Escrito poror Melvin Mañon.
Es verdad que circula, y con fuerza, un reclamo de unidad de los partidos opositores pero no es verdad que esa sea una condición para vencer al PLD ni mucho menos que Alianza País, u Opción Democrática puedan ser culpadas de cualquier posible derrota del PRM.
Y tampoco es verdad que, por haber sido abrazada por mucha gente, la propuesta unitaria sea políticamente inteligente y estratégicamente sabia.
Si Luis Abinader y el PRM pierden las elecciones, hay dos grandes culpables y ninguno de los dos es otro partido o dirigente opositor.
He dicho, pero hasta el hartazgo y la nausea que, ni el PRM ni ninguno de los otros partidos ha conferido a la gestión fraudulenta de la Junta Central Electoral la gravedad que tiene. La JCE valida todas las barbaridades denunciadas y documentadas por Participación Ciudadana ocultando, ignorando y silenciando conveniente y oportunamente lo que todo el mundo sabe: que el gobierno dominicano, de pies a cabeza, está entregado a la reelección y que todos los recursos del mismo son ilegalmente puestos a su servicio.
Con esa JCE no pueden haber elecciones limpias y acudir a votar solamente tiene futuro si ese voto viene acompañado de la firme decisión de los dirigentes y la voluntad del pueblo de defenderlo hasta sus últimas consecuencias.
FRACASO DEL PRM
La otra razón por la que el PRM pudiera fracasar es por las políticas, el discurso y las prácticas asumidas. Lejos de asociarse a los sectores populares empobrecidos y descontentos, lejos de abrazar una propuesta más democrática y menos neoliberal, lejos de lanzarse con arrojo a apoyar las protestas, identificarse con el descontento, sumarse a los hambrientos de justicia y sedientos de derechos para levantar al pueblo y tomar las calles, el PRM y Luis Abinader han optado por desfiles y caravanas como si estuviéramos en un proceso electoral en otro país no gobernado por el fraude y la ilegalidad.
En su discurso, cortejan a los sectores conservadores, abrazan sus valores y sus políticas, pierden toda posibilidad de diferenciación y se alejan de los barrios y las comunidades de los pobres y preteridos, los únicos que podrían salir a las calles a defenderlos del fraude, la intimidación y el abuso.
Por tanto, si Luis Abinader pierde las elecciones, culpemos al fraude generalizado y a las políticas equivocadas no a Guillermo ni a Minou, ni a Max ni a nadie. Y todavía puedo y debo añadir algo:
Si un dirigente político no logra atraer y sumar a otros partidos ubicados en su mismo litoral o al menos compartiendo algunos objetivos comunes, la culpa no es de los que no vinieron sino de los que no supieron dirigir el proyecto y atraerlos.
Deseo, anhelo y lucho por derrotar la reelección en general y esta en particular por los antivalores que encarna, por la miseria moral que exhibe, por el daño incalculable que esta gente ha infligido a lo que quedaba de nuestro país, pero es injusto, es insensato y además contraproducente culpar a las víctimas en lugar de a los victimarios.
Cuando un lider político o militar enfrenta deserciones masivas, cuando no es capaz de cohesionar las fuerzas imprecindibles para acometer las tareas que se propone, el fracaso resultante no puede serle imputado a los que se fueron sino a los errores y fallas en el liderazgo, la visión y la ejecución.
Guillermo Moreno, Minou, Max y los demás no son culpables ni pueden ser hechos responsables en caso de que no haya acuerdo unitario ni de que haya derrota. Ellos no debilitan a la oposición sino a la reelección porque no se gana por mayoría simple sino por la mitad mas uno. Lo que si constituiría una deslealtad a la lucha por la democracia sería que los partidos alternativos atacaran al PRM y a Luis Abinader y que les negaran el voto y el apoyo en una segunda vuelta.
Si el PRM negoció con el PRSC haciendo extraordinarias concesiones ¿Por que no lo hace con los otros? Y en cuanto a los dirigentes alternativos, si ellos no son capaces tampoco de hacer concesiones y concluir acuerdos incluso con sus enemigos, también pagarán un precio político, pero en ningún caso, serán culpables de nada.
Si Luis Abinader fracasa, él y su equipo son los culpables. Cualquier otra consideración está ya publicada en numerosos artículos anteriores sobre el tema y en particular uno aparecido el 5 de diciembre de 2015 titulado: la mitad más uno versus mayoría simple.
Es verdad que circula, y con fuerza, un reclamo de unidad de los partidos opositores pero no es verdad que esa sea una condición para vencer al PLD ni mucho menos que Alianza País, u Opción Democrática puedan ser culpadas de cualquier posible derrota del PRM.
Y tampoco es verdad que, por haber sido abrazada por mucha gente, la propuesta unitaria sea políticamente inteligente y estratégicamente sabia.
Si Luis Abinader y el PRM pierden las elecciones, hay dos grandes culpables y ninguno de los dos es otro partido o dirigente opositor.
He dicho, pero hasta el hartazgo y la nausea que, ni el PRM ni ninguno de los otros partidos ha conferido a la gestión fraudulenta de la Junta Central Electoral la gravedad que tiene. La JCE valida todas las barbaridades denunciadas y documentadas por Participación Ciudadana ocultando, ignorando y silenciando conveniente y oportunamente lo que todo el mundo sabe: que el gobierno dominicano, de pies a cabeza, está entregado a la reelección y que todos los recursos del mismo son ilegalmente puestos a su servicio.
Con esa JCE no pueden haber elecciones limpias y acudir a votar solamente tiene futuro si ese voto viene acompañado de la firme decisión de los dirigentes y la voluntad del pueblo de defenderlo hasta sus últimas consecuencias.
FRACASO DEL PRM
La otra razón por la que el PRM pudiera fracasar es por las políticas, el discurso y las prácticas asumidas. Lejos de asociarse a los sectores populares empobrecidos y descontentos, lejos de abrazar una propuesta más democrática y menos neoliberal, lejos de lanzarse con arrojo a apoyar las protestas, identificarse con el descontento, sumarse a los hambrientos de justicia y sedientos de derechos para levantar al pueblo y tomar las calles, el PRM y Luis Abinader han optado por desfiles y caravanas como si estuviéramos en un proceso electoral en otro país no gobernado por el fraude y la ilegalidad.
En su discurso, cortejan a los sectores conservadores, abrazan sus valores y sus políticas, pierden toda posibilidad de diferenciación y se alejan de los barrios y las comunidades de los pobres y preteridos, los únicos que podrían salir a las calles a defenderlos del fraude, la intimidación y el abuso.
Por tanto, si Luis Abinader pierde las elecciones, culpemos al fraude generalizado y a las políticas equivocadas no a Guillermo ni a Minou, ni a Max ni a nadie. Y todavía puedo y debo añadir algo:
Si un dirigente político no logra atraer y sumar a otros partidos ubicados en su mismo litoral o al menos compartiendo algunos objetivos comunes, la culpa no es de los que no vinieron sino de los que no supieron dirigir el proyecto y atraerlos.
Deseo, anhelo y lucho por derrotar la reelección en general y esta en particular por los antivalores que encarna, por la miseria moral que exhibe, por el daño incalculable que esta gente ha infligido a lo que quedaba de nuestro país, pero es injusto, es insensato y además contraproducente culpar a las víctimas en lugar de a los victimarios.
Cuando un lider político o militar enfrenta deserciones masivas, cuando no es capaz de cohesionar las fuerzas imprecindibles para acometer las tareas que se propone, el fracaso resultante no puede serle imputado a los que se fueron sino a los errores y fallas en el liderazgo, la visión y la ejecución.
Guillermo Moreno, Minou, Max y los demás no son culpables ni pueden ser hechos responsables en caso de que no haya acuerdo unitario ni de que haya derrota. Ellos no debilitan a la oposición sino a la reelección porque no se gana por mayoría simple sino por la mitad mas uno. Lo que si constituiría una deslealtad a la lucha por la democracia sería que los partidos alternativos atacaran al PRM y a Luis Abinader y que les negaran el voto y el apoyo en una segunda vuelta.
Si el PRM negoció con el PRSC haciendo extraordinarias concesiones ¿Por que no lo hace con los otros? Y en cuanto a los dirigentes alternativos, si ellos no son capaces tampoco de hacer concesiones y concluir acuerdos incluso con sus enemigos, también pagarán un precio político, pero en ningún caso, serán culpables de nada.
Si Luis Abinader fracasa, él y su equipo son los culpables. Cualquier otra consideración está ya publicada en numerosos artículos anteriores sobre el tema y en particular uno aparecido el 5 de diciembre de 2015 titulado: la mitad más uno versus mayoría simple.
Foto de Melvin Mañon, autor del presente artículo .
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