Vistas de página en total

martes, 14 de mayo de 2019

La guerrillera Sila Cuásar, de Freddy Gaton Arce


La guerrillera Sila Cuásar, de Freddy Gaton Arce

Nota: esta parte corresponden a las páginas 95,96, 97, 98 y 99,   del libro titulado Freddy Gatón Arce, vuela en arcoíris de palabras, escrito por el periodista Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).  Un ensayo biográfico sobre  la vida de este poeta, narrador, educador, abogado, y    novelista, nacido en San Pedro de Macorís. 

Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo). 


Dentro de la hilera productiva del quehacer literario de Freddy Gatón Arce  nos encontramos con  La guerrillera Sila Cuásar, una novela cuyo contentivo  resalta  la  errabunda de una sicalíptica mujer de rustico modales que por sentimiento propio se convierte en  parte de la historia como tropa de los coludos de Horacio Vásquez. Porque el  día que asesinaron a su padre “fue tiempo de juicio en casa y en su ingenio. Y cuando era una jovencita y mi marido estaba fuera,  una primanoche, un hombre me arrinconó preguntándome mi nombre y me tumbó de una galleta. Yo juré vengarme, volverme macho, revolucionar, lo que fuera, con tal de vengar la ofensa, y la vengué. Pero luego, rezando en su tumba lo perdoné, aunque ya le había cogido el gusto a los tiros y a la política”.  

Así se hizo guerrillera Sila Cuásar. Así se hizo famosa y celebre  hasta la obscuración de sus años llevados de fatiga en fatiga hasta  el languidecer de su sentir de dos sexos. “Y que fue varias veces mujeres y varias veces  hombres, según  pasión, crianza y coyuntura. Y dicen que fue leída como su abuelo y guapa como su padre, pero que como  reencarna y juzga cómo marcha lo que hizo y cómo  hablan  lo que dijo y lo que  en tinta y papel. De estos misterios no sobra ni falta  para su figura embrumada y rica en aconteceres…”.

“Sila regresa cada vez distinto personaje, diferente aura. Nadie sabe de cual allá, en cual acá, en todas partes y en ninguna. Quizás Bernabé, intrigante y labioso, lo supo uno que otro día, pero esto no se puede asegurar ni en altar de brujo”. “Así que esta Sila que ustedes ven nació en el 74 del siglo pasado, en Azua". 

Sila como guerrillera, como combatiente; la que creció en  Guayubín, la que dejó su tiempo  en los espejos, la que nunca olvidó sus razones para el combate y el desafío; agradecida de su procedencia biológica, caminó sobre  lodo de sangre,  entre aullidos de dolor y rabia. Clavó sus uñas en la carne de los hombres y acarició  excitada vientres femenino, plasmó su coraje personal en la imaginación creciente de Freddy Gaton Arce. Ahora es letras y es historia, y su nombre de da a conocer contada en  prosas  novelística.  
   
“cuando ella se oye decir sin abrir los labios: Soy de los Cuásar de Venezuela, de Azua, de no se sabe dónde. Hembra de llano y de subida. Me crié en Guayabín, el abuelo revolucionando, escribiendo, y papá, matado tan joven, el general Gavino. Ese muerto  es de Benito Monción. Esas son las cosas  que hacen que uno apueste a la vida y se juegue con la muerte  comoquiera”.

La novela nos describe los sucesos  históricos de la  batalla del 30 de marzo de 1844,  la batalla de Sabana Larga, en 1856,  habla de  Juana  Saltitopa;  de la batalla de la Línea Noroeste, la actitud valiente y digna de la esposa del general Antonio Duvergé, cobardemente fusilado por el anexionista Pedro Santana, en el Seibo,  las escaramuzas  del gobierno de Mon Cáceres,  los pleitos del general Alfredo Victoria, la presidencia de  Bordas, los enfrentamientos armados entre Bolos  y Colus; del gobierno de Cesáreo Guillermo, la hazaña del poeta general Fabio Fiallo, las torturas infringidas al general Ciprián Bencosme,  de manos de los interventores del “norte revuelto y brutal"; del coraje de los alzados  de Mon Natera y Vicentico Evangelista, contra los yanquis en la región este en la intervención de 1916 al 24, las corridas en armas de Enrique Blanco. 

 A través de La guerrillera Sila Cuásar nuestra memoria viaja y  repasa una cronología de crónicas  de las lucha fratricidas de principio del siglo XX y que tuvieron “características de lances personales colectivos, pues los contendientes se enfrentaron por lo general cara a cara, a pocos metros de distancia unos de otros, o parapetados en templos, azoteas, arboles cercano”.  

 La novela muestra de manera patética aquel tiempo de nuestra historia, cruda, cuando los hombres se devoraban en la irracionalidad de sus ambiciones.

Esta novela corta bien puede convertirse en un corto cinematográfico.

Nota: esta parte corresponden a las páginas 95,96, 97, 98 y 99,   del libro titulado Freddy Gatón Arce, vuela en arcoíris de palabras, escrito por el periodista Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).  Un ensayo biográfico sobre  la vida de este poeta, periodista, abogado,  y novelista, nacido en San Pedro de Macorís.






 




martes, 7 de mayo de 2019

El equívoco de Giovanni Di Prieto sobre Idolatría, de Jimmy Sierra.


El equívoco de Giovanni  Di Prieto sobre Idolatría, de Jimmy Sierra.



Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).
 
San Pedro de Macorís.- martes.-  06.-  de mayo.- 2019.- He leído con interés literario las más de 18 páginas que el prestigioso crítico literario Giovanni Di Prieto le dedicó al libro Idolatría del destacado intelectual dominicano Jimmy Sierra. Tan pronto el amigo Isael  Pérez me hizo entrega de Bestiario Dominicano 3 (Lectura de nove las dominicanas, 2009-2018), la tarde del domingo 14 de abril del presente año, un libro de 342  páginas, esa misma noche comencé su degustación cultural. La obra me encantó, pues, desde que conocí literariamente al autor le he dado seguimiento a su producción intelectual. El italiano es un estupendo escritor, un escritor cuyo contenido genera controversia y debates en torno a las  críticas que le hace a la producción novelística dominicana. Por lo que los no "favorecidos" con sus juicios les saldrán al frente, con razón y en justicia. 

Su Bestiario 3 está prologado por  Miguel Ángel Fornerín, quien hace un  análisis minucioso de la obra. De entrada  indica que "Con la publicación de Bestiario Dominicano 3 (2019), Giovanny Di Prieto cierra su estudio sobre la novelística dominicana. Desde los años ochenta inició su proyecto de leer y analizar  la producción que sobre este género  se habría realizado en el país. En una primera etapa, realizó  un develamiento del pasado de este  tipo de escritura que aparece en los libros  Las mejores novelas dominicanas (1995) y Quince estudios de novelística dominicana (2006), entre muchas más. En este  último libro, espigó una lista de las que considera son las más acabadas dentro de su particular manera de apreciación estética".

El listado  de las novelas evaluadas por Di Prieto  es la siguiente: La reina de Santomé (historia de la vida de provincia), de Guillermo Piña Contreras, Pedro el cruel, de Rafael Peralta Romero, Rostro de sombra, de Víctor Escarramán, Princesa de Capotillo, de Luis R. Santos, Sobre todas las cosas (un romance de altos vuelos), de Gerson R. Franco, Idolatría, de Jimmy Sierra, Amores extraños, de Laureano Guerrero, El camino  de los hombres, de Herman Mella Chavier, Cáceres Placencia, El último guerrillero, de Joel Rivera, No les guardo rencor, papá, de René Rodríguez Soriano, El apátrida, de Roberto Paulino, Elito, de Osiris Madera, La Costa, Apartheid dominicano, de Laureano Guerrero, Amor en las redes, de Vicente Beras, La tercera puerta, de Miguel Rodríguez Checo, Payaso al caer la tarde, de Nan Chevalier, Doña Tina, de Ana María González Puente, La necrópolis de los sueños, de Freddie Johnson, La gente detrás del muro, de José Tomás Pérez, y El degüello de Moca, de Bruno Rosario Candelier. En total son veinte las novelas ponderadas por el audaz crítico literario. 

Entre las veinte novelas escogida en su tercer Bestiario vapulea acremente a Idolatría del, consagrado militante cultural y trabajador social y comunitario, Julio Samuel «Jimmy» Sierra,  natural de  Najayo, San Cristóbal, y criado con fervor en el popular barrio de Villa Juana en la capital dominicana, y quien por su dedicación y entrega  a llegado a ser dramaturgo, director de teatro, cineasta, cuentista, periodista, historiador, abogado, catedrático universitario,  y productor de radio y televisión. Toda una autoridad en el ambiente intelectual,  y por demás,  un infatigable hacedor de cosas en beneficio del país. Un hombre con estas condiciones merece respeto y distinción. 

 En un ensayo biográfico que escribí sobre el poeta, periodista  y novelista  petromacorisano  Freddy Gaton Arce toco de manera somera el libro de Jimmy Sierra, lo refiero dentro de los argumentos  que expongo en el desarrollo teórico que hago en torno a la apropiación  o apropiacionismo  literario.  Al respecto digo: "Ese  apropiacionismo o apropiación en la literatura y el pensamiento intelectual  lo encontramos  en  el más reciente libro  del amigo  Jimmy Sierra, titulado Idolatría, con una extensión de 392 páginas, en el mismo  encontramos retrospecciones que nos refrescan y retroalimentan  al aludir  obras  de Pitaco, del brasileño Guilherme,  anécdota  bíblica de Salomón, alusiones fragmentaria de Bertolt Brecht, del Éxodo del pueblo judío, del recorrido del hebreo Moisés, del  “Quijote” de Cervantes, el poema “Compadre  Mon” de Manuel del Cabral, citas de los siete sabios de Grecia, referencia  de una novela de Voltaire, de Heráclito,  de Nietzsche, Sófocles, Lope de Vega, poema de Walt Whitman, el dramaturgo español Alejandro Casona, y referencias de obras de los escritores  criollo Lipe Collado, Santiago Estrella Veloz. También Juan Bosch, Pablo Neruda,  Carlos Dobal Márquez.  Nos menciona al clásico francés  Honorato de Balzac, al mexicano  Juan Rulfo, a la dominicana  Aida Cartagena Portalatín, al  poeta húngaro Imre Madach, a los historiadores criollos  Emilio Cordero Michel y Emilio Rodríguez Demorizi, entre otros varios autores, con lo cual  tiende a refrescar su obra y a llevar al ánimo del lector por rutas superior al texto en lectura".

Veo Idolatría como la suma de ideas, algunas ya escritas, sobre el curso que ha seguido nuestra historia desde 1961 hasta la fecha. Su contenido es rico, ameno, refrescante y nos retroalimenta en lo cultural y literario. Es un aporte sustancioso y necesario.

 (Foto del periodista, conferencista, escritor, poeta, ensayista, Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo),  autor del presente trabajo)

El hecho de que  a Giovanni Di Prieto se le tenga como una autoridad en el enjuiciamiento de novelas publicadas no le confiere una autoridad absoluta sobre la materia.  Y como errar es de humano, él no es infalible. Así, que las ponderaciones que le hace a la novela Idolatría contiene sintonos dogmáticos.

Idolatría es un encuentro entre el pasado y el presente desde una perspectiva de cambio y transformación social. En esta novelística concurren tres tipo de mentalidad: los vilipendiados que se aferran a su pasividad e inmovilidad  social; los que  con su soberbia de dominación  se niegan a permitir cualquier tipo de cambio o alteración  del sistema político, y los que,  desde  un sentimiento de rebeldía se lanzan a enfrentar, a luchar, por un mundo que le garantice a la mayoría subyugada  mejores condiciones de existencia.

Di Prieto enfatiza que la obra de Sierra  es fundamentalmente de entretención  con lo que tiende a restarle fuerza constructiva  a la misma. Indica. "Podemos clasificar a Idolatría como una novela de fantasía narrativa. Decimos esto porque es muy difícil que pueda  extraerse de ella un propósito específico que no sea  simplemente  el de entretener a los lectores a través de un texto hecho de interminables ocurrencia inventadas por el autor..."  ¡Válgame lo dicho! 

Toda novela en primer lugar tiene el  propósito de entretener al lector, es el primer paso para  interesarlo y le preste la debita atención. Si bien el titulo atrae cuando abrimos la primera página y leemos el primer párrafo instintivamente podemos percibir  la importancia de la obra. La lectura de una novela o un cuento nos saca del aburrimiento, del tedio. Y si en el desarrollo de  su lectura no sentimos ninguna entretención en gastar el tiempo en seguir leyendo perdemos el interés por ella. Cuantos pasajes entretenido hay en Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes,  El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien, y Las mil y una noches,  atribuido a varios autores árabes del siglo X, o las novelas de  Stephen King,  entre otros autores famosos. 

En el caso de Idolatría  la novela rebasa la mera entretención  al  develar un hecho convertido en tabú por sectores de Poder y que insisten en que no se conozca la trama y conspiración que significó esa masacre contra una población indefensa y aferrada a su creencia mundana.  Y esto de por si constituye una moraleja, contrario a lo afirmado por Di Prieto.

El éxito y la relevancia de un escritor no radica en que obtenga el premio nobel o cualquier otra distinción importante. Está en la cantidad de lectores que logra acumular y la resonancia literaria de su obra. Idolatraría se ha pegado como obra y las distintas críticas en la opinión de  los medios de comunicación prueba  su alcance y aceptación social. Además,  Jimmy Sierra no es un improvisado  en estas lides,  su currículum  testifica su preparación, lucidez y veteranía en el ejercicio de escritor. Comenzó de lo pequeño a lo grande, ha superado varias etapas hasta alcanzar un renombre en el ambiente cultural dominicano. 

De manera peyorativa Di Prieto señala que el libro, "es un enjambre de ocurrencias  que nunca suma  a una  verdadera historia coherente". Agregando a seguida, " la obra no tiene otro propósito que no sea el de entretener a los lectores". Falso. El recorrido de la obra transita sobre  varios acontecimientos reales e históricos, entre lo que se destaca La Matanza  de Palma Sola ocurrida en un paraje del  municipio de Las Matas de Farfán, provincia de San Juan de la Maguana, el 28 de diciembre de 1962. 

Jimmy Sierra convierte este acontecimiento real e histórico en un argumento novelesco que en la medida que se va descomponiendo nos introduce por escenarios políticos, religiosos y culturales de amplias connotaciones. Pues lo de Palma Sola en su momento y más allá no puede verse como un simple episodio de sangre y un culto religioso con arraigo popular. No. Según la  historiografía de este hecho tras el mismo hubo una conspiración desestabilizadora para malograr la juramentación del recién electo presidente constitucional profesor Juan Bosch.  Se tomó ese culto pagano como pretexto para desencadenar hechos de fuerza con fines políticos. Y esto lo  trata con habilidad literaria el autor de Idolatría. 

Indica Di Prieto en su mordaz  ataque a Idolatría que la obra  “es una especie de panfleto”. Y sobre ese antojadizo estereotipo fortalece  su percepción crítica. “Por consiguiente, excluido un auténtico propósito de Idolatría, y sabiendo de que sus interminables ocurrencias sólo llevan aburrimiento, es evidente que, como lectores, nos quedamos  exclusivamente  con  esos mensajes que Sierra  insiste en comunicarnos  con la idea de imponer su punto de vista acerca de ciertos temas”. Semejante observación es injusta. Ningún escritor por más que se lo proponga puede imponer sus puntos de vista.  El autor hace su trabajo, y da a conocer sus ideas y por más que insista su efecto dependerá de la capacidad emocional del lector, de su cultura y conciencia personal.  

Sobre este punto es bueno señalar que dado el volumen de Idolatría no puede considerarse un panfleto.  Según el diccionario.  “Los panfletos son publicaciones de escasa extensión que tienen la finalidad de denigrar, difamar, condenar o agredir a alguien” Y agrega. “En ocasiones, se utiliza la noción de panfleto como sinónimo de folleto, volante o catálogo”.  Idolatría no reúne ninguna de esas características. Además, que sepamos nosotros, no denigra, ni injuria,  ni difama.

Tildar la obra de panfletaria es una forma mezquina de minimizarla, de restarle fuerza estética y objetividad en su narración. 

 El crítico de todo escrito literario debe tener la capacidad cultural e intelectual para descifrar todos enigmas que pudiese encontrar en el tema que está tratando. No aventurarse a emitir opiniones a priori y pre concebidas. Las obras literarias, novelas, cuentos, llevan implícitos enigmas interpretativos, y cada lector o critico la enfoca y trata según su visualización.  No existe una coherencia en el trato crítico de cualquier texto. Las apreciaciones parten de conceptos e ideas concebidas en el desarrollo cultural del que lo trate. 

Si bien encontramos en la suma de personajes que integran Idolatría minúsculos rasgos de manierismo en su desarrollo, por encima de todo prima una rápida forma en el desenvolvimiento de los personajes de la obra. A pesar de su falta de educación formal, de su condición campesina, de gente de barrio, muestran una inteligencia de subsistencia encomiable.  

Hay amplio espacio  para particularizar las ocurrencias que se interponen en los hechos, los signos de divinidad, las apariciones “milagrosas”,  que desafían creencias establecidas,  reguardadas, amparadas y protegidas rígidamente  por el Estado Dominicano mediante la suscripción del Concordato de 1954, y que en el culto a Papa Liborio, y a Catagás, desafiando la instauración  de una teocracia absolutista y despóticas basada en la sumisión y el temor, y que significaba una desobediencia que debía ser  castigada de manera cruel, “el día de la masacre de los santos inocentes”.

Idolatría contiene una mezcla de alegoría,  sincretismo y fetichismo populachero expresado en un carnaval de arraigadas creencias. El número 13, las 13 maldiciones y  todo lo que se pueda asociar  a cualquier superstición tiene su espacio cotejado dentro de una urdimbre en la búsqueda de suerte  o de cualquier salida posible ante una situación de desesperanza y amargura. 

Catagás y el dialogo con Teófilo nos va conduciendo a un mundo fantasmagórico, divertido y pintoresco.  Lo que dicen y recomiendan tienen semejanza angelicales. Hay sabiduría, experiencia, e ideas sacadas de las entrañas de lo desconocido.   

Idolatría contribuye a  retroalimentar nuestra  memoria al consignar la bestialidad de los esbirros  y sicarios del Servicio de Inteligencia Militar de la dictadura trujillista  (SIN) y que tuvo dirigido en fechas diferente  por los  tenebrosos y psicópatas  coroneles  Johnny Abbes García y Cándido Torres. Habla de Balá y sus paleros y matones, de la lucha clandestina y de esa juventud resuelta que se lanzó a las calles al grito de Libertad. Libertad.

Es la historia de los últimos años presentada de forma abigarrada  y cruda;  realmente como ha sucedido a lo largo de la república. Con su incoherencia y contradicciones. Una historia teñida de sangre y sacrificio. La historia de la fechoría, los desmanes y las violaciones de una cúpula que todavía hoy incide en el destino del país, quita y pone presidente y se aferra con la fuerza del poder  a todos los bienes usurpados. 
    
Di Prieto reacciona con aire ofendido, disgustado y colérico cuando Idolatría señala. “La Iglesia había sido por más de treinta años uno de los sostenes más firmes de la dictadura de Trujillo e, incluso, se hizo de oídos sordos – se dice que estimuló- el genocidio que este cometió contra los haitianos en mil novecientos treinta y siete. Los Tedeum, celebrado cada año por la salud del “jefe” – como prefería ser llamado el dictador- y  por la perpetuidad de su régimen se contaban por cientos. Todas las iglesias del país fueron centros de adoctrinamiento del trujillismo. A cambio, el jefe había suscrito un concordato con el Vaticano, por medio del cual se declaraba a la Iglesia  como un socio igualitario del Estado, con todos los privilegios inimaginables. Este matrimonio duró hasta que los Estados Unidos, aterrados ante la posibilidad de que surgiera otro Fidel Castro en el Caribe, decidió provocar la salida de Trujillo del poder, diseñando  un proyecto para la eliminación física  del dictador, que sería ejecutado la noche del treinta de mayo de mil novecientos sesenta y uno”. Históricamente  pocas obras o escritores habían expuesto  con esa contundencia aquella alianza eclesiástica. Ese hecho se pasa por alto o se ignora para que se disipe lo más rápido por posible con el paso del tiempo.

Por ello, Di Prieto entiende que esta denuncia, este recordatorio de un importante pasaje de nuestra historia, constituye una animosidad pre establecida por el autor de Idolatría por su condición personal “de ser izquierdista marxista. Atacar a la Iglesia Católica fue en todo momento una obligación para los marxistas. Había que acabar  con el paraíso terrenal, para así  poder crear la utopía marxista en este mundo”. Este razonamiento trata de que el lector  no ubique en su memoria  la larga trayectoria de la cúpula eclesiástica apoyando gobiernos que masacran a los pueblos. Acaso podemos olvidar el apoyo del Vaticano a las dictaduras de Hitler y Mussolini.

Continua su iracunda postura cuando  lee en Idolatría que. “Cuando Cristóbal Colon piso la isla de Haití en diciembre de mil  cuatrocientos noventa y dos, lo primero que hizo fue caer de rodillas junto a todos los que le acompañaban, mientras el padre Boil levantaba una cruz de madera  mirando hacia el cielo para pedir la bendición del todopoderoso. Quedaba así marcado el sino de los nativos de la isla que por la razón  o para  la espada, fueron obligados a adoptar  las creencias de los conquistadores”. 

La llegada de las hordas conquistadoras en 1492 le puso fin a un largo periodo de paz y tranquilidad en la isla  que ellos llamaron La Española. En ese entonces, los nativos tenían sus creencias, costumbres y formas de vida acorde con su naturaleza humana. Y todo fue alterado a sangre y fuego. Fueron esclavizados, sometidos  a abusos y crueldades  y exterminados.  Decir esto es para Di Prieto ser enemigo recalcitrante de su santificada e inmaculada iglesia católica. 

Señala Idolatría. “Hubo un tiempo remoto durante el cual todos los pueblos  tenían su propio dios. Y eran tantos que incluso había uno donde el mismo diablo era  también un dios, que se juntaba con el otro a jugar romí y dorminó, apostando sobre la fidelidad de sus seguidores, poniendo en juago las vidas de estos, sus familias, su honra y sus bienes. Desde entonces, hay un estigma que identifica al hombre sobre la tierra: la concupiscencia. Irremediablemente, la naturaleza humana está inclinada hacia el pecado”. 

De manera persistente  Di Prieto se afana en señalar que Idolatraría  carece de moraleja alguna, porque, según él, no tiene nada que enseñarnos. Es decir, que para este laureado critico el refrescar la memoria sobre la Matanza de Palma Sola, la agitación política ocurrida tras el ajusticiamiento del tirano en mayo de 1961, el golpe de estado contra Juan Bosch, la insurrección armada de Manolo Tavares Justo y sus bravos camaradas del Movimiento 
Revolucionario del 14  Junio (IJ4), en  noviembre-diciembre de 1973, la Revolución de Abril de 1965, convertida luego de la intervención extranjera  del 28 de abril en Guerra Patria y la llegada al poder de Joaquín Balaguer con sus 12 años de asesinatos,  represión y robos, carece de una real enseñanza histórica. Vaya desatino.

Di Prieto en su crítica no se detiene en la substancia del libro, su interés es despotricarlo, ridiculizarlo, restarle espacio en el horizonte literario. 

Al actuar de esta manera  se descalifica a sí mismo como un profesional de la crítica literaria. El papel del crítico es esbozar el contenido de la obra, analizar su estructura estética, la conformación  de la argumentación, los personajes, el narrador,  y sobre todo, la dirección o ruta emprendida en función de su cometido. Con su actitud asume una pose pedante como si fuera el único portador de la verdad crítica.  

Al parecer su obnubilación lo distanció del significado de lo que es realmente una novela. Sobre ello nos limitaremos a señalar lo que dice Wikipedia, la enciclopedia libre. ."La novela es una obra literaria en la que se narra una acción fingida en todo o en parte y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes así como de personajes, pasiones y costumbres, que en muchos casos sirven de insumos para la propia reflexión". 

En efecto, Idolatría reúne ese  propósito,  “causar placer estético a los lectores”. Y esto se logra mediante una  amplia integración de imágenes metafóricas de la cual el lector se va apoderando, interpretando, disfrutando, entreteniéndose, y sacando moralejas que bien puede comparar con la vida real. 

Di Prieto pretende que cualquier novela, obra literaria, en este caso Idolatría, debe ser de su agrado, de lo contrario él se siente con la autoridad para pulverizarla. Y esto es monstruosamente negativo.
Cada escritor tiene su público, lo que le gusta a uno no puede porque agradarle a otro. A cuántos no le gusta  Avelino Stanley,  Andrés L. Mateo, Ofelia Berrido, Tony Raful, o Freddy Gatón Arce.  Y por esa antipatía de cualquier lector esos autores  no pueden ser considerados malos o mediocres.  La simpatía o identificación hacia cualquier autor es de libre albedrío personal.  “Para los gustos están los colores”.

Di Prieto  indica en su acérrimo enjuiciamiento que Idolatría  gira en tres temas específicos: la ideología marxista "a la cual  Sierra se siente personalmente ligado; el segundo, con la Iglesia Católica, a la cual critica desde su punto de vista ideológico, el tercero,  con el nacionalismo dominicano, que, como el globista que es, condena irrevocablemente". Y a seguida pasa a analizar esa situación. 

En el mundo social nada escapa a la lucha de clase. Las relaciones culturales y literarias, el ejercicio de las mismas, está inmersa en ese entrechoque de intereses. De manera acalorada se vierten ideas y conceptos que ponen de manifiesto  los dos mundos enfrentados: el adherente al sistema capitalista global de dominación  y los que lo enfrentan decididamente. La rivalidad política contamina, nubla y enturbia la producción de ideas sosegadas, cada quien se autoproclama portador de la verdad y de la razón. Sin embargo, por encima de esas vertientes, hay una humanidad que padece desigualdad, opresión, explotación y marginación. Hay  naciones y pueblos que sufren el robo y saqueo de sus riquezas, que son sometidos a regímenes dictatoriales, que se le conculcan sus derechos y son víctimas de atropellos  y oprobios aplastantes. Y quien tiene alguna dosis de sensibilidad reacciona, protesta, reclama y lucha. 

Cuando el hombre pensante observa esta realidad se inclina por identificarse con causas  nobles. Se integra a la lucha, se suma a la trinchera del honor y la dignidad, y en consecuencia, sus escritos, novelas, cuentos, ensayos, poesía, recoge ese sentir, lo transforma en palabras de aliento y esperanza. 

Eso es lo que enseña Idolatría, las vicisitudes y tormento de un pueblo y de una nación que desde la declaración de Independencia escrita por José Núñez De Cáceres  aquel 1ro  de diciembre de 1821, en la que proclamó con fervor patriótico “No más dependencia, no más humillación, no más sometimiento al capricho y veleidad del Gabinete de Madrid”.

Entonces para  el señor Di Prieto el ser marxista o simpatizar con esa corriente del pensamiento crítico constituye un vergüenza, un crimen, una ofensa para la humanidad. ¡Vaya sectarismo e irracionalismo fundamentalista! ¡Que pensamiento reaccionario y ultraconservador!

La actitud de Di prieto se asemeja a la de un inquisidor de la época colonial  que a rajatabla trataba de imponer su criterio, distorsionando hechos y tergiversando lo ocurrido. 

Exhibiendo una pose de superioridad intelectual  dice: “El historiador más sólido del país, Emilio Cordero Michel, empujó a la Academia de Historia de la Republica  Dominicana a reconocer oficialmente el aporte de los haitianos a la nación dominicana, especialmente durante el período  de la guerra restauradora contra España, la verdadera  independencia dominicana” . 

La verdad histórica es que para lograr la separación del yugo haitiano en 1822 hubo una alianza entre Los Trinitarios que  aprovecharon tácticamente el repudio popular contra Boyer y lo utilizaron. Matías Ramón Mella personalmente participó como enviado en esos aprestos. Se reunió  con el general reformista Charles Herrad y consiguió de este apoyo para la causa emancipadora. Otra acuerdo de unidad coyuntural obtuvieron  con los hateros liderado por Pedro Santana, afinidad que posibilitó el grito de intendencia o separación de Haití la noche del 27 de febrero de 1844. 

Restarle calidad  y menospreciar una obra literaria pariendo de supuesto o real vinculo ideológico y militancia política de cualquier  autor  constituye un error  garrafal, por cuanto, toda obra debe medirse por su contenido estético, mensaje humano y valor cultural. Dentro de mis escritores preferidos tengo al italiano  De Annunzio, al argentino Jorge Luis Borges y al peruano-español Mario Vargas Llosa, entre los primeros. De sus obras aprendo.  

No se puede considerar la grandeza y calidad de un autor solo cuando escribe para favorecer a determinadas elites o justifica atrocidades de las clases gobernante. Máximo Gorki se le reconoció como un extraordinario escritor a pesar de su simpatía bolchevique;  así como el francés Louis Althusser, que rechazo el Premio Nobel de Literatura, en 1964. Y Pablo Neruda confeso comunista (Marxista Leninista) fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, el 21 de octubre de 1971. Sobre la militancia ideológica se impone la calidad en todos los terrenos. 

 Pero podemos agregar más, “¿Dónde queda la militancia encomiable de Pavese cuando uno lee conmovido el desgarrador testimonio que es El oficio de vivir; cómo se oculta el liberalismo de Thomas Mann en La montaña mágica; qué clase de militancia ideológica se presume en el desasosegador relato La metamorfosis, de Kafka; cómo no admirar los poemas de Residencia en la tierra, de Neruda, frente a los del Canto General? ¿Qué ideología se sustenta en el centón de libros de Gómez de la Serna? ¿Quién ha divisado algún atisbo de componente ideológico al uso en las excelsas páginas de Borges o en ese manual de Historia literaria española que es La novela de un literato, de Cansinos Assens? Joyce, que despreció hasta el último minuto de su vida el feroz nacionalismo irlandés, dejó a Dublín enmarcado en el libro de oro de la prosa del siglo XX”.  

Si Di Prieto hablara solamente de las limitaciones de la obra y cualquier deficiencia en su estructura no estaríamos abordando las criticas demoledoras que le hiciera en su Bestiario 3 a Idolatría;  desde la página 103 hasta la 121. 

Él tiene derecho a criticar cualquier desliz que le encuentre a la obra,  a cualquier libro de novela, pero no a estigmatizarla. A arrinconarla. A despreciarla de manera tan funesta.  Al hacerlo pierde su autenticidad como crítico y asume una actitud personal de encono, prejuicio y  beligerancia innecesaria contra el autor.

Cuando Sierra aborda el papel desempeñado por  los principales protagonistas  de los acontecimientos de carácter histórico que reseña en Idolatría se sustenta  en el  pensamiento materialista dialectico e histórico y que sirve de contención a las posibles retractaciones,  ideal para enfrentar cualquier gazmoñería mal intencionada y mezquina por demás. 

El  rumano parisense Lucien Goldman explica que la  "función del crítico literario será encontrar una homología de estructura que se establece entre la ideología de un grupo social concreto y el pensamiento que se desarrolla en una obra literaria."

Goldman señala que "la literatura, además de la realidad y el texto hay que tener en cuenta al escritor. El autor, a través del lenguaje, es capaz de crear una visión de mundo propia, es decir, un universo que significa un conjunto coherente de problemas y respuestas, y su misión es conseguir que dicha visión de mundo sea llevada al extremo y se articule mediante una representación estructurada".

"Si esa es la función del escritor, el crítico debe deducir de los propios textos la visión del mundo y extrapolarla a una estructura más amplia que es posible identificar en determinadas tendencias de un grupo social, es decir, el realismo es “la creación de un mundo cuya estructura es análoga a la estructura esencial de la realidad social en el seno de la cual la obra ha sido escrita”.

El  ruso Jorge Plejanov escribió en 1898 su ensayo  El papel del individuo en la historia, en el que conceptualizó: “Los individuos pueden influir en los destinos de la sociedad. A veces, su influencia llega a ser muy considerable, pero tanto la posibilidad misma de esta influencia como sus proporciones son determinadas por la organización de la sociedad, por la correlación de las fuerzas que en ella actúan. El carácter del individuo constituye un ‘factor' del desarrollo social sólo allí, sólo entonces y exclusivamente en el grado en que lo permiten las relaciones sociales".

De acuerdo a Di Prieto toda la argumentación de Idolatría gira en tres ejes, el marxismo del autor, la iglesia católica y el nacionalismo. Veamos: Recordar y denunciar el Concordato entre la Iglesia Católica y la tiranía mesiánica de Rafael Leónidas Trujillo Molina es una afrenta, una ofensa, un agravio  merecedor de la peor condena.
También, el asumir una postura anti xenofóbica, humana, acorde con la denuncia contra la famosa Sentencia 168-13, que le quita la nacionalidad dominicana  a los nacidos en el país desde el año 1929 por el mero hecho de ser  hijos de padres indocumentados. Un acto inhumano y violador de los Derechos Humanos, significa para Di Prieto una actitud reprochable. Y por último, simpatizar  con el marxismo encarna la peor postura y causas sociales y políticas. A lo mejor si Jimmy Sierra hubiese externado postulados favorable a Hitler, Mussolini, Pinochet o Balaguer, éste lo hubiera pasado por alto.

En nuestra historia está fresca la campaña demoledora contra el gobierno  constitucional de Juan Bosch que desarrollo la iglesia Católica expresada en las llamadas manifestaciones de reafirmación cristiana, al frente de la cual estaban los sectores más oscuro y reaccionarios del país.  ¿Porque muestra un teoricismo histérico el señor Di Prieto cuando se dice de manera clara que Bosch fue derrocado mediante un contubernio entre la Iglesia Católica  la oligarquía?  ¿Porque se ofende cuando se denuncia el régimen de los 12 años del presidente Balaguer?  ¿Por qué de  su odio contra el marxismo?  ¿Desde cuándo un escritor por ser marxista debe ser premeditadamente descalificado?

La condena al papel desempeñado por  la Iglesia Católica  en la trama golpista está sustentada en un libro de un  escritor de reconocida actitud anti comunista y muy vinculado a esa misma iglesia, Miguel Guerrero, quien señala " que ningún otro sector trabajó tan incansablemente contra Bosch para “tumbarlo como la Iglesia Católica”. De hecho, precisa que  esa animadversión perduró años después del golpe, como lo prueban documentos y acciones de la propia Iglesia cuando Bosch intentó en otras ocasiones  ganar la Presidencia". Entonces porque Di Prieto no cuestiona esas puntualizaciones como lo hace ardientemente contra Jimmy Sierra al que acusa de sentir una  animosidad  hacia  Iglesia.  A la clara se nota un prejuicio enceguecedor. 

De igual manera le condena al autor de Idolatría el haber insertado en algunas páginas la campaña sucia contra el líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), José Francisco Peña Gómez, víctima de una campaña sucia y rastrera,  acompañada  de una parafernalia  apabullante que agitó los ánimos e impulsó  calumnias y mentiras, montadas por  los sectores más retrógrados y perversos de la sociedad nacional, y que al final le restó voto  e impidió que ganaras las elecciones de los años 1994-96. 

También, le enrostra  a Sierra  cierto cariño  hacia los papas Juan XX111, “al cual, como reza el texto, “le rinde tributo”, y a Juan Pablo 1, Luciano, o sea, al “que fue asesinado en la propia Casa de Dios,”. “Pero esto se explica, ya que  el primero  fue el así llamado “papa bueno”, y el que indujo el Concilio Vaticano 11, y el segundo, que sólo duró algunos meses, supuestamente  trató de enderezar los entuertos del Banco Vaticano. Vale decir que, para Sierra, ambos son papas que tenían  cierta afinidad con su tendencia ideológica. Por lo menos, es así como los ve hace tiempo la óptica izquierdista”. 

 En esos criterios hay un abierto cuestionamiento ideológico contra Sierra. Una necedad morbosa con el propósito de  evidenciarlo frente a poderes faticos afines a los intereses eclesiásticos.  Y lo hace en un momento tenso de la situación internacional  y con la revitalización del fascismo y la ultra derecha exacerbado y agrediendo toda disidencia y violentando la Carta de las Naciones, interviniendo militarmente y amenazando  con el exterminio a sus oponentes. La actual tensión internacional supera el ambiente de la Guerra Fría       
Destaca que Sierra maneja el realismo mágico  "a las mil maravillas" para enrostrarle  que "pese  a todos los fuegos pirotécnicos de los cuales es capaz, al final, es muy poco lo que podemos sacar de él". Una subestimación  a la capacidad intelectual del autor de Idolatría y una muestra de que lo que hace no es una crítica a la estructura estética de la obra sino una persecución baja con tintes egoísta.

 Comprobado  al decir que  no sanciona lo que Sierra hace en su novela, "sino porque ya los lectores están hartos de obras que  no dicen nada, que carecen de ideas y sentimientos, y sólo pretenden establecer su reputación a través del manejo de esa técnica por parte de sus autores". Pero contrario a ello Idolatría dice demasiado cosas interesantes.

El desmentido a las pretensiones de Di Prieto en su descalificación de Idolatría está en la cantidad de panel, encuentros, coloquios  tertulias y mesas redondas que se han producido en el país, en Nueva York y Puerto Rico en torno a la obra de Jimmy Sierra. Más de un centenar de escritores, intelectuales y periodistas han participado de los mismos, dando favorables opiniones. A ello habría que sumarle la cantidad de artículos periodísticos al respecto. Quizás nunca en la historia de los últimos 20 años una  novela  había acaparado tanta atención.  Y esto de por si constituye un triunfo y un reconocimiento de la crítica seria en el ambiente literario y cultural. 

Esta novela ha sido tan impactante, sorprendente y llamativa que el  periodista, novelista, poeta, escritor, profesor universitario Rafael Peralta Romero, quien además posee una especialidad en Lengua Española y Literatura en la UASD, escribió sobre Idolatría lo siguiente: "La mixtura cultural que hace Jimmy en la historia de Gatagás, investido de poder por Liborio, conlleva una cosmovisión de la sociedad dominicana que no era posible ser explicada por sociólogo alguno. Como tampoco podía explicar nadie la sociedad española del siglo XVII como lo hizo Miguel de Cervantes con su enjundioso y a la vez divertido libro Don Quijote de la Mancha".

Y agrega. "El autor no olvida que se trata de una novela y ha puesto todo lo necesario para que la obra funja como tal, incluidas las visiones proféticas, al estilo Apocalipsis, la recreación de sucesos reales y la burla a otros hechos y personas. Jimmy Sierra ha querido seguir la ruta de don Quijote y Sancho, con una obra divertida y rica de contenido".

Jimmy Sierra siempre se ha caracterizado por un comportamiento humilde, asequible, franco y directo. Altamente solidario y profundamente humano. Todos sus trabajos  así como su larga trayectoria cultural han estado al servicio del pueblo sin pasar factura. Su talento está demostrado en diferentes escenarios donde ha puesto a prueba su reciedumbre y vocación social. No necesita  subterfugio ni mascara  para demostrar su capacidad y condiciones literarias.
 
Epiloga sus "demoledoras" critica  cuestionando las ponderaciones hecha a Idolatría por los conocidos intelectuales dominicano Ignacio Nova, Diógenes Cepedas, Bruno Rosario Candelier, Manuel Núñez, Juan Bolívar Díaz, Odalís Pérez, Mateo Morrison, Jeannette Miller, José -Dorin- Cabrera, Leonte Brea, Silvio Torre Saillan, Luis Beiro, y Tonny Raful. 

A cada opinión  de los intelectuales arriba mencionado le hace un comentario de censura, interpreta sus opiniones. Dice sobre ellos: “Encontramos que todas, absolutamente todas, son opiniones  que pretenden elevar la obra  y al mismo autor a espacios siderales. 

Según esas opiniones, Idolatría es una obra que no solo marca un hito en la novelística nacional, sino que se quedará en el tiempo  como un astro refulgente en el campo. Leer algunas de ellas  es, simple y llanamente, bastante cómico”. ¿Habrá envidia y egoísmo en tan temerario cuestionamiento?   
  
No hay razones para censurar esas opiniones loables a la novela Idolatría. Por lo regular los autores recurren a escritores amigos o relacionados para que escriban  algo sobre su obra, es parte de la promoción de la misma.  Además,  tratan con ello de fortalecer su imagen de escritor. No veo ningún pecado en ello. Bestiario 3   está prologado por  Miguel Ángel Fornerín, un brillante poeta, escritor y crítico literario nativo de la ciudad de Higüey y residente desde hace varios años en la vecina isla de Puerto Rico, y quien es un gran amigo de Di Prieto. Y hay que tener en cuenta de que “entre bomberos no se pisan la manguera”.

Reconozco que en el ambiente literario se produce, en muchos casos, un intercambio de adulonería y lisonjas, algunas pre-fabricadas, donde lo artificial se presenta como algo novedoso y de alto vuelo. 

En la parte final de sus criticas  asume una defensiva posición autocritica cuando señala: “Es difícil no estar de acuerdo con lo que se dice aquí, en esta muestra de opiniones críticas. Después de todo, cada crítico, dentro de su función, no hace más que llevar agua a su propio molino. Que lo quiera o no, es así como funciona la crítica literaria en general en todos los rincones del mundo, y pretender la absoluta objetividad de los críticos es un puro disparate”. O sea que  para Di Prieto despedazar  cargado de prejuicio un libro, una obra literaria es normal.

Pero como él mismo dice  que cada crítico, dentro de su función, no hace más que llevar agua a su propio molino, y como este mundo es de doble vía,  a los críticos también se le critica,  en un trabajo titulado Desatinos de Giovanni Di Pietro, escrito por José Carvajal, de quien Néstor Medrano dice que es  "uno de esos escrutadores intelectuales que no acomoda a nadie en sus juicios o criterios con respecto a la literatura que se realiza en República Dominicana",  y que fue reproducido en el blog EL COLOSO DE MACORIX, 


Éste le sale al frente al Bestiario 3,  señalando que,   "el primer desatino de Giovanni Di Pietro fue no poder explicar el título de “Bestiario dominicano”. Un libro como ese no debió quedarse en la práctica de parafrasear del diccionario o Wikipedia el significado de la palabra “bestiario”, como parece que ocurre en la «Nota del autor». Eso constituye una falacia ridícula que empaña cualquier buena intención. Confieso que en principio pensé que se trataba de un trabajo “crítico” serio, pero lamentablemente no logra alcanzar el nivel de un académico de fuste".

Y sigue indicando. "Cuando Di Pietro dice que el título de su libro «de ningún modo debería ofender o desconcertar a nadie», es porque ya él mismo había sospechado que podía suceder lo contrario; es decir, “ofender” y “desconcertar” a todos. Quizá la agresividad del título resalta más por el hecho de que se refiere a obras de un solo país y no a la panorámica de una determinada región o continente. Todos los novelistas tocados por Di Pietro son dominicanos, por lo tanto, lo de “bestiario” puede resultar ofensivo y discriminatorio".

Y agrega. "La falta de respuestas a todas mis interrogantes me hacen considerar “Bestiario dominicano” como un libro sin objetivo claro. ¿Cuál es la propuesta del autor? Ninguna, porque a pesar de la «linealidad de método» y la «verticalidad de propósito» que se atribuye el propio Di Pietro, este es un material que carece de importancia. No le sirve de nada a la misma academia a la que pertenece el exponente; no sirve para orientar al extranjero que se interese en las letras dominicanas; no sirve para promocionar a los autores incluidos; y por último, no sirve ni siquiera de guía para el lector vernáculo, a cuyas manos van a parar todas las sandeces que derivan de la desesperación y falta de profesionalismo que siguen convirtiendo nuestra literatura en una tormenta de paja y hojarasca".

En una entrevista que el reconocido escritor y poeta León David le hizo a Miguel Ángel Fornerín, canchanchan de Di Prieto,  y publicada en el periódico  Hoy, el 22 julio, 2005, el prologuista  de Bestiario 3, expone en la primera parte de la conversación lo siguiente.  "Pienso que la crítica literaria es parte importantísima de la crítica cultural. Así que como Pedro Henríquez Ureña, un modelo muy nuestro, creo que la crítica debe ser cultural en la medida en que es una cavilación sobre los pasos del hombre. La literatura es una de las distintas representaciones de esa característica indiscutible de lo humano: su condición simbólica..."

Al  montón de cuestionamiento que le hace Di Prieto a la obra de Jimmy Sierra bien les caben estas líneas  de la página 285 de Idolatría. “Los que odian van a ciegas por la vida con los puños cerrados, golpeando a diestra y siniestra sin importarles  quien caiga”.

 “Atrapen todos sus odios, todas sus frustraciones y hagan una pira. Y no se detengan hasta verlo todo convertido en cenizas: el odio es solo humo. Y si  lo dejamos fuera, se extinguirá al concluir la llama que lo engendra”.    




                

.