicalizando el presente en
su movilidad de futuro. Importantiza la vida más allá de
su elegancia, más allá de su premura y la agitación de las necesidades. La poeta y
ensayista argentina Alicia Genovese nos
enseña que la poesía relativiza y puede abolir el tiempo real, el tiempo
histórico, en tanto acuña un decir y construye una realidad, y esto es lo que
hace nuestro venerado personaje, desarrollar
una textualidad objetiva, viva, con una aliteración coherente en su
sonido verbal y cuyo juegos de palabras define su expresión poética. Palabras nacidas de su fe en la alegría sobre la catástrofe y la hecatombe y el derrotero destructor de humanos
insaciables e inescrupulosos.
Freddy Gaton
Arce manejaba con maestría la estructura rítmica de su composición con estética
brillantez. Era un preceptista de su
oficio. Realizaba una composición silábica con un despliegue de colores
maravillosos, combinando versos clásico
y libre con una maestría magnífica. Su alegoría era representativa y asombrosa,
resultado de su acumulación cultural y abierta solidaridad humana. Era un
conglomerado de arcoíris en divertida hilera bailándoles al sol y la luna, a
las estrellas y los espacios siderales del cosmos, integrando una esplendorosa
presencia de mágicos colores de vida, solidaridad, amor, altruismo y nobleza
humana paradigmática. Sus piezas literarias tenían el sustento de su propia particularidad
artística: la conversión del verbo en un
sugerente sonido atractivo asociándolo
a retrospectivas evocaciones motivantes de imaginaciones seductivas hacia
el lector. Ello esta explícito en las consonantes combinaciones e
interrelaciones dadas en las propiedades de las palabras utilizadas cuya mutación transmiten los sentimientos externados por su autor con
una literaria medida poética pre concebida con ingeniosidad. Sus rasgos
poéticos iluminaban toda oscuridad del sentimiento. Exhibía su instinto con
aire sacerdotal y una fisicidad dominante.
Su bardo atributo hace honor al decálogo que
sobre la personalidad del poeta legó al horizonte hispano Miguel de Cervantes
Saavedra quien definió desde su óptica medieval, lo que él denominó Privilegios, Ordenanzas y
Advertencias que el dios Apolo enviara a
los poetas. He aquí lo que señalado por el hidalgo:
"Es el primero, que algunos poetas sean conocidos
tanto por el desaliño de sus personas como por la fama de sus versos".
"Ítem, que si algún poeta dijere que es pobre,
sea luego creído por su simple palabra, sin otro juramento o averiguación
alguna.
Ordénase que todo poeta sea de blanda y de suave
condición, y que no mire en puntos, aunque los traiga sueltos en sus
medias".
"Ítem, que si algún poeta llegare a casa de algún
su amigo o conocido, y estuvieren comiendo, y le convidare, que, aunque él jure
que ya ha comido, no se le crea en ninguna manera, sino que le hagan comer por
fuerza, que en tal caso no se le hará muy grande".
"Ítem, que el más pobre poeta del mundo, como no
sea de los Adanes y Matusalenes, pueda decir que es enamorado, aunque no lo
esté, y poner el nombre a su dama como más le viniere a cuento: ora llamándola
Amarili, ora Anarda, ora Clori, ora Filis, ora Fílida, o ya Juana Téllez, o
como más gustare, sin que de esto se le pueda pedir ni pida razón alguna".
"Ítem, se ordena que todo poeta, de cualquiera
calidad y condición que sea, sea tenido y le tengan por hijodalgo, en razón del
generoso ejercicio en que se ocupa, como son tenidos por cristianos viejos los
niños que llaman de la piedra".
Ítem, se advierte que ningún poeta sea osado de
escribir versos en alabanzas de príncipes y señores, por ser mi intención y
advertida voluntad que la lisonja ni la adulación no atraviesen los umbrales de
mi casa.
"Ítem, que todo poeta cómico que felizmente
hubiere sacado a luz tres comedias, pueda entrar sin pagar en los teatros, si
ya no fuere la limosna de la segunda puerta, y aun esta, si pudiere ser, la
excuse".
"Ítem, se advierte que si algún poeta quisiere
dar a la estampa algún libro que él hubiere compuesto, no se dé a entender que
por dirigirle a algún monarca el tal libro ha de ser estimado, porque si él no
es bueno, no le adobará la dirección, aunque sea hecha al prior de
Guadalupe".
Ítem, se advierte que todo poeta no se desprecie de
decir que lo es; que si fuere bueno, será digno de alabanza; y si malo, no
faltará quien lo alabe; que cuando nace la escoba, etc.
"Ítem, que todo buen poeta pueda disponer de mí y
de lo que hay en el cielo a su beneplácito; conviene a saber: que los rayos de
mi cabellera los pueda trasladar y aplicar a los cabellos de su dama, y hacer
dos soles sus ojos, que conmigo serán tres, y así andará el mundo más
alumbrado; y de las estrellas, signos y planetas puede servirse de modo que,
cuando menos lo piense, la tenga hecha una esfera celeste".
Ítem, que todo poeta a quien sus versos le hubieren
dado a entender que lo es, se estime y tenga en mucho, ateniéndose a aquel
refrán: «Ruin sea el que por ruin se tiene".
"Ítem, se ordena que ningún poeta grave haga
corrillo en lugares públicos recitando sus versos; que los que son buenos, en
las aulas de Atenas se habían de recitar, que no en las plazas".
"Ítem, se da por aviso particular que si alguna
madre tuviere hijos pequeñuelos traviesos y llorones, los pueda amenazar y
espantar con el coco, diciéndoles: «Guardaos, niños, que viene el poeta fulano,
que os echará con sus malos versos en la sima de Cabra o en el pozo
Airón»,".
"Ítem, que los días de ayuno no se entienda que
los ha quebrantado el poeta que aquella mañana se ha comido las uñas al hacer
de sus versos".
"Ítem, se ordena que todo poeta que diere en ser
espadachín, valentón y arrojado, por aquella parte de la valentía se le desagüe
y vaya la fama que podía alcanzar por sus buenos versos".
"Ítem, se advierte que no ha de ser tenido por
ladrón el poeta que hurtare algún verso ajeno y le encajare entre los suyos,
como no sea todo el concepto y toda la copla entera, que en tal caso tan ladrón
es como Caco".
"Ítem, que todo buen poeta, aunque no haya
compuesto poema heroico, ni sacado al teatro del mundo obras grandes, con
cualesquiera, aunque sean pocas, pueda alcanzar renombre de divino, como le
alcanzaron Garcilaso de la Vega, Francisco de Figueroa, el capitán Francisco de
Aldana y Hernando de Herrera".
"Ítem, se da aviso que si algún poeta fuere
favorecido de algún príncipe, ni le visite a menudo ni le pida nada, sino
déjese llevar de la corriente de su ventura; que el que tiene providencia de
sustentar las sabandijas de la tierra y los gusarapos del agua, la tendrá de
alimentar a un poeta, por sabandija que sea".
"En suma, estos fueron los privilegios,
advertencias y ordenanzas que Apolo me envió y el señor Pancracio de
Roncesvalles me trujo, con quien quedé en mucha amistad; y los dos quedamos de
concierto de despachar un propio con la respuesta al señor Apolo, con las
nuevas de esta Corte. Daráse noticia del día, para que todos sus aficionados le
escriban".
Su condición de
poeta estuvo apegada a estos criterios históricos del renombrado autor de:
‘Novelas ejemplares', 'La Galatea', 'La
gitanilla', 'Rinconete y Cortadillo', El coloquio de los perros', 'El celoso
extremeño', 'La ilustre fregona', Viaje del Parnaso', 'Los trabajos de Persiles
y Sigismunda', 'Don Quijote de la
Mancha', y otros escritos memorables. Por eso la silueta de poeta de Freddy Gaton Arce, así
como su labor profesional en el
periodismo, su condición de hombre público, cuya personalidad relucía al abordar
con esmera responsabilidad sus opiniones públicas y en su artístico vuelo de
poeta, tiene una connotación de respeto y admiración extensiva. Porque por él y
a través de él hablan los buenos de corazón, los que creen en la solidaridad,
los que aman y luchan por la humanidad, los que se oponen y se enfrentan al
latrocinio, el robo y la corrupción, los que se desvelan por el presente y el
futuro de la patria, los que se conduelen del sufrimiento y las necesidades de
los marginados, los que denunciamos toda ignominia y represión de las elites
plutocráticas, los que nos oponemos a las guerras de saqueos de las riquezas
naturales de los pueblos, los que defendemos la soberanía de las naciones, los
que amamos la cultura, el arte y la literatura, los que abogamos por un mundo
de justicia social y de equidad, los que condenamos los abusos y atropellos
procedente del despotismo enseñoreado, los que nos preocupamos por nuestra
integridad territorial, los que somos devotos consagrado al legado de nuestros
mártires y héroes por cuya sangre nos identificamos como República Dominicana,
los que le salimos al frente a la hipocresía, la simulación y la perversidad de
los gobernantes nefastos, los que creemos en la democracia y en el pluralismo,
los que creemos en la libertad laica, los que luchamos por el respeto a la vida
y amamos los bosques, la fauna, la flora, el ecosistema, los ríos y mares
fuente de nuestra continuidad existencial como especie humana, los que vemos la
poesía como el canto regocijado de nuestro adentro en su exterioridad sonora,
los que nos unimos para que la conciencia humana transcurra con lucida
responsabilidad y compromiso social, los que creemos que el mundo que habitamos
nos pertenece a todos sin discriminación ni odio xenofóbico con su secuela de
trauma e impuesta segregación étnica, los que vemos la política como
herramienta de servicio y entrega por el mejoramiento de las condiciones de
vida del pueblo, los que creemos en los códigos de decencia, honradez y
honestidad que garantizan una convivencia de respeto entre todos.
Freddy Gaton
Arce encarnaba esa suma de atributos clarificante que hace de la vida en
sociedad un indefinido espacio civilizado de concordia, armonía, compañerismo y
hermandad ciudadana.
En ese
antagonismo renovado y sectario del bien y del mal. En ese agotamiento del amor
ante la falta de oxígeno emocional. En ese batir de ideas contaminadas por el
fanatismo irracional. En esa afanosa búsqueda de libertad en aras de la
identidad personal y de la originalidad biológica, En esta batalla que desafía
la hipocresía de los poderes fatico y la simulación de las clases poderosas. En
este remolino de dudas, incógnitas, interrogantes y sudores pasionales, apremia la necesidad histórica de elevar en la
memoria quebrantada por la ingratitud mezquina un intelectual del
siglo XX cuya conducta diáfana, valiente, correcta y vertical como lo fue y es
Freddy Gaton Arce, orgullo de su familia, amigos, de la clase periodista, de
todo profesional de bien, decente, y de la intelectualidad dominicana, quien
con responsabilidad actuó enarbolando principios y cañones de civilidad.
Pero sobre sus mismas palabras de intenso
colorido majestuoso destellan las que viajan sorprendida en el asombro de su hilera y que al mecerse desbordan su esfera
añejada, acompañando los tiempos de su pasión; surgidas de la
arquitectura del sueño de los
dioses. Porque cuando los dioses reinaban el hombre revivía en la hazaña mística del olimpo en cuyo drama mitológico se
negaba a ser hojarasca de su pasada existencia.
Enseñando su dimensión de hombre
en su propia autenticidad de vida en su
ruta a las estrellas. Allí, donde la
poesía se hizo presente en la generación de su hábitat nuestro Freddy Gaton Arce insertó su nombre
marmolado con las acarameladas resinas literarias consubstanciadas con la nobleza humana y la
epopeya de los pueblos. Y del fondo del
olvido las letras de sus poemarios volverán
con renovado calor competitivo a mostrar su grandeza y colores representativos
pluralizando su nombre en la continuidad
imbatible de la poesía limpia y sin artilugios venenosos. Estampa de ética desafiante en la vorágine ensangrentada de la
vida.
Nunca se consideró un poeta de vanguardia ni de la
sombra sencillamente poeta con toda la sensación automática e instintiva de su honda intimidad
surgida de su interior
y cuya barda implicación conlleva una
actitud creativa de imagen
fosforescentes, representativa y
heterogénea. La figura de hombre social y público de Freddy Gaton Arce se ensanchó en su crecimiento
cronológico desarrollando aptitudes,
cualidades peculiares sobresalientes: su
expresiva solidaridad, templanza en sus principios, seriedad en sus labores y
militante de la honra, la ética y la vergüenza.
Culturalmente se desplazaba aferrado al palpitar lucido de sus sentidos creadores. Tensaba su
lenguaje, sus palabras, hacia un
colectivo humano heterogéneo.
Realmente hay
que situarlo entre los maestros dominicano
más reluciente de la palabra en cuya
articulación escrita manifestaba
su visión ética de la política, la cultura la literatura y la
sociedad arropándola con una sintaxis
armoniosa y un lenguaje bello
en consonancia con su nivel intelectual. Superó
el instante revelador
de su creatividad automática pulsando las palabras adecuadas y precisas que
lo consagró como un autor original de
vuelo propio. Su sustancia literaria ponía de relieve su talento e inteligencia
admirable.
La potencialidad
de su prosa estaba en su sedosa textualidad conmovedora. Ahondaba en las fibras
más aceradas de la insensibilidad
corrompida hasta lograr una reacción humana compasiva. Ese era una de sus
virtudes periodística y poética: penetrar la interioridad de los sentimientos
de los ensoberbecidos del poder y
comprendieran que en definitiva todos somos humanos vinculados por una alteridad magnética que nos conectas de manera espontánea a partir de la
conciencia de nuestra finitud inevitable. Una realidad que está por encima de
los intereses que nos separan.
Freddy Gaton
Arce usaba sin desperdicio palabrero ni
extravagancia ni pedantería burlesca. El
peso moral de sus opiniones y la fuerza aterciopelada de su prosa viajaban
sobre un vehículo estético
incuestionable en el que
transportaba su pensamiento
escrito sin nunca rebosar su capacidad de espacio.
La unidad conceptual de su producción literaria,
prosas, poesías, versos, notas editoriales, y opiniones de carácter humanista,
lo sitúan en un nivel de elevada
autoridad didáctica. Todo su contenido encarna una manifiesta preceptiva pedagógica singular. Construía
su pensamiento dentro de unidades jerarquizadas situándola
correctamente en el sistema sintáctico de manera adecuada, tomaba bien en
cuenta que los caracteres semióticos de
las palabras tienen que tener una arquetípica
concreción envidiable puesto que en la poesía el sonido de las palabras
determina su valor. Tenía plena conciencia personal de que la Literatura
"constituye el arte de la
creación verbal, en todas sus manifestaciones", y de que el lenguaje también tiene una función
poética. Por eso colocaba las palabras
precisas y apropiadas transmitiendo el
instante de su asombro y el
cultivo de la emoción de sus
decires con caligramas representatividad simbólica. Sobre esas líneas transmutaba
dialécticamente su hondo sentir de
identidad y solidaridad por con las
víctimas de injusticias, atropellos y agravios,
entonando a través de su prosa los
anhelos de los sufridos. Reacio a ser
narigoneado por la fastuosidad infecciosa. Estos atributos humanos lo elevaron cualitativamente a un sitial de respeto
admirable.
Mientras otros
eran remolino de dolor y huracán de
pasiones bajas él sobresalía como un
faro de decencia y respeto enaltecido.
Allí estaba su prosa de arcoíris de
donde salía su bisturí ético para extirpar las patrañas santiguadas de las cúpulas dominantes del cuerpo social aquejado y castigado por los tentáculos miserables de los malévolos. Allí
estaba su figura y su dardo ético siempre
identificado con la causa de las víctimas del escarnio, el oprobio, el despotismo, los atropellos y la iniquidad. Actuó con claridad votiva contra toda maldad con elocuencia brillante.
En medio del
troglodismo ilustrado del neotrujillismo y el balaguerismo rufianesco que teñía
de sangre el suelo de la patria su voz
vigorosa de poeta, periodista y profesional liberal flotaba centellante demandando y reclamando el cese de la
arbitrariedad emponzoñada en la
epidermis social.
Allí estaba él
también como hijo, padre, ciudadano y amigo,
enhiesto, cuestionando la
soberbia endemoniada y mostrando en su sentir estremecido las
inquietudes de su tiempo, desarraigando su conciencia en el manojo de su prosa
cristalina para que los hombres evoquen las razones de su calvario desde la desnudez de sus sentimientos,
avanzando descalzo en sí mismo, desnudo en su alma reclamando justicia.
Ondeaba su
poesía cargada de esperanza, abogando
para que la razón aplaste la
infamia y la memoria se abra
al horizonte de la conciencia y resplandezca la imagen del mártir del
Gólgota como señal inequívoca de las
crepitaciones de la dignidad taladrada
por la inhumanidad del Poder corrompido que se sacia de la fetidez del
dolor amontonado en los habitad de
miseria, hambre y pobreza de los marginados y desamparados golpeados por la
desigualdad social y la explotación
inmisericordia de la opulencia
insaciable que corre de prisa en busca de más riqueza y de más oportunidad para
continuar con su robo y saqueo y
satisfacer su morbosidad incontenible.
El poeta siempre
miró hacia atrás, respeto sus huellas, admiró
y le rindió culto de lealtad a su procedencia. Y desde ese allá camino
en presente hacia el pos-continuidad de sus pasos. Montado sobre su lenguaje
rutilante, de música y silencio, de suspenso y odas, columbrando las alas de su ciudad cabizbaja, rostros y juegos de ayer,
cañaverales temerosos de las lluvias y
obscenidades vertidas en rituales. Nos
legó una obra inmarcesible.
No hay censura
en su tumba de ángel adornado con ornamentales
cruces que distinguen su nueva morada de yertos enmudecidos bajo sus tapias de blanco color en el descanso de su vida en el temido lugar donde llegan en esporádica procesión nuevos ataúdes coronados de flores
acompañados de miradas inciertas sacudidas en su solemnidad, en el silencio de tu despedida luctuosa los
presentes enarbolan su nombre al crepúsculo
para que descienda transformado en lluvia
de lucernas amortajadas en la beatitud de la Naturaleza estilando la savia de su lucidez y se esparza como legado
de apropiación literaria de los poetas
surgidos del arcoíris de su tiempo civilizado. En el cuadrante de los
amortajados el canon templa los dolores
y árboles centenarios enseñan sus raices
agrimadas. Las convencionales palmaditas de condolencias del ceremonial sepulcral
se detienen al aparecer en el escenario, desde la profundad de los acantilados y
ataviados en negro de muerte, los artistas de todos los tiempos entonando su melodía maravillosa, retumbando el silencio sacro, acompañándolo en su
eterno viaje poético. Tahaikowsk,
Beethoven, Vivaldi, Mendelssohn, Rossini,
Bach, Mozart, Trauss, Chopin, Haedes, Verdi, Wagner,
Brahms, musicalizaron violín; piano,
órgano, flauta, violas, chelos,
contrabajos, oboe, trompetas,
trombones, todos en compostura melodía filarmónica
elevando el sonido de sus poéticas letras
de amapolas rojas. Llegaron al ceremonial de su responso y allí juntaron sus
manos envejecidas pero frescas con las Freddy Gaton Arce, y tomaron el bambú de su carne para añadirlos a
su orquestación solemne para que todos escuchen sus vibraciones silábicas y
tenerlas como claves de toda composición de sueños intrínseco en la apropiación de su obra, acicateando la vida en su recorrido ilustrado.
Caminando entre todos, sintiendo "las claves inmensas de la vida y de la muerte", recoger en
sus sensaciones "el sonoro modo
del bambú sonoro; la rústica caña con los rústicos huecos, asirlo en sus dedos y labios y soplo
para la rustica música del alma rustica",
“La dejaste escritas en siete trompetas y candelabros y en siete tiempo
de ruido y soles y luces”. Y exponerla en tus exordios enseñando tu alegría
olímpica y sepan con claridad de la nueva ruta que emprendiste, confundiéndote
con las nubes, el cielo, las estrellas y todo lo nuevo trascendido de lo humano
en nuevas claridades de sol y luna y nuevas tierras de sueños nuevos
categorizando “que entre cielo y tierra nada hay oculto”, "porque el
primer cielo y la primera tierra pasaron". Y allí. "No hay cadáver ni fosa ni oscuridad ni olvido, Sólo
el fluir perenne de una ignota canción.”. Eso se dijo con palabras tomadas del azul del cielo que no corrompe el desuso ni el olvido de la
memoria ni los nuevos alfareros de párrafos poetizados que mezclan el silencio con la Nada para
elevarse a la eternidad. "Se regresa a los orígenes, se repite el
pasado...". ¡Que lo sepan todos! ¡Que
lo lean todos! ¡Y lo repitan todos sin
agotarse!… Allá. En la infinita lejanía de los tiempos por venir venerarán
los efluvios de tus versos inmaculados
hechos de rocíos plateados convocando
ilusiones sobre el nefando vendaval que envilece los sentidos de los malvados que hoy nos humillan y avergüenzan en su competencia
gansteril propia de trúhanes,
mancillando la honra de la patria. Y tomaran tus palabras nítricas
para condenarlos y expulsarlos del reino humano donde nunca debieron venir esos
canallas del averno enemigos jurados del hombre y de la humanidad.
El timbre de sus palabras de arcoíris colocadas y
vertidas sin alardes ni aspavientos fanfarrón depuradas de
vocinglerías altaneras, sin ápices
de odio o resentimientos alguno; de manera
magistral, con mesura y
ecuanimidad, con elegancia y
energía; con coraje, valentía, responsabilidad y obligación ciudadana; sin acento
premonitorio ni espergesia
tañida por desolado en su aislamiento
lunático, repercute en la plenitud de la historia indicando que en los momentos
más álgidos y cruciales, él, Freddy
Gaton Arce, estuvo enfrentando los desafueros con firmeza indoblegable. Oponiéndose al extremismo
protagonizado por la barbarie enloquecida en su proceder
violento y aplastante sin más
arma que su voz poética, sus editoriales
periodístico de opinión y su responsable ejercicio profesional. ! Que grande
fue este hombre nacido en el San Pedro de Macorís de la República Dominicana.
Hoy, a posteriori
de su marcha celestial aquel 22 de julio de 1994, vuela cual Poeta inolvidable, como las
gaviotas las águilas
y las golondrinas sobre planicie de
blancura azulada en raudo desplazamiento, compitiendo con su batir aleteos revoltoso, levantando
altura sobre altura procurando el
horizonte, desafiando toda inclemencia, entre brumas, nieves, océanos, vientos,
noche y día, acariciando las crestas olas marinas, ascendiendo y
descendiendo en rítmica formación ondulada, exhibiendo las hermosuras de tus versos pulidos por tu
generación , epígrafes de tus sentimientos Allá en la vastedad
insondable donde surca y besa como ellas la imponencia de los océanos, tan llenos de
vida hermosa, saboreando sus aguas misteriosas y nutricionales con sus
arenas y riquezas codiciadas, abiertas
al cielo y convocando las auroras terrenales al festival de voces inmaculadas
donde también llegaron otros granadinos como él, a ese vergel de beatitud
cosechada, nos enaltece abrazar su nombre, su historia, prosas, versos y poesías inacabables. . "llorar
y morir son los dos únicos gestos que cumple el mundo...Y, de ellos, solo el
morir es fecundo; la muerte, es inexorable, en su grandiosa misión de fecundar y renovar la
vida, los hombres mueren, para que el
Hombre viva" (JMVV).
Querido poeta: Te
inspiraste en el dolor de montes y bosques violados, el dolor de la patria vapuleada, un pueblo
agredido y jóvenes asesinados. En azúcar y melao laborados por sudores esclavizados por el progreso desalmado. En despavoridos
vuelos de aves aterrorizadas por la devastación humana revoleando sobre líneas de
hierros oxidados en su desuso asolado. En sufridos rostros exhaustos que se
tragan su impotencia. En aquellos ojos aglomerados contemplando los inmigrantes llegados
de allende lugares envueltos en
su silencio y que bajaron de las goletas
bailando al sol sus ansias para ablandar
el dolor de sus raices extirpadas. No había nostalgia en sus miradas solo el amor
de la lejanía y su tiempo de amor fulminado. En el recuerdo de sus
tierras clavada en su garganta que
llevaban al exorcizo de su plegaria
cantada y allí alrededor del fuego dejar el responso en su suspiro cuajado en su aliento de desdichados sufriendo
su calvario. En la incertidumbres hacinadas en sus jornadas caladas. Tus
palabras de dolor patentizan sus escalofríos. Evoca el drama de esa raza esclavizada. Enseña sus huellas
mancilladas y la penetra en la memoria. Hablan del cultivo de raíles y humos anidado en el pasado. Del despojos sanguinolentos que ilustra los rastrojos de los victimizados. Todo queda en
el pasado de los féretros llorados donde están las cicatrices de los atormentados. Heridas
acumuladas describen sus penurias; el rictus de
voces asesinadas que se niegan a ser olvidadas. La prosperidad de la
época sepultó sus miradas abriendo un libro de sangre con letras de sus
verdugos. Y tu voz de justicia surca toda distancia diciendo de esas crueldades
que enlutó todas las edades. Enarbola la rebeldía de los flagelados con su tersura
de aceituna germinada por su estirpe en el ceremonial del areito liderado
por el cacique. Luces de bagazo y caña Iluminan
la prosperidad mientras los arrancados
de sus tierras exclaman ese ¡AY! de angustia
santificada. Los chacales se estremecen con
tus versos marmolados, les tiemblan
sus manos ensangrentadas. El sacrificio de los vencidos tiene su fecha
recordada. Sus nombres entintados por la codicia glorificada caminan entre las
nubes buscando la luna de su ayer.
Familias marginadas, subyugadas en su zafra labrada cosechando miseria de su trabajo elogiado y la esperanza
martillada en el andén de la arbitrariedad. Tu estro aludiendo campiñas y
bohíos amados, venerando el rizoma de tu prole florecida. Y aquella raza
exterminada por ladrones del oro encontrado masacrada en su propiedad. Recompensa de la criminalidad. Es el tributo al pretérito progreso que forjaron. Tejiste
tu égloga como signos de paz, la
justicia en tu sien defendiendo el bien. Abriendo los signos de la pobreza
bendecida. Suspiro prolongado de tanta hambre sentida creciendo en la
indigencia extendida. Poeta, periodista, abogado, ciudadano. Tu suspiro
entonado irriga la sangre de aquellas
voces sepultadas. Crece entre bosques de Guavaberry, Caobas y azucenas en tu
viaje a las estrellas. Son estrofas de arcoíris reviviendo historia, drama de
sangre de los humillados condenando la voracidad de los insaciables; exaltando
valores de dignidad y honra.
Lluvias de colores embellecen las miradas del pasado donde deambuló la
infancia por playas de caracoles cimbreando versos aquilatados en la
mansedumbre noches calladas, propuesta
de tu otoñal gallardía acrisolando los apoteósicos ayeres de la pubertad
dibujada, andando alegre bajo nubes de aguas esperadas, de truenos y relámpagos
y calles iluminadas de amores. Pascuas
de invierno encantado entusiasmo del avance de los años estimulando el
altruismo apasionado. La plenitud de tu alcurnia rociando huertos de palabras
armonizadas nutriendo espigas deontológicas, motivando trovadores hermanos,
enseñando tu legado primoroso. Halitos de altruismo entregado en el incesante
oleaje de aguas oceánicas que sepultó el martirio de los vencidos. Y en la
espesura de tu solidaridad manifestada tu voz de justicia estremece el Poder de
los malvados. En el vuelo de tu misión consagrada la Naturaleza te llamó a su
morada. Y allí en la verdad absoluta de las cosas tu presencia se remonta hacia
el infinito, viaja entre murmullo de credos nuevos entre la inmensidad fraterna del sentimiento humano.
Tu nombre, Freddy Gaton Arce. Brilla,
Crece. Flota. Camina. Se renueva en la
mágica claridad de la luna y el firmamento de especie luceros. Simbolizando
tu poesía bella. La percibimos en el
pináculo de tu grandeza dilatándose con soberana presencia en la espesura de la
vida. Agigantándose en la suma creciente de los anales del tiempo, mostrando la
continuidad de los signos luminosos de tu época inextinguible, esa que hoy es
faro guía en la prolongación de la marcha de los apósteles de las letras, la
cultura y la poesía, remembranzas de honor, vergüenza, decoro y dignidad, de esa,
tu generación venerada. Tu ayer de
memoria rescatada se exhibe hoy como un
presente de gloria enseñada.
Bibliografías consultadas:
1.- Cita y regencia de lectura de José Alcántara
Almánzar.
2.- Lectura y referencia de la obra critica de Pedro Henríquez
Ureña.
3.- Conferencia
de José Alcántara Almánzar, en actividad de la Fundación Corripio, reseñada por El Nacional, el 29 abril 2010, crónica firmada por José
Rafael Sosa.
4.- Cita de lectura de José Enrique García, crítico
literario dominicano.
5.- Lectura de Antología histórica de la poesía
dominicana del siglo XX.
6.- Referencia de Alberto Baeza Flores, escritor
chileno.
7.- Lectura de André Gide, escritor francés.
8.- El escritor mexicano jalisciense Juan José Arreola
Zúñiga (21-9- 1918, al 3-12- 2001).
9.- Cita de lectura de
Juan José Arreola Zúñiga, escritor mexicano.
10.- Cita de
lectura de José Emilio Pacheco, escritor mexicano.
11.- Párrafo de cita de Ramón Francisco, crítico literario dominicano
12.- Cita de lectura de Jean Paul Sartre, escritor
francés.
13.- Cita de lectura de Carlos Fuentes, escritor
mexicano.
14.- Cita de lectura de Carlos Monsiváis, ensayista,
cronista y narrador mexicano.
15.- Referencia de lectura de Tulio Manuel Cestero,
escritor, ensayista, dominicano.
16.- Lectura y cita de Vlía, poema de Freddy Gaton
Arce.
17.- Lectura de
¿De qué hablan las poetas en lengua inglesa?, de Elvira Sastre.
18.- Lectura de El modernismo en la literatura
dominicana.
19.- Lectura de Cayo Claudio Espinal sobre Freddy
Gatón Arce.
20.- Cita y referencia del libro La civilización del
espectáculo, de Mario Vargas Llosa.
21.- Lectura y referencia de Dos Siglos de Literatura Dominicana (S. XIX - XX), de Manuel
Rueda.
22.- Lectura y referencia de La verdadera patria de un
escritor es la lengua en la que vive, habita, escribe y sueña, de Miguel Ángel
Fornerín.
23.- Lectura de trabajos críticos de algunos trabajos
de Odalís Pérez, escritor dominicano´.
24.- Lectura de Un poeta llamado Gatón Arce, escrito
por José Antonio Torres.
25.- Independientes del 40, La Generación del 48, La
Poesía Sorprendida, de Mercedes Sepedro.
26.- Lectura sobre el surrealismo, el romanticismo, el
modernismo y los diferentes géneros de la literatura.
27.- Lectura de Nueva historia de la literatura
hispanoamericana.
28.- Lectura de La literatura hispanoamericana más
allá de su frontera, por Álvaro Arias-Cachero Cabal.
29.- Lectura de Historia de la literatura
hispanoamericana, de José Miguel Oviedo.
30.- Lectura de Tema: 10 La Literatura
Hispanoamericana del siglo XX.
31.- Lectura sobre la Noética.
32.- Lectura La concepción estética en la teoría de la
literatura de Álvarez Espino y Góngora Fernández.
33.- María del Carmen García Tejera.
34.- Lectura de Literatura, epistemología y
metodología de las ciencias humanas.
35.- Lectura de Los intelectuales dominicanos en el
siglo XX.
36.- Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke.
37.- Internet. Buscadores Google y Yahoo,
actualizados.
38.- Opiniones de escritores e intelectuales publica
en los medios de prensa.
39.- Lecturas de trabajos de Alberto Carpio y Abraham Gragera.
40.- Cita de la lectura de trabajos del poeta Joseph
Brodsky, Premio Nobel de Literatura 1987.
41.- Cita de la lectura los trabajos, literatura y
memoria, de Karl
Kohut, investigador y académico checo.
42.- Lectura de El origen de todo: el 'Poema de
Gilgamesh' y los primeros libros, de Francisco R. Pastoriza.
43.- Lectura de
“Historia universal de la destrucción de libros”, de Fernando Báez.
44.- Dinámica de la poesía, de Juan Ferraté o Joan Ferraté.
45.- El libro Una Guerra Literaria del Siglo de Oro,
de Joaquín de Entrambasaguas Peña, versión pdf.
46.- Lectura El
Círculo Lingüístico de Praga.
47.- Cita del artículo "La literatura se define
por su literariedad"
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