Jefes malvados y resentidos sociales
Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).
"Yo amo a los despreciadores, pues ellos serán los grandes venerados trasmundanos".
(Friedrich Nietzsche (Pagina 7), de su libro Así habló Zaratustra)
San Pedro de Macorís, 18-02-2018.- Hay personas obcecadas con el Poder; se creen así mismo predestinado a ser jefe; a mandar y dirigir sin auto valorarse a sí mismo; sin medir su propia capacidad emocional, cultural y psicológica, por lo regular son personas carentes de alguna trayectoria de servicio público y social reconocida. Vulgarres pelafustanes; desde su peculiar mediocridad, actúan desenfrenadamente contra sus subordinados cimentado su afán patológico por demostrar su coyuntural condición jerárquica superior, su ínfula de "superioridad". Ridiculos. Su ascenso en muchos casos obedece a situaciones de fuerza; imposiciones despéticas, que en mucho casos recompensa su habilidad simuladora y taimada; de su lambonismo extremo. En el fondo son seres resentidos, con una baja autoestima; mediocres, miserable y auto degradado en sí mismo. En sus actuaciones malvada se apoyan en el temor cobarde que imponen a subordinados o subalternos, que por temor a represalia, o ser víctima de intriga conspirativa que lo ponga en una situación incómoda y defensiva con los superiores; éstos adulones premeditados cuya estrategia se basa en la adulonería y la simulación, en la mayoría de los casos, son personas procedente de los sectores más bajo de la sociedad, formado y desarrollado en un ambiente de arrabalizacion y promiscuidad social; con bajo nivel cultural, ausencia de conocimiento libresco y desconocedores de códigos conductuales alguno, cuyo bajo nivel cultural lo conduce a irrespetar, a veces por egoísmo, el historial y trayectoria de hombres y mujeres que siempre le han aportado a la sociedad, la comunidad y el pueblo; personas que se han cateterizado en desarrollar una conducta de bien, decentes, honorables, basado en claros principios de dignidad y decoro personal.
Nunca habrá ni razones ni justificaciones algunas para agredir a quienes estén jerárquicamente por debajo de nosotros; tampoco para ofender, maltratar, perseguir con prejuicios infundados, pisotear, denigrar y calumniar a nuestros subalternos. El respeto ajeno propicia la paz. Pero peor si este tipo de comportamiento proviene de personas tenida como académicos, intelectuales, culto o de alguna creencias religiosas, esos que por lo regular se venden como cristianos evangélicos y a los cuales por esa condición se le supone un comportamiento basado en el respeto a la condición humana, en la mayoría de los casos estos son los peores. Son simuladores, malvados, ingratos y traidores sin escrúpulos.
Su resentimiento y mediocridad constante lo lleva a odiar soterradamente a ese tipo de persona inclaudicable, firmes en sus convicciones éticas y morales; despectivamente vociferan que esas personas no son nadie, que son una mierda; desprecian con odio su talento y capacidad.
El curso de su vida transita pisoteando valores y códigos de lealtad, honestidad, fidelidad, integridad y decencia. No tienen conciencia ni siquiera de su propia vida; la viven automáticamente sin sospesar su presente y su futuro, sin pensar nunca en dejar algún legado positivo basado en la honra para sus hijos y allegados. Esos malos jefes, los obcecados de Poder, carecen del más mínimo sentimiento humano. Son implacable. Psicogido. Son seres despiadados, canallas capaces de las peores vilezas. No tienen amigo ni escrúpulo. Son ingratos y traidores patológico. Para ello lo importante es estar en el Poder. Mandar. Tener subalternos. Lo único le que importa es brillar como tales; estar subido en el palo. Estar en el Poder por el Poder; mandar atendiendo a la necesidad de su ego; tener gentes sometidas a su voluntad y capricho egocéntrico. Viven sobre su ego de deshonor y tracción implacable.
Se ufanan cuando alguien de manera crítica lo tilda de una especie de tirano o dictador semejante a Trujillo, siempre responden tratando, de manera inútil, de justificándose. Su falta de humanidad, de respeto a sí mismo y a la condición humana lo lleva a creerse en verdad que son una especie de faraón o predestinado. La inhumanidad de los mal y pésimos jefe se acrecienta si tiene como persona de su íntima confianza a reconocidos rufianes, bandidos, tramposos, fulleros, proxenetas, embaucadores, mentirosos, calumniadores, estafadores, chismosos; gente capaz de las peores vilezas que le posibilite congraciarse con el jefe y disfrutar de sus favores inmediato. Sin embargo, la dialéctica social y política de la historia de la humanidad enseña bien claro que todo poder es transitorio, que el que esta abajo hoy puede estar arriba mañana o a la inversa, que cuando se está en una posición de mando lo importante es tratar de salir con la frente en alto, rodeado del cariño y el respeto de quienes por circunstancias de la vida están bajo su mandato.
A las posiciones de superioridad se va a conquistar amigos no a fabricar enemigos sin necesidad. Su ego retorcido lo ciega, dogmatiza y embrutece su conciencia.
También recomiendo leer: Labonismo, ideología del oportunista
http://elcolosodemacoris.com/web/?p=2101
Recomiendo leer «Discurso de la servidumbre voluntaria» del francé Étienne de La Boétie
"«Es el pueblo el que se subyuga, el que se degüella, el que pudiendo elegir entre ser siervo o ser libre, abandona su independencia y se unce al yugo; el que consiente su mal o, más bien, lo busca con denuedo. Si le costase algo recobrar su libertad, yo no le apremiaría a ello. ¿Qué debe estimar el hombre más que recuperar su derecho natural y, por así decir, de bestia volver a ser hombre? […] ¿qué desgracia ha sido esta que ha podido desnaturalizar tanto al hombre, el único verdaderamente nacido para vivir libremente, y hacerle perder el recuerdo de su primer ser y el deseo de recuperarlo?».
Étienne de La Boétie fue un escritor y trabajó como Magistrado en Burdeos Francia. Se interesó desde muy joven en los autores clásicos griegos y latinos. Fecha de nacimiento: 1 de noviembre de 1530, Sarlat-la-Canéda, Francia. Fallecimiento: 18 de agosto de 1563, Burdeos, Francia Educación: Universidad de Orleans. Étienne de La Boétie (1530-1563) ofrece en su «Discurso de la servidumbre voluntaria» una reflexión esencial sobre los resortes que hacen posible la dominación. Ajeno a la intención clásica de fundamentar y legitimar algún tipo de orden político o forma de gobierno, la fuerza del «Discurso» está en su descubrimiento de esa inmensa paradoja en que consiste el concepto de «servidumbre voluntaria»: la irresoluble tensión entre la natural libertad del hombre y su inquebrantable voluntad de someterse a un amo. La elucidación emprendida por La Boétie de este «concepto inconcebible» arroja una luz nueva sobre la naturaleza de todo fenómeno de orden político".
Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).
"Yo amo a los despreciadores, pues ellos serán los grandes venerados trasmundanos".
(Friedrich Nietzsche (Pagina 7), de su libro Así habló Zaratustra)
San Pedro de Macorís, 18-02-2018.- Hay personas obcecadas con el Poder; se creen así mismo predestinado a ser jefe; a mandar y dirigir sin auto valorarse a sí mismo; sin medir su propia capacidad emocional, cultural y psicológica, por lo regular son personas carentes de alguna trayectoria de servicio público y social reconocida. Vulgarres pelafustanes; desde su peculiar mediocridad, actúan desenfrenadamente contra sus subordinados cimentado su afán patológico por demostrar su coyuntural condición jerárquica superior, su ínfula de "superioridad". Ridiculos. Su ascenso en muchos casos obedece a situaciones de fuerza; imposiciones despéticas, que en mucho casos recompensa su habilidad simuladora y taimada; de su lambonismo extremo. En el fondo son seres resentidos, con una baja autoestima; mediocres, miserable y auto degradado en sí mismo. En sus actuaciones malvada se apoyan en el temor cobarde que imponen a subordinados o subalternos, que por temor a represalia, o ser víctima de intriga conspirativa que lo ponga en una situación incómoda y defensiva con los superiores; éstos adulones premeditados cuya estrategia se basa en la adulonería y la simulación, en la mayoría de los casos, son personas procedente de los sectores más bajo de la sociedad, formado y desarrollado en un ambiente de arrabalizacion y promiscuidad social; con bajo nivel cultural, ausencia de conocimiento libresco y desconocedores de códigos conductuales alguno, cuyo bajo nivel cultural lo conduce a irrespetar, a veces por egoísmo, el historial y trayectoria de hombres y mujeres que siempre le han aportado a la sociedad, la comunidad y el pueblo; personas que se han cateterizado en desarrollar una conducta de bien, decentes, honorables, basado en claros principios de dignidad y decoro personal.
Nunca habrá ni razones ni justificaciones algunas para agredir a quienes estén jerárquicamente por debajo de nosotros; tampoco para ofender, maltratar, perseguir con prejuicios infundados, pisotear, denigrar y calumniar a nuestros subalternos. El respeto ajeno propicia la paz. Pero peor si este tipo de comportamiento proviene de personas tenida como académicos, intelectuales, culto o de alguna creencias religiosas, esos que por lo regular se venden como cristianos evangélicos y a los cuales por esa condición se le supone un comportamiento basado en el respeto a la condición humana, en la mayoría de los casos estos son los peores. Son simuladores, malvados, ingratos y traidores sin escrúpulos.
El curso de su vida transita pisoteando valores y códigos de lealtad, honestidad, fidelidad, integridad y decencia. No tienen conciencia ni siquiera de su propia vida; la viven automáticamente sin sospesar su presente y su futuro, sin pensar nunca en dejar algún legado positivo basado en la honra para sus hijos y allegados. Esos malos jefes, los obcecados de Poder, carecen del más mínimo sentimiento humano. Son implacable. Psicogido. Son seres despiadados, canallas capaces de las peores vilezas. No tienen amigo ni escrúpulo. Son ingratos y traidores patológico. Para ello lo importante es estar en el Poder. Mandar. Tener subalternos. Lo único le que importa es brillar como tales; estar subido en el palo. Estar en el Poder por el Poder; mandar atendiendo a la necesidad de su ego; tener gentes sometidas a su voluntad y capricho egocéntrico. Viven sobre su ego de deshonor y tracción implacable.
Se ufanan cuando alguien de manera crítica lo tilda de una especie de tirano o dictador semejante a Trujillo, siempre responden tratando, de manera inútil, de justificándose. Su falta de humanidad, de respeto a sí mismo y a la condición humana lo lleva a creerse en verdad que son una especie de faraón o predestinado. La inhumanidad de los mal y pésimos jefe se acrecienta si tiene como persona de su íntima confianza a reconocidos rufianes, bandidos, tramposos, fulleros, proxenetas, embaucadores, mentirosos, calumniadores, estafadores, chismosos; gente capaz de las peores vilezas que le posibilite congraciarse con el jefe y disfrutar de sus favores inmediato. Sin embargo, la dialéctica social y política de la historia de la humanidad enseña bien claro que todo poder es transitorio, que el que esta abajo hoy puede estar arriba mañana o a la inversa, que cuando se está en una posición de mando lo importante es tratar de salir con la frente en alto, rodeado del cariño y el respeto de quienes por circunstancias de la vida están bajo su mandato.
A las posiciones de superioridad se va a conquistar amigos no a fabricar enemigos sin necesidad. Su ego retorcido lo ciega, dogmatiza y embrutece su conciencia.
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Recomiendo leer «Discurso de la servidumbre voluntaria» del francé Étienne de La Boétie
"«Es el pueblo el que se subyuga, el que se degüella, el que pudiendo elegir entre ser siervo o ser libre, abandona su independencia y se unce al yugo; el que consiente su mal o, más bien, lo busca con denuedo. Si le costase algo recobrar su libertad, yo no le apremiaría a ello. ¿Qué debe estimar el hombre más que recuperar su derecho natural y, por así decir, de bestia volver a ser hombre? […] ¿qué desgracia ha sido esta que ha podido desnaturalizar tanto al hombre, el único verdaderamente nacido para vivir libremente, y hacerle perder el recuerdo de su primer ser y el deseo de recuperarlo?».
Étienne de La Boétie fue un escritor y trabajó como Magistrado en Burdeos Francia. Se interesó desde muy joven en los autores clásicos griegos y latinos. Fecha de nacimiento: 1 de noviembre de 1530, Sarlat-la-Canéda, Francia. Fallecimiento: 18 de agosto de 1563, Burdeos, Francia Educación: Universidad de Orleans. Étienne de La Boétie (1530-1563) ofrece en su «Discurso de la servidumbre voluntaria» una reflexión esencial sobre los resortes que hacen posible la dominación. Ajeno a la intención clásica de fundamentar y legitimar algún tipo de orden político o forma de gobierno, la fuerza del «Discurso» está en su descubrimiento de esa inmensa paradoja en que consiste el concepto de «servidumbre voluntaria»: la irresoluble tensión entre la natural libertad del hombre y su inquebrantable voluntad de someterse a un amo. La elucidación emprendida por La Boétie de este «concepto inconcebible» arroja una luz nueva sobre la naturaleza de todo fenómeno de orden político".
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