Ni capitalismo ni socialismo: valoremos la tercera vía que le valió el Nobel a Elinor Ostrom
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Ni capitalismo ni socialismo: valoremos la tercera vía que le valió el Nobel a Elinor Ostrom
Publicado por David Avendaño
Videoconferencia con Elinor Ostrom, premio Nobel de Economía
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¿Cómo conjugar la eficiencia económica del capitalismo con la redistribución solidaria de la riqueza del socialismo? Es la pregunta que debe anteceder a todo intento de evolución del sistema social y a la que la economista sueca Elinor Ostrom le ha dedicado años de estudio (que le valieron el Nobel de Economía de 2009) para llegar a elaborar su tesis de ‘la tercera vía’.
Ostrom parte de la ‘tragedia de los bienes comunes’ de Hardin, definidos como aquellos que están disponibles para todos pero que, cuando uno los consume, reduce la disponibilidad que queda para los demás. Es decir, todo aquello de lo que nos provee el Estado: sanidad, urbanismo, seguridad, educación… La gestión de esos bienes comunes por los público peca de ineficiencia y arbitrariedad, se producen casos de injusticia y se deshumaniza el proceso de decisión. No funciona, haciendo que el sistema genere desconfianza en las personas y éstas reaccionen con desafecto hacia sus obligaciones públicas, acrecentando aún más el problema.
Por tanto, el mediador entre lo privado y lo común no logra compensar el desequilibrio inherente al sistema capitalista. La entrega del sistema a la gestión exclusiva privada tampoco es la solución, dado que los desequilibrios serían aún mayores: el factor humano jamás podrá ser regido con justicia por la frialdad de los números, la ley de la selva de la rentabilidad.
Y aquí entra Ostrom propugnando la cesión de la gestión pública a las comunidades, dejando que sean las personas más cercanas las que tomen las decisiones, reclamando el resurgir de la solidaridad entre grupos humanos afines que colaboran para el bien común. Basándose en ejemplos reales de todo el mundo, la economista ha dado con culturas y tradiciones que han demostrado funcionar mejor para satisfacer a sus miembros que los sistemas capitalista, socialista y comunista.
Lo explica muy bien el economista Patxi Etxeberría citando a Ostrom:
Se trata de casos de autorregulación voluntaria con sistemas comúnmente aceptados de penalización y premio, cuyos hábitos de comportamiento y respeto mutuo son el resultado de siglos de prueba y error, de fracasos y reconstrucciones en el esfuerzo de controlar los abusos de poder y de fortalecer la cohesión social. Hay grupos humanos, dice Ostrom, que, a través de su evolución institucional, han llegado a ser más capaces de cooperar los unos con los otros y resolver los conflictos de intereses en el marco de un respeto común. Sus investigaciones concluyen que este tipo de instituciones han evolucionado mejor bajo dos supuestos: que los pueblos hayan tenido la oportunidad histórica de autoorganizarse sin conquistas ni imposiciones exteriores, y que las normas o costumbres autoimpuestas disfruten de una aceptación general con penalizaciones asumidas internamente sin necesidad de policías o coacciones exteriores a los propios individuos que constituyen el grupo.
Elinor sabe de los problemas que la propia esencia humana, y más en nuestra cultura, opone a un sistema basado en la colaboración. También es consciente de que el sistema, que se basa en la aplicación en entornos locales y sin intervención política, ha de seguir contando con un ente superior estatal que rija los conflictos. A esos prejuicios y otros responde en esta extraordinaria entrevista en Yes Magazine (en español).
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sábado, 30 de octubre de 2010
jueves, 28 de octubre de 2010
Temas de Salud en EL COLOSO DE MACORIX.
lunes, 25 de octubre de 2010
viernes, 22 de octubre de 2010
Mensaje de Fidel: “En una guerra nuclear el daño colateral sería la vida de la humanidad”
El uso de las armas nucleares en una nueva guerra implicaría el fin de la humanidad. Así lo previó el científico Albert Einstein, quien fue capaz de medir su capacidad destructiva de generar millones de grados de calor que todo lo volatiliza en un amplio radio de acción. El genial investigador fue impulsor del desarrollo de esta arma antes de que el régimen genocida nazi dispusiera de ella.
Cualquier gobierno del mundo está obligado a respetar el derecho a la vida de cualquier nación y del conjunto de todos los pueblos del planeta.
Hoy existe un riesgo inminente de guerra con empleo de ese tipo de armas y no albergo la menor duda de que un ataque de Estados Unidos e Israel contra la República Islámica de Irán, se tornaría, inevitablemente, en un conflicto nuclear global.
Los pueblos están en el deber de exigir a los líderes políticos su derecho a vivir. Cuando la vida de su especie, de su pueblo y de sus seres más queridos corren semejante riesgo, nadie puede darse el lujo de ser indiferente, ni se puede perder un minuto en exigir el respeto a ese derecho; mañana sería demasiado tarde.
El propio Albert Einstein afirmó textualmente: “No se qué armas se utilizarán en la Tercera Guerra Mundial, pero en la Cuarta Guerra Mundial usarán palos y piedras”. Sabemos lo que quiso expresar, y tenía toda la razón, sólo que no existirían ya quienes manejen los palos y las piedras.
Habría daños colaterales, como afirman siempre los líderes políticos y militares norteamericanos, para justificar la muerte de personas inocentes.
En una guerra nuclear el daño colateral sería la vida de la humanidad.
¡Tengamos el valor de proclamar que todas las armas nucleares o convencionales, todo lo que sirva para hacer guerra, deben desaparecer!
Fidel Castro Ruz. Octubre 15 de 2010
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