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sábado, 19 de diciembre de 2015

Panegirico. ¡Adiós, Pedro Peix!

Panegirico. ¡Adiós, Pedro Peix!

Escrito por el poeta: Tony Raful

Santo Domingo.- En la dedicatoria de su laureado libro de cuentos, “La noche de los buzones blancos”, Pedro Peix, escribió: a Tony Raful Tejada y a los parias Andrés L. Mateo y Carlos Sangiovanni: “Cuando muera, lleven mi cadáver a la cima donde se talla el dosel del viento, y desde allí, empújenlo con fuerza para que ruede nuevamente hacia la vida”.

Entonces, lo leí y le pregunté, ¿y quién te dijo Pedro, que te vas a morir primero que nosotros? Pedro Peix vivió su propio guión de vida con una intensidad manifiesta, en un medio totalmente abrupto e imposible de darle cabida en la dimensión de su obra y de su vida. Lo comprendió tempranamente. Nunca ocultó sus ideas sobre la vida, los procesos inconsecuentes del ser humano, sus debilidades troncales, sus pasiones. Era un diezmador de verdades establecidas.

Huía hacia adelante, como los iconoclastas, era un infiel soterrado de la historia, la impugnaba en los altares de la conciencia crítica. Creo que en algún momento eligió tener pocos amigos.

Amigos a quienes respetó sin estar de acuerdo necesariamente con sus criterios.

Su formalidad, su sentido tradicional del honor, sus propios convencionalismos individuales, su amplia cultura, les daban un aire de señor o figura del “Renacimiento”, pero el medio no ayudaba, todo se diluía, símbolos y excrecencias minaban la idea tormentosa de cambiar la vida, como pedía el “poeta maldito” francés, Arthur Rimbaud.

Cuando no le fue posible coexistir, Pedro confesó su radicalización, contradictor de paradigmas. En la “Inquisición” hubiese sido incinerado en la plaza pública. En el tiempo de ahora, siempre ha bastado con ignorar la obra o con precisar supuestos o reales defectos.

Es el arma de la mediocridad y la mezquindad, reparar en todo lo que nos hace débil y superfluo. Por ello la gente, sorprendida, lo veía pasar con su paragua, su vestimenta de épocas idas, su mirada altiva, su larga cabellera de Lord inglés, su paso firme sobre la calzada, mientras no veía a nadie sino al cielo o a los campanarios de la ciudad colonial. Era todo un trazado diario por las calles angostas, a veces en círculos, sin destino. Estaba creando la leyenda, viviendo un ciclo en el cual pretendía quedarse como un referente histórico cultural. Se apoyaba en su obra, amplia, creadora, de hermosa prosa, de lenguaje implacable, muy superior a todo el legajo de los “Vargas Vilas” y demás escritores contestatarios de siglos pasados.

Él era un intelectual cultivado, de luces, como pocos dominicanos. Sus cuentos son memorables, a la altura de los mejores cuentistas dominicanos.

Cuando Andrés L. Mateo regresó de realizar su doctorado de filología en la Universidad de La Habana, en los años 70, nos reunimos con Pedro Peix para crear el programa cultural más importante de aquel tiempo en la televisión dominicana, “Peña de Tres”. Pedro molestaba no solamente con sus escritos sino con su altivez. Para muchos acomplejados del medio, Pedro representaba el elitismo, pero no era cierto. Fue su estilo, su forma de armar la eternidad, de diseñar su espacio futuro, consciente de la brevedad existencial y su decepción de las ideologías esclerotizadas.

¿De dónde sacaba tanta rebeldía y beligerancia? Pedro mortificaba la placidez de los indiferentes, la comedia existencial.

No concebía la organización humana ni sus valores. La veía como adefesio, como reino simulador, más que injusto, absurdo. Pedro fue aislándose de todos. Su vida se convirtió en un soliloquio existencial, pero no dejaba de ir a las librerías, de escribir. En un momento, él mismo distribuía sus escritos en buhardillas intelectuales y tertulias. Se regodeaba en su cultura, se sabía superior intelectualmente que muchos de sus contemporáneos.

Fue Andrés, quien un día, consciente de que el tiempo se aceleraba, llevó la propuesta del premio “Caonabo de Oro”, como un reconocimiento a Pedro Peix. Su discurso de aceptación del merecido premio a su obra, fue una palma de fuego, soliviantó a timoratos, escandalizó a los “tartufos”. Llegaba tardío pero llegaba, él, que debió ganarse todos los reconocimientos a tiempo.

Andrés sospechaba que la muerte se avecinaba. Nadie puede vivir con tanta soledad sin desvanecerse. Solamente el tácito acuerdo de vivir en el tramado de los encuentros, en la pródiga porción del amor, esa “coartada” como diría la poeta Soledad Álvarez, nos mantiene vivos. Últimamente nos veíamos esporádicamente, como quienes necesitaban distancias para seguir queriéndose o admirándose calladamente. Pedro escogió también su propia versión de sí mismo. Me recordó un texto del poeta Franklin Mieses Burgos: “La multitud que pasa me mira y se sonríe/y yo también sonrío/ pero sé lo que piensa/ En cambio ella no sabe que yo estoy construyendo/ con esas simples voces salidas de mis labios/la estatua de mi mismo sobre el tiempo”. “El Fantasma de la calle El Conde”, es una narración de orfebrería literaria. El fantasma que la recorre, el tesoro que guardaba, su novia, la ciudad, socavada y negada por el estiércol, la usura y el consumo ciego. Pedro era el caballero danzarín de las noches, amaba y odiaba tanto la ciudad. Ahora, él es, el fantasma que permanecerá en sus ladrillos y relojes de piedra, onírico, fabuloso, tenaz, temible, inmortal. Adiós, Pedro Peix.

Andrés, Carlos y yo, no dejaremos de empujarte ánima vital, espíritu libre, irreverente, deshacedor de entuertos, tejedor de metáforas y sortilegios, escritor de fuste. 

Falleció en la mañana del sábado 12 diciembre, el escritor e intelectual Pedro Fernández Peix

SANTO DOMINGO, República Dominicana.-
El escritor y narrador dominicano Pedro Fernández Peix falleció la mañana de este sábado. La familia aún no ha ofrecido detalles de las circunstancias en que murió el intelectual.

Pedro Fernández Peix formó parte de la llamada nueva narrativa dominicana, que integraron escritores de la generación posterior a 1965. Fue muy activo en los debates intelectuales, y trabajó en diversos genero, incluyendo la novela, el cuento y la poesía, en los que se destacó.

Su biografía y bibliografía

Nació en Santo Domingo el 20 de marzo de 1952. Cuentista, novelista y poeta. Se graduó de Licenciado en 1976 en la Universidad  Nacional Pedro Henríquez Ureña. En 1982 se desempeñó como director interino de la Biblioteca Nacional y, posteriormente, como subdirector de cultura de la Secretaría de Estado de Educación. Fue columnista del periódico Listín Diario. Ha recibido varios galardones en el concurso de cuentos de Casa de Teatro, entre ellos: segundo lugar con “La despedida” (1977), mención de honor con “Responso para un cadáver sin flores” (1978), segundo lugar con “Los hitos” (1979) y el primer lugar con “La quimera de la muerte” en  1992.

También obtuvo el Premio Nacional de Cuentos en 1977, con el libro “Las locas de la Plaza de los Almendros”. En 1981 publicó la antología de cuentos dominicanos “La narrativa yugulada”, considerada uno de los compendios más completos del género en el país. Articulista polémico, y al final se dedicó a escribir  una columna que circulaba fotocopiada por diversos puntos de la ciudad. La indiscutible calidad de su estilo lo convirtió en uno de los principales cuentistas dominicanos de las últimas décadas.

También publicó los libros “El placer está en el último piso” (novela, 1974); “Las locas de la Plaza de los Almendros” (cuentos, 1978); “La noche de los buzones blancos”, (cuentos, 1980); “El brigadier o la fábula del lobo y el sargento”, (novela, 1981); “Los despojos del cóndor” (novela, 1985); “Pormenores de una servidumbre” (cuento, 1985); “El parnaso de la memoria” (poesía, 1985); “La narrativa yugulada” (antología, 1981).

Fernando Ureña Rib, pintor e intelectual fallecido, escribió sobre la narrativa de Pedro Fernández Peix lo siguiente:

La escritura de Pedro Peix se inscribe (con las dificultades y riesgos propios de cualquier clasificación) dentro de lo que ha sido llamado la “nueva narrativa latinoamericana”.

Sin embargo, la diversidad de influencias asimiladas, rumiadas y regurgitadas en las páginas de Pedro Peix, si bien no son mínimas, son cuidadosamente entretejidas y artesonadas en la estructura y el desarrollo de sus obras, como si se tratara del delgado hilo de un recuerdo, o de un sueño donde se mezclan lo plausible y lo inimaginable.

Las obras de Peix, generalmente relatos, poseen lo que podríamos llamar dinámica del asombro. Esa dinámica que es la fuerza secreta tras la narrativa de Pedro Peix, quien subyuga al lector con rebeldías, sutilezas eróticas y los discretos encantos de un intelecto que inyecta e insufla todo lo que toca con una sabia dosis de sensualidad y de ironía.

Sensualidad asumida dentro de una cierta fatalidad inexorable, al borde mismo de un precipicio de locura o de miedo, de militares que aparecen de pronto en busca del guerrillero amante, en iguales y superlativos grados, de su mujer y de su patria.

El fin trágico es con frecuencia un elemento de choque, donde el verdadero protagonista es un destino subversivo que atrapa irremisiblemente a los personajes y no les da respiro hasta que huyen o mueren en una sociedad cruel e injusta. Lo que permanece en la obra de Peix es lo auténtico y rico de sus relatos que tratan con profundidad el tema de las relaciones del hombre solitario en una sociedad moldeada al gusto de unos cuantos.

En 2012, al recibir el premio Caonabo de Oro, Pedro Peix recibió un homenaje, en el que Andrés L. Mateo, su amigo, dijo las siguiente semblanza:

Palabras leídas por Andrés L. Mateo en la entrega del Premio “Caonabo de oro”

Me resulta muy agradable presentar esta brevísima semblanza del escritor Pedro Peix. Primero por la gran amistad que hace ya muchos años nos une, y segundo por una afinidad espiritual que hemos compartido en numerosas ocasiones hablando de nuestra pasión común: la literatura.

Pedro Peix es un escritor de una ya larga producción creativa, que incluye libros de poesía como “El paraíso de la memoria”; libros de cuentos como “Las locas de la plaza de los almendros”, “La noche de los buzones blancos”, “Pormenores de una servidumbre”, “Los despojos del cóndor”, “El fantasma de la calle El Conde”,  “El amor es el placer de la maldad”, etc.  Y novelas como “El placer está en el último piso”, “El brigadier o la fábula del Lobo y el sargento”, “El clan de los bólidos pesados”;   así como su estudio “La narrativa yugulada”; y muchos otros cuentos y novelas, premiados incluso y no publicados, como su novela “La tumbadora”, o “Contracanto para insurgentes y retadores “.

Estamos hablando, pues, de un escritor consagrado, de un sólido nombre de la literatura dominicana contemporánea, cuya obra ha trascendido nuestra frontera.  Y quisiera señalar un aspecto que es necesario aclarar en la literatura dominicana contemporánea: Pedro Peix no es solo un gran escritor por la calidad de su prosa, el magnetismo de su ritmo narrativo, su dominio de la lengua, y esa capacidad asombrosa de construir mundos imaginarios; sino también por que él encarna el narrador dominicano de los últimos años cuyas propuestas formales significan una transformación de la práctica de la escritura. Nadie como él ha arriesgado con éxito tantos planos formales en la narrativa, y es por ello que su influencia se despliega potente entre muchos  otros escritores.

Hace ya poco más de treinta años,  yo tuve la suerte de escribir un prólogo para su libro de cuentos “Las locas de la plaza de los almendros”. Yo conozco sus pasiones por la literatura, sé de su amplia cultura y de su conocimiento de la literatura universal, son muchos los que se sorprenderían del número de libros de su biblioteca y de su pasión por la lectura; pero sobre todo su perfil de escritor y de intelectual dedicado, como  signo emblemático de su vida. A quien la Asociación Dominicana de Periodista y Escritores reconoce  hoy es a un verdadero intelectual, a un escritor de estirpe, a una figura imprescindible de la literatura nacional: al escritor Pedro Peix.

El siguiente es un cuento de Pedro Peix

EL FANTASMA DE LA CALLE EL CONDE

Pedro Fernández Peix (4)Un lunes por la tarde vieron a un hombre con armadura por la calle ‘El Conde’, con el yelmo cerrado, arrastrando un pesado baúl y espada en mano, y luego lo sintieron subir por las escaleras de un alto edificio y encerrarse de un sólo portazo en su habitación.

Esa noche lo vieron con un traje de novia bajo el brazo, recorriendo la calle de “Las Damas”, tocando puertas y rompiendo cristales, hollando paredes con su mazo de justas, excavando patios y cimientos, derrumbando piedra por piedra cornisas y balcones en busca de la única mujer que lo había amado y que lo había esperado durante 500 años para casarse.

Ya sonámbulo, lo vieron en la madrugada deambulando por el patio de la Fortaleza y subir a la Torre y hurgar en cada celda con una vela temblorosa en la mano y una espada gris en la otra, estocando la noche.

El martes, ya bien entrada la mañana, casi todo el mundo lo vio atravesar el Parque y lanzar improperios frente a la estatua del Almirante Cristóbal Colón, y luego lo oyeron mascullar una blasfemia innombrable cuando contempló su mausoleo en la Catedral.

Atravesaba las calles a grandes zancadas, con una serenidad temeraria, impertérrito a las bocinas de los carros, sordo a los pregones de los venduteros de dólares y de los predicadores bíblicos, desdeñoso de los letreros foráneos y las siglas impersonales que aparecían en las fachadas, completamente ajeno a la multitud que lo seguía a cierta distancia y ahora a lo largo de todo el malecón, oyéndolo despotricar contra los hoteles, los turistas, los carteles políticos y contra las mujeres sin pundonor que encontraba a su paso.

Pedro Fernández PeixAsí, arrojando imprecaciones y esputos, llegó al Castillo de San Jerónimo, y al encontrar solamente sus escombros, empezó a golpear las piedras mohosas con su guantelete, encolerizado al comprobar que otro imperio había tomado la ciudad.

Entonces, desquiciado y fúrico, viendo en lontananza galeones con enseñas desconocidas, y desconsolado porque jamás volvería a encontrar a su novia, invocó el nombre de una morgana hambreada para que le consiguiera un corcel y nuevas armas de honores y torneos.

Sólo tuvo que esperar segundos para verse montado en potro de caballero, y lanza en ristre arremeter contra los altos y desnudos postes de concreto armado que servían de tendido al alumbrado eléctrico, vociferando obcecadamente que esos eran los enemigos de la ciudad.

Después de lancear cuatro o cinco columnas, se derrumbó con un estruendo metálico y polvoriento, cayendo de bruces al asfalto con todo y rocín. Inmediatamente lo rodearon, le quitaron el yelmo y la armadura, pero no encontraron su cuerpo.

No lo pensaron dos veces para ir a su habitación de la calle “El Conde #15”. Forzaron la puerta de su domicilio aparente, y vieron sobre una mesa de caoba sus borrosas credenciales: Generoso Balmoral, contrabandista de rocíos en tierras de ultramar. Al lado de varios planos y cartografías, encontraron y leyeron las cartas de amor que se había intercambiado con su novia a lo largo de cinco siglos. En la primera, fechada en 1498, ella le exponía la codicia y los desafueros de los colonizadores, y en la última, fechada en 1987, le confiaba el acoso sórdido que seguía manteniéndole el imbatible Caballero de La Moneda.

Fue debajo de la mesa que encontraron el pesado baúl. Sólo después de una hora, arrancando cadenas y desportillando cerrojos, lograron levantar la tapa y hallaron en el fondo, una isla recién cortada y de engendrada pureza, fragante de silbos. Pensaron que ese era el regalo nupcial que traía el hombre de la armadura. Pero, decepcionado al no encontrar vellocinos ni joyas ni talegos, decidieron arrojar el baúl al mar.

De repente, antes de dar media vuelta, escucharon la voz de la novia que parecía venir de su osario de musgo: “Ahora estoy cubierta por los despojos de una estirpe indeseable, sepultada por los héroes de la usura, conjurada en mis idilios por los cofres negros del poder, tiranizada en mis sueños por haber trasegado a mi pecho la púrpura armada de aquella foresta aladina que no pudo pulir sus venablos, aún embebida de la dote de mis banderas y corales, ya baldada de tantas gestas, desahuciada en mis limos profundos”.

Nadie volvió a ver jamás al hombre de la armadura. Pero todos comprendieron que ella, su novia, era la ciudad.


viernes, 18 de diciembre de 2015

El oficio de escritor: entre la realidad, el ego y la forma

Reseña del libro “El novelista perplejo”, de Rafael Chirbes.

Escrito por: Enric Llopis.

Varias fotos del extinto escritor valenciano Rafael Chirbes.

“El más grande de todos los novelistas –Dostoievski-, siempre escribe mal, al menos según dicen los conocedores de la lengua rusa”, escribe Virginia Woolf en un artículo de crítica literaria publicado en enero de 1920. “Pero la tarea del novelista carga tales fardos sobre cada uno de los nervios, músculos y fibras que exigirle además una prosa cargada de belleza” resultaría un esfuerzo excesivo. En el mismo texto incluido en “The Athenaeum” (traducido al castellano por Miguel Martínez-Lage en “Horas en una biblioteca”, de la editorial “El Aleph”), compara al escritor ruso con Joseph Conrad, cuya prosa es tan bella en algunas novelas que el lector se queda admirado “como la abeja en la corola de una flor”. Pero esto implica que Conrad tenga que “encapsular la energía” para resaltar la componente estética de la narración, de ahí que –explica Virginia Woolf- tantas páginas de este autor resulten “flojas”, “adormecedoras” y “monótonas”. ¿Hay una contradicción entre el estilismo y la belleza formal y, por otro lado, la pasión, la fuerza e intensidad en descripciones y personajes? ¿La perfección técnica le resta vitalidad a un texto literario, incluso lo despersonaliza?

En “El escritor y sus fantasmas” (Seix Barral), Ernesto Sábato responde a alguna de estas preguntas cuando afirma que los retóricos consideraban el estilo “como ornamento, como un lenguaje festival; cuando en verdad es la única forma en que un artista puede decir lo que tiene que decir. Y si el resultado es insólito no es porque el lenguaje lo sea sino porque lo es la manera que tiene ese hombre de ver el mundo”. Por eso, cuando Sabato glosa el estilo de Flaubert, considerado uno de los eximios narradores de la Historia de la Literatura, le achaca que no deje de lado su “corona de flores de naranjo”, es decir, su perfección estilística, pues precisamente este “famoso estilo de Flaubert”, esta “pantalla erizada de joyas”, es como una “pantalla” que se interpone entre el asunto tratado y la emoción que el texto debería producirle al lector.

De tanto en tanto los narradores explicitan sus reflexiones sobre la novela, el sentido de éstas, así como lo que les mueve a escribir. Fallecido en agosto de 2015 y autor de novelas como “Los disparos del cazador”, “La larga marcha”, “Los viejos amigos”, “Crematorio” o “En la orilla”, Rafael Chirbes escribió en 2002 “El novelista perplejo”, un ensayo publicado por Anagrama en el que recoge el contenido de media docena de conferencias sobre sus principales preocupaciones literarias. Sostiene, por ejemplo, que a los críticos y estudiosos les obsesiona encuadrar el estilo de un escritor, pero en el momento en que este se fija y solidifica, opina Chirbes, “está perdido” pues ha encontrado “un maletín de formas que repite de novela en novela”, es decir, convierte en “retórica” lo que en un momento pudo ser un hallazgo. El estilo se convertiría, así pues, en sinónimo de rutina y reiteración de patrones, asimilados a una impronta personal.

La novela no discurre con prisas, no es amiga de los vértigos ni del resultadismo mediático. Trabaja a fuego lento y erosiona la realidad poco a poco, hasta que construye nuevos puntos de vista sobre el universo exterior. “No importa tanto el número de lectores a corto plazo que tenga un libro, lo que importa es que alguna vez el mundo ha sido contemplado desde un lugar nuevo”, explica Chirbes. El autor de “El novelista perplejo” no comparte que el objetivo de la literatura sea el puro placer estético del lector, entre otras razones, por la subjetividad que se esconde tras esa pretensón. Así, Rafael Chirbes encuentra ese goce estético en parágrafos del “Manifiesto Comunista” como el siguiente: “Ha ahogado el sagrado éxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo burgués en las aguas heladas del cálculo egoísta”. ¿En qué antología literaria se destacan estas palabras con las que Marx y Engels describían en 1848 a la burguesía en ascenso? “Desde mi punto de vista, el placer estético está íntimamente ligado a la percepción de la realidad desde un lugar nuevo”.

El autor de “Crematorio” y “En la orilla” reivindica una literatura que mire al exterior y acopie materiales de la realidad, que se fije en el afuera, frente a los ejercicios de solipsismo e introspección tan caros a otros escritores. Por esta razón en “El novelista perplejo” Chirbes no se cansa de proclamar el valor de narradores como Galdós o Max Aub. También Balzac, Zola, Tolstói, Dostoievski o Clarín partían de aspectos de la realidad material que les disgustaban, con una intención transformadora. Hoy, por el contrario, afirmaba Chirbes en una conferencia titulada “El yo culpable”, “leo libros correctamente escritos, algunos hasta llenos de ingenio, que no carecen de méritos y que incluso responden con brillantez a ciertos problemas literarios que los críticos y expertos estudian, y, sin embargo, casi siempre estos libros me parecen muertos, inútiles, vacíos”. Les falta el impulso exterior. Pero esto no significa que el narrador valenciano desprecie la buena escritura, al fin y al cabo, las palabras son la materia prima con la que trabaja el escritor: requieren cuidado y esmero. En una conferencia ante estudiantes de un instituto de Zafra (Badajoz), afirma: “Debemos mimar las palabras y su ordenado conjunto, lo que llamamos la lengua, porque, si la usamos bien, transportan con viveza y precisión ese mundo que hemos vivido y llevamos dentro”. Son palabras que le dedica a Carmen Martín Gaite.

Cuando se cita a Valle-Inclán como gran renovador del lenguaje teatral o se destaca su manejo del idioma, Rafael Chirbes recuerda que esto es indisociable de la fuerza expresiva de sus obras, de su contacto con la realidad histórica. De hecho, “en el espléndido lenguaje de Luces de Bohemia está prendida la sordidez del exterior (…)”. ¿Tendría la misma fuerza ese castellano valleinclanesco sin el drama de ese obrero anarquista a quien se le va a aplicar la “Ley de Fugas”? Pero la cuestión de las formas permite ir un punto más lejos en la reflexión. En el libro “La CIA y la guerra fría cultural” Frances Stonor Saunders destaca que los servicios secretos de Estados Unidos primaron el expresionismo abstracto como corriente artística frente a la Unión Soviética durante la “guerra fría”. El “macartismo” y la “caza de brujas” antepuso una realidad amable, patriótica y edulcorada, que escondía los conflictos de fondo en la novela, el cine o el teatro (escritores como Dashiell Hammet terminaron en la cárcel). En el estado español se produjo “una autocrítica del realismo inducida por las vanguardias”, apunta Chirbes. Era el tiempo de los escritores autocentrados en la literatura, en los libros y las “revoluciones del lenguaje”: Nabokov, Cabrera Infante, Severo Sarduy, Octavio Paz… Era el tiempo de los “enterradores del realismo”.

El escritor y periodista defiende también la novela en un sentido artesanal, entendido como que el narrador ha de fraguar una “obra maestra”. Es lo contrario de la prosa de consumo rápido, de usar y tirar, de la redacción a vuela pluma pensando en la lista de ventas y los premios literarios. La propuesta resulta ambiciosa, pues consiste en que cualquier novela contemporánea “lleve incorporada el saber novelesco y la reflexión en torno a ese saber de cuantas la han precedido”. Un narrador que se precie no puede ser alguien desconocedor de las obras de Marcel Proust, Thomas Mann o Robert Musil, subraya Chirbes.

Es más, la novela “debe proseguir y actualizar la lista de interrogantes intelectuales y técnicos que han marcado su historia”. Pero sin que la propia escritura, los engranajes del texto y los procedimientos literarios agoten la narración. Porque cuando Cervantes escribió el Quijote lo hizo contra los grandes relatos de caballerías y un mundo en decadencia; Balzac se enfrentó en sus textos a la carencia de escrúpulos de la burguesía emergente; Galdós criticó el oscurantismo y la intransigencia; Flaubert, las “escenas de costumbres provincianas”. Y se podría eternizar la reflexión sobre la novela y el oficio de escribir, que tal vez zanje Cesare Pavese al afirmar, recuerda Rafael Chirbes, que la poesía no se enuncia sino que se intenta. “Me parece que soy novelista cuando estoy escribiendo una novela”, concluye el autor de “En la orilla”.

Rafael Chirbes nació el 27 de junio de 1949 en Tabernes de Valldigna, provincia de Valencia. Falleció en Tabernes de Valldigna el 15 de agosto de 2015.

Rafael Chirbes (Tavernes de la Valldigna, 1949 -  2015). Es autor de las novelas Mimoun, En la lucha final, La buena letra, Los disparos del cazador, La larga marcha, La caída de Madrid (Premio de la Crítica Valenciana), Los viejos amigos (Premio Cálamo), Crematorio (Premio de la Crítica, Premio de la Crítica Valenciana, Premio Cálamo, Premio Dulce Chacón y con una adaptación televisiva de gran éxito), y En la orilla (Premio Nacional de Narrativa, Premio de la Crítica, Premio de la Crítica Valenciana, Premio Francisco Umbral, Premio ICON al Pensamiento), que fue seleccionada como mejor novela española del año por los suplementos culturales de El Mundo, El País y ABC, entre otros. También es autor de El novelista perplejo, El viajero sedentario, Mediterráneos y Por cuenta propia.

Muere el escritor Rafael Chirbes, célebre autor valenciano.

El novelista que retrató la degradación política y moral de la sociedad española actual falleció ayer a los 66 años

El autor de 'Crematorio' y 'En la orilla', uno de los grandes de la literatura contemporánea española, fallece a causa de un cáncer de pulmón fulminante

El novelista que retrató la degradación política y moral de la sociedad española actual falleció ayer a los 66 años. Rafael Chirbes (Tavernes de la Valldigna, 1949) murió a causa de un cáncer de pulmón irreversible que le fue detectado recientemente, según informó su editor Jorge Herralde, desolado con la pérdida. “Es un mazazo, una noticia brutal que no me esperaba en absoluto. Yo sabía que no estaba bien de salud, que tenía problemas de tiroides y el azúcar alto, pero nada hacía presagiar este desenlace”, explicó a este periódico desde la isla de Antigua, donde se encuentra de vacaciones. “Aparte de considerarle un escritor extraordinario, era uno de mis mejores amigos y una persona de una integridad moral fuera de serie”, añadió el editor.

El escritor, que llevaba un año luchando contra su adicción al tabaco, había entregado ya su nuevo libro, París-Austerlitz, cuya salida está prevista para comienzos de 2016. “Es un Chirbes diferente, otro tipo de novela”, adelantó Herralde, que conversó con el autor de Crematorio por última vez poco antes de irse de vacaciones. “Estaba muy interesado e ilusionado por el cambio político en Valencia, él había sido supercrítico con el PP y la política de devastación que habían seguido en Valencia”, añadió.
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Herralde recordó que en los últimos meses había viajado a Madrid en dos ocasiones, además de Lisboa. “Era un autor que había tenido más reconocimiento en otros países que en España, aunque esto había cambiado en los últimos años”, dijo.

A partir de 2007, con la publicación de Crematorio (premio Nacional de la Crítica y adaptado a la televisión por Canal +), comenzó el gran despegue de Chirbes, que para entonces ya había dado muestras de su talento literario en títulos como Mimoun, La larga marcha o Los viejos amigos. En 2013, tras la publicación de En la orilla, recibe el definitivo espaldarazo de la crítica con la conquista de los galardones más importantes, entre ellos el Nacional de Narrativa. Aunque le desagradaba que se le etiquetase como el novelista de la crisis económica, en sus últimas obras reflejaba el desorden social, económico y político generado por la cultura del pelotazo urbanístico.

En sus libros se retratan las prácticas mafiosas de empresarios y políticos, que se mezcla con la amarga desazón de las amistades que se corrompen por el poder y por el dinero. De ideología de izquierdas, Chirbes vivía consagrado a la escritura, recluido en la pequeña población alicantina de Beniarbeig, junto a sus dos perros. El ruido mediático le atemorizaba y declinaba, educadamente, opinar “sobre cualquier cosa”, como se le pedía a partir del éxito de ventas de sus últimos libros.

 

lunes, 14 de diciembre de 2015

Alianza PRM con PRSC legitima la delincuencia política

Alianza PRM con PRSC legitima la delincuencia política

Escrito por: Enrique  y Alberto Cabrera Vásquez (Los Mellizos).

SAN PEDRO DE MACORIS.- Los medios de comunicación del país informaron que, "El Partido Reformista concreta alianza electoral con el PRM", la misma noticia indica que, los reformistas aceptaron la propuesta del PRM de asignarle 50 candidaturas a diputados, 12 a senadores, tres diputaciones del Parlasen, un diputado nacional, 50 alcaldías y 85 distritos municipales". Creemos que se le ha dado demasiado a un partido y su candidato que no llegan a un 4 por ciento.

La anunciada alianza entre el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC)  tiende a legitimar la prevalencia de la delincuencia política en República Dominica. Y de manera particular, a restarle prestigio al PRM, entidad que viene denunciando el flagelo de la corrupción administrativa del gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Sabido que la cúpula que dirige el PRSC es parte asociada de la corrupción estatal y gubernamental. Para  los principales dirigentes de esa entidad política, degastada y en proceso de extinción, la política es vista como un negocio y nada más, por eso se han caracterizados históricamente  por su vocación rapaz. La mafia, el robo y el saqueo en todas las instituciones que han tenido en sus manos hablan por sí solo. Para ese grupo de malos dominicanos lo que importa  no es el país sino sus intereses de grupo chantajista, mafioso, gansteril, oportunista, ventajista  y perverso. El único atributo que pueden exhibir es su asociación corrupta con el PLD gobernante.  Semejante conducta no es de extrañar por cuanto los mismos  representan el legado del Trujillismo- Balaguerismo una expresión escandalosa de la criminalidad política, con su secuela  de represión despótica, persecución, exilio e intolerancia absoluta.

El PRM en vez de propiciar una alianza con las fuerzas más progresista del país, como Alianza País de Guillermo Moreno, partido Alianza por la Democracia (ADP) de Max Puig y Minou Tavárez Mirabal, con Juan Hubiere y su Movimiento Rebelde, entre otras fuerzas progresistas y democráticas, se inclina por juntarse con parte de la podredumbre nefasta que durante tantos años ha estado defalcando al Estado dominicano. Hay cercanía política  que azaran y esta es una de ella. La historia dirá la última palabra.

A lo interno del PRM se defiende y justifica la alianza con el PRSC sobre la base de que lo que importa es el Poder. Es llegar. ¡Vaya inmoralidad! Los principios éticos no cuentan. Si de lo que se trata es del Poder por el poder al margen de todo referente moral entonces no tiene sentido luchar por ese poder potencialmente lleno de inmundicias; pues las componendas y compromisos pre concebidos en aras de ese poder invalidarán de ante mano la lucha frontal contra los depredadores del Presupuesto Nacional. Un poder para legitimar la continuidad de la delincuencia al frente del Estado es un poder maldito que presagia un futuro conductual asociado al latrocinio.

El PRM debe potenciarse sobre la dignidad y el decoro, garantía de que en verdad será diferente a lo que han sido los gobiernos ladrones del PRSC y el PLD. Si no presenta estas credenciales de seguro que su simpatía comenzará a mermar  en razón  de que vislumbra un accionar de permisividad y tolerancia frente  a los actuales y futuros actos de corrupción.

El licenciado Luis Abinader, candidato a la presidencia del PRM, tiene una imagen de político honesto y serio. Su candidatura  mantiene un crecimiento sostenido. No tiene rechazo. Su discurso suma dominicanos identificados  con la imperiosa necesidad de un saneamiento moral del Estado y gobierno  dominicano. La mayoría del pueblo quiere un cambio. Anhela una actitud firme y decidida frente a la ignominia peledeísta. Abinader está llamado a mantener una coherencia entre su discurso y su práctica política. Y por lo tanto, debe procurar aliarse con los sectores decentes y patrióticos. Los buenos dominicanos somos mayoría y es esa mayoría que lo llevará a ganar las elecciones de mayo 2016.

Pero lo peor de este pacto es la entrega de parte del PRM de candidaturas locales con potenciales posibilidades de ganar, que en vez de fortalecer al partido  lo debilitará. Con ello se corre el riesgo innecesario de fracturar la unidad interna por cuanto el PRM perjudica el liderazgo municipal y provincial partiendo de la hipótesis de que lo que importa es el Poder Presidencial. Craso error de cálculo estratégico. Porque si bien es trascendente obtener la presidencia de la república  no se puede menospreciar ni subestimar los gobiernos locales y el poder legislativo,  que en manos de las sanguijuelas del PRSC tendría un poder de chantaje y extorsión permanente hacia la impunidad.

En San Pedro de Macorís el ambiente político apunta las reales posibilidades de que el partido gane la alcaldía siempre que lleve como candidato al Lic. Héctor Luis Febles (El Primo), un fenómeno de simpatía política y social por todas partes. Además, simbólicamente hay que ver el Ayuntamiento de esta ciudad como si fuera del PRM por cuanto el actual síndico Tony Echavarría llegó y se ha reelegido con los votos de la mayoría perredeístas que hoy es el PRM. Hay que tomar en cuenta que el 70 por ciento de los empleados del  cabildo son reconocidos simpatizantes del PRM y si el PRSC lo conquista todos serán implacablemente cancelados.

Por respeto, el PRM por lo menos debió hacer algunas encuestas seria para medir el nivel de simpatía de sus aspirantes municipales y provinciales de cara al voto, y sobre esos resultados negociar la entrega de las candidaturas locales, tal y como se acordó con la candidatura presidencial entre el ingeniero Federico (Quique) Antún Batlle y el licenciado Luis Abinader Corona.

Hay alianza que restan en vez de sumar. Aliarse con gentes despreciables, delincuentes insaciables, parásitos sociales  y lumpenes carentes de conceptos es abocarse a un riesgo peligroso. Las elecciones se ganan  cuando se cierran los colegios electorales, y como decía el extinto narrador de béisbol, el argentino-norteamericano Buck Canel. “No se vayan que esto se pone bueno”.

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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Aterrado por encuestas favorecen al Primo, Nelson Arroyo presiona alianza con Josecito Hazim que incluya sindicatura para Sergio Cedeño

El País.- Sesión de la Cámara de Diputados de la República.  En foto el vocero del bloque del PRD, Nelson Arroyo.  Congreso Nacional. República Dominicana.  Hoy 14-09-2010.   Juan Faña.
Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).
SAN PEDRO DE MACORIS.–  Aterrado, asustado y temeroso por recientes encuestas que indican claramente que la candidatura del licenciado Héctor Luis Febles (El Primo) por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) tiene amplias posibilidades gananciosa, el diputado Nelson Arroyo se ha lanzado a una frenética y apresurada carrera contra el reloj, de cabildeo, presiones y tráfico de influencia procurando una alianza con Josecito Hazim Frappier, que incluya la candidatura a alcalde o síndico por esta ciudad para Sergio Cedeño. En este posible acuerdo le darían la primera regiduría a su pupilo Luis Gómez, quien en esta y todas las encuestas no pasa de un 4 por ciento.
JOSETras filtrarse en el espectro político local las gestiones que en este sentido viene realizando Arroyo, dirigentes del PRM estiman que la misma es una manifestación de egoísmo y perversidad del citado diputado quien prefiere que el Ayuntamiento caiga en manos extra partido y no del PRM, lo cual podría garantizarle empleos a los perremeístas.
“Me he enterado por comentarios en los medios de las presuntas gestiones que hace el diputado Arroyo, y si eso es así, ese señor no se merece ni el respeto ni el favor de ningún miembro del PRM, pues éste solo piensa en él y su grupito”, dijo un dirigente importante del partido que pidió reserva de su nombre.
SERGIOOtro comentó, “si Sergio y Josecito consiguen el Ayuntamiento de San Pedro de Macorís con los votos del PRM, ningún miembro del PRM conseguirá nada ahí, eso es trabajar para el enemigo”.
La posible alianza electoral en el plano local entre el Partido Revolucionario Moderno y el Reformista Social Cristiano cobra fuerza en esta ciudad. Se dice que Josecito Hazim más que el respaldo congresual y municipal persigue que un eventual gobierno del PRM encabezado por Luis Abinader lo favorezca con tierras del CEA, prestamos impagables y el arrendamiento leonino del Ingenio Porvenir.
Para la mayoría de los dirigentes y militantes del PRM consultados al respecto, en esa posible alianza electoral se podría ceder la senaduría en vista de que el partido no la tiene, pero el Ayuntamiento si bien está en manos del PRD en la persona de Tony Echavarría hay que verlo como una posición del PRM en razón de que éste ganó con los votos perredeísta de lo que hoy es el PRM.
logo-prm“Si las encuestas indican que el PRM puede ganar la sindicatura no veo razones para entregar esta plaza a Josecito Hazim y Sergio Cedeño como pretende Nelson Arroyo”, dijo una conocida figura del PRM.
“Ahí se ve la maldad y el individualismo político que siempre ha caracterizado al diputado Arroyo quien solo piensa en sus intereses y nunca en el partido, eso es una canallada, una jugada política llena de traición “, dijo visiblemente indignada una mujer militante del PRM.
Los comentarios dando cuenta de que Cedeño será el candidato a alcalde por el PRM han centrado las opiniones en los medios locales, al tiempo de crear un ambiente de nerviosismo, inseguridad y desconfianza en el trabajo político que promueve la candidatura a la presidencia del licenciado Luis Abinader Corona.
Los días por venir demostrarán el poder de influencia y control absoluto que se le atribuye a Arroyo dentro del PRM en San Pedro de Macorís quien a diario proclama con jactancia y fanfarronería, que en ese partido se hace lo que él diga. Ya lo ha dicho de manera reiteradas y pública, “prefiero a otro como síndico antes que El Primo”.

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