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lunes, 12 de agosto de 2019

Nosotras, las de entonces, de Margarita Cordero, reminiscencias pluralizadas en la conciencia de la historia

Nosotras, las de entonces,  de Margarita Cordero, reminiscencias pluralizadas en la conciencia de la historia

“Compañeras, estoy pensando que morir nada nos cuesta, que puede un golpe de plomo igual que un golpe de seda romper tu pecho y el mío esta noche, compañeras”…  René del Risco Bermúdez. 


Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).

San Pedro de Macorís, domingo, 11.- agosto.- 2019.- .- El libro Nosotras, las de entonces, de la conocida periodista Margarita Cordero, impreso  en mayo de este 2019, constituye  un cuerpo literario armónico, original y  fecundo. Sus párrafos muestran las pasiones y brillo de vivencias y episodios paradójicos escenificados en  una época que patentizaba sueños, añoros, amores cándidos, ingenuos, y auténticos. Reminiscencias pluralizadas en la conciencia de la historia que nos conecta con una época marcada por un protagonismo de  sangre y sudor vertidos por aquella juventud, que recién salida de su puericia, se encontró con una atmosfera tensa, confusa, incierta, y en cuyos acontecimientos envolventes plasmó sus emociones con rapidez meteórica,  llevándolo a participar con bravía intrepidez,  desafiante,  al ruedo competitivo de la lucha política y social. Un escenario que desconocía a profundidad y a la que se integró con sinceridad e integridad desbordante;  sumándose sin preguntas ni dudas al disfrute de un ambiente de libertad sin pre precedentes producida por  aquella noche eterna de plomos justicieros, aquel martes 30 de mayo de 1961.


El libro inicia con la presentación escrita del conocido  intelectual y crítico literario Diógenes Céspedes cuya  presencia tiende a darle mayor fuerza de  interés y atención a las  141 páginas que integran el cuerpo cultural de las ideas y remembranzas desarrolladas en el contexto literario realizado por Margarita Cordero. Atinada ponderación. 

 (Foto, de izquierda a derecha, la periodista y escritora  Margarita Cordero, y el periodista y escritor Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo), autor del presente ensayo crítico).
 
Nosotras, Las de Entonces, nos narra la participación de la mujer dominicana en los acontecimientos sucedidos en nuestro país entre los años de 1961 hasta más allá de 1965. Es un antes y un después de la Revolución de Abril del 65. Es la evocación del esfuerzo y el sacrificio de un colectivo feminismo  que evadió la celosa protección familiar para unirse a los varones,  que cuales machos,  se enfrentaban expuestos a todo peligro a la represión, peleando en las calles contra la gendarmería que lo acosaba,  hostigaba, perseguía, y exterminaba como aves cazadas. 


 (Foto. La periodista y escritora Margarita Cordeo habla en la presentación de su libro,  Nosotras, las de entonces.
 Es el dialogo variado sostenido  entre Margarita, Mabel, y Sabrina. Conversaciones llena de interrogantes entre el miedo y el olor a pólvora; sobre el griterío de una multitud enardecida reclamando, demandando, el regreso de Juan Bosch a la presidencia de la de la que había sido derrocado la madrugada del 25 de septiembre de 1963. Jóvenes mujeres militantes catorcista buscando en medio de la tempestad levantisca las coordenadas, las orientaciones, el rumbo, pues ya habían sonados los primeros disparos y los "jefes" del partido;  de la izquierda  ataviada con sus colores verdes, negro, rojo, no aparecían para dar las órdenes precisas, para convertir aquello en una insurrección verdadera, de cambio autentico. La vergüenza empujaba alinearse a las filas del combate. Son tres mujeres llena de orgullo y fe en esa revolución para la que se habían  organizados, preparados y esforzados. Fueron  seducidas,  ideologizadas, y  luchado por ello.  Era su principal motivo para estar en las calles dando vueltas, confundidas entre esa muchedumbre frenética que vociferaba iracunda  con fuerza de pueblo la consigna de  regreso inmediato a la constitucionalidad. Allí estaban ellas, Margarita, Mabel, y Sabrina. Esperando con nerviosismo las directrices del Movimiento Revolucionario 14 de Junio (el famoso1J4),  procurando también ser parte de esa historia que se producía antes sus ojos.

 (Foto.- Momento cuando la periodista Margarita Cordero recibe del Presidente Danilo Medina, en el salón Las Cariátides del Palacio Nacional, el Premio Nacional de Periodismo 2015).

La obra es un acopio de memoria fascinante. Inmortaliza  pensamientos, acciones, militancia, combates y desafíos. Vuelve las miradas  sobre aquellas huellas de sangre y heroísmo donde flotó la dignidad y el decoro de una generación magnificente. No enrostra traiciones ni desengaño. No grita la frustración.  Acuña la nostalgia en la posteridad para que  resuene y avive conciencia, esclareciendo  pretéritos sucesos irrepetibles escenificados por una generación única y excelsa, que no se siente derrotada y  prosigue en su lucha, en su combate desigual,  mirando con fe y optimismo  cielo, sol,  luna,  y estos nuevos tiempos de claudicación, apostasía  y cobardía.  Enrostra el final elegíaco, la involución y  el retroceso inmoral  de los que han abandonados el camino de la  decencia para asociarse, enrolarse, ser cómplices, de la vorágine del latrocinio que  actualmente socava la república, sepultando con su conducta  su pasado patriótico.

 Resalta, prioriza, el papel desempeñado por esa juventud  orgullosa y entusiasta (hembras  y varones marchó, ) corriendo al encuentro con la historia, dispuesta, firme, valerosa, henchida de vocación revolucionaria, llevando en sus adentros, en sus labios, la herencia ética y moral  de Duarte y los Trinitarios, los Restauradores de Gregorio Luperón, la hazaña de Gregorio Urbano Gilbert y los alzados del 1916; el martirologios de la Raza Inmortal, liderada por  Enrique Jiménez Moya; el sacrificio de las hermanas Mirabal y  Manolo Tavares Justo, el coraje patriótico del coronel Caamaño, las vidas entregada en las jornadas enfrentando la criminalidad represiva de los regímenes de Trujillo y Balaguer. 

Nosotros, las de entonces, lo recuerda todo: los ramalazos del sufrimiento, la cosecha de decepciones, la desesperanza intentando frustrar el ímpetu de la lucha;  la amargura al sentir los latigazos de la miseria y la pobreza, la persecución del odio de las elites  dominante, las cicatrices del dolor cargado en el fantasma de la existencia que a pesar del esfuerzo golpea la memoria reclamando justicia y castigo para los verdugos. Porque a pesar de los tumbes, vacilaciones, deserciones, traiciones, siempre habrá lucha, combate, por un destino mejor para la mayoría oprimida y  vilipendiada.   (Foto.- Momento cuando la periodista Margarita Cordero recibe el Premio Caonabo de Oro, junto al periodista Osvaldo Santana.

Estos relatos tienen una vitalidad  histórica. Y aunque, quizás, estén dirigidos a los sobrevivientes de aquel pasado nefasto, también tienen el propósito de enseñarle a la juventud de hoy, a las nuevas generaciones al que la responsabilidad llama a hacer conciencia del pasado para poder construir un presente y un futuro de dignidad y decoro. No hay distingos  generacional en cuanto aprender de la historia, sus testimonios pedagógicos pueden ser bandera floreciente para repudiar, condenar, denunciar y enfrentar el despotismo, robo y  saqueo  del erario público ejecutado por la dominación plutocrática. 


Margarita Cordero nos expone con sentido crítico y autocritico lo que fue esa militancia  espontanea, emotiva, carente de malicia y morbosidad;  sin disfraz ni acomodo, sin  subterfugios evasivos. Pleno en su existencia de sacrificio, mostrando  sus músculos ocupados con las armas tomadas; defendiendo sin miramiento los ideales de los caídos. Allí estaban ellas, confundidas en su ropaje  de faena junto a los muchachos, sus héroes amados, aclamados, venerados, en instante en que la muerte mostraba su sombra taciturna.   En ella habla la conciencia de la patria estremecida  en su cauce. Muestra la erupción del despertar político en carne viva, con su crudeza encendida, con su palpitar de suspenso y su  intercalo estremecidos entre cada acontecimiento con su fragor espeluznante, terrorífico y espantoso, que va nutriendo la historia en su trayectoria dialéctica.


Esta narrativa comienza con un auto-diálogo, hablando en voz alta, para sí y para los lectores. Se queja de la obsolescencia de las cartas indicando con pesantez  que escribirla  en estos tiempos controlado por lo efímero se considera  una locura. "Un anacronismo. Todo es ahora tan rápido y fugaz, tan parpadeante, que  me deja siempre la sensación de no haber sido. No me acostumbro a esta prisa que pasa por encima de mi vida y la reduce a unas  horas vacías que se suceden frente a mi desesperación. Envejezco, y no puedo decir que no me molesta. Mi vida se está yendo sin remedio, sin darme siquiera la oportunidad de hacer algo compacto con sus fragmentos para no sentir el remordimiento de haberla desperdiciado"...  Con estas preocupantes reflexiones del presente personal  comienza esta autora a desentrañar los pasos zigzagueante de su andar social,  y político; de aquel  transito  difuso de su colectivo que se evapora en el degaste de la memoria; que concentraba la vida  en esa militancia consagrada ceñida a una disciplina esquemática sin más pensamiento y objetivo  que  hacer la revolución orientado, estimulado,  por la lectura  de los clásicos: Max, Engels, Lenin, Trotski, Stalin, Mao;  y la inspiración guerrea y de combate  de Fidel, el Che, Ho Chi Minh y Vo Nguyên Giáp;  el tremendismo de los Tupamaros, el valor del héroe y mártir vietnamita Nguyen Van Troi, fusilado el 15 de octubre de 1964, el estoicismo del periodista, intelectual y comunista checo Julius Fucik, fusilado por la Gestapo alemana el  8 de septiembre de 1943. De cómo aquellos anhelos gloriosos fueron reducidos, truncados, por la contención de las fuerzas del  oscurantismo, la  maldad y la felonía, que se impusieron con su superioridad militar.  Detalla el ruido estruendoso de un pueblo sublevado. De una juventud rebelde sin más amor que el de su patria. Una epopeya  llena de belleza, frustrada por un genocidio pavoroso. Todo iba bien hasta aquel 28 de abril de 1965 cuando llegaron las huestes intervencionista, las botas del norte brutal, que impusieron mediante el fraude de la voluntad popular el protervo doctor de los 12 años de terror y muerte.

Sustancia su alegoría sobre ese Abril  ensangrentado con una introspección valerosa. "Debo confesar que recordar abril ha desencadenado una vuelta atrás de mí misma que ahora no logro refrenar. Es catártico. Todo viene en tropel y a veces temo que  me aplaste, incapaz de contener la regresión de la memoria y el descenso  al fondo de mi historia personal". "Era abril de 1965, la flor de lis de una generación de alquimistas de la patria futura, de un porvenir donde el metal corriente de la injusticia sería convertido en el oro de la equidad igualitaria por la piedra filosofal de nuestras ideas. Eso pensábamos. Después, cuando todo hubo concluido y la represión se cernió sobre sus presas, la flor de lis de esos sueños fue, como en el hombro de Milady de Winter,  la  marca infamante que permitió identificar nuestra historia y colgarnos, las manos atadas a la espalda, del pródigo árbol de la muerte..."
El texto  transcurre, se desarrolla, en la  interacción epistolar de Mujer uno, Mujer dos y Mujer  tres, génesis de donde proceden las ideas que van  conformando la integridad del texto, escalando el recuerdo histórico de la epopeya de una juventud apoteótica abanderada del honor  hasta el más alto suplicio.

Expone la rigidez que había  en una militancia cuasi religiosos, dogmática.  "Las veleidades ideológicas serán  siempre sexuales, indiscriminados apareamientos endogámicos que nos condenan a ser una izquierda políticamente tarada  y genéticamente  exhausta. Tamaño inventario  de cópulas, salpicado con frasecitas de manual y nombres teutónicos o esteparios o antillanos o patagónicos"... "No hay vuelta floja. Somos una nueva religión secular y según sus dogmas el placer es un ataque directo del imperialismo contra la inexpugnable fortaleza de la clase obrera que hay que repeler a golpe de epítetos obsesivos, maniacos. Lo dice el Manual  Soviético de Filosofía, teta nutricia de la que  mamamos  ávidos; el marxismo condena toda posición extrema, y pone  en la lista la intemperancia en la satisfacción de las necesidades, el lujo superfluo, el reducir la vida a la consecución  hedonista del placer. Leer entre líneas; prohibido gozar, que el placer crea malos hábitos y distrae la atención del gran proyecto histórico. Prohibido también el onanismo porque deja ciego y la revolución necesita los ojos vigilantes de todos sus hijos y sus hijas para poder cumplir su salvador cometido".

Margarita refresca  el precario silencio de una siesta inquieta, la textura gomosa que embarró tu ciudad, de tu desnudez física para pensar mejor,  de  los colores de las casas,  del hombre que se ama en la adolescencia del primer beso en la boca que desencadenó "la  furias del deseo que te hicieron temblar de pies a cabeza y anhelas el derretimiento de tu cuerpo y el de tu amante, ansiar con una fuerza animal que todo concluyera--oh paradoja--en ese interminable vértigo que amenazaba con devastarte,...".



Nosotras, las de entonces,  es un reconocimiento a la mujer que estuvo presente en esas jornadas emancipadoras de  Liberación Nacional.  A las que cayeron en medio de la faena como Yolanda Guzmán, a las que sobrevivieron y continuaron inmersa en esa titánica tarea  de la militancia y las batallas públicas, controlando los sobresaltos de lo imprevisto, leales y fieles a su cometido, subsistiendo en la clandestinidad, encarceladas, perseguidas, dando la cara por los maridos presos y perseguidos, visitando  los presos políticos, generando  proclamas desafiantes, promoviendo la transformación social y abogando por un sistema político de respeto a la condición humana.  Constituye un monumento a la abnegación de esas valerosas heroínas de la democracia y la libertad.  Mujeres valerosas como Hilda Gautreau, Emma Tavárez Justo, Piky Lora, Aniana Vargas, Gladys Gutiérrez,  Carmen Mazara, Elsa Peña Nadal, Venecia Juan, Edith Altagracia Ferreira, Fiume Bienvenida Gómez Sánchez, Milagros Concepción, Elvira Grecia Johnson Ortiz, Gisela Antonia Mercedes, Ana Joaquina Viñel Taveras (La China). Honor permanente a sus nombres, y  también una  admonición contra  la degeneración de aquellas y aquellos orondo en su decadencia moral  convertidos hoy en delfines de la opulencia resultante de su oportunismo profesional y el  cohecho y la delincuencia derivada de su  ejercicio del  Poder Político. ¡Farsantes inescrupulosos!  ¡Camaleones que supieron disimular  sus reales ambiciones perversas! 

  Este libro se asemeja a Un Hombre,  de Oriana Fallaci,  que describe los  sinsabores de  la tortura y la barbarie de regímenes totalitarios, contrasta con la actitud firme e indoblegable de una mujer de temple ejemplar que corrió todos los riesgos para solidarizarse con la causa del hombre que amaba:  Alekos Panagoulis. "La estremecedora historia de amor y muerte entre la periodista y un Ulises apátrida, incrédulo a los dioses".  Y que llevó a la  prestigiosa periodista italiana a sentenciar  para sí "un hombre debe ser valiente para conquistarme".  En el mismo la controversial comunicadora europea expone con dureza y rabia "la eterna leyenda del héroe que se bate solo, pateado, vilipendiado, incomprendido. La eterna historia del hombre que rechaza plegarse a las iglesias, a los temores, a las modas, a los esquemas ideológicos, a los principios absolutos vengan de donde vengan, se revistan del color que sea, del hombre que predica la libertad. La eterna tragedia del individuo que no se adapta, que no se resigna, que piensa por su cuenta, y que paga por ello con su vida". Y aquí coincide con Margarita Cordero quien mareada de tanta ideología pura hurga en los sentimientos del pasado, en los compromisos contraídos y abandonados, "cambiados como  veletas al conjuro del tiempo" o "engañados por las trivialidades  históricas", para aterrizar en un presente nauseabundo. En un estercolero de indecencia publicitada y exaltada por los nuevos burgueses del Estado. Ladrones de sacos y corbatas, amaestrados en el engaño  y viviendo  sobre su  petulancia repulsiva.

La gloriosa gesta de Abril tuvo un desenlace trágico y doloroso. Sollozos y lágrimas ocuparon el lugar de los fusiles. El espacio donde las muchachas leían  los versos y poemas del español  Miguel Hernández fue tomado violentamente por las botas interventoras. Sus pisadas torvas indicaban con claridad escalofriante quienes se habían impuesto: "García Godoy manda en el palacio, los yanquis en el país". 


jueves, 18 de julio de 2019

Ponen en circulación en SPM el libro José Hazim Azar en el corazón de todos, escrito por Enrique Cabrera Vásquez

Ponen en circulación en SPM el libro José Hazim Azar en el corazón de todos, escrito por Enrique Cabrera Vásquez

Al final hubo un brindis  de  refrescos y vino acompañado de una picadura de jamón y quesos cortesía de la alcaldía que dirige el arquitecto Ramón Tony- Echavarría.

Escrito por: Iván Santana y Manuel Antonio Ozoria

(Foto de portada, el autor del libro, periodista Enrique Cabrera Vásquez posa junto al senador Josecito Hazim Frappier, hijo del doctor José Hazim Azar).

SAN PEDRO DE MACORIS.- jueves.- 18.- julio.- 2019.- Con la presencia del senador José Hazim Frappier y sus hermanas Mayra y Randa, fue puesto en circulación, en la noche de este miércoles, el libro José Hazim Azar en el corazón de todos, de la autoría del periodista, ensayista, historiador y poeta Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).


El acto fue realizado en el ateneo de esta ciudad ubicado en la planta baja del edificio del Ayuntamiento.

El discurso de apertura fue pronunciado por el conocido poeta y editor Isael Perez quien elogió el valor literario e histórico de la obra.

Dijo que el libro será enviado a librería de España, Miami y Puerto Rico, donde su editora tiene  un acuerdo de publicaciones.

Anunció que como resultado de la ultima feria del libro celebrada en Madrid, él firmó de acuerdo para que las obras de los escritores dominicanos sean tambien difundidas en España.

El libro tiene 160 páginas y su costo es de 500 pesos el ejemplar.


El doctor Carlos Juan Musa, médico y familiar cercano al extindo Hazim Azar, leyó la semblanza del escritor Mellizo Cabrera Vásquez.

La presentación del ensayo biográfico estuvo a cargo del escritor Miguel Solano.

Solano citó un fragmento de la página 46 del libro. «El brillo estelar de la UCE retroalimenta el esplendor de las demás luces. La estimación, elogios y ponderación de la mayoría de las luminarias que hemos tenidos en los últimos 48 años parte de la existencia, significado histórico y legado de la Universidad Central del Este cuya gravitación social y material a partir de su fundación y creación el 15 de octubre de 1070 se ha extendido por las diferentes áreas en que ellos han incursionados».

En las fotos de arriba, de izquierda a derecha, el poeta y editor Isael Pérez, el doctor Carlos Juan Musa, y el escritor Miguel Solano, al momento de hacer uso de la palabra, en el acto.

De su parte el senador Hazim Frappier hablando en nombre de la familia agradeció el esfuerzo intelectual del autor y destacó algunas de las muchas cualidades que caracterizaron a su padre, José Hazim Azar, fundador de la Universidad Central del Este (UCE).

Dijo que se sentía altamente orgulloso al darle continuidad a la obra de su padre.

Mayra Hazim escribió un mensaje en su whatsapp que dice: «No tengo palabras para expresar mi sentimiento más profundo por la publicación del libro José Hazim Azar en el corazón de todos, cuantas anécdotas, cuantas vivencias desconocidas por mí, Mellizo, Isael, gracias del alma, esta noche queda grabada en mi memoria y mi corazón por siempre».

En la actividad se destacó la presencia de algunos escritores, poetas, empresarios, abogados, médicos, comerciantes y estudiantes de la UCE.

Algo que llamó la atención del acto fue la ausencia de reconocidas figuras de la politica local. El público presente estuvo integrado por personas distantes de esos asuntos.

El escritor de aforismo Federico Mejía Sarmientos actuó como maestro de ceremonia




Entre los presentes se encontraban los hermanos Josecito, Mayra y Randa Hazim Frappier, el médico doctor Carlos Juan Musa Hazim, el escritor Miguel Solano, el poeta y editor Isael Pérez, José’ Leonel Ramírez (Jochy) Gerente. Financiero UCE, el empresario Ing. Néstor Rodríguez, el periodista y abogado Alberto Cabrera Vásquez (Mellizo), Manuel Ureña, presidente de la Unión de Juntas de Vecinos , el Dr. Pedro Claxtón, el abogado Oscar Antonio Canto Toledano, la abogada Milody Rodríguez, la poeta Teresita Martínez, el poeta Juan Aquiles Galván, el poeta Ramón Perdomo,  la teatrera y actris Amanda Nolazco, el Dr.Gogdny Mills decano del grupo conocido como Los Amarillo de la UCE, el empresario, Lic.Pedro.Vazquez, propietario de Respuestos Vásquez, Barry Bigay, la abogada Hulda Zorrilla, el abogado Jose’ Ant. Ozoria, el abogado Ramón Carrasco, el periodista y empresario de comunicación Carlos Perez Guante, propietario de TV. Canal Extremo Channell, el escritor y poeta Lic.Rafael Anglada, Dalma Vittini, el periodista Augusto Álvarez, el empresario Tole Read, el comunicador Juan Francisco Rodríguez (Chiquito), el periodista Iván Santana, entre otros.

sábado, 13 de julio de 2019

El escritor Miguel Solano presentará el libro de Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo), José Hazim Azar en el corazón de todos.

El escritor Miguel Solano presentará el libro de Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo), José Hazim Azar en el corazón de todos.

En los últimos cuatro años Mellizo Cabrera Vásquez ha presentado y puesto en circulación los libros Pedro Mir y René del Risco en la literatura dominicana, El amor como locura apetecida, el ensayo biográfico Jarvis Levantado en la memoria y la narrativa Pempén, ingrato y traidor de marca mayor.

Escrito por: Dulce María Reyes

SAN PEDRO DE MACORIS.- sábado.- 13.- julio.- 2018.- El reconocido y premiado escritor dominicano Miguel Solano tendrá a su cargo la presentación del libro José Hazim Azar en el corazón de todos, de la autoría del periodista, ensayista y prosista Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo), que será puesto en circulación este miércoles 17 de julio, a las siete de la noche en el Ateneo de San Pedro de Macorís.

Solano es un autor ampliamente conocido. Es miembro del grupo Mester de Narradores de la Academia Dominicana de la Lengua que reúne a varios narradores y narradoras, dedicados a la producción y a la promoción de la literatura de la República Dominicana. Este colectivo de laureados intelectuales es coordinado por el destacado escritor Manuel Salvador Gautier. Está integrado además por Ángela Hernández, Rafael Peralta Romero, Emilia Pereyra, Ofelia Berrido y Miguel Solano.

La nueva creación literaria de Mellizo Cabrera Vásquez recoge la vida pública de don José Hazim Azar, fundador de la Universidad Central del Este y uno de los emprendedores de éxito que ha tenido la República Dominicana.

El ensayo biográfico se caracteriza por el uso de una prosa poética encomiable expresada en el siguiente pasaje literario.  «José Hazim Azar. Ahora desde su morada de cruces blanca se convierte en centinela y conductor, guiando con su legado la misión de orientar el presente y el futuro de las generaciones responsables de darle continuidad a su obra bienhechora, imprimiéndole sentido innovador a su herencia de conciencia tremolada. Lo percibimos desde su nueva morada sideral, escarchado sudor de su trino aliento, rodeado de galáctico espacio inaccesible, donde vuela su voz de dulce sueños y esperanza nueva, que resuena con plateado encanto oponiéndose al desaliento, avivando la antorcha del progreso tejido por sus manos excelsa; motivando la continuidad de su pensamiento bello. Eximio hombre de un solo tiempo. Los que valoramos la impronta de tu esfuerzo y sacrificio entregado y ofrecido como estandarte de tu noble generación centenaria, proclamamos ante el mundo de conciencia abierta, que tu nombre algodonado de donaire expreso se siente con henchida gratitud, en el corazón de todos.

«No todo está dicho. Hay cosas que escudriñas, indagar, investigar, hurgar. Nuevas verdades ocultas esperando ser desenterradas para erradicar dudas y malos entendidos, divagaciones producto del subjetivismo histórico y el simplismo de conjeturas acomodadas. Este libro convoca a ese trabajo necesario. Constituye un aporte valioso y una contribución para que la presente y futuras generaciones pueda disponer de mayor información descontaminadas de pasiones fundamentalistas, y se actualice con los acontecimientos de nuestra historia, y en particular, saber de la vida biográfica de uno de los más grandes emprendedores de éxito que ha tenido San Pedro de Macorís y la Republica Dominicana. Porque como dijera Joseph Conrad: «El autor sólo escribe la mitad del libro. De la otra mitad debe ocuparse el lector». En sus manos queda lo que falta. Disfruten, pues, la lectura de este ensayo biográfico ilustrado con algunos capítulos interesantes de nuestra historia nacional y provincial, que estimamos pertinente en la contundencia de la impronta de don José Hazim Azar».

Más adelante indica. «La historia de todos los pueblos del mundo tiene sus atractivo e interés y la de San Pedro de Macorís no puede escapar a esa apreciación histórica, sin embargo, hay particularidades contrastantes que diferencian cada historia: la idiosincrasia, cultura, temperamento, herencia antropológica, raíces sociales, migraciones y procedencia étnica, factores ambientales, condiciones climáticas, rivalidad racial, entre otras tantas singularidades, conjugan la vida y el desarrollo de los pueblos, y en consecuencia, cada historia expresa y representa de manera ilustrativa e interesante la razón de su existencia geográfica y social».

El libro dice que «Su acrisolado desvelo lo llevó a un acopio de emprendurismo electrizante, todo con el propósito encomiable de que su producto redundará en beneficio de su ciudad querida. Peleaba, luchaba, debatía, pujaba, no había tregua ni descanso en su titánica tarea para que los ojos y miradas de la clase gobernante, los dignatarios políticos, los poderes económicos, financieros, empresariales, sociales, culturales, vieran en su San Pedro de Macorís de todos, un espacio óptimo y favorable para su inversión y la expansión de sus negocios. Rivalizaba hasta consigo mismo para no traicionar jamás la confianza y credibilidad que los petromacorisano, sus amigos, familiares y la sociedad habían puesto en él como líder, visionario, estratega de su desarrollo y pilar de su crecimiento y futuro».

Manifiesta . «Su «necedad» era tolerada, aceptada. Vista como la misión consciente de un guía en cuyas manos estaba el destino de un pueblo. Por eso su actitud lo exaltaba con creces emocional en el sentimiento comunitario. Nunca antes en los anales de San Pedro de Macorís ciudadano alguno, dirigente comunitario, emprendedor, empresario, o hombre público, había concitado tanta atención, emoción y respeto cautivante. Nunca antes los hombres y mujeres de esta ciudad poseedora de una historia tan heterogénea, había tenido el privilegio de contar con un hombre de su estirpe, arrojo y disposición firme en sus propósitos y metas. Su atrevida personalidad recogía con vehemencia expuesta los anhelos históricos de un conglomerado humano víctima de exclusiones, injusticia y desconocimiento de su aporte al desarrollo nacional. Por eso y mucho más, su nombre crece y se multiplica en el camino incesante de nuestra historia provincial. En la referencia y comparaciones que necesariamente se suceden en el debate social y cultural. He aquí con frescor inagotable el peso de su personalidad. La pujanza de su carisma y lo abarcante de su figura.

Apunta . «Por más que la insidia espantosa del fundamentalismo arbitrario y mezquino pretenda restarles méritos, enlodar su historia o irrespetar su memoria, los hechos imborrables de sus aportes, de su brega tesonera, de las conquistas sociales, productivas, culturales, que hoy con orgullo muestra nuestra ciudad, se interpondrán como fuerza de acero y aluvión de reconocimiento póstumo de un pueblo que rechazará cualquier intento bárbaro de pisotear su memoria».

Curriculum  intelectual de Miguel Solano

(Fotos del escritor Miguel Solano).

La capacidad intelectual del presentador del libro de Mellizo Cabrera Vásquez, Miguel Solano, queda evidenciado en su curriculum productivo. Fue viceministro de Economía en el período 96-2000, es miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua Española, integrante del grupo Mester de Narradores de la Academia Dominicana de la Lengua, dirigente nacional del Ateneo Insular Internacional, signatario del Movimiento Interiorista y presidente de la Asociación Quisqueyana de Intelectuales.

Su novela “Las lágrimas de mi papá” fue declarada Santuario de San Miguel, siendo la primera obra en la historia de la humanidad que una comunidad la asume como su escudo, y cuatro de sus cuentos están incluidos entre los 100 mejores de la literatura universal. Solano fue aspirante presidencial del Partido de la Liberación Dominicana en el 2003. Tiene 21 libros publicados, cuatro de ellos en inglés y ha sido traducido al italiano, francés, alemán.

Además fue viceministro de Economía en el período 96-2000, es miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua Española, integrante del grupo Mester de Narradores de la Academia Dominicana de la Lengua, dirigente nacional del Ateneo Insular Internacional, signatario del Movimiento Interiorista y presidente de la Asociación Quisqueyana de Intelectuales.

El Ministerio de Educación de la República Dominicana tiene aprobado, como textos de lecturas complementarias, cinco de sus obras: “Las lágrimas de mi papá”, novela; “La sagrada familia”, novela; “Sinfonía del águila”, cuentos; “Yo soy la imagen”, poemario y “Explorando la imaginación infantil”, cuentos para niños inteligentes.

Solano presentó en Italia presentó tres de su obra poética y narrativa, la novelas La sagrada familia y Las lágrimas de mi papá, y el poemario Yo soy la imagen, todos traducidos al italiano por María Antonietta Ferro y publicados por la Editorial Giovane Holden de Viareggio.

Solano es también Coordinador Operativo de Publicaciones de la Academia Dominicana de la Lengua, Dirigente Nacional del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular Internacional, Miembro del grupo Mester, Narradores de la Academia Dominicana de la Lengua y fundador, líder y Presidente de la Asociación Quisqueyana de Intelectuales-AQI-. Está incluido en El Ideal Interior: Teoría Estética y Creación Literaria (2005), del Presidente de la Academia Dominicana de la Lengua, doctor Bruno Rosario Candelier; en el Diccionario de Autores Dominicanos (1492-2003), en el Diccionario Político Dominicano (1821-2000), de Cándido Gerón, en la Antología Escritores de la Provincia Hato Mayor y A la sombra del cañaveral, Antología de cuentistas del Este, de Isael Pérez. Obras: El detector de alcohol (1997); Desafío en la década del alma, (1999, poesía); Pedagogía del alma (2000, cuentos); El Castigo Final (2000, cuentos); La generación sin conflictos (2002, cuentos); Memorias del alma (2002, cuentos); El Culpable (2004, cuentos); Ópera del cernícalo (2004, cuentos), Las lágrimas de mi papá (2005, novela); ¡Explorando! La imaginación infantil (2006, cuentos infantiles); Sinfonía del águila (2006, Cuentos); La sagrada familia (2006, novela); PRISAJÚ: ¡El extraño caso del perro que quería ser Rey! (2007, novela en fábula).

miércoles, 26 de junio de 2019

Avelino Stanley rescató a Colón y a Guacanagaríx de su viaje al fin del mundo

Avelino Stanley  rescató a Colón y a Guacanagaríx de su viaje al fin del mundo

Escrito por: Enrique Cabera Vásquez (Mellizo)

SAN PEDRO DE MACORIS,.- miércoles.- 26.- junio.- 2019.- .- Tuvo que montarse en una de las tres calaveras que salieron del Puerto de Palos de la Frontera aquel recordado 3 de agosto de 1492,  comandada por el  persistente y osado Cristóbal Colón,  para encontrarse con él en medio  de agravios, infamia y desdén,  contemplarlo en actitud defensiva en  la conmiseración de la historia. Ya sobre la nave procedió a  tocarlo, abrazarlo, descifrar su enigma y sentimientos maltratados y  escudriñar su interioridad quebrantada, contrariada, por aquel indígena amoroso y entregado a él con una docilidad tierna y  un cariño sospechoso. Llegó hasta  el descubridor del Nuevo Mundo con una postura comprensiva. Sin ambages se unió a  su travesía de mar para atestiguar las vicisitudes enfrentadas durante  el largo recorrido de su empresa resonada.  Lo vio en su fornicación gozosa envuelto en un solo cuerpo con Aimaicua la mujer  de su amigo  jefe taino que se la entregó en un gesto desmesurado y prueba del intenso amor que le profesaba.  Desde la cima desafiante de la nao del almirante sintió al igual que los marineros que les acompañaban el ímpetu embravecido de aquellas aguas oceánicas con su bruma y borrasca  y convertidas en observatorio de la sangre generada por la hueste que luego volvieron a recoger los frutos de su viaje heroico. El comportamiento a posteriori de esos hombres malvados, ladrones y criminales, que desde  la cultura de su codicia y ambición material violaron y diezmaron  las tierras de  Ayitíy ( Haití) y que luego  de manera antojadiza, burlona  y cruel,  denominaron Hispaniola,  y más tarde,  Santo Domingo; y convirtieron su  virgen hermosura en un extenso cementerio de aborígenes sucumbidos por el miedo, el terror,  el trabajo forzado, la esclavitud, las violaciones sexuales, el escarnio, la felonía, y  la muerte tenebrosa,  con cuyo accionar pisotearon la naturaleza original de su esfuerzo, intención y propósito,  que no fue otro que de llegar y dar a conocer el reino del Cipango.  

Es la lectura épica de la novela "Al fin del mundo me iré, del escritor, cuentista, ensayista,  y economista, Avelino Stanley,  nacido en la ciudad de La Romana,  pero criado en el Ingenio Consuelo de San Pedro de Macorís hasta la edad de 15 años, razón por lo que proclama con emoción y  aire ufano  que se siente petromacorisano de sentimiento y compromiso cultural. Este libro  tiene 239 páginas distribuido en 51 capitulo, con auto diálogos, narraciones,  monólogos,  meditaciones, reflexiones y ponderaciones cualitativas de los personajes que se mueven en una vivencia de suspensos e interrogantes eclosionado  en los sentimientos  que motivaron  y justificaron su acercamiento, intimidad, amistad, movilidad, sociedad, y comunicación transmitido  en  el  encuentro de dos civilizaciones  diametralmente diferentes.  El  contraste y contrapuntos de dos razas en actitudes y cultura de entendimientos y socialización de intereses distantes.

(Foto del escritor y novelista  Avelino Stanley).

Avelino Stanley autor además de: Tiempo muerto, 1998, La máscara del tiempo, 1996, Equis, 1986, Catedral de la libido, 2000, Por qué no he de llorar: novela, 2003, La piel acosada: cuentos, 2007, El clamor de la chimenea: diez cuentos fundamentales de autores romanenses, 2005, La novela dominicana, 1980-2009: perfil de su desarrollo, 2009, La novela dominicana contemporánea, 2013, Los disparos: (cuentos), 1998, Valores en Juan Pablo Duarte,  2013, Antología personal, 1998, y Al fin del mundo me iré, 2006, que es el objeto de nuestros comentarios y opiniones, nos conduce por flamantes escenarios narrándonos y   transmitiéndonos con una química de nobleza equitativa todo lo acontecido durante aquellas largas jornadas que sacudió  el corazón de la isla La Española  y la Placa del Caribe y sus  2,754 millones km² , cuyas tierras y mares fueron vapuleados y sometidos  por los foráneos que desembarcaron hace más de 500 años, en perjuicio de sus propietarios naturales que vivían, se desenvolvían,  interactuaban y compartían  hombres y mujeres de bien en un entorno de paz paradisíaca.   

Al tener este libro en nuestras manos instintivamente nuestra memoria retrocede para contemplar en retrospectiva aquellas huellas perdidas en la espesura de una historia contada a acomodo y contemplación mezquina por aquellos que no repararon en el dolor humano y la tragedia sufrida  por una raza ingenua, cándida, sincera e inofensiva, sometida a suplicios horribles, abusada y  esclavizada en nombre de una fe y una religión que lo llevó al extermino sin miramiento ni compasión. 

Esta creación literaria pone de manifiesto la capacidad prosista del autor quien con habilidad construye un mundo fabuloso  donde los personajes se sumergen en un dialogo de mea culpa estrafalario. Contiene  simbólicamente un reproche a la deslealtad y al engaño. Expresa el dominio de los sentimientos por encima  de la autoridad legítima. La vacilación de un líder indígena frente a la llegada de unos extraños  salido de un monstruo flotantante sobre el Mar Caribe, desaliñados, hambrientos, agotados, y con la avaricia reflejada en sus miradas.  Nos habla de la gloria y la riqueza. De la fuerza del amor doblegando  la voluntad de un hombre; del sufrimiento  de todos los habitantes del cacicazgo  de Marien;  de la ternura desdeñada. De lo irracional de los sentimientos; de la riqueza en vida y de la gloria después de la muerte;  de la pasión versus la razón. De la llegada a un paraíso  de vida silvestre.  De la calidad que debe poseer un verdadero héroe; del concepto de la amistad. La tortura de los sentimientos. Nos habla de la paz y el amor. Contiene escenas eróticas. Es una historia novelada de la llegada de los españoles a la isla de Haití (La Española) en 1492 comandado por el almirante Cristóbal Colon.

(Imágen de Cristóbal Colón)

Esta novela se sustenta en los diálogos entre el cacique solicito y el  almirante ladino. Todo se desenvuelve entre la narrativa del autor y las narrativas de estos dos hombres distantes en su procedencia histórica y en sus ambiciones personales. No es una novela más hecha para condenar la barbarie cometida hace más de 500 años por aquellos españoles, es una obra destinada  a conocer el corazón y los sentimientos contrastante entre dos raza desarrollada en condiciones culturales diferentes.

(Imágen del cacique  Guacanagarix ).

La estructura de los diálogos muestra con nitidez a Avelino Stanley como un escritor de alto vuelo. Con pleno conocimiento de la materia y cuya cultura  le permite ahondar  con seguridad literaria en el ámbito novelístico. Esta  obra literaria se suma a las producciones de corte  indigenista y que tuvo en Angulo Guridi su principal iniciador con la publicación de su novela "Los amores de los indios", en 1843, y que posteriormente continuo con Enriquillo, de Manuel de Jesús Galván, en 1879. Este tipo de novela surgió  en el siglo XIX,  en ellas  los autores denuncian las condiciones ominosa y de injusticia de la población indígena o india  en Hispanoamérica. Los  principales exponentes  de este género han sido el peruano Ciro Alegría, con "El Mundo es ancho y ajeno",  los mexicanos Ermilio Abreu Gómez, con "Canek", y Rosario Castellanos, con "Balun Canan"; el boliviano Alcides Arguedas, con "Raza de Bronce",  y el ecuatoriano Jorge Icaza, con "Huasipungo". Pero además, su esquema constructivo la sitúa en el espacio de las novelas históricas al reinscribir la historia de Cristóbal Colon y el cacique Guacanagaríx con ingredientes culturales novedosos y con un discurso tropológico y alegórico que desdice afirmaciones unívoca de arraigos tradicionales, oficial, en torno a estos dos personajes, presentando lo acontecido desde su propia valoración ética. Su trabajo se asemeja en ese sentido a las novelas  El arpa y la sombra (1978), de Alejo Carpentier, Los perros del paraíso (1987), de Abel Posse, y La vigilia del almirante (1992), de Augusto Roa Bastos. He aquí la trascendencia literaria y cultural de esta formidable novela "Al fin del mundo me iré".
 
Esta historia. Esta fabulación honrosa.  Consagra sin doblaje  ni adorno el  hondo afecto y atracción sentimental  de Guacanagaríx, el manso Cacique  de Marién (zona norte del actual Haití­ y República Dominicana), por un hombre, un extraño, y un "monstruo" sobre las aguas,  traído por unos vientos violentos, furiosos, y que desde que  sus ojos lo vieron lo hipnotizo magnéticamente. Enloqueció con su hermosura, con su rubia cabellera, sus ojos azules, nariz aguileña y prominente,  y porte marcial.  Sintió por éste una atracción enfermiza, subyugante y atormentada. Nunca antes los indígenas o aborígenes habían visto a otro ser humano con matices  diferente a ellos  en contextura y fisionomía antropológica.  La presencia de esos españoles lo deslumbró.        

Al  tomar la decisión de subirse  en la  nao Santa María que comandaba el  navegante genovés Cristoforo Colombo, casado con Felipa Moniz de Perestrello, hijo del cardador de lana Doménico Colombo y de Susana Fontanarossa, y quien después  de dos rechazos de su proyecto, logró  en abril de 1492  de los Reyes Católicos, Isabel l I de Castilla y  Fernando de Aragón, el memorable  pacto o acuerdo conocido como las Capitulaciones de Santa Fe, que le otorgó autorización y poder para emprender  su hazaña portentosa; Avelino Stanley se dedica desde una narrativa e imaginación fecunda a  la afanosa tarea de compilar, reseñar, y describir  los tormentos, sinsabores, peligros, temores, y andanza de este intrépido hombre de mar que con tres embarcaciones cargadas de hombres barbudos y fieros emprendieron esa odisea  temeraria que hoy se conoce como la  Conquista de América.

Y el intruso. Los intrusos, llegaron y dispusieron a su conveniencias de cuantas cosas quisieron bajo la mirada confundida de  aquellos habitantes asombrados, perplejos, sobrecogidos en el misterio de sus revelaciones; neutralizado en sus intenciones defensivas, porque  la presencia de esta gente con sus cuerpos cubiertos y protegidos de vestimentas de telas  chocaba con  sus figuras desnudas, descalzas y expuestas a la inclemencia de la naturaleza. Eran gente que llevaba la bondad en sus labios. Esta realidad  lo impactó;  lo paralizó. Y entonces se convirtieron en obedientes de sus decires con humildad resignada. 

La obra  presenta a dos figuras de la historia de aquellos hechos cuya mentalidad y cultura lo puso en evidencia. Uno desde una defensiva reverente y  sumisa acompañada de una cordialidad entusiasta,  el otro, desde una presencia dominante, imponente,  y un liderazgo indiscutible. Está concebida  con una prosa brillante donde se desarrollan sucesos de carácter histórico. Con ribetes pedagógicos  presenta  los acontecimientos de manera novelada pero desde una óptica que contradice clichés y adulteraciones historiográficas establecidas de manera arbitraria. Desdicen repeticiones y manipulaciones utilizada para confundir adrede o por desconocimiento real  de los hechos. Es una novela para el debate.   

"Ese, nuestro mar Caribe, a veces trae desde el infinito tempestades impetuosas que arrasan con todo. Fue  desde  la inmensidad de ese mar de donde aparecieron ellos, traídos por los vientos de un huracán. Y con su llegada tejieron miles de historia que llenaron de confusión la mente de los tainos. Ahora a quinientos años después, los dioses han decidido decir lo que sucedió. Lo dirán a través de mí, Guacanagaríx, cacique del territorio de Marien, en la isla de Haití, al momento de su llegada. Aunque ellos  nunca me dijeron cacique, me decían rey. Fui escogido por los dioses  porque sobre mis actitudes  se han tejido las más disimiles versiones. Y pocos saben  que ante la injuria, la mejor respuesta es el silencio, hasta que el razonamiento se encarga de llevar la verdad a su morada definitiva." Así se expresa desde algún recóndito lugar del tiempo incontado Guacanagaríx.  

La candidez de aquella raza martirizada conmovió la conciencia del jefe conquistador. Decidió confesarse ante la historia. Revelar toda la verdad oculta. Desnudar su  interioridad protegida por la historia. Lo hizo desde la posteridad glorificada y las infinitas galaxias que hoy cubren su memoria. He aquí sus palabras perdida en el tiempo: “Ya no es mi voz de almirante la que habla, sino mis culpas. No importa que hayan pasado quinientos años de muerto; todavía mi alma anda vagando por los tugurios de la Tierra y ni siquiera a mis restos los dejan en paz. La notoriedad que alcance, enaltecida con ahínco por los que  me han  defendido, ha estado en una pugna eterna con aquellos que siempre han sido implacables conmigo, resaltando solo los errores que cometí. Unos y otros han convertido la historia de mi vida en un océano cuyas aguas, formadas por glorias y derrotas, van y vienen en una especie de danza en la que  tanto me dan grandeza como me la quitan". "Ya no es mi voz de almirante la que habla, sino mis culpas. No importa que hayan pasado quinientos años de  muerto; todavía mi alma anda vagando por los tugurios de la Tierra y ni siquiera a mis restos dejan en paz."

Y continúa. "Ahora yo, Cristóbal Colon, almirante de mares adversos, después de sobrevivir a tantas veces a la muerte inminente, alabado y vilipendiado a causa de las mismas actitudes, juro que daré la versión definitiva de los hechos, pues de lo contrario arderé para siempre en la eterna llamaradas del infierno"...

Al dar a conocer esta confesión de mea culpa salida del corazón acongojado del  quien fuera elevado a  virrey y gobernador general de las Indias Occidentales como premio y recompensa por su proeza, nuestro Avelino Stanley  nos va abriendo la interioridad  postrera de un hombre que se siente en deuda histórica con un pueblo y un cacique amigo víctimas de su presencia avasalladora, quien  en el pináculo de su gloria exaltada, y semblanza de su lejanía cósmica, le venían de manera imprudente inmensos recuerdos. Desataba su infidencia sin importar las consecuencias interpretativas. Veía con claridad reclamada la silueta  del patriarca que confió en él de manera ciega y al que no ha podido encontrar ahora que habita en la  profunda obscuridad indescifrable del reino de Cacibayagua y Amayauba. Memorizaba adolorido aquellos acontecimientos que le dieron vigencia trascendente a su existencia. Volvió sobre sus rastros para ver en fugaz repaso el súbito sonrojo provocado al ver a aquellos hombres y mujeres exhibiendo sus genitales sin pudor alguno, desnudos tal y como vinieron al mundo, en especial las mujeres lo que originó una morbosidad y apetito de carne entre la tripulación; de la caona (oro) entregado y obsequiado por lote con una espontánea facilidad por los nativos; del fragante humo de sustancia extrañas compartido de manera ceremonial; de su  intensa relaciones sexuales con Ainaicua, hermosa y de cabellos largo, y esposa de su cacique amigo, cedida por éste como prueba de su amistad incondicional; la inhalación  de polvo de caoba para elevarse al sitial del cemi procurando su consulta del futuro; de la reina Anacaona cuyo atractivo físico llamaba poderosamente la atención, mujer del cacique Caonabo, el bravo e intrépido jefe guerrero que  le hizo la guerra y enfrentó a los intrusos europeos; del dejo de tristeza y pena que embargó a Guacanagaríx al momento de la despedida; de su conciencia atribulada  por su interés desenfrenado por lucrarse de la amabilidad, hospitalidad e ingenuidad de aquella gente de  buen corazón; de los banquetes disfrutado y el baile de areito en un compartir  que desconocía sus ocultas intenciones de posesión  de aquellas tierras y sus riquezas; de la aparición repetida del número 13 indicando malos augurios y un destino incierto evidenciado por aquel naufrago del 13 de agosto de 1476, de las mujeres que preñaron y los hijos que dejaron aquellos marineros enloquecidos en su lujuria libidinosa; de la Ciguapa cuya  presunta presencia asustaba a los nativos, de cómo esas gentes quedó maravillada al ver  por primera vez su rostro  reflejado en un espejo;  de la colectiva violación sexual a la nativa Guaguao dentro del barco durante el viaje de regreso  y que solo atinaba a expresar  con voz estridente, Turei, Turei, sobrecogida de dolor al ser penetrada insistentemente por un grupo de hombres insaciables y cuyos pene sobrepasaba el tamaño normal en su coito habitual con los tainos;  de cómo falleció su esposa Felipa Moñiz a la que amaba hasta la muerte;  de su leal gratitud hacia Martino Tortoni quien se convirtió en su segundo al mando y tuvo el privilegio de escuchar sus ideas de navegación conquistadora y que de inmediato lo apoyó y tuvo el encargo de reunirle los 24 hombre que se sumaron a su expedición tan lleno de peligro y sinsabores;  de los temores que embargó a todos cuando las nieblas cubrieron la embarcación y se desplomó una de sus velas y puso la nao al garete y el horizonte quedó sin visibilidad;  de los tumbes y giros que dieron en medio del mar que lo castigaba implacable y amenazaba con tragárselo con sus garras tenebrosas como castigo por su desafío de surcar sobre su extensivo y vasto cuerpo líquido; de la aparición de  algas cuya presencia lo alentó y lo  hizo asumir una nueva actitud de esperanza en medio del vendaval que lo azotaba;  de cuando residía en Porto Santo y planeaba su viaje sobre el mar sin sopesar en peligro y riesgo alguno; de cómo fueron muriendo uno a uno los miembros de la tripulación víctima de chancro, gonorrea y otras dolencias contundentes como resultado de su promiscuidad  y desenfreno sexual; del grito estremecedor y de júbilo  emitido por el timonel  Giovanni di Pietro cuando lleno de alegría diviso tierra;  las llamaradas de las fogatas encendidas por los tainos en demostración de amistad en un compartir de alimentos y bebidas sabrosas que los sumía en una mágica duermevela; de  aquella algarabía cuando Giovanni di Pietro imitando a los nativos en su forma original se quedó completamente desnudo mientras danzaba y daba saltos cómicos;  de aquel recipiente que usaban los tainos para orinar y que tenía el nombre de higuera; de sus dúhos donde se sentaban a descansar, el correr de los gozques mudo (perros) siempre oliendo  con sus  hocicos alargados;  de la Ceiba, ese árbol tropical  de altura de  20 m; tronco cónico y robusto, con abundantes espinas cónicas y duras  y tenido como algo sagrado, del  Cajuil con su fruto exquisito lleno de  vitaminas B1, B2, B3, B6 y C;  de los banquetes  de ganzos, patos e iguana  asados y bien dorados por la bija untada; de su descanso placentero sobre la hamaca; de la comedera de guayaba, jagua, y mamey, entre otras delicias frutales, colocado  como sobremesa luego de los manjares dispuesto por aquel pueblo sincero y hospitalario. Todo lo recordaba en su más mínimo detalle y circunstancias. Lo revivía en su conciencia. Y desde el sitial desconocido donde ahora se encuentra venera con pena a esos indios tainos que fueron sus amigos y servidores solidarios, lo visualiza con su baja  estatura, sus cuerpos bien formados, lampiños,  piel color cobriza, cara ancha, pómulos  pronunciados, labios gruesos, buena dentadura y un corazón  generoso.

Insistía en pensar en ella, en Ainaicua, no podía sacársela de su mente. "El olor de su cuerpo se mezcló con el recuerdo de sus miradas. Sus bondades de pequeños dios me desbordaron el pensamiento y se dispersaron por todo mi  interior. De inmediato comenzaron  a revolotear en torno a mí. Era algo que se volvía más reiterativo a cada instante. Cuando vine a ver,  una de mis manos  jugueteaba sin poder detenerse con aquel tabaco que tenía encendido entre las piernas. La conjugación del deseo y la ilusión  no cesaban de agitarme la mano. Una desesperación se agigantaba dentro de mí  aumentándome el calor y haciéndome sudar. El fuego, el olor y el cuerpo revolcándose juntos en la hamaca la hacían mecerse con un ritmo alocado. Aquel dormitorio de repente ya no estaba en el caney, sino que me tenía allá arriba, entre las nubes escalofriantes de la ilusión". 

Eran gente de bien, hospitalaria, sencilla, humilde y apacible. Y de manera cruel  fueron masacrados por sus paisanos y vecinos europeos que cegado por su ambición de riqueza y mucho más riqueza y la desenfrenada competencia de acumulación de oro no repararon en los daños humanos; la destrucción de familias y los masivos asesinatos cometidos. ¡Qué afrenta y que deshonor¡ ¡Que grande pecado contra la humanidad¡ ¡Que traición a su nombre! ¡Qué injusticia histórica! ¡Qué horror!  Y lo peor, que él,  Cristóbal Colon carga ante la historia con toda esa culpa. 

Al igual que el  glorificado Navegante el cacique Guacanagaríx desde su morada ignota también se golpeaba el pecho  en señal de arrepentimiento por su debilidad, vacilación y claudicación. Avelino Stanley lo consagra en sus páginas vivenciales. Le da sentido de interpretación y justicia y en consecuencia le da un trato equilibrado. Atribuye su conducta a su vocación pacífica y preocupación por la suerte de su pueblo. Era un hombre de paz y honor. Un líder mesurado y responsable. Vio en aquellos forasteros  la respuesta de su invocación a los dioses. Más que temor sintió curiosidad. Quedó anonadado, estupefacto, ante su presencia apabullante. Confundido, vencido, con la palidez del muerto sobre su envejecido y ajado rostro, comenzó diciéndose a sí mismo y para esclarecer la historia que se cuenta de él. "Me acusan de traidor, de servil, de entreguista y de haber actuado en contra de mi raza. Dicen que debí enfrentar a los barbados por intrusos, como lo hicieron  los otros caciques. Sin embargo, todo se debió a la forma en que ese hombre, al llegar, penetró hasta lo más profundo en mi ser". Recordó que el principio de todo tuvo lugar  cuando el brujo consejero  recibió el mensaje  de los dioses  a través  del cemí, ese día su cuerpo lleno de escalofrió, pues, se iba a cumplir el designio del dios Yiocavugama, se lo había también participado a los  caciques amigos Cacivaquel y Gamanacoal. "Estos antes de morir, les  dieron la información a sus herederos: El huracán traerá a un monstruo". La verdad de todo es que "cada quien tiene su más allá".  Así estaba asentado. La abundancia de oro que brotaba de la tierra y  que resplandecía en competencia con el sol y la luna y que le abrió un apetito posesivo a esos seres venidos de lejanos litorales lo transformó en toda su entereza humana.

La comunidad taína estaba organizada en cinco cacicazgos con sus caciques. Ellos eran: 1.- Marién gobernado por Guacanagaríx, dividido en 14 nitaínos. 2.- Maguá gobernado por Guarionex, dividido en 21 nitaínos. 3.- Maguana, gobernado por Caonabo, dividido por 21 nitaínos, 4.- Higüey gobernado por Cayacoa, dividido en 21 nitaínos. 5.- Jaragua gobernado por  Bohechío, dividido  en 26 nitaínos. Fue el cacicazgo de Marién del cacique Guacanagaríx, ubicado al noroeste de la isla, ubicado en El Guarico, cerca de  lo que hoy se llama Cabo Haitiano, en Haití, por donde llegó Cristóbal Colón y sus acompañantes. Fue el primer grupo organizado en convertirse al cristianismo.

Guacanagaríx nunca abandonó su estado de perplejidad. Como explicarse que de ese mar gigantesco y bravo creado con el agua de una calabaza que se cayó al suelo y se rompió y que era propiedad del indio Yaya, y quien la había asegurado porque dentro tenía  los huesos de su hijo Yayael, calabaza que como padre devoto a la memoria de su vástago guardaba con celo y que un día le entró un deseo apremiante de volver a ver a su hijo y en un descuido imperdonable  al bajar la cabeza para ver al muchacho volcó accidentalmente el recipiente al suelo,  y entonces notó que los huesos  de su hijo se habían transformado en peces, pero en realidad fue que  el envase fue tomado por cuatro  hermanos gemelos  que al sentir sus pasos lo abandonaron y colocaron en tal mala condición que cuando él lo tocó se vino abajo, y el impacto  la agrietó y comenzó a manar agua y más agua hasta llenar y rebosar la parte baja de la tierra y fue con toda esa aguas que se formó el mar de los tainos.  Y entonces se preguntaba como de esas aguas pudo luego provenir esa nave tan grande, ese monstruo que caminaba sobre el mar y de donde se apearon aquellos seres extraños dirigido por aquel hombre tan sin igual.

Poseído de una honda nostalgia solo atinaba a hablar consigo mismo en voz alta. A desahogarse. Recordó que fue escogido líder de su gente por los dioses. Entonces no había razones para dudar de él. Para tejer las más disimiles versiones sobre su conducta.  "Y pocos saben que ante la injusticia, a la mejor respuesta es el silencio, hasta que el razonamiento se encarga de llevar la verdad a su morada definitiva". "Hace tiempo que mi cuerpo se volvió tierra. Desde entonces mi vida interior reposa allá en Canta,  las inmensas alturas de las montañas haitianas donde  también habita el dios Yiocavugama, el que ahora  pone palabras en mi boca".
"Hasta ahora ningún estudioso ha dado con la razón que me movió a actuar. Me acusan de traidor, de servil, de entreguista y de haber actuado contra mi raza. Dicen que debí enfrentar a los barbados por intrusos, como lo hicieron los otros caciques. Sin embargo, todo se debió a la forma en que ese hombre, al llegar, penetró hasta lo más profundo de mi ser".  

Todavía desde ultra tumba donde no tenía descanso sino el tormento de su fe hacia aquel hombre que lo embotó, que lo paralizó y se aprovechó de él,  no cesaba de meditar, pensar y recordar su comportamiento estúpido frente a la  sagacidad ladina de ese  a quien consideró su amigo. Había sido traicionado por un mojigato cubierto de elegancia y eso le dolía con fuerza ascendente. Por más que lo explicara, que lo razonara, nadie lo entendería sería siempre visto y recordado como un ser débil, flojo  y carente de personalidad propia.  Por eso murió de tristeza y pena. "Se fue a las alturas como los dioses. Se internó en las montañas de su cacicazgo en Marien, igual que en toda La Hispaniola, eran muchas. Y allá, lejos de nuestras huestes, en la pureza del aire de toda esa tierra, muy apenado, murió de desengaño". Murió desolado, castigado por la mentira de su amigo ingrato y traidor. Dejó su mundo lleno de bondad y  dioses naturales para habitar  otra dimensión cósmica de competencia por  privilegios de glorias y  lauros resaltados.

No cesaba de pensar en la procedencia de esos visitantes inesperado. Recordó que le oyó decir a alguno de sus antepasados que muy lejos de ellos, en otras tierras y mares, existía  un mundo de gente extraña. De colores oscuros, a los que les decían "pueblos de cabezas negras", pero estos no se asemejaban a ellos pues tenían la cabeza blanca, los cabellos rubios. Y estos trajeron unos animales fuertes de cuatro patas que le decían caballos. Y le llamaban patesis al hombre que hablaba con los dioses. Y le trajeron  un obsequio en el que se miraban sus rostros y que ellos llamaban espejo. No, eso no podía venir de allí, tampoco salieron realmente del mar.  Vinieron del fondo de la tierra, del fuego de las entrañas del suelo, por eso eran así de indolente, insensible. Solo pensaban en ellos. No le agradecieron su gesto de amabilidad y desprendimiento personal, la cantidad de oro que les regalaron, sus atenciones puntuales, su solidaridad. Su respuesta fue la crueldad..."Con razón los dioses anunciaron la desaparición. Todo lo visto todo lo sufrido, todas esas maldades nos convencieron de que no eran dioses. No podían serlo porque sus actitudes fueron muy descarnadas.  ¡Oh que dolor tan grande, cómo  me dejé arrastrar por su apariencia colorida y no le mire su adentro!

 (Foto del escritor y novelista  Avelino Stanley).

La verdad histórica es  que el pueblo taino tuvo sus orígenes en los Arahuacos,  guanahatabeyes y ciguayos de América del Sur.  
 
Siguió en su cavilación, lo hacía con lágrimas de impotencia y de rabia. Le venía a la memoria los comentarios guardado en la historia de sus antepasados que siempre  se lamentaban que ellos, los tainos, "no tuvieron su  edad de cobre, estaño, hierro, bronce; que fundían en el fuego esos metales y hacían armas y armaduras para  tener mayor capacidad de defensa frente a cualquier enemigo poderoso, como esos españoles, cuya fuerza militar lo superaba de manera aplastante. El comprendió eso al instante y por eso no ofreció resistencia y prefirió negociar, buscarle la vuelta a esos seres extraños para evitar una confrontación suicida. "Algunos  tainos intentaron enfrentarlos, pero yo ni siquiera me molesté en hacerlo; comoquiera era imposible. No se trató de una sublevación, lo mío fue una forma de alejarme del dolor. De la destrucción. Una manera de protegerme para destruirme."

Proseguía. "Por eso me entregue a la muerte. Entre las mismas montañas que nos dieron  la vida, entre  su paz. Ya él no me hacía nada de caso; sólo atendía a su fin y no iba a quedarme para morir a manos de ellos, pues vinieron a cumplir la profecía de Yiocayugama."

Agregaba. "Ya pueden ver lo que sucedió, olvidarlo fue imposible. Y de entre esas montañas vine a dar este testimonio adherido a su vida; a mostrar ese triunfo suyo que se labró sobre la derrota mía sin usar contra í una sola espada. Yo sólo soy el infierno de su gloria, algo que hice por amor, no por la fuerza."

Continuaba. "Cumplida mi misión, no debe quedar ningún rencor del pasado, porque entonces el futuro no avanza. El pasado sólo sirve para conocerlo, para no repetir los mismos errores; el presente tiene que ser construido a diario y su meta debe ser un futuro sin rencores." 

Y continuaba. "Ahora vuelvo a la montaña, las moradas celestiales de nuestra alma, donde vivimos sin rencor y sin culpa, donde estamos todos los tainos. Allá está nuestra forma de paz. Allá siempre estaré por los siglos de los siglos, hasta que llegue el fin del mundo."

En "Al fin del mundo me iré", viajamos en la historia. Nos encontramos con el choque histórico de dos culturas. De dos pueblos movidos por  fines contradictorios. Conocemos de los sentimientos de dos hombres con designios frontales. Descubrimos lo descocido  y no contado y que cambió la geografía  humana en esta parte del mundo.  De miradas que se buscan con ansiedad temblorosa  desde la profunda oscuridad donde se encuentran para desagraviarse bajo mágica sonrisa; juntarse en su misma historia  y perderse  entre las retamas misteriosas de los dioses. Porque  por encima de todas las millares de páginas escritas y  centenares  de documentales  en torno a  la historia de la  Conquista de América, no todo fue sangre y muerte.

Qué tiempos aquellos  de aves emplumadas y flores marcando los caminos absorbiendo los sudores del destino para que la pena  no aflija  la  continuidad de la belleza  de la vida. ¡Glorifiquemos ese encanto! Dejemos aquellos sucesos en el embrollo de la historia y el escozor de arrepentimientos; que víctimas y victimarios continúen deambulando en su vuelo de justicia bajo el  trópico de sol, luna y estrellas;  alumbrando pesares y nostalgias, y puedan encontrarse sobre nubes de amores reverberando sus rostros en los espejos del oro saqueados.
  

 

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