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WASHINGTON (AP) - Tres jefes policiales mexicanos pidieron asilo político en Estados Unidos ante una escalada de la violencia en la guerra entre pandillas del narcotráfico en México, la cual se desborda por la frontera hacia Estados Unidos, dijo un alto funcionario estadounidense a The Associated Press.
En los últimos meses han llegado policías mexicanos a la frontera de Estados Unidos porque temen por sus vidas, según Jayson Ahern, subcomisionado de Aduanas y Protección Fronteriza que pertenece al Departamento de Seguridad Interna.
"En principio, son abandonados por sus funcionarios policiales o sus departamentos policiales en muchos casos", dijo Ahern a AP.
El funcionario indicó que los tres policías mexicanos _que no identificó_ son entrevistados y sus casos son revisados para determinar el posible asilo.
En un ejemplo reciente de la violencia en México, el jefe en funciones de la policía federal y responsable de las operaciones contra el narcotráfico Edgar Millán fue asesinado la semana pasada por órdenes del Cartel de Sinaloa, una de las mayores bandas de las drogas en el país, según autoridades. La violencia relacionada con las drogas dejó al menos 2.500 muertos el año pasado en México.
"Es casi como un combate militar", dijo Ahern el martes. "Creo que en general los estadounidenses no tienen una del nivel de la violencia que existe en la frontera".
Mientras las organizaciones del narco luchan por el control de territorios, la violencia se extiende hacia Estados Unidos, señaló Ahern, desde personas acribilladas a tiros que llegan a los tumbos a suelo estadounidense hasta cargamentos de municiones que pasan por la frontera.
Varias partes de la frontera estadounidense son vigiladas con vehículos con el parabrisas protegido con malla metálica debido a las agresiones a los agentes con disparos o rocas. En ocasiones, los agentes son atacados por francotiradores para permitir el ingreso ilegal de personas a territorio estadounidense.
Los carteles mexicanos de la droga se han divido la frontera con el control de ciudades importantes. Pero las autoridades mexicanas han detenido o matado a varios capos en la última década, creando un vacío de poder que las organizaciones narcotraficantes intentan llenar por la fuerza.
El presidente mexicano Felipe Calderon, que llegó al poder en diciembre del 2006, respondió con el despliegue de al menos 24.000 soldados y policías federales en varias zonas donde el gobierno había perdido el control. Los carteles han reaccionado con una violencia inusitada, incluyendo decapitaciones de policías y sicarios rivales, así como asesinatos de soldados.
El gobierno estadounidense del presidente George W. Bush ha propuesto la entrega de 500 millones de dólares para ayudar en el combate al crimen organizado en México. El Congreso considera el planteamiento.
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