El canibalismo sexual ha sido estudiado por los biólogos desde Charles Darwin.
Escrito por: Elena Sánchez
Madrid, 2 de Mayo 2014. (EFE).- Las tarántulas hembras suelen practicar el canibalismo sexual, generalmente, después de haber copulado con un macho, pero un nuevo estudio revela que este comportamiento agresivo puede ocurrir antes del apareamiento dependiendo de la “personalidad” de cada hembra.
La personalidad agresiva de estas hembras de arácnidos ligada a su voracidad alimenticia determina que se produzca canibalismo o cópula, explicó en declaraciones a EFE Rubén Rabaneda-Bueno investigador de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC)y quien participó en el estudio. “Además este canibalismo pre-cópula puede generar un alto coste para su reproducción, ya que con esta acción no aseguran el esperma para fecundar sus huevos durante la temporada reproductora”, afirmó el experto.
El estudio, publicado en la revista Ethology y realizado en un terreno de la zona subdesértica de la provincia de Almería (sureste de España), tomó como referencia a la araña Lycosa hispanica, vulgarmente conocida como tarántula ibérica.
Esta tarántula vive alrededor de dos años y durante ese tiempo pueden copular con unos 5 ó 6 machos, algo más pequeños que las hembras, y en cada puesta pueden nacer hasta 500 crías.
El canibalismo sexual, el ataque y consumo de machos por parte de las hembras antes o después de la cópula, es un comportamiento adaptativo practicado por un tercio de las hembras de esta especie de tarántula, más frecuente cuantos más machos hay disponibles.
Uno de los experimentos para evaluar la personalidad de la tarántula hembra consistió en ofrecer machos, escogidos al azar, a las hembras aún vírgenes, y constatar si copulaban con ellos o practicaban el canibalismo. Además, previo a esta prueba, se comprobó la voracidad de las hembras dándolas presas como escarabajos o cochinillas, alimento común para ellas, para estimar su tasa de engorde.
Al analizar todos los datos, se observó una correlación de la agresividad entre “el contexto de emparejamiento y el contexto de alimentación”- cuanto más comen más voraces son, más tienden hacia el canibalismo antes de tener su primera cópula.
Otra conclusión que arrojó el estudio es que existe una genética agresiva variable entre las hembras que hace que actúen de manera más agresiva cuando se alimentan de presas y cuando las corteja un macho, mientras que otras, sin embargo, son más dóciles en ambas situaciones. Además el canibalismo sexual, comportamiento principalmente nocturno, es una forma de elección de pareja en las hembras más dóciles, ya que aunque canibalizan machos de peor calidad se emparejan con los de mayor calidad.
Sin embargo, las hembras más agresivas y voraces canibalizan machos independientemente de su calidad, lo que demuestra que este proceder “no es una forma de elección de pareja”.
Esta situación es ajena a la envergadura física de los machos- las hembras de tarántula ibérica más agresivas no distinguen entre pareja o alimento. Rabaneda recordó que en los arácnidos hay diferentes personalidades y el canibalismo sexual es un ejemplo clásico de lo que se conoce como “síndrome comportamental”.
En esta especie el canibalismo de los machos supone una importante ventaja biológica por el aporte de nutrientes, en especial de nitrógeno necesario para las proteínas, tan escaso en los parajes desérticos pero necesarios para poder mantener a sus crías. EFE
Canibalismo sexual según Wikipedia
El canibalismo sexual en el reino animal y particularmente, entre los artrópodos, es un comportamiento estudiado por la etología como una variante del canibalismo caracterizada por tener lugar durante el proceso de apareamiento, generalmente en el transcurso o con posterioridad a la cópula. En la mayoría de los casos, es el organismo femenino el que mata y consume al macho de su misma especie, siendo raros los comportamientos inversos.
Incidencia del canibalismo sexual en el reino animal
Aunque el canibalismo en general es un comportamiento que se encuentra extendido en el reino animal, solamente han sido documentados casos de canibalismo sexual en algunas especies de arácnidos, insectos y anfípodos, dándose también, aunque raramente evidenciado, entre algunas de gastrópodos y de copépodos.
A pesar de su escasa frecuencia, este hábito es particularmente común en numerosas familias de arañas y escorpiones, donde su práctica dentro de una población determinada, puede llega a tener efectos significativos en su tamaño y la distribución relativa de sus miembros de distinto género.
Entre los insectos, el canibalismo sexual es un comportamiento especialmente raro, pero es prácticamente universal entre las distintas especies de mantodea.
Origen y evolución
Debido a las diferentes formas que entre las diferentes especies puede adoptar este comportamiento con respecto al papel desempeñado por cada sexo, las posibles ventajas y el momento para su manifestación, las causas y efectos de este comportamiento en el proceso evolutivo es objeto de discrepancia y debate entre los especialistas que proponen diferentes modelos explicativos, a veces contradictorios. En opinión de Stephen Jay Gould, autor de la teoría del equilibrio puntuado, la rareza de este hábito impide que tenga un efecto significativo en el alcance del proceso de selección natural.5 Sin embargo, diferentes estudios han puesto en evidencia el importante papel desempeñado por el canibalismo sexual en las pautas alimenticias de algunas especies, resultando una de las fuentes significativas de consumo de las hembras. Así, un estudio etológico de la especie de mántis Tenodera aridifolia sinensis reveló que cerca del 63 % de la dieta de las hembras se basa en especímenes machos.
En cualquier caso, parece existir consenso en relacionar el canibalismo sexual con el llamado dimorfismo sexual cuando dentro de una misma especie, este resulta en el desarrollo de hembras de tamaño mayor que el de los machos, adoptando estrategias reproductivas diferenciadas.
Numerosos modelos explicativos apuntan hacia un escenario de competencia o conflicto de intereses entre los sexos. Así, los casos que acontecen previamente al apareamiento, suele explicarse bien, como una decisión parte del proceso de búsqueda de fuentes alimenticias (en inglés, foraging) propio de la especies cuya agresividad ha sido favorecida por la selección natural, bien como casos de confusión en la identificación de la fuente. Otros modelos explicativos de este comportamiento apuntan a que las hembras seleccionan a los machos copulando por ser más fácilmente accesibles en ese momento como alimento que cualquier otro macho. En cualquier caso, canibalismo y apareamiento no son comportamientos exclusivos y en muchas ocasiones, el macho es devorado después de la cópula.8 Este aporte de alimento para la hembra tendría un efecto significativo para su disponibilidad al apareamiento y al desarrollo de su descendencia.
Estrategias masculinas
A pesar de la posición central evidente de las hembras en este comportamiento, numerosos estudios se han consagrado en investigar la complicidad de los machos y su impacto evolutivo.2
En este contexto, uno de los modelos propuestos, aunque solo aplicable a los casos de canibalismo tras la cópula, el papel adaptativo de los machos puede explicarse desde una estrategia extrema de disponibilidad paternal (paternal investment) y no tanto como resultado de una conflicto entre sexos, ya que su sacrificio permite incrementar la cantidad y calidad de la fecundación.2 9
Varios autores han señalado varias dificultades en este modelo,10 para, en especial, explicar el por qué, siendo supuesto su carácter ventajoso, la mayoría de los machos intentan escapar de su canibalización, desarrollándose incluso en algunas especies, estrategias en este sentido.
Así, los escorpiones macho suelen picar con su aguijón a las hembras en el momento de depositar su espermatóforo. En el caso de los machos de las especies de arañas, viuda negra y araña cangrejo, estos suelen enredar a su pareja con hilos de seda poco antes de aparearse, de manera que puedan limitar los movimientos de ataque de la hembra. En otras arañas, los machos disponen de mandíbulas especializadas con las que mantienen abierta las de su pareja, mientras que otras especies eligen el momento de la muda, o ecdisis, de la hembra, cuando no les es posible alimentarse, para copularlas. Otro ejemplo de estrategia masculina se presenta en las mantis religiosas y algunas arañas, de forma que el macho retrasa en lo posible su aproximación de apareamiento a la hembra hasta que esta no se encuentra entretenida con la captura de otra presa.2 6 11 Los machos de Pisauridae, ofrecen a sus parejas una pieza de alimento a modo de distracción.
A su vez, el dimorfismo sexual puede explicarse en relación con las prácticas de canibalismo sexual. Así, las hembras de Nephila o arañas de tela de oro, son hasta 20 veces más pesadas que sus congéneres masculinos,12 sugiriéndose una demostración del principio expuesto por Darwin en su obra The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex.13 según el cual, los machos más ligeros, son más rápidos y por tanto, más aptos para sobrevivir.
Otra evidencia, señalada como contradictoria al modelo de convivencia masculine para con el canibalismo, se presenta en los machos de viuda negra Latrodectus mactans: aquellos que logran escapar de un ataque predatorio de su pareja, suelen copular a continuación con numerosas otras hembras.2 14
Canibalismo masculino
Los casos documentados de machos con hábito de canibalismo sexual son prácticamente desconocidos. En investigaciones sobre el isópodo parasitario Ichthyoxenus fushanensis, pudo constatarse la depredación de hembras por machos tras apareamiento solamente durante la época de celo, periodo durante el cual los especímenes pueden experimentar cambios de sexo. Debido a ello, los investigadores cuestionan una relación como respuesta evolutiva o de sexualidad, sino más bien, el resultado
Escrito por: Elena Sánchez
Madrid, 2 de Mayo 2014. (EFE).- Las tarántulas hembras suelen practicar el canibalismo sexual, generalmente, después de haber copulado con un macho, pero un nuevo estudio revela que este comportamiento agresivo puede ocurrir antes del apareamiento dependiendo de la “personalidad” de cada hembra.
La personalidad agresiva de estas hembras de arácnidos ligada a su voracidad alimenticia determina que se produzca canibalismo o cópula, explicó en declaraciones a EFE Rubén Rabaneda-Bueno investigador de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC)y quien participó en el estudio. “Además este canibalismo pre-cópula puede generar un alto coste para su reproducción, ya que con esta acción no aseguran el esperma para fecundar sus huevos durante la temporada reproductora”, afirmó el experto.
El estudio, publicado en la revista Ethology y realizado en un terreno de la zona subdesértica de la provincia de Almería (sureste de España), tomó como referencia a la araña Lycosa hispanica, vulgarmente conocida como tarántula ibérica.
Esta tarántula vive alrededor de dos años y durante ese tiempo pueden copular con unos 5 ó 6 machos, algo más pequeños que las hembras, y en cada puesta pueden nacer hasta 500 crías.
El canibalismo sexual, el ataque y consumo de machos por parte de las hembras antes o después de la cópula, es un comportamiento adaptativo practicado por un tercio de las hembras de esta especie de tarántula, más frecuente cuantos más machos hay disponibles.
Uno de los experimentos para evaluar la personalidad de la tarántula hembra consistió en ofrecer machos, escogidos al azar, a las hembras aún vírgenes, y constatar si copulaban con ellos o practicaban el canibalismo. Además, previo a esta prueba, se comprobó la voracidad de las hembras dándolas presas como escarabajos o cochinillas, alimento común para ellas, para estimar su tasa de engorde.
Al analizar todos los datos, se observó una correlación de la agresividad entre “el contexto de emparejamiento y el contexto de alimentación”- cuanto más comen más voraces son, más tienden hacia el canibalismo antes de tener su primera cópula.
Otra conclusión que arrojó el estudio es que existe una genética agresiva variable entre las hembras que hace que actúen de manera más agresiva cuando se alimentan de presas y cuando las corteja un macho, mientras que otras, sin embargo, son más dóciles en ambas situaciones. Además el canibalismo sexual, comportamiento principalmente nocturno, es una forma de elección de pareja en las hembras más dóciles, ya que aunque canibalizan machos de peor calidad se emparejan con los de mayor calidad.
Sin embargo, las hembras más agresivas y voraces canibalizan machos independientemente de su calidad, lo que demuestra que este proceder “no es una forma de elección de pareja”.
Esta situación es ajena a la envergadura física de los machos- las hembras de tarántula ibérica más agresivas no distinguen entre pareja o alimento. Rabaneda recordó que en los arácnidos hay diferentes personalidades y el canibalismo sexual es un ejemplo clásico de lo que se conoce como “síndrome comportamental”.
En esta especie el canibalismo de los machos supone una importante ventaja biológica por el aporte de nutrientes, en especial de nitrógeno necesario para las proteínas, tan escaso en los parajes desérticos pero necesarios para poder mantener a sus crías. EFE
Canibalismo sexual según Wikipedia
El canibalismo sexual en el reino animal y particularmente, entre los artrópodos, es un comportamiento estudiado por la etología como una variante del canibalismo caracterizada por tener lugar durante el proceso de apareamiento, generalmente en el transcurso o con posterioridad a la cópula. En la mayoría de los casos, es el organismo femenino el que mata y consume al macho de su misma especie, siendo raros los comportamientos inversos.
Incidencia del canibalismo sexual en el reino animal
Aunque el canibalismo en general es un comportamiento que se encuentra extendido en el reino animal, solamente han sido documentados casos de canibalismo sexual en algunas especies de arácnidos, insectos y anfípodos, dándose también, aunque raramente evidenciado, entre algunas de gastrópodos y de copépodos.
A pesar de su escasa frecuencia, este hábito es particularmente común en numerosas familias de arañas y escorpiones, donde su práctica dentro de una población determinada, puede llega a tener efectos significativos en su tamaño y la distribución relativa de sus miembros de distinto género.
Entre los insectos, el canibalismo sexual es un comportamiento especialmente raro, pero es prácticamente universal entre las distintas especies de mantodea.
Origen y evolución
Debido a las diferentes formas que entre las diferentes especies puede adoptar este comportamiento con respecto al papel desempeñado por cada sexo, las posibles ventajas y el momento para su manifestación, las causas y efectos de este comportamiento en el proceso evolutivo es objeto de discrepancia y debate entre los especialistas que proponen diferentes modelos explicativos, a veces contradictorios. En opinión de Stephen Jay Gould, autor de la teoría del equilibrio puntuado, la rareza de este hábito impide que tenga un efecto significativo en el alcance del proceso de selección natural.5 Sin embargo, diferentes estudios han puesto en evidencia el importante papel desempeñado por el canibalismo sexual en las pautas alimenticias de algunas especies, resultando una de las fuentes significativas de consumo de las hembras. Así, un estudio etológico de la especie de mántis Tenodera aridifolia sinensis reveló que cerca del 63 % de la dieta de las hembras se basa en especímenes machos.
En cualquier caso, parece existir consenso en relacionar el canibalismo sexual con el llamado dimorfismo sexual cuando dentro de una misma especie, este resulta en el desarrollo de hembras de tamaño mayor que el de los machos, adoptando estrategias reproductivas diferenciadas.
Numerosos modelos explicativos apuntan hacia un escenario de competencia o conflicto de intereses entre los sexos. Así, los casos que acontecen previamente al apareamiento, suele explicarse bien, como una decisión parte del proceso de búsqueda de fuentes alimenticias (en inglés, foraging) propio de la especies cuya agresividad ha sido favorecida por la selección natural, bien como casos de confusión en la identificación de la fuente. Otros modelos explicativos de este comportamiento apuntan a que las hembras seleccionan a los machos copulando por ser más fácilmente accesibles en ese momento como alimento que cualquier otro macho. En cualquier caso, canibalismo y apareamiento no son comportamientos exclusivos y en muchas ocasiones, el macho es devorado después de la cópula.8 Este aporte de alimento para la hembra tendría un efecto significativo para su disponibilidad al apareamiento y al desarrollo de su descendencia.
Estrategias masculinas
A pesar de la posición central evidente de las hembras en este comportamiento, numerosos estudios se han consagrado en investigar la complicidad de los machos y su impacto evolutivo.2
En este contexto, uno de los modelos propuestos, aunque solo aplicable a los casos de canibalismo tras la cópula, el papel adaptativo de los machos puede explicarse desde una estrategia extrema de disponibilidad paternal (paternal investment) y no tanto como resultado de una conflicto entre sexos, ya que su sacrificio permite incrementar la cantidad y calidad de la fecundación.2 9
Varios autores han señalado varias dificultades en este modelo,10 para, en especial, explicar el por qué, siendo supuesto su carácter ventajoso, la mayoría de los machos intentan escapar de su canibalización, desarrollándose incluso en algunas especies, estrategias en este sentido.
Así, los escorpiones macho suelen picar con su aguijón a las hembras en el momento de depositar su espermatóforo. En el caso de los machos de las especies de arañas, viuda negra y araña cangrejo, estos suelen enredar a su pareja con hilos de seda poco antes de aparearse, de manera que puedan limitar los movimientos de ataque de la hembra. En otras arañas, los machos disponen de mandíbulas especializadas con las que mantienen abierta las de su pareja, mientras que otras especies eligen el momento de la muda, o ecdisis, de la hembra, cuando no les es posible alimentarse, para copularlas. Otro ejemplo de estrategia masculina se presenta en las mantis religiosas y algunas arañas, de forma que el macho retrasa en lo posible su aproximación de apareamiento a la hembra hasta que esta no se encuentra entretenida con la captura de otra presa.2 6 11 Los machos de Pisauridae, ofrecen a sus parejas una pieza de alimento a modo de distracción.
A su vez, el dimorfismo sexual puede explicarse en relación con las prácticas de canibalismo sexual. Así, las hembras de Nephila o arañas de tela de oro, son hasta 20 veces más pesadas que sus congéneres masculinos,12 sugiriéndose una demostración del principio expuesto por Darwin en su obra The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex.13 según el cual, los machos más ligeros, son más rápidos y por tanto, más aptos para sobrevivir.
Otra evidencia, señalada como contradictoria al modelo de convivencia masculine para con el canibalismo, se presenta en los machos de viuda negra Latrodectus mactans: aquellos que logran escapar de un ataque predatorio de su pareja, suelen copular a continuación con numerosas otras hembras.2 14
Canibalismo masculino
Los casos documentados de machos con hábito de canibalismo sexual son prácticamente desconocidos. En investigaciones sobre el isópodo parasitario Ichthyoxenus fushanensis, pudo constatarse la depredación de hembras por machos tras apareamiento solamente durante la época de celo, periodo durante el cual los especímenes pueden experimentar cambios de sexo. Debido a ello, los investigadores cuestionan una relación como respuesta evolutiva o de sexualidad, sino más bien, el resultado
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