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martes, 16 de diciembre de 2008

El asesinato de Maximiliano Gómez, El Moreno

El asesinato de Maximiliano Gómez, El Moreno

“Los montes culminan en picos y los pueblos en hombres”-José Martí-

Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo)

Nota: publicado en la página 5 del periódico semanario MACORIX, edición No. 49, del 30 de mayo de 1985.


SAN PEDRO DE MACORIS.- Cada año nos vemos precisados a evocar en el recuerdo histórico de la patria  el incógnito asesinato de ese inmenso monumento humano llamado Maximiliano Gómez, El Moreno; uno de los más grandes lídere revolucionarios comunistas producido en la historia contemporánea de República Dominicana.

Oriundo del laborioso y orgulloso pueblo de San Pedro de Macorís, El Moreno, popular apodo con que lo bautizan sus camaradas de faenas en la lucha política revolucionaria y como comúnmente también le llamaban sus compañeros, las masas y la historia.

Autodidacta y depurado erudito, con un talento extraordinario asimiló la cultura política adquirida en el movimiento obrero revolucionario al grado tal que alcanzó la cima por encima de una pequeña burguesía urbana protagónica, individualista y egoísta, arropada de una manifiesta presencia de intelectualismo retórico parlanchín, caracterizado por un teoricismo locuaz apabullante.

El Moreno, cuya recia contextura física (con más de seis pies de estatura y con más de doscientas libras), con una cautivante y amplia sonrisa perenne, alcanzó el pináculo de un amplio y ancestral liderazgo anti-balaguerista.

Su enorme capacidad de análisis expresada en sus tesis políticas: “Golpe de Estado Revolucionario”, emanada de la Conferencia Nacional de Cuadros Hilda Gautreaux, (1969) , como una forma concreta de desplazar violentamente del poder al balaguerato autocrático y despótico.


Su tesis del “Desarrollo Híbrido y Económico” de la sociedad dominicana; sus dotes naturales de gran táctico y genio político-militar forjado en los combates frente a las tropas interventoras durante la Guerra Patria de abril de 1965, así como la creación de los Comandos Clandestinos Revolucionarios Anti-Reeleccionistas en 1968-71; mas su roce y vinculación permanente con el pueblo, apegado siempre a su condición de obrero.

De proletario curtido en la vinculación directa con la producción en el central azucarero Ingenio Porvenir, convirtieron al Moreno en el enemigo principal de la oligarquía balaguerista y neo-trujillistas de entonces considerándolo un peligro para sus intereses.

Por ello el balaguerismo y el imperialismo norteamericano decretaron su prematura muerte.
Es verdad que sus sobresalientes condiciones revolucionarias le granjeó el odio de las fuerzas reaccionarias de República Dominicana. Más por encima de ese enfermizo odio de clase y  racial de las fuerzas del oscurantismo creció vertiginosamente su ascendencia en el pueblo, su influencia entre las masas populares.

La contundencia de su prestigio era de tal magnitud que por momentos en el ambiente publico se sentía que entre El Moreno y el entonces joven y fogoso líder político democrático anti imperialista José Francisco Peña Gómez, a la sazón Secretario General del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), había cierto pugilato, pues aparentaba que se diputaban la simpatía popular como figuras estelares de la oposición política al gobierno del presidente Balaguer.

Ambos dirigentes populares vanguardizaban con creces sus respectivos proyectos políticos, polarizando la efervescencia del anti-balaguerismo revolucionario y anti-imperialista del pueblo dominicano.

Por demás los dos se tenías gran afecto y se prohijaban una fuerte amistad. El doctor José Francisco Peña Gómez siempre elogió y respeto los valores y condiciones que encarnaba el Secretario General del Movimiento Popular Dominicano (MPD) Maximiliano Gómez, El Moreno, hijo de una humilde mujer, lavandera y de oficios domésticos, doña Mariana Nazario y del obrero portuario, Papito Gómez, apenas llegó al octavo curso de la educación intermedia.

No obstante logró superar las limitaciones académicas y las lagunas culturales de su medio social concomitantemente con su entrega a la causa de la clase obrera y del pueblo sufrido, transformándolo en uno de los hombres más importante parido por nuestro pueblo.

Su práctica revolucionaria, su lucha, su sacrificio y su muerte a mano del imperialismo en contubernio con sertores del movimiento revolucionario dominicano están grabados eternamente en la conciencia del pueblo, y su figura crece y se agiganta cada día más en nuestros corazones.
“Cuando se muere en brazos de la patria agradecida termina la muerte, la prisión se rompe y empieza al fin, con el morir, la vida”. José Martí.

El Moreno era al momento de su cobarde, premeditado y vil asesinato en Brusela, Bélgica en mayo del año 1971 el cíclope del movimiento revolucionario dominicano. Con su muerte todas las estructuras del movimiento de lucha anti-balaguerista para desplazar violentamente al gobierno surgido de la nefasta intervención extranjera  de 1965 quedaron atónitas.

Fue un golpe contundente, demoledor y aterrador, el pánico asomó entre las fuerzas populares que impotentes, taladradas de dolor, iniciaron un forzado repliegue táctico que se prolongaría hasta mermar las emociones y los sentimientos de lucha. La Revolución dominicana retrocedió. La voluntad de combate fue mermada.

“Los revolucionarios seguimos haciendo la revolución aún después de muerto, cuando ya no tenemos voz para propagar nuestros ideales, quedan nuestros huesos que servirán de banderas”. Amin Abel Hasbùn.

Un comando revolucionario anti-reeleccionista secuestró al agregado militar de la embajada de los Estados Unidos, coronel Donald J. Crowley, logrando la excarcelación negociada de El Moreno y otros 18 presos políticos. Tras salir al exilio fue tenazmente perseguido por los organismos de inteligencias que lograron darle caza y asesinarlo en la citada capital europea.

Los que cumplieron la orden cobarde  de asesinar al Moreno se descalificaron como hombres. Como seres humanos. En cambio el nombre y la figura de El Moreno crece cada segundo en el sentimiento histórico del pueblo dominicano. Su nombre es más que historia es un símbolo redentor de las masas oprimidas que luchan por un futuro luminoso.

“! Sólo las flores del paterno prado tienen olor ¡/ ¡Sólo las ceibas patrias del sol amparan¡ Como en vaga nubes por suelo extraño se anda; las miradas injurias no parecen ¡ Y el sol mismo mas que en grato olor, enciende en ira no de voces queridas puebla el eco los aires de otras tierras, y no vuelven Del árbol espesos entre las ramas Los pálidos espíritus amados¡. “José Martí.

Maximiliano Gómez, El Moreno, gran titán de la lucha patriótica, hijo de estas tierras de poeta y caña de azúcar, tu nombre jamás será borrado de la conciencia de tu agradecido pueblo.

Y, a pesar de que muchos de los que ayer te admiraban, te endiosaban y te acrisolaron para congraciarse con la coyuntura del momento, de la efervescencia política, aparentando con su pose que eran parte del ejercito de patriota que tu encabezaba.

La historia dice lo que son, apóstata de tu ejemplo revolucionario comunista, y en consecuencia desarrollan una práctica traidora, pusilánime y reaccionaria, blasfemando tu nombre y en algunos casos esporádicos levantan tu memoria para cosechar pingues beneficios sociales, materiales, económicos y políticos, viviendo de fábulas, exhibiendo poses ridículas y vergonzantes, levantando el glorioso e histórico pasado que tu majestuosamente conduciste con sello de tu preciada sangre de héroe y mártir contra nuestros explotadores y opresores..

Esos cuaimas que ofenden tu memoria no pasarán ya el pueblo lo tiene ubicado, ellos ya no tienen futuro, su falta de consistencia ideológica y entereza revolucionaria lo ha lanzado al fango del desprecio.

Más pudieron las prebendas materiales de la clase opresora y los placeres del poder  que la lealtad que debieron profesarte.

El proceso revolucionario con su alta y su baja, con sus yerros y deserciones continúa su ritmo histórico, su curso dialéctico, hacia la concretización de los ideales por los cuales tú caíste.
Gloria eterna para Maximiliano Gómez, El Moreno, el más grande dirigente proletario, hijo de San Pedro de Macorís.

Nota: publicado en la página 5 del periódico semanario MACORIX, edición No. 49, del 30 de mayo de 1985.
 

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Maurice Bishop: ayer Libertador; hoy Mártir

http://elcolosodemacoris.com/



Por: Enrique Cabrera Vásquez

Maurice Bishop, el líder granadino que fuera depuesto como jefe de la revolución que él iniciara con el Movimiento Nueva Joya, el 13 de marzo de 1979, fue un consagrado defensor de su pueblo para quien siempre soñó lo mejor.

Dotado de una gran capacidad política, excelente orador, político sagaz y atrevido, inició los profundos cambios que necesitaba su Granada del alma, asumiendo siempre una actitud de cara al pueblo y a la historia.

Jamás asumió desde antes y durante la revolución una posición desesperada ni se dejó atrapar por la anarquía. Fue un líder político con mucho tacto y respeto.

El proceso revolucionario de Granada tuvo su punto de partida en enero de 1974 cuando estalló una huelga nacional independentista para impedir que Eric Mattewa Gairy usurpara el poder.

Gairy era un aventurero mafioso y sin el menor escrúpulo; aprovechó la crisis de 1951 a raíz de una huelga realizada por el primer sindicato creado en la isla. A mediado del siglo veinte este sindicato irrumpió violentamente en la vida pública de la isla, y en 1951 organiza una gran huelga, Eric Grairy, un desalmado joven lleno de codicias que había residido casi toda la vida fuera de la isla asume la conducción de la isla instalando una de las tiranías más bestiales del mundo, al grado tal que la prensa lo bautizó como el Idí Amín del Caribe.

El Movimiento Nueva Joya, que había nacido en marzo de 1973 como resultado de la fusión del Movimiento para Asambleas del Pueblo, MAPI, fundado en 1972 por Maurice Bishop y Kendrik Radik y Jewel, movimiento creado por Selwyn Strachan en 1972, tomaron el poder el 13 de marzo del 1979, iniciando un profundo proceso de corte nacionalista y de marcada orientación socialista en la reestructuración de la economía y los servicios sociales de la nación caribeña.

A partir del gobierno ligereado por Bishop Granada inició un proceso de organización sin precedente en la historia de esa pequeña isla del Caribe. Un amplio programa de planificación y desarrollo de la economía se puso allí en marcha, demostrándose un significado incremento de su Producto Interno Bruto y una mejor distribución de los ingresos, así como la ampliación de la cobertura de los servicios de salud, educación, la recreación para la mayoría de la población y grandes reivindicaciones sociales, lo que posibilitó que Bishop calara hondamente en la conciencia de su pueblo, el cual tenía fe en él, y en consecuencia era receptivo con su inmenso liderazgo.

Bishop fue un hombre sensato y ecuánime que desarrolló el proceso revolucionario granadino con gran flexibilidad democrática. Sus detractores y golpistas o mal interpretaron esta actitud de Bishop o trataron de ignorarla concientemente en interés de sus apetencias personales.

No hay ninguna razón valedera para justificar su vil asesinato de parte de una pandilla de anarquistas dogmatizados. Bishop era el verdadero representante de las voluntades e intereses de los granadinos. Su liderazgo era tan sólido que las masas lo rescataron, momentáneamente, horas antes de su muerte de su cautiverio para llevarlo en brazos a tratar de retomar el poder arrebatado por la insensatez y la ignominia.

Los Estados Unidos, que siempre fraguaron planes para derrocarlo, no pudieron hacerlo, no sólo por la coherencia que en vida de Bishop tenía el Estado Revolucionario granadino, sino por la carismática influencia que éste ejercía hacia el pueblo .

Si los norteamericanos hubiesen invadido Granada en vida de Bishop la situación interna fuera otra y la externa más enérgica y militante en contra de la intervención militar estadounidense que allí se produjo tras su derrocamiento y cobarde asesinato.

La invasión de los Estados Unidos en Granada fue la consecuencia de un descabellado y torpe acto político de quienes cegado por su ambición y miopía política, se sobrestimaron por encima de la realidad histórica del momento.

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