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sábado, 19 de septiembre de 2009

El Obispo Ozoria acusa al padre Hartley de ser enemigo de República Dominicana

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Por: FIOR GIL

SAN PEDRO DE MACORIS.- El obispo de la diócesis de San Pedro de Macorís, monseñor Francisco Ozoria lanzó duras críticas al padre Christopher Hartley, a quien acusa de ser enemigo de la República Dominicana, de la Iglesia Católica y del grupo empresarial Vicini.

Dijo que la posición de criticas que en el plano internacional que lleva a cabo el sacerdote se debe a que fue sacado del país porque se pasó de la raya y ahora “está loco”.

Monseñor Ozoria, quien habló luego de recibir la edificación de un templo para la Iglesia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, que forma parte de proyecto Nuevo Cayacoa, inaugurado ayer, construido en la comunidad del mismo nombre en el municipio de San José de Los Llanos, reconoció la labor que en defensa de los pobres realizó en esa región el padre Hartley, pero dijo que luego se excedió.

“Lo primero es que el trabajo que el padre Christopher Hartley hizo aquí tiene algo de positivo. Su trabajo, su amor a los pobres creo que tuvo valor, pero creo que no obstante después de este trabajo se excedió más de la raya y por eso tuvimos que sacarlo”, afirmó el obispo de la diócesis de San Pedro de Macorís.
Agregó que no fue por su amor a los pobres, sino porque se extralimitó por lo que fue sacado. Al padre Hartley se le acusa de mantener una calumniosa campaña de denuncias sobre discriminación hacia los haitianos que residen en los centrales azucareros.


viernes, 7 de agosto de 2009

Asdrúbal Domínguez un intelectual marxista muerto a destiempo

Asdrúbal Domínguez un intelectual marxista muerto a destiempo

Escrito por:  Enrique Cabreras Vásquez (Mellizo)

Nota: este artículo se publicó primero en el periódico vespertino  de circulación nacional La Noticia en  fecha octubre 1987,  y luego reproducido  en el tabloide semanario  Macorix, edición de fecha 30 de  octubre  de 1997, página 4 

El poeta estaba enfermo cuando llegó la muerte a visitarlo (Jaime Sabinas)

Y aunque la vida murió, nos dejó harto consuelo su memoria. (Jorge Manrique).

"Si como afirma Borges todos los hombres son el mismo hombre, aurora y agonía, Y poco importan sus nombres y sus rasgos, yo quisiera —olvidando la anécdota banal de mi destino—buscar en otro rostro a ese único hombre, otra sombra, otro sueño mejor, igualmente perdido".

En la foto Asdrúbal Dominguez  junto al artista plastico, el petromacorisano Paul Giudicelli, nativo del Ingenio Porvenir. 13 de November de 1921, murió en 1965

En mis años juveniles (16 años), cuando descollaba todo el potencial de mis emociones revolucionarias, en el fragor del activismo militante por allá por los años del “medio millón para la UASD”, tuve la personal satisfacción de conocer al gran intelectual marxista, Asdrúbal Domínguez (1936-1987. Desde entonces sentí siempre por él una fanática admiración, un profundo respeto y una honda simpatía. Durante muchos años fue mi líder anónimo.

Su sorpresiva e inesperada muerte me causó un indescriptible dolor, un lamento indefinido ante la conciencia del significado social y filosófico de su muerte.

La súbita muerte de Asdrúbal Domínguez enlutó a toda la clase intelectual de República Dominicana, fue una sentida pérdida para las Artes Plásticas y para el pensamiento progresista dominicano e internacional.

Dueño de una vertical formación cultural, poseedor de vastos conocimientos librescos; formal y protocolar en sus relaciones sociales, con un extraordinario dominio teórico sobre la concepción marxista sobre el mundo y la sociedad. Asdrúbal Domínguez era un excepcional gazuza del saber.

Desde muy joven abrazó la causa de la lucha revolucionaria, combatiendo con fervor, vehemencia, firmeza y decisión a los que consideraba sus adversarios políticos. Participó de manera sobresaliente en la Guerra Patria de abril de 1965, siendo uno de los más acuciosos exponentes teóricos en los planteamientos de análisis y crítica que sirvieron de plataforma histórica en el enjuiciamiento a posteriori de aquella gesta inmortal.

Su nombre adquirió notoriedad cuando figuró entre los llamados “famosos comunistas” que utilizó como pretexto el entonces presidente norteamericano Lindom B. Jonson para perpetuar la criminal intervención militar yanqui de 1965.

Por figurar en esa lista negra, Asdrúbal Domínguez, todo un inofensivo hombre de bien, concitó categoría de “hombre peligroso”. Su vida estuvo desde entonces en constante peligro, siendo objeto en varias ocasiones de persecuciones y arresto político.

Fue un destacado líder estudiantil, siendo uno de los dirigentes histórico de la otrora cohesionada y Federación de Estudiantes Dominicano, y de la poderosa FRAGUA, a principio de la década del 1960.

Durante muchos años fue un sobresaliente líder del Partido Comunistas Dominicano (PCD), y en esa condición participó como delegado internacional en varios eventos en países socialistas.

Cuando las potencialidades emotivas de su brillante personalidad trascendían los parámetros rutinarios de la cotidianidad murió sorpresivamente Asdrúbal Domínguez, mejor teórico marxista de su tiempo, profundo intelectual de grandes dimensiones, talentoso y capaz, convencido hasta la saciedad de su óptica filosófica, un autentico taumaturgo con dominio absoluto de sus ideas y criterios, con una cosmovisión presente y futura del mundo en todo los aspectos.

Con apenas 51 años, todavía joven, con mucho que dar y ofrecer, anhelando siempre un mundo mejor, sin injusticia ni abusos, sin opresores ni oprimidos, Murió Asdrúbal Domínguez, una inmensa lumbrera, un eximio hombre de cualidades imperecederas, hoy recogemos su legado, todo ese saber que aportó en sus juicios críticos a este mundo de maldad.

El poeta Tony Raful recordándolo con nostalgia en un artículo periodístico lo describió así: “ …era culto, reposado, no exaltado, que era dulce, que provenía de una familia de maestros, respetada, que tenía una cultura enciclopédica, que era socialista, que fue de los hacedores en la lucha estudiantil de la autonomía y del fuero universitarios, que era un intelectual, que estudió arquitectura, que combatió, arma en mano, en defensa de la soberanía nacional, que era pintor, que era ajedrecista, que era un disertante encantador, que era serio, que amaba la vida y las mujeres bellas, que antes de morir, se había ausentado de una forma de vida que confrontaba su forma libre de vivir, que había muerto para un nivel o instancia de vida que negaba sus sueños y utopías más queridas.
 
¡Que descanse en paz Asdrúbal Domínguez, hombre de historia y para la historia!

Nota: este artículo se publicó primero en el periódico vespertino  de circulación nacional La Noticia en  fecha octubre 1987,  y luego reproducido  en el tabloide semanario  Macorix, edición de fecha 30 de  octubre  de 1997, página 4 

Asdrúbal Dominguez. Revolucionario, artista y cristiano.

2 de octubre del 2010.- Compartió la fe y la lucha. Miembro del Movimiento Clandestino 14 de Junio, fundó el grupo estudiantil Fragua y la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED). Ingeniero civil, junto a Amín Abel, el más sobresaliente de esa carrera.

Escrito por:  Ángela Peña.  a.pena@hoy.com
 
Fue orador de verbo convincente que animaba multitudes. Combatió adolescente la tiranía de Trujillo y tuvo el coraje de pronunciarse reclamando en el Alma Máter la autonomía universitaria, desafiando el terror de los remanentes de la dictadura.

Miembro del Movimiento Clandestino 14 de Junio, fundó el Grupo Estudiantil Fragua y la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), de la que fue primer secretario general.

Ingeniero civil fue, junto a Amín Abel, el más sobresaliente de esa carrera, delegado estudiantil ante el primer Consejo Universitario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Desde 1962 militó en la célula “Julio Antonio Mella”, del Partido Socialista Popular (PSP), convertido después en Partido Comunista Dominicano (PCD), del que fue uno de los principales dirigentes. Luchó del lado constitucionalista en la Revolución de Abril de 1965.
Asdruúbal en su época de dirigente estudiantil.
Fue pintor de gran formación en el manejo del color, la composición, los materiales, en el estudio de los grandes maestros del pincel. Precursor de la gráfica con manejo absoluto de la técnica, manifestaba su lenguaje ideológico a través del arte.
Estuvo entre los primeros dominicanos en preocuparse por el medio ambiente, creó conciencia sobre la necesidad de la conservación y preservación del ecosistema.
Ganó fama con sus gigantescos carteles, como medio de propaganda, convirtiéndose entonces en visionario de la publicidad de esa forma. Fue, además, poeta, filósofo, animador cultural y motor de procesos revolucionarios que se produjeron en el país después del tiranicidio.
 
Lourdes y José Israel Cuello, Narciso Isa Conde y Luis Gómez junto a Asdrúbal y su esposa Remigia Fiallo.Tuvo una conversión cristiana y, aunque entonces no ejercía militancia política, nunca abandonó la lucha en ese campo. “Su conversión en modo alguno implicó una negación de su vida anterior sino el seguimiento de todas sus ideas, principios y valores, pero ya enfocados dentro del cristianismo que, en alguna manera, enarbola lo mismo: la igualdad de los hombres, la paz, la verdad…”.

Fabio y Desirée hablan de su padre, Asdrúbal Domínguez Guerrero, y la indetenible variedad de facetas que enumeran no es exageración influenciada por el amor familiar. Los testimonios que ofrecen de la brillantez, versatilidad, entrega del ex teórico marxista son pocos comparados con los que se publicaron en la prensa tras su muerte. En 2005 se designó una calle de Santo Domingo con su nombre.
Asdrúbal Domínguez y Cayetano Rodríguez del Prado.
Los hermanos heredaron la inteligencia y sensibilidad social, humana, artística que se atribuían al destacado dirigente. Fabio es pintor, grabadista, dibujante, escultor. Desirée estudió economía y por más de 20 años ha laborado en instituciones culturales. Es crítica de arte, escritora, investigadora social, experta en restauración y conservación de monumentos… Son excelentes expositores.

“Visión enciclopédica”. Se explayan recordando al artista y su obra, el político, combatiente revolucionario, el guerrillero que se entrenó militarmente en Cuba, el viajero por la Unión Soviética, el estratega que concibió la transformación del PSP en PCD, según les contó Narciso Isa. Y el amante de la paz que en sus afiches decía “No al terrorismo”. “Estuvo en contra del armamentismo nuclear mundial”, manifiestan.
Fabio y Desirée Domínguez Fiallo.Agregan que cuando se retiró del partidismo, Domínguez Guerrero se dedicó a ofrecer conferencias. Perteneció a Amantes de la Luz, Fundación Testimonio, Academia de Ciencias. Diseñó variedad de logos institucionales y “después se insertó en el mundo de la museística. Trabajó en el Museo de Historia Natural como director del departamento de Diseño. Fue invitado al Smithsonian (instituto de EUA) para aprender el diseño de los dioramas. También diseñó los dioramas del Museo Numismático Dominicano y trabajó en el Museo del Deporte, con sus conocimientos profundos de la cultura griega, que rescataba el crecimiento integral del hombre”.
 
Refirieron los lauros del artista en bienales y otros concursos nacionales y extranjeros. Asdrúbal fue también presidente del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos y un gran asesor de la Galería de Arte Moderno, significaron. Su mayor producción artística y cultural es posterior a su salida del PCD, en 1971, organización de la que se retiró “porque no estaba de acuerdo con la intervención de la Unión Soviética en Checoslovaquia”, afirmaron.
“Tenía una concepción donde se unían el mundo natural, lo sociológico, político, académico, y a través de su ejemplo lo transfería. Poseía una visión enciclopédica de la vida”, enfatizan los hermanos, en cuya residencia está presente el padre con sus pinturas, fotos, escritos. “El último adiós” fue su creación pictórica postrera.

Al abandonar el activismo político “declaró su conversión al cristianismo”. Escribió muchas oraciones y dejó a los dos hijos “bajo el amparo y la protección de Dios”. En esta etapa de su vida, que refleja un acercamiento profundo al Creador, visitaba frecuentemente a monseñor Luis Gómez, reconocido por su carisma y gran espiritualidad. Una de las últimas oraciones de Asdrúbal rezaba: “Devuelvo a tí, Señor, el don de ser llamado Padre. Hijos me diste sólo por ser apenas portador de tu semilla de vida, más esas criaturas se mueven por tu aliento y la jornada de sus años será medida por tu vara, sus caminos ya están trazados por tu santa mano…”.

Asdrúbal Ulises nació el 17 de septiembre de 1936, hijo del educador Francisco Ulises Domínguez Peres y Josefa Aurora Guerrero. Casó con Remigia Fiallo Cabrera, la madre de Fabio y Desirée. Murió el 20 de octubre de 1987, a los 51 años.
Calle "Asdrúbal Domínguez", en Arroyo Hondo.Amigos y ex compañeros le recordaron en conmovedoras expresiones de dolor: Raúl Pérez Peña, José Israel Cuello, Rafael Alburquerque, Manuel Matos Moquete, Enrique Cabrera Vásquez, Oscar Gil Díaz, Antonio Zaglul, Rosa Ng de Eberle, María Isabel Barros, Narciso Isa Conde, Jeanette Miller, José Bujosa Mieses, entre otros. Periódicos le dedicaron el editorial. Listín Diario publicó: “Creó cariños en torno suyo. Así fue de doliente su entierro en que todos sentían que algo muy suyo se había ido”.

La calle.-  El 14 de abril de 2005, acogiendo una solicitud del doctor Porfirio García, rector de la UASD, se designó “Asdrúbal Domínguez” la vía de Arroyo Hondo que comienza en la calle “F” y termina en la “Beethoven”. El edificio de la FED, en la UASD, lleva también su nombre.

viernes, 22 de mayo de 2009

La novela “Después del Viento” de Lipe Collado, “más que un acto personal”.

La novela “Después del Viento” de Lipe Collado,  “más que un acto personal”.
  
Esta manifestación literaria sitúa a Lipe Collado en un sitial alto, bien alto de la literatura dominicana.
  
 …Eran Tígueres Gallos, Tígueres Bimbines, Tígueres Cinturistas y Tígueres, sin reparos e incapaces de llorar ante el cadáver de una madre”

Escrito por:  Enrique A. Cabrera Vásquez. (Periodista científico).

Nota: este ensayo de crítica  literaria fue  publicado primero en el periódico matutino de circulación nacional EL Siglo, el sábado 25 de diciembre de 1999, página 6E en su sección cultural, y luego reproducido en el periódico semanario  EL COLOSO DE MACORIX.

Foto del periodista Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo),) leyendo el presente ensayo en el Centro Cultural Español, Santo Domingo, República Dominicana.

REPUBLICA DOMINICANA.- Sin convencionalismo literario, en un esfuerzo por condensar todo ese acervo de frescor ameno que nos brinda la prolifera creatividad intelectual y el talento de un prosista en ciernes, podemos decir, libre de mezquindad literaria, que la novela “Después del Viento” del amigo periodista Lipe Collado es un pastel sabroso, sustancioso y hasta cariñoso.
La misma nos permite concentrarnos en una lectura deliciosa, refrescante y agradable. Es una novela hecha con la elegancia y la gracia propia de una artística de vuelo alto. Sin esa tautológica teorética y monótona tan frecuente en algunas novelas frívolas y masivamente muy publicitadas; sin ese soliloquio cargado de hastío fatigante.

Foto del periodista, ensayista, profesor de comunicación   y escritor Lipe Collado 
“Después del Viento del conocido periodista y profesor universitario  Lipe Collado es todo una pieza literaria lograda con esmero. Con una excelente administración lingüística y morfológica del lenguaje, empleando apropiadamente un léxico adecuado propio del entorno ambiental donde se desarrolla la escena de la novela. Es la historia viviente, cruda, amarga, pintoresca de “El Barrio”. De esa expresiva manifestación de pueblo donde la cultura popular se asienta con profundidad y exigencia de subsistencia. Hilvanando trazos literarios concebidos con la genialidad propia de un escritor veterano y acucioso, que no brinca detalles y conduce al lector más exigente por la ruta de la satisfacción.
En esta novela hay prosa poética, ideas morales, y conceptos filosóficos de la vida. De una vida llevada con sacrificio y heroísmo personal, libre de ataduras formales y de cumplidos convencionalismo social. Es la vida suelta, espontánea, directa de “El Barrio”. De ese rincón de pueblo; de ese pedacito de nación, de esa parte de la patria, que se construye, se desarrolla y reafirma de cara al sufrimientos; penurias, privaciones; arrinconados por la opresión gobernante. 

(Foto del autor del libro, periodista  Lipe Collado).

La lectura de esta obra nos lleva por los recodos de la imaginación y de la fantasía. Nos conduce a la retrospección gozosa. A una película real de la vida donde contemplamos a “Los Buitres” protagonizando la hecatombe. Dando mandariazos; subvirtiendo la “tranquilidad” barrial con su presencia de espanto y destrucción. Repentinamente aparecieron ellos, "Los Buitres", cargando contra tradiciones seculares; emprendiéndola contra el género humano con alegre morbosidad propia de seres siniestros, perversos, malvados y odiosos.

 (Foto del autor del libro, periodista  Lipe Collado).

El primer capítulo arranca describiendo a esos seres canallas. Dice que durante tres días consecutivos, los moradores de El Barrio vieron escenas anticipadas de demoliciones. Que sus casas caían destruidas con mandarrias, picos, martillos y cinceles, (...). Explica que, “vieron hombres desarrapados, malolientes, alborotadores, orgullosos, de largos labios. Eran “trabajadores ’conocidos como "Los Buitres".

A mandariazos, picazos y martillazos dejaban ruinas, sembraban dolores, desilusiones y rencores. (…). El comienzo narrativo que inicia el recorrido literario es todo un esbozo patético de escenas escabrosas, duras, implacables y despiadadas. Es la llegada abrupta y violenta de una banda de lumpenes, “con caras de amargados, con cicatrices profundas de cuchilladas y navajazos”…”Sus brazos y pechos tatuados con mujeres de cuerpos perfectos, corazones flechados y nombres y apodos femeninos: “Cuca”, La China”, “Rosa”, María La Jaba”…Eran Tígueres Gallos, Tígueres Bimbines, Tígueres Cinturistas y Tígueres, sin reparos e incapaces de llorar ante el cadáver de una madre”.

Con un lenguaje sencillo y preciso la novela de Lipe Collado introduce al lector por los adentros de una escena social y comunitaria abusiva y atropellan te. Un panorama de desesperación, angustia, llanto e impotencia. Es la entrada salvaje del modernismo desalmado que se lanza a la destrucción de valores ancestrales, de símbolos añorados por moradores y vecinos de un inquieto barrio capitaleño de la capital dominicana que ven alterados sus normas de convivencia como precio a sus manifiestos sentimientos históricos y culturales. 

 (Foto del autor del libro, periodista  Lipe Collado).

Ese es “El Barrio” que dejó 15 años atrás Alfredo Verguero y al que regresa tras su amor de siempre: Matilda Caó, para caer estupefacto, borracho de impresión al contemplar azorado y sorprendido que “El Barrio ya no está…Sólo queda la blancura de los recuerdos de otros tiempos. Como los lejanos e inconclusos tiempo de la mantecoterapia, de la vida afótica y bohemia”. El protagónico Barrio de “Después del Viento”, puede ser un barrio cualquiera de cualquier país subdesarrollado del mundo.

Son hechos y situaciones tan frecuentes a todo lo ancho de República Dominicana que en esta epopeya trágica repite el vivo retrato de lo que acontece y puede estar aconteciendo en algún lugar de nuestro país y el mundo.

Lipe Collado nos denuncia esos detalles de absurdo, de dolor y estupideces en que se apoya el modernismo consuetudinario que trata afanosamente de casarse con el nuevo milenio conquistando el nuevo siglo. Es la impronta atropellada y bestial que ignora sentimientos y lazos espirituales. Vale destacar la justa utilización de la prosa como elemento cualitativo en los argumentos que le dan sentido y adorno al largo episodio del relato literario.

La obra tiende a ser, por momento, un largo poema que nos emociona y sacude los interiores. Que tremola nuestro intimista hálito rebelde adormecido por la rutina consumista impuesta por estos tiempos glaciales sostenidos por vocablos sofisticados que minimiza la denuncia y la deshumanización que catapulta el nuevo modernismo destructor. “Un viento infatigable, fúnebre, cantaba en los densos espacios nocturnos, y las estrellas blanqueaban como aretes agitados. El viento se llenaba de sonidos y estremecía el alma.

Arrastraba voces huecas y extrañas, ruidos caseros, cuchicheos de viejas y monótonos gritillos de recién nacidos. Ríos de sombras camino del mar cubrían las calles y el cielo se deshilachaba incomprensiblemente en telarañas que formaban una gruesa capa sobre los techos. Y las mañanas se envolvían en una calma profunda, brumosa, con un silencio todopoderoso, graso y gris, que pesaba en los oídos”.

Esta manifestación literaria sitúa a Lipe Collado en un sitial alto, bien alto de la literatura dominicana. Ese dominio de la prosa; esas descripciones tan bien llevada y concebidas, con esa profunda carga imaginativa merece un reconocimiento propio de un escritor consumado. A todo lo largo de las 366 página de “Después del Viento” nos encontramos con tramos de rica prosa. De verdaderos poemas sentimentales y sociales, como cuando dice “Al escampar, el cielo se expandió en tres franjas: roja, azul y blanca, y surgieron nubes níveas de silencios remotos alrededor de un túnel de consecutivo arcoíris unidos, con ligeras aberturas de ruido y retazos de palabras indescifrables.”

O cuando nos explica la bárbara acción destructiva de "Los Buitres" contra El Barrio, que no reparan ante nada ni se detienen ante nadie. Los Buitres la emprendieron “tierra arrasada” contra todo, con salvajismo inhumano, con cólera pusilánime; con ciega violencia despótica, con ruin fanfarronería; con irracional crueldad “se ocuparon de la vegetación. Los pétalos de las rosas, mimadas por el jardinero con un inocultable aire femenino, volaron camino del mar cual mariposas alborotadas.

Crueles machetes cortaron las matitas de rosas a ras del suelo. Y hubo llegado el momento en que matas floridas, y frondosos árboles de tronco magníficamente arrugados, cayeron amargamente bajo un rumor difuso. Quedaron al suelo como viejos cadáveres y sus raíces de pelo revuelto miraron al cielo azoradas ante la repentina revelación lumínica”.

Los episodios que caracterizan la simbiosis del recorrido de Alfredo Verguero hacia el tramo del reencuentro con su añorada Matilde Caó, pasando revista mental a aquel pasado anecdótico que era la raíz de su regreso y razón de sus tumbos, en procura de aquellos tiempos donde prevalecía una vida folklórica amenizada con la presencia de los “más famosos refranistas, aforistas y proverbistas” que les daban coloridos a la existencia sin detenerse ningún instante en trazar la ruta del devenir de aquella vida que comenzaba en El Conde para encaminarse hacia El Barrio; ese lugar de ensueños y desvelos, pintarrajeado con el trajín cotidiano, alegre y noble, de gentes sencillas; gentes de pueblo, con su peculiar cultura ingenua incapaz de comprender el Decreto del “progreso” que ordenaba la demolición del barrio que de boca en boca se iba transformando “según el temor de quienes vivían desde siempre en el cojín algodonado de sus tradiciones rosáceas”.

Es “Después del Viento” una obra hecha “aquí, en Santo Domingo”, donde –según su autor-“ nacen todos los verdes del mundo”, se concatenan coordenadas que procuran decir y cantar la historia con todos sus detalles; una historia que se inicia con el comienzo de la vida en la famosa e histórica calle El Conde adoquinado, ilustrado por esa vetusta arquitectura inspiradora de la musa poética de extraordinarios bardos que nos enseñaron que la vida es un canto infinito de amor, donde las imágenes nunca mueren en los labios revolucionarios de un René del Risco Bermúdez, un Mateo Morrison o un Tony Raful; ni con la inmolación y el martirologio del doctor Manolo Aurelio Tavares Justo, "en las escarpadas montañas de Quisqueya", en 1963, inolvidable episodio de nuestra historia mencionado en la obra en cuestión

La búsqueda afanosa de Alfredo Verguero de su Matilde Caó lo remonta por intrincados recorridos imaginativos, de desvelo, mala noche, pesadilla y espejismo. Es el deseo obsesivo que produce la pasión morbosa por un amor fantaseado durante 15 años de forzada ausencia, y que se acrecienta frente a la cruda realidad de la destrucción a golpes de mandariazos de un pasado frondoso, libre de ataduras ceremoniosas: la transformación del barrio. Alfredo Verguero continúa indagando por su Matilde Caó; aquel amor de su vida, por la “joven, exuberante muchacha. Tremenda mujer! Que dejó atrás hace 15 años.

En ese trajín de poco tiempo, llevado celosamente por su Rolex, se afirma en el espacio tiempo de su nostalgia; de su viviente pasado que reivindica para justificarse a sí mismo y con ello tener el coraje de enfrentarse a la amarga realidad del presente que encuentra.
Lo busca con ahínco y sin desmayo, con desesperación; “El pasado es lo único que uno puede afirmar, lo único palpable. Como el agua en el cuerpo humano, es el pasado en la vida de la gente “Por eso él amaba el pasado. Era lo que le daba vida y sustancia.
Tras los pasos de su Matilde Caó va dándole rienda suelta a su imaginación, con un tiempo de 15 años, reviviéndolo en cada paso, en el reflejo de cada rostro que ve, en el doblar de cada esquina, avivando la luz de su recuerdo y el deseo exacerbado que le llena de música el corazón.
Y pregunta incesantemente por ella, por su Matilde Caó; da con doña Cuchumbita, una mujer de 4-7 de estatura, que lo hospeda y enseña el pasado barrio en el entorno de su medio; que se le identifica como la administradora del pasado, que le habla de los tiempos dulces y agradables idos, atizándole el alma al penetrar “en el túnel de melcochas ruidosas de su sueño. Un sueño acompasado por ronquidos de cerdo halado por la cola”.
Son 64 capítulos apreciables, llenos de vivencias. Donde el autor da demostración del dominio de los adjetivos, con un estilo pedagógico y didáctico, mantiene en vilo al lector, seduciéndolo a seguir, atrapado emocionadamente en la lectura de manera disciplinada, tras el posible encuentro de Alfredo Verguero con su Matilde Caó.
En saber en que parará aquello, para al final estrellarse con la verdad: Alfredo Verguero en vez de dar con su amor tan idolatrado, idealizado y reverenciado, se encuentra con el estandarte figura patriótica del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, símbolo enhiesto e histórico de la resistencia constitucionalista contra la intervención norteamericana de abril de 1965.

Luego de salir de la consulta del brujo, donde fue llevado por doña Cochumbina y Euduvina, sin saber a ciencia cierta el destino real de su Matilde Caó, Alfredo Verguero divaga alocadamente de norte a sur, de este a oeste, ensimismado en sus interminables pensamientos; en su devaneo patológico, recorre calles y lugares perdido en su ancestral barrio hasta llegar al puente Duarte, donde es “atrapado por el espectáculo de olores, sonidos y visiones”…”Un silencio denso impera en el puente y sus alrededores. La quietud arroja murmullos de paz…Los olores quedan en los recuerdos. Las luces y humedades se han evaporado totalmente. Ya la virgen no se peina. Y a lo lejos un gallo canta acoplado por el abanico de sus alas agitadas. Su canto se oye desesperado al rebotar en las paredes de los silencios”…

Nota: este ensayo de crítica  literaria fue  publicado primero en el periódico matutino de circulación nacional EL Siglo, el sábado 25 de diciembre de 1999, página 6E de su sección cultural, y luego reproducido en el periódico semanario  EL COLOSO DE MACORIX.
 

jueves, 19 de marzo de 2009

En obra literaria Balaguer desdeña el río Higuamo

En obra literaria Balaguer desdeña el río Higuamo

Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez, periodista científico

Nota: este trabajo fue publicado en el semanario El Coloso de Macorix, de fecha 15 de agosto de 1996, en la página 9.
 
SAN PEDRO DEMACORIS.- El doctor Joaquín Balaguer quien ha alcanzado notoriedad relevante por su larga y profunda carrera en el ejercicio político, siendo presidente de la República Dominicana en los período1958-62, 1966-78,-86-96, también se ha destacado por sus condiciones intelectuales, culturales y literarias.

El rosario de su novedosa producción literaria lo ha situado dentro del selecto de los más laureados genios de la literatura nacional; el prontuario de obras publicadas así lo atestiguan.

Y dentro de este rico arsenal de producción literaria y cultural puso a mediado de 1996 en circulación su obra literaria, “Yo y Mis Condiscípulos”, la cual es un sumario de anécdotas, vivencias, recuerdos al conjunto de la plasmación de nuevas ideas humanas y filosóficas.

Entre sus remembranzas el escritor Joaquín Balaguer le dedica más de 13 páginas a los ríos, haciendo particular mención a los que considera los mas importantes del país y de otras latitudes del universo.

Su valorización de los ríos la inicia señalando que “Nací y crecí, como ya he dicho, en una sección rural de la provincia de Santiago, es decir, en una aldea situada estratégicamente en la ruta que comunica desde el corazón del Cibao Central hacia el oeste con el puerto de Montecristi y hacia el norte de Puerto Plata”, señala el ilustre escritor dominicano.

De inmediato se adentra por los recodos del devaneo referencial enfatizando la importancia geográfica del río Yaque diciendo que “Esta vía fluvial era entonces cristalina y poderosa”, destacando que sus visitas a ese río eran diarias y que durante mucho tiempo formó parte de sus “diversiones preferidas”.

“Los ríos son los que personalizan a las ciudades y los que dan nombre a ella. Los pueblos que tienen la dicha de crecer a la vera de un gran río o de un manantial cualquiera por pequeño que sea, son pueblos privilegiados que viven y prosperan en gran parte, gracias a ese regalo precioso de la naturaleza”, dice.

A continuación el doctor Balaguer hace referencia poética del Sena de París y el Támesis de Londres, considerándolo los principales encantos de esas dos grandes ciudades "“pese a que en sus aguas contaminadas y sin viejo esplendor no se reflejan ya ni las piedras multiseculares de la Abadía de Westminster ni las viejas plazas en que fueron decapitadas las reinas María Estuardo y la segunda mujer de Enrique VIII, Ana Bolena”, dice.

Expresa que “Esa joya histórica que se llama Florencia no nos entusiasmaría hasta el delirio ni llenaría hasta el éxtasis nuestro corazón de fruiciones románticas, si en su alrededor no existiera el Arno, en cuyas aguas percibe aún el visitante la sonrisa de la Gioconda y la gracia sobrenatural de la madonas de Rafael”, apunta.

Balaguer señala que la mayoría de las grandes ciudades se conocen más por esos ríos que por sus héroes y por sus monumentos. Tal es el caso de la ciudad de San Pedro de Macorís que se conoce históricamente por el río Higuamo o río Macorix, cuyas aguas fluviales se han convertidos en la “ Musa” inspiradora y motivante de los videntes que han hecho de sus aguas el vehículo protagónico de sus añoranzas y deseos.

Joaquín Balaguer hace mención del río Guadalquivir considerándolo que “se halla inseparablemente unido a la historia del descubrimiento de América” .Cita al novelista uruguayo, Francisco Napoleón Ponce de León, quien en su obra “Maluco”, refiere “el paso por esa arteria sevillana de las pequeñas naves en que protagonizó Magallanes el primer viaje del hombre alrededor del mundo”, explica.

“No menos llena de historia y menos cargada de milagros se hallan las aguas de los ríos por los cuales navegó, desde Cartago hasta el Istmo de Corinto, Fílipo de Macedonia”, agrega.

“Las aguas de los ríos son también fascinantes. Poseen secretos en sus ondas que sólo se hallan al alcance de los dioses. En las del Jordán fue bautizado el Redentor del género humano y en ellas también brilló desde su cenit la estrella del civilizador por excelencia de la raza hebrea”. Sostiene.

Menciona los ríos Nilo, de Egipto, el Rodano de Francia, el Garona, en Lyón, el Marne, francés, el Rhin de Alemania, del cual destaca que una poesía escrita en 1840 en su nombre estuvo al punto de provocar un conflicto bélico entre Francia y Alemania.

Luego de estas referencias de ríos de otros países, Balaguer comienza su referencia de los ríos nacionales. Habla del Yaque del Cibao, del Ozama de Santo Domingo, el Yaque del Sur, “el Yuna, el Camù, el Bao, el Jimenoa, el Soco, el Yásica, el Masacre, y el Artibonito, que carecen de verdadera relevancia histórica pero que cumplen cabalmente con el extraordinario cometido de hermosear la isla y de hacer su espacio habitable”, indica.

En todo lo largo de las más de 13 páginas que Balaguer le dedica a los ríos en ninguna parte menciona al río Higuamo ni al río Soco, ambos situados en el corazón de la ciudad oriental de San Pedro de Macorís. Desdeña e ignora ex profeso la rica historia de estos ríos orientales, y en particular del Higuamo, la importancia que tiene en el sentimiento histórico, espiritual, emocional y moral de los residentes en esta pluralizada comunidad costera.

Balaguer habla de “los prodigiosos charcos de los Tres Ojos, el Amazona de Sur América, el Danubio que inspiró “ las operas de Straus”, en fin, el doctor Joaquín Balaguer, hace un vasto recorrido literario de lo que él considera los más importantes ríos del mundo y de nuestro país y en ningún caso se asoma a mencionar el río Higuamo, cuyas aguas fétidas, contaminadas y putrefactas por el descuido, en gran parte, de los gobiernos de 22 años que él encabezó y en el cual se toleró y patrocinó las más criminales talas de sus manglares y flora, el asesinato de sus especies y la arrabalización de su contornos y entornos.

Ignoró su propia palabra en la que califica justamente a los ríos como “principal recurso natural de que disponen los pueblos, se convierten a veces en el símbolo supremo de los sentimientos patrios. Por sus aguas viaja en imágenes toda la nación, con sus paisajes más hermosos, con su cielo más transparente y con su sueño más pura. Cada ciudad, como Narciso, según en la contemplación de su propia belleza”, apunta el extraordinario poeta y escritor dominicano.

(En el entorno geográfico de San Pedro de Macorís están los ríos Higuamo y Soco).

El río Higuamo, nuestro amado río Higuamo, posee más que los encantos primorosos de sus nostálgicas aguas la fuente de vida de las más altas voces de la poesía nacional. Inspirados en sus aguas nacieron los versos de los hermanos Deligne, de Francisco Domínguez Charro, de José Joaquín Pérez, entre otros exquisitos poetas nuestros; también ha sido un estimulo literario para consolidar la grandeza de la patria con la lírica majestuosa y conmovedora trazada por nuestro inmortal Poeta Nacional Pedro Mir. Sin el rocío mágico del río Higuamo ellos jamás hubiesen existidos.

Nota: este trabajo fue publicado en el semanario El Coloso de Macorix, de fecha 15 de agosto de 1996, en la página 9.

Clamando por la vida del Río Higuamo

http://elcolosodemacoris.com/


Por: Enrique Cabrera Vásquez, periodista científico


SAN PEDRO DE MACORIS.- Quizás sea un clamor en el vacío. Una voz solitaria ignorada ex profeso por las autoridades competentes que se niegan a enfrentar con coraje y valentía la caótica situación que le afecta. Pero huelga que insistamos en el asunto hablando por escrito sobre el flagelo que lacera el Río Higuamo de la ciudad de San Pedro de Macorís.

Y es que el deterioro creciente de sus aguas, la contaminación de su existir. La arrabalización social, el asesinato de sus peces, fauna, flora y entorno ambiental nos obliga a ello. El Río Higuamo siempre será motivo de reflexión y de lucha por su supervivencia.

Sobre su pasado, presente y futuro se han escrito miles de cuartillas. En su nombre se han lanzado centenares de manifiesto y proclamas. Este río tan manoseado en la referencia intelectual y literaria de la historia de nuestra comunidad oriental muere. Si, esta muriendo paulatinamente. Sus pulmones ya han sido tomados por empresas y particulares que le lanzan sus desperdicios y desechos industriales tóxicos. Cruelmente, con asechanza y alevosía lo están eliminando lentamente.

Tras aquel decreto 112-5 emitido por el entonces presidente de la República doctor Joaquín Balaguer se pensó en ese momento que amparado en las disposiciones del Decreto-Ley se emprendería alguna acción punitiva contra sus agresores; ingenuamente llegamos a considerar como realmente serias ciertas actitudes y pronunciamientos de algunas autoridades y de algunos empresarios en la ocasión. Desde esa fecha hasta el presente todo has sido bla, bla, bla, bla y nada más.
Las plantas de tratamiento se han quedado en los papeles. Los compromisos de saneamiento solo fue allante y aguaje de los principales de la situación. La descontaminación de sus aguas y desarrabalización de su contorno y entorno ha sido un montaje de prensa con fines politiqueros.

El río Higuamo, al igual que el Maguá de Hato Mayor, y otros tantos del país; ha sido convertido en kilométrica cloaca común. Quienes a despecho de la contaminación de sus aguas se han ganado millones para dejarlo en los grandes casinos, sus amantes y corridas licenciosas tratarán siempre de entorpecer cualquier iniciativa sincera a favor del río Higuamo; solo atinarán a hablar sandeces para entretener y nada mas, asumiendo poses teatrales, cínicas y demagógicas. Jamás levantarán una posición clara y responsable para salvar el río Higuamo.

Petróleo, aceite, materia fecal y toda clase de basuras, inmundicias y desperdicios tóxicos dañinos van a parar al Ríos Higuamo. A ello se suma el saqueo de sus propiedades naturales.

Algún día vendrá una generación que se sublevará contra los cumplidos convencionales y sociales para sustentar la magna tarea de rescatar a la República Dominicana de la vorágine del desorden y la corruptela dominante. Solo así podremos de verdad salvar todos los ríos nuestros entre ellos nuestro ancestral Río Higuamo de San Pedro de Macorís.
Sepultemos la barbarie gobernante, luchemos todos y triunfaremos...

¡Vida permanente para el Río Higuamo!

lunes, 2 de febrero de 2009

La ciencia, un reto al periodista. Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez, periodista científico

La ciencia, un reto al periodista

Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez, periodista científico


(A propósito de mi participación en el 1V Congreso Iberoamericano de Periodismo Científico celebrado en Valencia, España, en noviembre de 1990, donde participé en mi condición de periodista científico como delegado internacional junto al periodista Lipe Collado, representando República Dominicana, y en mi condición de miembro y dirigente  de la Asociación Dominicana de Periodistas Científicos. En  la clausura de ese magno evento que contó con la presencia de destacados hombres de ciencias de varios paises de Europa, Israel, Sur America, Centro America, Africa y otros, fui escogido, a solicitud del periodista científico don Manuel Calvo Hernandez, Presidente de la Asociación Iberoamericana de Periodistas Cientificos,  para pronunciar el discurso de gratitud, en nombre de todos los participantes  de esa trascedental actividad internacional, en la Universidad Complutense, en Madrid, España).


 Nota: este  ensayo analítico  se publicó en el periódico semanario Macorix, en su edición correspondiente al  primero (1ro) de Febrero del año de 1993, en su página 11.

 La ciencia, un reto al periodista

Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez, priodista científico

Apoyándonos en el significativocriterio conceptual donde se establece que: “La ciencia es un importantísimo elemento de la cultura espiritual, la forma superior de los conocimientos humanos". Destacando, además,  "Que es un sistema de conocimiento en desarrollo, los cuales se obtienen mediante los correspondientes métodos cognoscitivos y se refleja en conceptos exacto, cuya veracidad se comprueba y demuestra a través de la práctica social”, (A. Spirkin M. B. Kedrov), agregando que, la ciencia, “constituye un sistema históricamente formado de conocimientos ordenados cuya veracidad se comprueba y se puntualiza constantemente en el curso de la práctica social”, (Diccionario Filosófico de M.M. Rosental y OP. F. Ludin); asumimos, desde un optimo sentido de apreciación, el atrevimiento de adentramos en la búsqueda afanosa de las posibles respuestas científicas que podrian situarnos  cualitativamente en la cúspide del conocimiento más aproximado posible en la obtención de soluciones nítidas a los múltiples problemas planteados que se manifiestan en el ente del exigente proceso social de la sociedad, que ordena y reglamenta la investigación constante y sistemática en aras de ampliar los conocimientos y lograr respuestas claras. Entendiendo,  por lo tanto; que la ciencia requiere de una disciplinada disposición y voluntad de trabajo permanente que  compromete su valorización y condiciona su divulgación.



 (Foto del destacado periodista científico español Manuel Calvo Hernando).

La Ciencia en tanto como producción cualitativa del genero humano necesita más que de la diafanidad y la sensatez, de una contundente y profunda actitud de asimilación objetiva de cara a enriquecerse en la continuidad de su proceso de desarrollo; entendiendose como permanentes desafíos, de cotidiano reto ante logros obtenidos; venciendo las apremiantes dudas que  puedan surgir al ponerse a prueba frente a la realidad implacable que encierra la necesaria e imprescindible práctica social.

 (Foto del laureado científico y Premio Nobel, Albert Einstein, físico alemán de origen judío, nacionalizado después suizo y estadounidense. Es considerado como el científico más conocido y popular del siglo XX.  Fecha de nacimiento: 14 de marzo de 1879, Ulm, Alemania Fecha de la muerte: 18 de abril de 1955, Princeton, Nueva Jersey, Estados Unidos).


La ciencia está atenazada dialécticamente al “conocimiento verificable”. Se pueden dar en ella factores exógenos resultante del azar, verbigracia, el descubrimiento de los Rayos X realizado por Roentgen, o la Ley de la Gravitación Universal formulada por el físico inglés Isaac Newton, pero en sentido general, y obviando las excepciones, la ciencia como tal no puede depender de circunstancias ni del azar de coyunturas sociales.

 (Foto del destacado físico alemán Wilhelm C. Roentgen fue galardonado con el primer Premio Nóbel de Física, en 1901, por su descubrimiento de una radiación invisible más penetrante que la radiación ultravioleta, a la que denominó rayos X.)

Su accionar y desarrollo está circunscrito a un riguroso método que la concatena y entrelaza con formas, actitudes, criterios, evaluación, análisis, comparaciones, investigaciones, ideas, explicaciones, producción científica, proceso crítico, estudios de laboratorio, aplicación, comprobación, y, sobre todo, con la práctica del conocimiento, lo que eleva a la ciencia al privilegiado sitial de un objetivo concepto creativo diseñado, procesado y acabado.

(Foto de Isaac Newton, físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés. Fecha de nacimiento: 4 de enero de 1643, Woolsthorpe-by-Colsterworth, Reino Unido. Fecha de la muerte: 31 de marzo de 1727, Kensington, Londres, Reino Unido.).

La conclusión del producto científico ya elaborado, trabajado, procesado, situado en la categoría que sobrepasa la mera apreciación de “verdad teórica”, superada con la exposición tangible del conocimiento práctico, al rebasar el intrincado proceso que espontáneamente se le ha yuxtapuesto; no es más que la culminación gradual dada en el estudio y absoluto dominio que se debe tener de las leyes, fórmulas e hipótesis recorrido que presupone el parto científico.

La ciencia al entrar al complejo y complicado proceso del conocimiento público camina sobre el movedizo terreno del debate, del cuestionamiento, de la prueba práctica, de evidenciarse científica y tecnológicas, concomitantemente con el curso de esta situación inherente pasa a ser atracción informativa y noticiosa; consumo publicitario y propagandístico, punto de partida, y, de sostenimiento, para robustecer y /o "afirmar verdades”.

Por lo tanto, la ciencia surge con un solemne compromiso; con el deber y la responsabilidad de explayar sus interioridades, de expresarse sin tapujos, libre de tabúes y prejuicios dogmáticos, exponiéndose con su práctica comprobación al juicio público. Al inapelable juicio critico valorativo de la exigente opinión pública y creencia popular. Al llegar a esta fase de su desarrollo; a esta etapa de su recorrido, la ciencia en cuanto como producción científica del genero humano se convierte en lamentable o alegre propiedad social pública de toda la humanidad que pasa a poseerla celosamente.

La ciencia es un engendro de la humanidad que la ha concebido conjuntamente con su intrínseco desarrollo dialéctico, y al ser un producto generalizado de la humanidad, la ciencia entra al inescrupuloso avatar de la confrontación pública. “La ciencia no es ya el patrimonio de un grupo, lo que se llamaba la aristocracia de la inteligencia, sino de una comunidad de masas, de la totalidad del género humano”. (Ciencia y Periodismo. Manuel Calvo Hernando, Madrid, España)

Cuando la ciencia ocupa esta condición sine qua non en su supervivencia y proyección, la ciencia, o mejor dicho, el producto científico, es asaltado por el “siempre insatisfecho” periodista o comunicador social, quien necesariamente  se ve compelido a actuar apegado comercialmente a informales normas y reglamentaciones sumamente vulnerables, comprometido con una ética pública, y sometido a la marrullería de la caprichosa e indecente impersonalizada competencia de intereses encontrados.

La ciencia como un ente público necesita del concurso periodístico y comunicacional para su amplia y vasta divulgación. Cada acontecimiento científico acompaña una serie de reportajes y producción periodística.

Es el periodista la vía expedita para llevar la producción científica al público consumidor, este es, el principal responsable noticioso de difundir; de dar a conocer, de informar noticiosamente a través de los diferentes medios de comunicación, radial, televisivo, cine, escrito, etc., sobre el logro científico.

Al pasar por el cedazo periodístico el producto científico adquiere la connotación necesaria para entrar al libre juego de ser una “mercancía” noticiosa. Sobre esta realidad se manifiesta la estrecha ligazón, la interrelación que debe existir entre el hombre de ciencia y el periodista, como un todo armónico y estructurado.

Al sistematizarse como realidad procesada la creatividad científica asume una especial cualidad que la expande racionalmente en función de sus necesidades públicas. Al entrar aquí, es manejada, ordenada y hasta cierto punto regularizada por el agente responsable de su divulgación noticiosa a través de los medios de comunicación.

El periodista es el primero que se ha adueñado del producto científico y lo hace con ahínco, vehemencia y definida voluntad competitiva. La razón: que se siente ser el vehículo más apropiado para dar a conocer a través de los medios de comunicación de masas el ya elaborado y “terminado” producto científico, porque como bien dice AAAT. Gisolf, “El producto es un mensaje científico”, y Manuel Calvo Hernando nos dice que: “Uno de los deberes de los científicos-no necesariamente de todos-, es poner a disposición del público profano los hechos y las teorías de su ciencia”.

Como se ve, existe una conexa intersección que encadena y asocia la responsabilidad del científico con el comunicador social: divulgar la acción científica.

“Estamos en la Era de la Ciencia y, por tanto, el reflejo de la actualidad científica y tecnológica en los medios informativos es, o debería ser, la Gran Noticia, la explicación diaria del Universo, el instrumento de participación de la gente en esta singular aventura de la especie humana que es el conocimiento científico y su aplicación técnica”. “En los decenios finales del siglo XX y en los umbrales del tercer milenio, la actualidad periodística no es ya sólo la información, sino su vertiente explicativa, educativa y también, el pensamiento, el mundo, el hombre y sus contradicciones, los problemas que nos ocupan y a veces nos aterran, los hechos naturales que nos conmueven”. (C.P.M.C.H)

Esta acertada aseveración coincide con el criterio expuesto sustancialmente por Aspirkin M. B.Kedrov, cuando señala al respecto que: “La ciencia es un sistema de conceptos acerca de los fenómenos y leyes del mundo externo o de la actividad espiritual de los fenómenos y leyes del mundo externo o de la actividad espiritual de los individuos, que permite prever y transformar la realidad en beneficio de la sociedad". "Una forma de actividad humana históricamente establecida, una “producción espiritual” , cuyo contenido y resultado es la reunión de hechos orientados en un determinado sentido, de hipótesis y teorías elaboradas y de las leyes que constituyen su fundamento, así como de procedimientos y métodos de investigación”.

El recorrido de ese espacio catalizador de hipótesis, teorías, tesis, opiniones, etc., proceso exterior que posibilita un encuentro preconcebido entre la ciencia ya como producto de consumo noticioso, informativo, educativo, concienciar, orientador y la sociedad; aplicándose la máxima de que: “La ciencia científica tiene por objeto hacer partícipe al público de la gran aventura de la ciencia y en la alta dignidad del conocimiento y quienes tienen a su cargo esta especialidad informativa desarrollan su trabajo en las fronteras del conocimiento, con las servidumbres que tal situación impone”. (C.P.M.C.H).

En efecto, apremia el embate competitivo dado en el ente de la necesidad innovadora y creativa que demanda el avance tecnológico e industrial, social, económico, cultural y hasta político de los tiempos actuales.

He aquí la simbiosis que atenaza la ciencia con su divulgador: el periodista o comunicados social, que al ahondar en los recodos de esta rama del saber y del conocimiento humano, se especializa, adquiriendo el cientificismo cultural al respecto, una singular condición basada en el manejo constante de datos informativos, actuando como un agente protagónico de la divulgación científica, catapultando la objetiva comprensión de que:
“El objeto fundamental de la comunicación científica acorde con el enfoque internalista es informar sobre los descubrimientos científicos las nuevas teorías, los nuevos conocimientos y la nueva imagen de la naturaleza que la ciencia nos ofrece a cada momento”. (Miguel Ángel Quintanilla, Ciencia e Información en una Sociedad Democrática). En otras palabras, participar a la gente del neonato episodio encontrado.

Este “enfoque internalista” , constituye para el periodista que se asocia con la ciencia, un comprometido reto adornado por el tenaz esfuerzo y la inquebrantable voluntad de actuar profesionalmente, concomitantemente con una acuciosa actitud en procura de obtener la documentación, los datos, la precisa información y el cabal conocimiento que entraña semejante reto.

La ciencia es exigente y muy comprometedora, pero el público consumidor de la información, así como la sociedad como un todo son mucho más exigentes. Siempre presiona la indagación y nunca se muestra satisfecho.

La ciencia está obligada a ceñirse a esquemáticos procesos de disciplina, orden, programación y rigurosa dedicación, ello es una constante del conocimiento, del saber; capacidad, tecnología, y muy encarecidamente la imperiosa necesidad de tener una base cultural que contribuya a tener las herramientas teoricas apropiadas  de las leyes que rigen el conocimiento científico, obligado tramo a abordar para poder explicar la interpretación y conocimiento del hecho científico.

Poder apreciar en toda su dimensión científica la realidad del Universo, los fenómenos del mundo; entender partiendo de  la verdad científica, cómo se desarrolla y manifiesta cualquier hecho o acontecimiento; el “por qué se realiza”, el salto cualitativo en los razonamientos,  fenómenologicos que conduzcan a la convicción del análisis del delicado campo de la ciencia.


Nota: este  ensayo analítico  se publicó en el periódico semanario Macorix, en su edición correspondiente al  primero (1ro) de Febrero del año de 1993, en su página 11.

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